EDUCACIÓN: entre el triunfalismo y la mediocridad

No es el afán de oponerse, ni de criticar el que motiva esta y otras reflexiones, sino el interés por construir una sociedad justa, equitativa, solidaria, veraz, en donde transparencia y verdad sean los ejes de nuestro transcurrir en esta patria que nos cuesta tanto construir. Por ello ser complacientes es dañino para la democracia, para el ejercicio de ciudadanía, para respetar los derechos humanos. Debemos acostumbrarnos a ser directos en el diálogo, tolerantes en las discusiones y sencillos en socializar los logros.

Todo esto debido a que en estos últimos días pareciera que los resultados de PISA han levantado muchas inquietudes, unos porque no han remontado el puntaje anterior, otros porque levantaron un poco.

La sensibilidad a flor de piel y la reacción inmediata para mostrar un resultado que bien ha podido ser mejor -si se hubiesen tenido en cuenta las recomendaciones que se hicieron en épocas pasadas- pero no hubo voluntad política o mejor mucha mezquindad para acoger lo que otros versados en el tema hicieron.

No repetiré las reflexiones de profesionales nacionales que han analizado los resultados y que nos indican que no todo es color de rosas. El problema es que durante mucho tiempo estuvimos fuera de la tabla que hoy cualquier puntaje pequeño aparece como gran logro. Antes estuvimos debajo de Haití, pero hoy estamos debajo de Panamá.

Es un mal que tenemos desde siempre acuñado y que nutre la mediocridad de política educativa que tenemos. Todo es superficial, todo es coyuntural, respuesta a inquietudes de gobiernos pasajeros que no trascienden, sino todo lo contrario. Viejas prácticas que nutrieron una fatalidad de no hacer lo que requería el país, sino lo que le convenía al mandatario de turno y sus funcionarios de confianza, ante lo que repetían “chí seño”.

Las declaraciones de satisfacción y triunfalismo en una realidad que nos dice lo contrario a las declaraciones oficiales, causa desazón. Sin duda es un reflejo del esfuerzo que hicieron los docentes en el aula y de los alumnos y padres que pusieron empeño. Recordemos la reacción del 2001 causante de críticas y desaliento y cómo para distraer a la opinión se “levantaron” los logros en cobertura. Otros tiempos, que nos hablan de una generación de alumnos que se iniciaron entonces enmarcados en un programa llamado Emergencia Educativa, que fue una iniciativa parlamentaria, pero que el Ministerio la encausó para la mejora de los aprendizajes en comunicación, en matemáticas y en ciencias. ¿Cuál fue el resultado? ¿Por qué no se difunde y socializa para apreciar si esas medidas fueron certeras? ¿No será que lo que hoy se cosecha fue sembrado entonces?

Volviendo al tema del regocijo ministerial quienes han tenido la oportunidad de consultar la Tabla de Desempeño en comprensión lectora, el desempeño es magro. Hemos quedado en el puesto 62 de 65. En el año 2001, quedamos en el puesto 43, es decir últimos a nivel mundial. En esta oportunidad estamos debajo de Panamá último país latinoamericano que participó en la prueba.

En el nivel de desempeño en general estamos por debajo de Brasil (el 2001: 396/ el 2009: 412), Argentina (a quien ha preocupado su retroceso en términos absolutos en 2001: 418; en 2009: 398), Uruguay (2001, no se presentó; el 2009: 426), México (2001: 422 / 2009: 425) y Chile (2001: 410 / 2009: 449) quien ocupa el primer puesto en la región.

A veces se aprovecha de que la comunidad está poco informada y se elaboran noticias, notas y videos donde se muestra satisfacción por resultados mediocres. No es recurriendo a falsas verdades que se construyen mejoras en la realidad. Decir por ejemplo que los logros obtenidos se deben a la capacitación docente, la evaluación censal, es una manera seguir con un discurso demagógico que antes se denunciaba, sin embargo se sigue utilizando.
Consideramos importante lo que desde Puno, se expresa “El Gobierno peruano y el Ministro de Educación deben reconocer con humildad que las políticas educativas que vienen implementando no tienen coherencia, ni sentido en una compleja realidad multicultural y en relaciones de conflicto como la nuestra. Los problemas de comprensión lectora, matemática y ciencias seguirán agudizándose si no se toman en serio los problemas de la educación peruana y regional y se siga pretendiendo aplicar autoritariamente programas sin una reflexión sólida sobre una línea de base real del país.” (LOS ANDES. Puno, 14.12.10)
La situación no es para regocijarse y menos para ser triunfalistas. El Resumen de Datos de la Clasificación Mundial de la Educación en lectura, matemáticas y ciencias se expresa por medio de colores (Verde, encima de la media; Azul, medio; Rojo: por debajo del promedio). La situación real es que al Perú le corresponde el rojo, además de estar en el puesto 63 de 65 participantes. ¿Por qué no decirlo? ¿Por qué tratar de armar un artificio que nos hace ver que “no estamos en el último lugar sino en “el puesto anterior al antepenúltimo”, como ha expresado ya no el Ministro sino su viceministro de gestión pedagógica y decir además que “el país ha mejorado notablemente en comparación con similar evaluación realizada el año 2000” (La República, 17.12.10) ¿Es mérito de esta gestión ministerial acaso?
Otra verdad a medias es decir que en comprensión lectora hemos mejorado en términos absolutos y que hemos incrementado el porcentaje y que estamos mejor que Argentina, aunque se reconoce que la labor es insuficiente. Menos mal que se hace esta advertencia, pero el mensaje central que recogen los medios y se difunde es que estamos bien… y la verdad es otra.
Tampoco se dice que la prueba PISA es para jóvenes de 15 años y que lo logrado no puede ser producto de las medidas -¡qué medidas!- que se han tomado. Decir que este resultado PISA coincide con el estudio regional SERCE (Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo, realizado por el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación, 2008) porque en Matemáticas hubo un avance tildado de significativo, no debe ser consuelo, pues lo real es que el Perú posee una media significativamente inferior, es decir, no es el último, pero está en el grupo de los que están a la cola en Latinoamérica. Lo real es que nuestro país no ha superado en PISA a ninguno de los países que ya nos llevaron la delantera el 2001. Triste realidad donde las primeras autoridades de educación se “regodean” de resultados que por el contrario deben preocuparles pues las medidas que han tomado no han sido las adecuadas, que hicieron oídos sordos a las sugerencias, al llamado de atención de instituciones y de profesionales que investigan sobre la política educativa.

Vivimos en una burbuja exitista de la que gozan sólo los que están alrededor del poder. La noticia de la graduación de la primera promoción del Colegio Mayor hizo al Presidente de la República decir frases no para la historia sino para la histeria: “…el Perú tiene derecho, por destino, a cumplir nuevamente ese rol de civilización piloto de Sudamérica que tuvo hace cientos de años…” y continúa: “ello será posible con la educación de excelencia que vienen recibiendo los alumnos del Colegio Mayor”. (ANDINA.17.12.10).

¿Cuál es el mensaje que ha querido dar el Presidente? ¿Acaso no se sabe que el Colegio Mayor ha sido una iniciativa voluntarista del Presidente que es casi imposible de replicar por la inequidad existente? ¿Por qué no aspirar que todos los estudiantes de secundaria del país puedan recibir educación de excelencia? ¿Qué significado ha tenido decir “…primera promoción de escolares, que ha recibido una educación más exigente y de calidad respecto a otros colegios del país…? ANDINA.17.12.10). ¿Y el derecho a la educación que tiene el resto de estudiantes del país? ¿Por qué enfatizar en carencias que excluyen?

Sin duda las reflexiones adecuadas para una ceremonia de clausura escolar, están lejanas de lo que los funcionarios del sector desarrollan siguiendo la política educativa también promovida por este gobierno.

De un lado se quiere llamar la atención por los aparentes logros en la prueba PISA y existe autocomplacencia rayana en cuasi delirio, no informando claramente de lo que realmente se ha logrado y su contexto. De otro están las palabras del presidente en la ceremonia de clausura de la primera promoción del Colegio Mayor. Dos realidades diferentes en un mismo sector, en un mismo sistema educativo. ¿Por qué esta apreciación y solución divergente?

Estamos cerrando un año y también dentro de poco una gestión de gobierno que trataba de hacernos creer que manteniendo un mismo ministro de educación y funcionarios durante el quinquenio se iba a lograr una educación de calidad, diferente, equitativa, inclusiva. Todo ha sido diferente. No se hizo lo que se debió y ahora nos quieren mostrar logros que no son el resultado de la política aplicada.

Para concluir quiero citar las Conclusiones que contiene el Informe de Progreso Educativo PERU 2010, realizado por PREAL y GRADE, que dicen más que las exultantes opiniones y palabras que hemos escuchado y leído por estos días.”* No cabe duda que el Estado peruano sigue cumpliendo positivamente con las metas de ampliación de cobertura. Sin embargo, también es cierto que no ha acompañado con recursos suficientes dicho crecimiento. Esto es riesgoso en la calidad educativa en el caso de la expansión de educación inicial, la cual se ha dado casi sin cambiar los montos por alumno asignados a ese nivel. * Son necesarios más análisis de los cambios producidos en el rendimiento educativo entre los años 2008-2009, de manera tal de asegurarse que efectivamente tengan que ver con un mejoramiento de las políticas de calidad .Por ejemplo, ¿leves mejorías en resultados podrían haber sido originadas por la mayor alineación de la capacitación con los temas curriculares que se evalúan en la prueba, o hay otros factores? * No se ha hecho lo suficiente en términos de enfrentar las desigualdades asociadas a diferencias étnicas y orígenes socioeconómicos. Como se dijo en el informe de progreso educativo anterior, se deben desarrollar estrategias para orientar el gasto educativo con una perspectiva de equidad. Es preciso adaptar la oferta educativa a las características geográficas y culturales de las poblaciones rurales, y sería importante considerar la definición de zonas de intervención integral para aquellas regiones con mayores demandas educativas, que son, precisamente, las de mayor pobreza. Trabajar más seriamente las políticas de educación intercultural bilingüe es, por otra parte, una obligación en el escenario de desigualdad educativa en el que estamos. *Incrementar el gasto en educación a niveles al menos parecidos al monto asignado por alumno en países similares de la región sigue siendo una tarea pendiente, sobre todo en un contexto de ampliación de cobertura. En paralelo, se deben seguir definiendo prioridades en su ejecución y desarrollando mecanismos de rendición de cuentas sobre el uso de esos fondos y su relación con las políticas de mejoramiento de la calidad. Esto último puede ser estimulado fuertemente desde los programas que buscan orientar presupuesto a resultados. * Las reformas de la formación docente, estándares y descentralización deben acompañarse de una política de formación de capacidades, de manera tal de promover la seriedad y calidad técnica de los diferentes procesos involucrados en esas iniciativas. * El Ministerio debería aprovechar el escenario de mayores recursos y resultados prometedores para ejercitar un mayor liderazgo y enfrentar con mayor legitimidad y consenso las políticas educativas que hacen falta. Parte de ese liderazgo se debe traducir en mejorar la comunicación del sector con la comunidad educativa.”

Hubiese sido importante e interesante que el análisis de PISA partiera de una autocrítica; que las palabras del Presidente ante los primeros graduados del Colegio Mayor sean en torno a una reflexión sobre el compromiso con el país y las regiones de procedencia de los alumnos, antes que decirles que dicho Colegio Mayor “sintetiza y expresa la reforma educativa en marcha en el país, que crea las condiciones para que la educación genere jóvenes triunfadores”; que la intervención del ministro y funcionarios del Ministerio de Educación se refiera a las conclusiones anteriormente puntualizadas. Pero ha sido, como siempre, todo lo contrario. ¿Qué

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