Por Marta Merino
Directora y profesora de educación compensatoria del CEIP Miguel Iscar de Valladolid.
Publicado en Aula Intercultural. http://www.aulaintercultural.org/spip.php?article5180
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«La educación y la instrucción son procesos de transmisión por medio de los cuales se reproduce y transmite la cultura a la siguiente generación» (Lundgren, 1992:17).
En las sociedades caracterizadas por una división del trabajo y con una cultura homogénea, el propio grupo social primario es suficiente para garantizar la reproducción de la sociedad. El niño, al imitar a sus mayores, aprende a identificarse con su cultura y adquiere de forma directa sus valores.
En las sociedades primitivas la responsabilidad de transmisión recae en todo el grupo social, no hay responsabilidad específica por parte de ninguna institución. Las formas de enseñanza están ligadas a los ritos y a la transmisión oral: El niño aprende el conocimiento y las destrezas necesarias para la producción, participando en ella.
En las sociedades más complejas, en las que se separan los procesos de producción y de reproducción, aparece manifiesta la necesidad de la representación. Se hace necesario representar los procesos de producción y garantizar una correcta reproducción.
La transmisión de conocimientos, destrezas y valores se hace de forma indirecta y se abandona la transmisión oral.
Se hace necesario representar estos procesos a través de los textos. Así se establecen dos ámbitos sociales: el de la producción y el de la reproducción. De la división del trabajo surge la necesidad de obtener especialistas en la reproducción y representación de la cultura, que reemplacen al grupo social y a la familia, que ya no pueden asumir estas funciones de forma directa.
La sociedad nos encarga a la institución escolar esta función. Así la escuela debe responder a la necesidad social de transmitir la cultura a las jóvenes generaciones y de socializarlas, integrándolas en la colectividad y preparándolas para desempeñar un papel activo en ella. Responde también a la necesidad de cada individuo de recibir esos beneficios.
Como tal institución social, la escuela está compuesta por relaciones, procesos, recursos que una sociedad desarrolla para satisfacer necesidades específicas. Tiene un carácter funcional, facilita y organiza la existencia de la sociedad y se va modificando según la evolución de la sociedad que la sustenta.
Son múltiples las funciones sociales que desempeña, entre ellas la de contrarrestar los elementos del medio social, para que cada individuo se libre de las limitaciones del ambiente en que ha nacido y se ponga en contacto vivo con un medio social más amplio.
Se trata, pues, de que desde la escuela aportemos al individuo los recursos culturales necesarios para liberarse de las posibles limitaciones iniciales y poder pasar a un campo de acción más amplio, en el que desarrollarse plenamente.
Ahora bien, no siempre la escuela como tal institución social, puede desarrollar su función libre de presiones.
Considero tres tipos de presiones que han ejercido un papel predominante en el desarrollo institucional de la escuela: económicas, ideológicas y racionales. De ellas, destaco, desde mi punto de vista, los efectos de la presión ideológica, que ha llevado a la escuela a implantar la necesidad de promover la igualdad de oportunidades. Ofrecer igualdad de educación es un objetivo que la escuela debe asumir desde ideologías democráticas.
Los modelos políticos consideran el poder, el conflicto y las dinámicas que la interacción de ambos factores, generan, aspectos determinantes en la vida organizativa. Se apoyan en la teoría crítica y como tal, rechazan el punto de vista racional, objetivo y de verdad absoluta. No mantienen un interés exclusivo en la resolución de los problemas sino en la oportunidad, que éstos aportan a la organización, para lograr la emancipación de sus integrantes. Otorgan mayor importancia a los objetivos grupales y de subgrupos que a los institucionales.
Los significados, las interpretaciones de las personas, la autorreflexión, el crecimiento colectivo, el conocimiento y la transformación a partir de la práctica reflexiva son elementos claves. El poder, la diversidad de metas, la disputa ideológica, el conflicto, los intereses personales, la actividad política, el control, frente al ejercicio de la autoridad, la coherencia de metas, la neutralidad ideológica, el llegar a consensos, la motivación, la toma de decisiones colectivas, el consentimiento son conceptos que diferencian al enfoque político de los enfoques de la ciencia de la organización. La escuela, como organización, ocupa un incómodo lugar intermedio entre las organizaciones laborales jerárquicas y las organizaciones controladas por sus miembros (donde las escuelas difieren unas de las otras según los elementos a los que asignen mayor importancia) y por lo tanto entre sistemas de elaboración de productos e instituciones de servicios públicos.
Partiendo de la concepción de escuela considerada como una organización compleja, multidimensional, dinámica, sistémica, abierta al medio en continua interacción con otros subsistemas afines, las personas dentro de las instituciones forman grupos que se mueven según la naturaleza del tema y los intereses de los participantes y crean símbolos para reducir la ambigüedad, resolver la confusión y aumentar la predictibilidad.
Es la educación que ofrecemos desde los sistemas educativos, y con ellos la institución escolar, la que permite avanzar en la aplicación de los derechos individuales y en la consolidación de los valores democráticos que nuestra sociedad se ha otorgado.
La educación permite, en fin, avanzar en la lucha contra la discriminación y la desigualdad, ya sea por razones de nacimiento, raza, sexo, religión u opinión, tengan un origen familiar o social, se arrastren tradicionalmente o aparezcan continuamente con la dinámica de la sociedad.
Etiquetas: cultura, Educación, escuela, grupo social, interculturalidad, modelos, relaciones, sociedad, textos
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