Competitividad y Educación: a propósito de la CADE

Nos quieren gobernar, y aquí lo que nos falta es ética y moral. (bis)
De nada vale salir a protestar
si dentro de algunos años todo vuelve a ser igual,
para arreglarlo hay que ir a la raíz,
sólo un cambio en nuestras mentes salvará a éste país.
LA SARITA- CD Danza de la Raza)

Estos versos provienen de una canción interpretada por el grupo –LA SARITA- en un álbum que se titula “El rock nuevo del Perú”. En su presentación expresan algo muy en boga en una realidad que se debate entre el desarrollo y la corrupción, entre la protesta sin propuesta, entre el querer y el poder: “Somos fruto del cambio y transformación que produjo la continua e incontenible corriente migratoria sobre el paisaje físico y social de la ciudad. Desenlace de los encuentros y desencuentros que generó el contacto de las múltiples tradiciones del país entre sí, y con la cultura oficial de la metrópoli, que de ese modo, quedó convertida en el gran crisol donde se forjó, y continua forjándose, una nueva cultura y conciencia nacional.”

Este mensaje de una generación nueva que empezó en los 70 y se desarrolló en los últimos treinta años, fruto de una educación pública que desde la escuela pública va forjando nuevas filiaciones, a pesar de la poca voluntad de los gobiernos de dedicarle mayor y mejor atención en los servicios sociales de manera sustentable sobre todo el educacional. En el Perú existe talento, conocimiento –a pesar de los problemas-, también inventiva, indudablemente. Los estudiantes peruanos que participaron en la XX Feria Escolar de Ciencia y Tecnología-FENCYT 2010, dan crédito de su inventiva y madurez.

Este marco y contexto quiere servir para referirnos a un tema que se volvió consigna en la semana que pasó en la Conferencia Anual Empresarial (CADE): “la competitividad” y frente al cual mucho se ha opinado, mucho se ha escrito tratando de esclarecer esta nueva jerga que empezó a utilizarse en educación, sin haberse digerido qué es lo que encerraba su significado en las canteras donde se acuñó. Pero “es la moda” y hacia allá vamos, también en educación, sin preocuparnos si están dadas las formas y contenidos pedagógicos y educativos. Así pasó y pasa con la calidad de la educación donde todos hablan y exigen y los maestros son los últimos en enterarse y en prepararse. Y también en imágenes y dichos como aquel de un exministro de Economía que dijo en la CADE que “…necesitábamos convertirnos en un “país de ingenieros” antes que un “país de cocineros”. ¿Por qué esa expresión? El señor Gastón Acurio, reconocido chef peruano le ha respondido “El Perú necesita ser un equipo unido de triunfadores. Diseñadores de moda, artistas, cirujanos, deportistas, agricultores, empresarios, investigadores y por supuesto, por qué no cocineros e ingenieros…”. (Diario16.19.11.10) Más adelante hemos recogido otras palabras de un dirigente regional que desde otra perspectiva habla del decir y proceder de profesionales capitalinos. ¿Vivimos aún la época de de los primeros años de la República cuando Valdelomar acuñó su célebre frase “El Perú es Lima, Lima es el Jirón de la Unión, el Jirón de la Unión es el Palais Concert y el Palais Concert soy yo.”? Pero nos recuerda Sánchez “Ya no hay Palais Concert ni lo podría haber, porque no lo permiten ni la condición económica en general ni la condición cultural en particular. Pero el jirón de la Unión sí sigue siendo el Perú de hoy, no por suntuoso ni por alegre sino por sombrío, mísero y abigarrado” (Luis Alberto Sánchez. El Perú: nuevo retrato de un país adolescente. Lima, 1983 Mosca Azul editores). Sin duda una reflexión que sigue siendo válida.

Hubo en la CADE una suculenta carta de variaciones sobre un mismo tema en donde todos o casi todos prometieron apoyar la educación, otros se disputaban en planteamientos como aquel de hacer “una revolución en educación”. Nos preguntamos si de estos “fuegos artificiales”, promesas que las sabemos fatuas, se recordarán cuando lleguen al poder. Esperemos que no sea una frustración más, como tantas veces las hemos sufrido. Es que tantas veces han mentido y tantas otras han justificado omisiones.

Pero ¿qué se entiende por competitividad? ¿Qué tiene que ver esta con educación? Es complejo definir el término, pero existe una matriz que nos dice que responde a un modelo económico, y las teorías económicas clásicas dieron forma al marco conceptual de la competitividad y la definieron en términos más que todo economicistas. Pero con el paso del tiempo y la presencia de nuevas tendencias de la economía internacional surgen diversas condiciones a las que deben adaptarse los participantes en el comercio tanto a nivel internacional como el doméstico, nos dicen Patricia Rojas y Sergio Sepúlveda (Cf. ¿Qué es la competitividad? / Patricia Rojas, Sergio Sepúlveda. — San José, C.R.: IICA, 1999). Así el término competitividad evoluciona e incorpora nuevos elementos tales como cambios tecnológicos, productivos y organizacionales. Surgen una serie de definiciones desde las específicas hasta las generales, que involucran grandes temas como la calidad de vida.

En términos educativos la competitividad está referida al desarrollo de habilidades y conocimientos y, por ello, comprende los temas de educación y capacitación. Es casi una regla que plantea que existe una relación directa y positiva entre el grado de educación de un pueblo o de un ciudadano y su posición de mejora continua y nivel de ingresos.

En la perspectiva de la teoría del capital humano, la educación juega un papel muy importante ya que se convierte en el mecanismo a través del cual los trabajadores adquieren los conocimientos y las habilidades necesarias para ingresar al mercado de trabajo y desempeñar una actividad laboral; además de que sus salarios estarían en función de sus niveles educativos. A nivel macroeconómico, la
educación es considerada como el motor del crecimiento económico, de la equidad social y de la integración cultural. Amplios sectores de la sociedad han visto a la educación como el vehículo de movilidad social. Esta concepción ha permitido que una parte importante del gasto social fuese invertido en el sector educativo. Las instituciones educativas por su parte, sobre todo las del nivel superior, reconocieron y aceptaron como uno de sus objetivos la formación de cuadros calificados para el trabajo.

¿Estamos en esta situación de competitividad en el país? Nos falta mucho como sociedad para aspirar a ser competitivos. Padecemos muchas “taras” en concepciones y formas de gobernar y de desarrollar la ciudadanía para aspirar a ser competitivos.

Hemos dejado pasar dos décadas –creo que me quedo corto- para poner las bases, a pesar de los discursos e intenciones de gobernantes y funcionarios de estado. Prometer la revolución en educación e interpretar ello como duplicar los sueldos de los docentes es una insensatez. ¿Qué concepción de educación se tiene? Desde la época de las tensiones y discusiones de educación y desarrollo –años 60- se dijo, se diagnosticó, pero no hubo voluntad política para despegar buscando una mejor educación sintonizada con los cambios, una equidad educativa, que no sea sólo cobertura, sino una auténtica educación de las niñas y niños, sobre todo de las zonas más deprimidas y rurales, una mejora en la formación docente, un mejoramiento en la infraestructura y dotación de materiales educativos escritos y no escritos. Existían y existen tantas carencias.

Se clama hoy por tener mejores recursos humanos para afrontar los procesos de desarrollo de las regiones, sin embargo el sistema educativo no acompaña este proceso y menos descentraliza realmente la función educativa. Se enrostra al actual gobierno el haber rebajado los sueldos de los principales funcionarios del estado propiciando una fuga de talentos, pero ¿qué se hizo antes? ¿Por qué estos funcionarios no hicieron lo que debieron? Es triste reconocerlo una vez más, pero no hubo voluntad política para empezar los cambios y sostenerlos.

Las noticias de los días posteriores nos advierten de lo mucho que nos falta y que pocos analistas repararon: “Sólo 4 de cada 10 peruanos tiene acceso al agua potable según el Banco Mundial y que esta carencia repercute en la educación, nutrición y salud de los pobladores especialmente de los niños…” (RPP.16.11.10). También que “Hacen falta más técnicos en el Perú”. El crecimiento del país demanda profesionales especializados que los centros de educación superior no están dando.” (PERÚ 21. 17.11.10). El boom de la construcción, que impulsa el crecimiento de la economía y abre la posibilidad de empleo a técnicos especializados que no se encuentran en el mercado. Se requieren unos 80 mil de estos profesionales por ejemplo sólo en construcción. Y el Instituto de Estudios Económicos de la Sociedad Nacional de Industrias expresa que el 50.8% de empresas de 100 o más trabajadores no encuentra personal calificado de calidad. Según una Encuesta del Ministerio de Trabajo el 26% de la PEA ocupada posee una formación técnica, superior o universitaria, mientras el 74% carece de la misma. (PERÚ 21, 17.11.10). La Sociedad Nacional de Industrias afirma que “Las brechas existentes en cuanto oferta y la calidad de la oferta (de trabajadores) se comience a cerrar, es necesario vincular efectivamente la educación con la empresa…” (PERÚ 21, 17.11.10).

Un hecho que hizo sonar la alarma, pero nadie le hizo caso y fue el año 1981 cuando la Shell firmó contratos con Petroperú para explorar y explotar determinados lotes en la selva en busca de petróleo. Los años 86 y 87 se descubrieron los yacimientos de gas de Camisea. Entonces una de las demandas de los contratistas era que no podían contar con personal profesional ni de mando medio especializado nacional. Fueron contratados profesionales de los países vecinos. ¿Qué se hizo en el sector educación? Mutis por el foro. Se siguió planificando de espaldas a las demandas de la realidad nacional. ¿Fueron los maestros los que tuvieron la culpa o los ministros y funcionarios de los gobiernos de entonces, muchos de los cuales están en funciones aún?

Los fracasos en educación nacional tienen nombre y apellido, por ello el recurrir al Sindicato –como culpable del atraso- es no querer tener memoria de hechos y tiempos en donde no se supo prever, no se quiso interpretar el signo de los tiempos. Todo lo contrario. Por ello el discurso de la CADE sobre competitividad y la reacción de políticos y empresarios es un llanto sobre leche derramada. Si queremos recordar algo más cercano, la conferencia del APEC en aquella oportunidad se habló también de competitividad y la firma de acuerdos para formar recursos. ¿Qué se hizo?

Sin embargo es bueno rescatar las ideas y propuestas hechas en torno al tema desde la perspectiva de la educación. Lamentable la mayoría de los diarios no le hayan dado el espacio que se requiere para decisiones que se deben tomar, pero que pasan por un nuevo enfoque de la gestión de una institución que ha promovido reformas y reformas, sin que ella sea reformada: el Ministerio de Educación, esa –parafraseando a Illich es “(…), esa vieja y gorda vaca sagrada…”.

La premisa que relaciona positivamente a la educación con el crecimiento económico y la competitividad ha sido revisada y ha adquirido otra dimensión sobre todo a partir de la década de los setenta (en los 60 estudiantes de la educación plantearon el tema educación y desarrollo en el país y las recomendaciones nunca fueron tomadas en cuenta), momento en la que el mundo empezó a experimentar grandes transformaciones económicas, políticas y sociales como resultado del desarrollo y aplicación de la Tercera Revolución Científico Tecnológica, de la globalización comercial y de la sustitución del Estado benefactor por el Estado neoliberal. Hasta aquí la historia y las frustraciones.

En este escenario es bueno resaltar el artículo publicado en el Suplemento de CADE 2010, en lo referido a la política educativa. Se ha dicho que “no se puede avanzar en innovación ni ser competitivos, por lo que requiere un tratamiento especial en cualquier plan de gobierno.” (SUPLEMENTO CADE 2010. Política Educativa. Clave para el desarrollo. El Comercio, 15.11.10)

Lo “descarnado” de la realidad que vivimos y de la complacencia del gobierno por su falta de voluntad política y apertura para acoger propuestas importantes en el campo, está reflejado en lo señalado por Hugo Díaz, Vice-presidente del Consejo Nacional de Educación: “Las estadísticas de los últimos años muestran un avance de varios gobiernos en términos de escolarización, pero estamos fallando en los rendimientos de los estudiantes. Las pruebas latinoamericanas muestran que el Perú está, en la mayor parte de los grados evaluados y cursos, en el tercio inferior, lo cual no es bueno para un país que está creciendo de la manera en que lo hacemos”.

Añade a lo enunciado “que el crecimiento del país hace necesario profesionales con habilidades no rutinarias, principalmente interactivas, creativas, de capacidad de negociación y de emprendimiento. Sin embargo estos requerimientos se encuentran ausentes dentro de las propuestas curriculares que se están trabajando en el país”. ¿Cuántas veces se ha dicho lo expresado por Díaz? ¿Por qué no existió una respuesta? Es lamentable reconocer que la política educativa no esté centrada en el Proyecto Educativo Nacional (PEN) sino sólo en lo referente a la Carrera Pública Magisterial (CPM). ¿Y las perspectivas de política educativa de corto y mediano plazo? Esto indica la miopía de quienes han dirigido la educación en el país en los dos últimos quinquenios y en la pasividad de los gobiernos anteriores, quienes satanizaron la Reforma Educativa que marcaba rutas en la perspectiva de prepararnos para el desarrollo. Nadie ha hecho un mea culpa. Todo lo contrario se han subido al carro de la euforia señalada en el evento del Cusco, aderezado por las próximas elecciones en donde anuncia hacer una “revolución educativa», sin explicar el qué ni el cómo, sino expresado en la proclama “duplicar los sueldos de los maestros”. ¿Otra vez se juega con la necesidad de los docentes y no se reconoce la capacidad que tienen para un desempeño profesional de acuerdo a los tiempos? Es irónico pensar que unos piensan y otros aplican sin ser tomados en cuenta en el análisis, el diseño de alternativas y en la aplicación de lo que podría ser concordado. Se repite nuevamente la vieja historia que conduce al fracaso.

El especialista plantea tres cambios que deben hacerse para mejorar el sistema educativo superior: 1) eliminar la dicotomía universitaria – no universitaria, siguiendo el ejemplo de los países donde un egresado de un instituto tecnológico puede acceder a una maestría; 2) simplificar el sistema educativo y lograr que en los consejos académicos universitarios y en los institutos superiores tecnológicos existan representantes del sector gremial, señala; 3) motivar a las empresas a capacitar a sus trabajadores con, por ejemplo, la posibilidad de deducir parte de este gasto como incentivo tributario. .” (SUPLEMENTO CADE 2010. Política Educativa. Clave para el desarrollo. El Comercio, 15.11.10)

Esperamos que estas recomendaciones y deseos del especialista, no sean flor de un día, como tantas flores y propósitos se hicieron en torno a la educación nacional y cómo debería ser la política educativa. Sin duda hubo y habrá propuestas, pero tengo a mano un texto redactado por Raúl Haya de la Torre de la Rosa titulado ¿Qué estudiar? Profesiones Técnicas en Lima (Serie Educación y empleo CEDAL – INFOSTEL. Lima, 1998). En la presentación de la investigación se dice “Cada año en el Perú cientos de miles de jóvenes concluyen sus estudios secundarios con gran incertidumbre de lo que será su futuro”. Ya entonces nos decía que “Existe…, una enorme gana de educación superior técnica existente: pública privada, buena/cara y privada barata/deficiente; instituciones serias y estafas semiencubiertas; carreras de un año o de cuatro años; trampolines informales a universidades en creación; centenares de carreras y especialidades diversas.” Sin duda que este trabajo es un reflejo y reflexión sobre una realidad que se debate entre la oferta y demanda laboral y que nos muestra cómo a pesar de los esfuerzos poco se hizo por su calidad, su consolidación. La historia de la educación peruana no habla de “colegios industriales; colegios técnico-agropecuarios pasando por las ESEP de la época de Velasco, hasta el boom de los CENECAPE, CEO e IST de los ochenta y noventa.

Existe esta experiencia de haber intentado de responder a las demandas, pero no existe una política educativa que promueva de lineamientos generales con sus respectivos presupuestos. ¿Por qué?

Hoy se hace un elogio a la competitividad y la educación no da talla a las demandas propuestas. Si no ¿cuál es la propuesta educativa en la perspectiva de desarrollo, de responder con calidad a la competitividad?

Lo reseñado nos presenta una cuestión enredada donde las tensiones son evidentes y las brechas siguen ahondándose. ¿Por qué? “En Lima viven en otro mundo y están ebrios de crecimiento”, dice Carlos Milla Vidal, Presidente de la Cámara de Comercio del Cusco en su intervención en la CADE. Esto puede resumir el sentir de profesionales del interior del país. En Lima, se sigue decidiendo el quehacer de las regiones (o los departamentos) a pesar de que se vive un proceso de descentralización (al menos esa es la voz oficial, pero la realidad es otra). Todo se piensa en función de “las fuerzas vivas” que moran en la capital. ¿Y el resto del país no cuenta? Milla expresa esta realidad diciendo “…lo que veo es que hace falta buena voluntad para entendernos.”…”La buena voluntad te abre los espacios de diálogo y de ahí hay que entender muchas cosas más.” Sin duda los conflictos que se viven en el Cusco y en otras zonas del país, no son comprendidos pues no se entienden los códigos de cada región. “Estamos en una sociedad autodiscriminada, esto no sólo es el caso de los cusqueños, que también discriminan a los limeños y no los queremos escuchar por temas hasta personales. Ese lenguaje achorado que tienen, por ejemplo, choca aquí. Las empresas que quieren invertir en Cusco tienen que entrar a conversar con los códigos locales, entender la idiosincrasia del lugar, tender puentes y dar señales de buen entendimiento. Esto es lo único que nos va a hacer prever conflictos. Milla recuerda como ejemplo que entre el 2008 y 2009 se paró una inversión de US$300 millones de una hidroeléctrica simplemente “porque no supieron leer los códigos locales y hasta ahora no pueden invertir.” Preguntado si alguna empresa lo había logrado, expresó: “Claro, el ejemplo bueno diría que es la carretera interoceánica. Ahí se avanzó a una velocidad de un kilómetro por día y ha tenido una intervención social totalmente ejemplar. Cero conflictos. Y esto simplemente porque supieron leer los códigos locales. Yo he visto señoras de polleras y calzadas con ojotas de Ocongate y Calca que se transformaron y antes de tres meses estaban manejando cargadores frontales gigantes con toda la eficiencia del mundo. Fueron incluidas al progreso, eso es saber hacer.” Al preguntársele si “¿Leer los códigos locales, no es el abc de la responsabilidad social? Sí claro, pero la soberbia de éxito que tenemos los peruanos nos impide leer ese abc.” (EL COMERCIO Negocios & Economía.17.11.10. Entrevista por Manuel Maticorena a CARLOS MILLA VIDAL. (PRESIDENTE DE LA CÁMARA DE COMERCIO DEL CUSCO).

Qué duro y largo es el camino para construir la competitividad, si se dejó de hacer lo que se debió, hace décadas. De repente son muy sesudas las propuestas de la CADE, pero qué lejanas las respuestas en su construcción con los profesionales del interior del país.

Desde la perspectiva educativa es bueno dejar sentado que contamos con un Proyecto Educativo Nacional (PEN) y algunos Proyectos Educativos Regionales (PER) y últimamente un documento poco reseñado y ponderado, elaborado por el Consejo Nacional de Educación que pensando en perspectiva expresa que “los próximos años se presentan como una preciada oportunidad para que la población de los estratos y sectores económicos más vulnerables mejore su calidad de vida, y para que el país logre los niveles de desarrollo humano sostenible que le permitan asegurar la continuidad del crecimiento económico.” (CNE. Educación para la sostenibilidad del crecimiento económico y la mejora de la calidad de vida de los peruanos. Período 2011-2016. Lima, octubre 2010). Se plantea en este documento propuestas políticas –que las llama banderas- consideradas prioritarias e impostergables. Se propone “los recursos y esfuerzos prioritarios que deben hacerse sobre los puntos críticos en el siguiente quinquenio para romper la inercia que mantiene a grandes sectores de la población al margen del logro educativo, y se continuarán asentando las bases que permitirán alcanzar, en los menores plazos posibles, un sistema educativo que nos coloque en el nivel de los países de mayor desarrollo económico y social.” (CNE. Op.cit.).

Existe además lo que plantea el CIES (Consorcio de Investigación Económica y Social) la necesidad de articular políticas públicas y labor académica. Se viene preparando 15 políticas que se presentarán a cada partido. Ojalá que este esfuerzo sea valorado y no se le de la espalda una vez en el gobierno.

Educación y competitividad, tema y problema que los gobiernos han soslayado en su política. Es difícil establecer esta relación y abordar los temas sin un debate previo sobre el tipo de sociedad que deseamos, qué tipo de sistema económico se promueve y qué tipo de educación requiere el país hoy y a futuro. Existe crisis a nivel mundial en la economía. El documento titulado “Habilidades y competencias del siglo XXI para los aprendices del nuevo milenio” es una síntesis del Congreso realizado el 2009 por la OCDE en Bruselas sobre las Competencias del Siglo XXI. El Proyecto tiene como objetivos generales conceptualizar y analizar desde la perspectiva comparativa los efectos de las nuevas tecnologías digitales en el desarrollo cognitivo de los jóvenes así como en sus valores, estilos de vida y expectativas educativas y, por otro lado, examinar respuestas al surgimiento de este fenómeno en términos de política y práctica educativas.

Las cartas están sobre la mesa. No hay que enredarse en la política doméstica que también demanda una nueva manera de análisis y de toma de posición. En educación por el hecho de seguir –y está bien- con la implementación de la Carrera Pública Magisterial, se ha dejado de ver el horizonte; se sigue sembrando cemento y promoviendo proyectos que no tienen el soporte tecnológico ni pedagógico que requieren.

Concluyo recordando lo que nos dice La Sarita en el álbum referido: “Somos de un Perú que mantiene, adapta, y fusiona sus innumerables tradiciones locales y regionales (…). Somos testigos de un cambio de piel irreversible, hijos de una cultura urbana emergente producto de las conquistas populares. Somos imagen del nuevo rostro que asoma, de la nueva voz que canta. Somos el rock del nuevo Perú.” ¿Alguien escuchará esta voz que es la nueva generación que está poblando el país? ¿Podemos aspirar a la competitividad si no partimos de solucionar problemas y respetar códigos y avizorar el futuro con una perspectiva realmente inclusiva, solidaria y equitativa? Todos tenemos la responsabilidad. ¡Asumámosla! (20.11.10)

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