¿QUEREMOS UNA DEMOCRACIA BOBA?

Han pasado casi tres semanas desde la última elección. El 22 de abril se dieron a conocer las cifras oficiales de las elecciones. Habrá segunda vuelta entre Ollanta Humala (31.69%) y Keiko Fujimori (23.55%). Un sinnúmero de análisis se han realizado sobre ambos personajes, al punto que en estos días las noticias políticas se centran en los recorridos que hacen y lo que dicen.

Palabras al viento que dan materia para especular, para pronosticar, para hacer alianzas, para generar grupos de opinión y también para crear turbulencias en donde se hace evidente aquello de “a río revuelto, ganancia de pescadores”… Y ya sabemos quiénes son los pescadores.

Nos encontramos en un escenario en donde el Presidente de la República dice ser objetivo, pero no cesa de opinar. En sus discursos hace algunas precisiones sobre las elecciones y los candidatos, mostrando sin decirlo sus simpatías. Como ejemplo podemos citar la inauguración de la Plaza de la Cultura Luis Alberto Sánchez, hecha por el Presidente y el saliente alcalde candidato a la presidencia, a troche y moche. Era necesario publicidad, las elecciones se acercaban. Para colmo el parque no se puede utilizar hasta que no se hagan los estudios pertinentes relacionados con una red de alcantarillado que pasa por el subsuelo. ¿Quién ordenó esta construcción? ¿Por qué no se hicieron estudios de suelos?

Es lamentable que por sobre las normas y reglamentos el Presidente de la República en su afán de satisfacer su ego lance ideas y otros las cumplan para satisfacerlo. No importa que el pueblo común no se entere, ni se de cuenta. Total aquello quedará registrado para la historia de la ciudad. De igual forma cuando desde un estrado, luego de recibir una medalla del municipio distrital, promete a través de una verborrea oratoria –atropellando leyes, normas, reglamentos e instituciones- enviar una iniciativa al Congreso para crear la provincia especial de San Juan de Lurigancho. Y el Congreso obsecuente pone en la agenda este proyecto de ley sabiendo que va contra normas y principios de la ciudad.

Así como estos ejemplos hemos venido teniendo muchos distractores provenientes de quienes detentan el poder y de quienes tienen sus intereses puestos en el siguiente evento electoral. ¿Es realmente la democracia la que se busca fortalecer o es la democracia un medio para disfrutar del poder y de seguir postergando medidas que beneficien a los que tienen menos? Los pobres a quien dicen defender y por los cuales se entregan –según ellos- no saben lo que está en juego y son fácilmente manipulados para una u otra tendencia. Estamos viviendo en estos días una democracia boba.

El nombre de democracia boba lo tomamos de un símil colombiano titulado “la patria boba” –período que va de 1810 con el inicio de su independencia y 1816 cuando los españoles reconquistan el poder-. Surgieron en este ínterin muchos sucesos que generaron inestabilidad política y guerras regionales en una nación en formación y desarrollo. Hoy vivimos un clima de incertidumbre, de vientos de fronda que atentan contra la vida democrática del país.

En nuestra débil democracia, muchos de los que actualmente hablan de ella, se burlan, aduciendo interpretaciones adecuadas a los momentos que la coyuntura presenta. Muchos rostros olvidados de comienzos del presente siglo y que han vivido sumergidos y caminando por la sombra vuelven a ponerse en circulación, queriendo dar cátedra de autenticidad, de ciudadanía, de democracia, de honestidad, cuando estuvieron y están acostumbrados a vivir del autoritarismo y por él. Se olvidan estos personajes de lo que se hicieron. Aunque la memoria para ellos es frágil (Ver la entrevista a Jorge Trelles en La República 24.04.11 ( http://www.larepublica.pe/archive/all/larepublica/20110424/7/node/345443/todos/15), el cinismo les brota no sólo en las palabras sino en las actitudes (acordarse de entrevista a Martha Chávez: http://lamula.pe/2011/04/15/martha-chavez-san-martin-tendra-que-responder/rppc). Ya los conocemos, y mucho, como para creer en lo que dicen. Un abogado defensor de los DDHH ha declarado refiriéndose a estos personajes “defensores de la democracia” que detrás de cada vocero existe un vladivideo, en referencia a las relaciones que los ligó a Montesinos, el mayor depredador de la institucionalidad y promotor de la corrupción.

De otro lado existe la tensión y contradicción entre lo escrito, el discurso de plazuela y las respuestas en las entrevistas. No basta querer ser político y menos aspirar a la presidencia. Ambos quereres tienen sus demandas y exigencias. Aquí debe recordarse la sentencia bíblica “de la abundancia del corazón, habla la boca”. ¿Podemos creer en los mensajes que se dan en pueblos y plazuelas?

Que un premio nobel exprese su inclinación por tal candidato; que el cardenal manifieste de manera metafórica su preferencia; que el presidente se titule imparcial jugando a ser Tartarín de Tarascón en las elecciones; que los principales líderes de antaño hoy nieguen lo que todos sabemos ocurrió en los 90 donde el autoritarismo y corrupción se instalaron en el país impunemente; que los que añoran la satisfacción de los chilenos sigan creyendo que con ello se borra una afrenta en la que todos tuvimos responsabilidad. Es el contenido de esta contienda en donde no existe una presentación ordenada, programática de lo que se hará para que el país no pierda el ritmo de crecimiento y empiece a transitar por el camino de la equidad. Nada de ello.

En esta democracia boba que da cabida a personajes que se parapetan en ser una las fuerzas más votadas, pareciera que piensan que los ciudadanos – de a pie dicen los huachafos, como si hubieran ciudadanos de a caballo, de carro, de tren, etc.- no supieran qué actitud tomar, qué hacer, por quién votar el próximo 5 de junio.

Nuevamente se hace escarnio de la memoria y del ser ciudadano en el Perú. Y esto tiene que cuestionar la calidad de educación que se viene ofertando en el sistema educativo. Poco se sabe cómo se educa para formar una ciudadanía crítica. Si se dice que debe educarse para vivir en sociedad ¿cómo lo hacemos si omitimos sucesos reales que ocurrieron en los quinquenios anteriores? ¿Cómo no conocer los actores de nuestra historia y los protagonistas actuales? ¿Por qué seguir insistiendo en nombres protagónicos de hechos que llevan más de un siglo de vigencia? A ellos se les reconoce y recuerda, pero a los hechos actuales hay que estudiarlos en profundidad y conocer sus actores, el por qué sucedieron y qué papel desempeñaron los “salvadores de la patria”. Es lamentable ver y escuchar reportajes de estos días sobre sucesos que ocurrieron en los años 90, quiénes fueron sus actores y cuáles fueron las razones para que ocurrieran, y la respuesta de jóvenes indiferentes, que ignoran lo sucedido.

Una democracia que no educa con la verdad, que no muestra la realidad del país, es una democracia boba, es decir tonta, poco inteligente y de escaso entendimiento. Pareciera que el evento electoral hace olvidar costumbres, prácticas y actores que tienen que ver con la exclusión, con el racismo, con el aumento de la pobreza, la inequidad, la indiferencia, la devaluación de los valores. Hoy existe más preocupación por lo que ocurre con la bolsa de valores que los valores mismos.

Vivimos como ciudadanos embobados por las ofertas, por las promesas, por las dádivas momentáneas y poco por el reclamo de nuestros derechos, por consolidar instituciones, por generar una cultura democrática.

Apreciamos que el cambio generacional en la política nacional no se ha dado, sino todo lo contrario. Vuelven entre bambalinas viejos rostros conocidos por su autoritarismo, por su intransigencia. Es fácil ver en los medios cómo no aparecen a rostro pleno, sino detrás como si estuvieran supervisando la puesta en escena del libreto creado. Están dispuestos a todo con tal de recobrar el poder.

Pocos han reparado que además de la corrupción que se afincó en los 90, se vulneró la institucionalidad en el país, al igual que se creó la monserga de “partidos tradicionales” para justificar la debilitación de los que habían y dar paso a la creación de agrupaciones según el sentir de quien tenía el poder. De esa manera la institucionalidad democrática fue perdiéndose en unos casos y en otros se validaron en el sentir camaleonesco instituciones constituidas de acuerdo a los intereses particulares y al servicio de intereses individuales.

Una educación que no forma para la promoción del juicio crítico no responde a lo que la sociedad demanda a los profesores: adoptar una actitud crítica frente a la realidad y sus problemas. Quien no procede de esa manera se torna sumiso y conformista. El saber y querer popular exigen un cambio de actitud, de enfoque y de perspectivas en lo que son los contenidos del currículo en lo referente a la formación social y ciudadanía. La transformación social y cultural es generada desde la práctica, desde la teoría y desde la necesaria interrelación entre ellas. Negarlo y no involucrarse en el diseño de nuevas formas de educar y de abordar contenidos, es educar para la conformidad, para la complacencia, para que otros decidan y ejecuten. Se forma de esta manera ciudadanos cumplidores y no creativos, innovadores.

¿Hemos pensado que los contenidos que se transmiten en la escuela no son neutros? ¿Acaso no yacen lo que antes se denominaban conocimientos de los grupos dominantes? ¿Qué se ha hecho para que no ocurra esto? La revolución educativa que se promueve ¿renovará la concepción y enfoque de la educación que desarrolla la escuela? La brecha que se tiene es muy grande y discriminatoria.
Por ello el “discurso democrático” de los protagonistas en las elecciones, se enmarca dentro de lo que hemos denominado “democracia boba”. Es decir una manera de desdibujar lo que es el sentido real de la democracia y no una democracia amputada, dañada que es la que nos quieren hacer creer quienes están en la escena política.

Lo que elegiremos el 5 de junio durará un quinquenio y debemos respetar esta elección. Pero lo que sí no debe seguir persistiendo es la debilidad de las instituciones que sustentan la vida democrática: no pueden seguir habiendo sindicatos con dirigencias eternas, que practican su “democracia interna” para quienes están en su coro y la lucha es contra los otros y no contra quienes realmente están contra los trabajadores; tampoco instituciones que son tutelares de la historia del país, que sólo aparecen en celebraciones históricas recordatorias y no cuando el país y sus instituciones y ciudadanos peligran, son atropellados; sectores del Estado que tienen la responsabilidad de la educación y que lo único que hacen es enredar y trabar la educación con una maraña de leyes obsoletas, controlistas, enemigas de la creatividad, de la innovación.

Vivir en democracia es aportar, crear, transformar la vida pública, sus instituciones, sus saberes, sus conocimientos. Donde la equidad y solidaridad sean el eje de las decisiones y no el disfraz de un lamento para encubrir inconsecuencias, de acuñar la costumbre de ver como normal lo que es un despropósito.

Esa democracia boba no queremos seguirla padeciendo ni ejerciendo. Tampoco aquella que trata de ganar indulgencias con ave marías ajenas. ¿Era necesaria la procesión del Señor de los Milagros el Viernes Santo? ¿Fue necesario paralizar en la mañana del lunes 25 medio Lima, pues al Presidente se le ocurrió instaurar el día de los Defensores de la Democracia (reconocimiento a militares y policías que ofrendaron su vida o quedaron discapacitados en la lucha antiterrorista? ¿Por qué recién en estas fechas se acuerda de este reconocimiento si tuvo 5 años para hacerlo? No queremos una democracia en donde lo político y religioso se confunden y utilizan.

Vivir en democracia implica poner a la persona al centro de las decisiones, representar la libertad, el estado de derecho, la posibilidad de poder elegir y ser elegidos. ¿Cuesta mucho educar para la democracia?

Quienes prefieren hablar y vivir en una democracia boba ¿qué valores pretenden trasladar a la sociedad? ¿pretenden perpetuar, legalizar y popularizar esta democracia amputada de principios, seguir empobreciendo los valores de lo público, para seguir justificando privatizaciones y mercantilizaciones de la salud, de la educación?

Nuestro país merece una democracia real, auténtica, sin caudillos revestidos y transmutados (30.04.11).

Etiquetas: , ,

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s


A %d blogueros les gusta esto: