2014 en educación no quedarnos al pairo

1. No se trata de lecciones aprendidas sino de decisiones mal tomadas. Escribir en el traslape de un año al otro es una tentación y es un riesgo. Escribir sobre educación peruana y no atollarse es un riesgo, pero hay que rescatar aquello que Vallejo decía “Quiero escribir pero me siento puma” para no encebollarnos en lamentos que no construyen.

 El año pasado transcurrido a contracorriente de modos, estilos y profesionales que quieren que la educación nacional sea la mejor para todos los niños y niñas y jóvenes del Perú. Pero la realidad del sector fue minando esfuerzos, iniciativas.

 Se han soltado al vuelo muchas ideas, pero poco políticas. Todos los intentos por mejorar nuestra educación se han reducido a adoptar enfoques y tendencias que no responden a nuestros propios procesos educativos. Y así venimos de quinquenio en quinquenio de tumbo en tumbo. Tanto el gobierno como los analistas políticos no toman en cuenta la política de los gobiernos pasados.

 En educación no se puede “jugar” con el hecho de que para cada oportunidad se habla de “reformas”, sin tener verdaderamente la idea de lo que se quiere impulsar como idea de política educativa ceñida a nuestra realidad, a nuestras demandas, a lo que nuestra población requiere.

 ¿Por qué no hacer una relectura de los resultados y analizarlos a la luz de las directivas, y proponer nuevas líneas de acción? Los docentes se sienten un poco desconcertados, muchas medidas que tener en cuenta y cumplir, pero no cuentan con los soportes necesarios. La brecha de desatención profesional de los maestros es profunda. Pequeños gestos, reconocimientos, alientos, serían conveniente.

 Se trata de tomar decisiones políticas y no de sacar enseñanzas de “lecciones aprendidas” solamente. Reconstruir la autoestima de los docentes es importante si se quiere dedicación y entrega.

 2.   Puntos para una agenda. Intentamos alcanzar puntos para una agenda que el gobierno debería contar para el desarrollo de la política educativa nacional.

 –       Diseñar una estrategia política para el desarrollo del Proyecto Educativo Nacional (PEN). No basta lo que contiene el texto, debe “bajarse” de acuerdo a las realidades regionales. Los encuentros convocados deben aportar mucho y generar propuestas políticas.

–       Aprobar y aplicar el nuevo ROF del Ministerio de Educación. Es importante contar con una organización moderna y adecuada a los requerimientos que el proceso educativo moderno demanda.

 –       Mayor flexibilidad para el manejo del presupuesto, para evitar las trabas que se producen en las diversas instancias de gestión.

 –       Monitoreo y supervisión: Existe un buen número de docentes jubilados, cesados, por límite de edad, pero con un conocimiento y experiencia que pueden ser los supervisores y monitores que los equipos de docentes de las instituciones educativas y los nuevos maestros requieren.

 –       Regiones Tipo. Sería importante elegir regiones en donde se experimente sobre diversos niveles de EBR en la perspectiva de ajustar y afinar formas y modelos de una buena educación que considere el desarrollo del aprendizaje de los alumnos de acuerdo a su diversidad. Asimismo en lo concerniente a definir cuáles deberían ser las instituciones de formación docente públicas que deberán fortalecerse en el marco de brindar una educación superior de acuerdo a los requerimientos de nuestra educación nacional. Requerimos de una formación docente intercultural y no estandarizada a patrones que el mercado impone.

 –       Debería aprobarse un marco curricular nacional y lineamientos para un marco curricular regional y local, de tal manera que el currículo responda a la diversidad cultural y a las necesidades regionales y locales.

 La lista podría seguir, pero consideramos estos puntos esenciales de atender a los que habría que añadir aquellos que anunció el Ministro y que deben contar con todo el apoyo político y social que se requiere.

 3. Un momento para el valor y otro para la prudencia. (La Sociedad de los poetas muertos) Sería bueno que en el presente año se empiece por valorar lo que se ha realizado y se inicie con firmeza los cambios necesarios.  Mª Antonia Casanova recomienda que para mejorar la calidad de la educación “…, parece necesario aclarar los conceptos y realidades que se nos ofrecen en el día a día de la práctica docente, directiva, supervisora…, para decidir cómo lograr esa calidad y a través de qué medios podremos alcanzarla sin que se quede en buenas intenciones sin concreción en la práctica. Creo que todos estamos desencantados de las múltiples reformas que se plantean y que se resumen en nueva terminología o nueva normativa que no llega nunca al aula, es decir, que nunca repercute en la mejor formación de los niños y jóvenes en etapas educativas, especialmente las comprendidas en edades obligatorias.” (REICE 10,4. 2012. Presentación. PDF)

 Ese “llegar al aula” es lo que debe preocuparnos si queremos resultados óptimos y desarrollo de competencias y aprendizajes concretos. Ya sabemos de las carencias de nuestras instituciones educativas, del desconcierto de los docentes presionados por directivas, normas, cuestionarios, por más que se han introducido las tecnologías. Se cree que “colgando” la información en el servidor pertinente todos deben estar informados y no es así. Sabemos de hábitos y costumbres difíciles de cambiar. Por ello la inversión debería centrarse en capacitar y actualizar debidamente a los supervisores y monitores.

Se cerró el año escolar con un evento para los directores seleccionados de las instituciones escolares. Luego de eso ¿qué sigue? La rutina y el quedarse con lo de siempre. ¿Dónde quedaron los principios, las ideas, los planteamientos nuevos? ¿En qué cambió la institución educativa? Difícil saberlo. Y esto porque la estructura no se cambia con dinámicas sino con decisiones que acompañen con aquello que se subrayó el poder formal que debe tener el director, líder de la organización educativa. Pero existen tipologías de liderazgo que pocos podemos identificar; unos son funcionarios burócratas sin iniciativa, otros docentes que tratan de imponer sus conceptos pedagógicos y de gestión desde la dirección de la escuela sin respetar el concepto de diversidad y aporte de los demás docentes que forman el equipo. Casi nadie da el salto para el cambio educativo. Todos guardan las formas, pues dependen de una  legislación punitiva.

Hoy requerimos “reconocer” características, conductas o actitudes que configuraban una buena dirección; y …“proponer” modelos de dirección para contribuir a mejorar la educación. De ahí surgieron los conceptos del liderazgo transformacional y, más recientemente, los de liderazgo facilitador, persuasivo, sostenible y distribuido.”, nos dice Murillo Torrecilla en “  UNA DIRECCIÓN ESCOLAR PARA EL CAMBIO: DEL LIDERAZGO TRANSFORMACIONAL AL LIDERAZGO DISTRIBUIDO” en REICE – Revista Electrónica Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación 2006, Vol. 4, No. 4e)  Las dimensiones que tiene este liderazgo son: Carisma, que consiste en el poder referencial y de influencia. Un líder carismático es capaz de entusiasmar e inspirar confianza e identificación con la organización.  Visión o capacidad de formular una misión en la que se impliquen los componentes de la organización en el cumplimiento de los objetivos con los que han de estar identificados.  Consideración individual, es decir, atención a las diferencias personales y a las necesidades diversas. Estimulación intelectual, es la capacidad de proporcionar a los miembros de la organización motivos para cambiar la manera de pensar sobre los problemas técnicos, las relaciones, los valores y las actitudes. Capacidad para motivar, potenciar las necesidades y proporcionar un apoyo intelectual y emocional. (Murillo Torrecilla .Op.Cit.)

 Por ello,  el liderazgo aplicado a la escuela dice Leithwood y Steimbach, citado por Morillo, se fundamenta en tres constructos: la habilidad del director para promover el fundamento colegiado; el desarrollo de metas explícitas, compartidas, moderadamente desafiantes y factibles; y la creación de una zona de desarrollo próximo para el directivo y para su personal. Este liderazgo se manifiesta en los medios que utiliza en el director para organizar mejores respuestas a los problemas que tiene la institución escolar  y a partir de ello impulsar en los docentes de su equipo el desarrollo personal.

 En los primeros años del decenio del siglo XXI han surgido nuevas propuestas y aportes para generar un nuevo marco teórico-práctico que aporte a un modelo de la dirección para el cambio y la mejora escolar que se basa en el liderazgo compartido por toda la comunidad escolar en su conjunto. Este planteamiento redefine el papel del director que pasa de ser un gestor burocrático a un agente de cambio que aprovecha las competencias de los miembros de la comunidad educativa. El tema da para seguirlo desarrollando más adelante, pues es una urgencia abordarlo si se quiere replantear el proceso desde la escuela.

La hora actual en nuestra educación demanda valor y prudencia.  La agenda por cumplir es amplia. Pero debe cumplirse para no defraudar a quienes confiaron siempre en que un Proyecto Educativo Nacional debe ser el norte de nuestras decisiones, de la inspiración de las políticas a diseñar y cumplir.  El momento requiere valor y prudencia para lograr que los principales actores del proceso educativo, los docentes, se inserten en las actividades y sepan distinguir lo que es responsabilidad y desarrollo profesional, de las justas reivindicaciones laborales. Ambas cosas se complementan, no deberían contraponerse. Es el momento de no quedarse al pairo esperando oportunidades, cuando éstas ya se dieron. Falta cumplirlas pero mirando desde la escuela y su entorno. (04.01.14)

 

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