Luis Miguel Saravia C.
Educador
Lima – Perú
- 1. El docente, el asalariado del sistema. Nos hemos acostumbrado, como cultura en nuestra sociedad, a ubicar al docente, como un empleado, un asalariado del Estado o de una firma particular para que cumpla con la función de educador. Él debe desempeñar sus ocupaciones de acuerdo a la ley correspondiente y ser tratado como dependiente.
¿Alguien ha pensado que el docente es una persona? ¿Qué es un profesional? ¿Que pertenece a la sociedad, que desarrollan relaciones sociales, etc.? Sin embargo el docente es una persona y profesional especial. ¿Por qué? Porque cualquiera no tiene la vocación ni el carisma para ejercer la profesión y su desempeño.
Preguntas que llevan a suspicacias, tal vez a filosofar y que demuestran que el docente es un desconocido en nuestra sociedad. Aunque usted no lo crea.
El mercado nos ha “vendido” una imagen distorsionada del maestro. Por lo general no empiezan valorando su capacidad intelectual profesional, sino su origen.
Han pasado los años en que se rotulaba al maestro como un trabajador intelectual para equipararse con el trabajador manual y la necesidad de establecer alianzas para la lucha por un mejor salario, por reconocimientos laborales. Otras plataformas, otras opciones y concepciones que marcaron al docente en las décadas finales del siglo pasado y de las que se ha ido sacudiendo en la actualidad, sin dejar de considerarse como un trabajador.
No es este el espacio para debatir qué tanto trabajador se es, si de distinta manera se aporta al proceso productivo del país. Pero sí es bueno que se llegue a tener claro que existen diferencias, matices que es necesario tener en cuenta para diferenciarse de otros trabajadores. Partimos del derecho que tiene el docente de ser reconocido como persona y como tal debe ser respetado; que el trabajo que desempeña debe ser digno; que como profesional debe contar con espacios para su desarrollo docente y no caer en el de cuanto más doctorados, diplomados o maestrías tengas serás mejor docente. El mercado lo viene exigiendo hoy pues cuando se conceptúa a la educación como un servicio, debo preparar a quien va a prestar el servicio en cosas que de repente no las requiere sino tiene idoneidad para desempeñarse como docente. ¿Quién lo ha ido devaluando?
- 2. Características del docente hoy. No se trata de contar con un vademécum para “clasificar” al docente de acuerdo a sus conocimientos. Hoy el docente es un profesional que cuenta con una formación básica humanista y además una especialidad para poder promover el descubrimiento de las capacidades de sus alumnos y saber cómo desarrollar esas potencialidades. Debe contar con otros atributos que lo enriquezcan como ciudadano y parte de una sociedad, de una comunidad donde se practican valores y principios éticos y democráticos.
El docente hoy es un profesional, es un actor político, es un estudiante permanente, es generador de conocimiento, pero también un ser humano. Y esto parece que se olvida. Tiene necesidades y exigencias como todos; tiene responsabilidades que asumir y funciones ciudadanas que cumplir. como cualquier persona. Pero a él se le exige más, se le demanda más, pues tiene una responsabilidad mayor: educar y promover el aprendizaje de sus estudiantes.
Las preguntas que debe responder el docente de hoy son muchas: ¿qué hago para que mis alumnos aprendan y logren los objetivos del grado?, ¿cómo puedo hacer para abordar la enseñanza de disciplinas y lograr aprendizajes con la diversidad de alumnos que tengo?, ¿cómo hacer para que desarrollen competencias para que aprendan de manera permanente y sean capaces de tener una buena vida para si mismos, su familia, su comunidad, su país? ¿Qué aprendizajes requiero para lograr todo ello? ¿Qué destrezas debo desarrollar?
Los aprendizajes necesarios de cada grado están consignados en el currículo y la metodología contribuye a alcanzarlos, pero debe preguntarse ¿para qué es ese aprendizaje? Debe ser para la vida, para proseguir después de los años de estudio, para volverlo competencia, desarrollar capacidades, como decía uno de los maestros que tuve: para ser, hacer y convivir a partir de él. Diálogo en silencio, en soledad. No se ha desarrollado la cultura del compartir experiencias, logros, problemas, dificultades.
Hoy no basta como se decía antiguamente, con tener “buena voluntad”, es necesaria pero no suficiente. Los docentes de este nuevo siglo debemos aprender a reprofesionalizarnos. Es decir, requerimos asumir una formulación del quehacer nuestro, acorde con los requerimientos del momento que estamos viviendo y las exigencias de la sociedad actual. Esto significa formas, estilos, conceptos que servían cuando nos formábamos, pero hoy debemos reconvertirlo para aprender a desarrollar nuevas competencias, que se fundamenten en lo que es la nueva docencia: lecturas avanzadas, capacidad de expresión oral y escrita, habilidad para buscar y seleccionar información, resolución de problemas diversos, pero sobre todos los que competen a la profesión. Tarea no visible, que pasa desapercibida, pero que es necesario cumplir.
- 3. Rescatando al docente. El ambiente educativo está enrarecido. Todos hablan de crisis en educación, del poco rendimiento de los alumnos, de carencias en el mobiliario, de materiales educativos, de mobiliario escolar y otros enseres que hacen posible una mejor educación. Del docente se dice que se harán los concursos previstos, un tanto retrasados, pero se harán en los próximos meses. ¿Qué pasó con le eficiencia en la gestión? Preocupaciones políticas antes que profesionales de los decidores del gasto, de la inversión.
¿Quién habla del maestro, su preparación y las condiciones en que trabaja? Se le exige y mucho, pero recibe poco apoyo para poder desempeñarse mejor en el aula. El adocenamiento de las capacitaciones docentes que hoy se ofertan ¿les sirve para algo? El maestro sabe lo básico de pedagogía, de metodología, didáctica, uso de materiales. Lo que demanda es práctica, acompañamiento profesional para desarrollarse en el aula, en la dirección de la institución educativa. De ello poco se habla o no se le da importancia a pesar de que la experiencia de acompañamiento pedagógico del año pasado ha sido bien recibida y ha dado buenos resultados. ¿Habrá presupuesto para poder seguir desarrollando este programa de acompañamiento y monitoreo?
En esta época de inversiones y de énfasis en gestión, pensemos un momento en el docente y sus necesidades profesionales y crematísticas. Fernando Reimers escribía el 2006 que “el maestro debe tener un conjunto básico de cualidades: ser hábil para enseñar, de forma que los alumnos comprendan; sensible a los estudiantes inquisitivos, capaz de establecer normas claras para el trabajo académico, amable con los estudiantes, así como capaz de transmitir a los alumnos la expectativa de que trabajen duro y alcance niveles altos de desempeño.” (Reimers, F. ”Teaching Quality Matters Pedagogy and Literacy Instruction of Poor Students in Mexico”… Cambridge, MA, USA. Hardvard Education Publishing Group.)
Hoy el maestro pide asesoría para un mejor desempeño en el aula, discutir más el currículo o aquella declaración del vice ministro que se refiere a la modernización del currículo para que el plan de estudios, desde inicial hasta secundaria esté en el esquema de PISA.(Andina, 12.03.14), ¿? revisión de problemas metodológicos, didácticos, revisión de bibliografía, utilización de materiales y otros.
P. Perrenoud hablando de las competencias docentes que se requiere en el presente siglo, señala “Organizar y animar situaciones de aprendizaje; Gestionar la progresión de los aprendizajes; Elaborar y hacer evolucionar dispositivos de diferenciación; Implicar a los alumnos en su aprendizaje y en su trabajo; Trabajar en equipo; Participar en la gestión de la escuela; Informa e implicar a los padres; Utilizar las nuevas tecnologías; Afrontar los deberes y los dilemas éticos de la profesión; organizar la propia formación continua.” (ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE TAMAULIPAS – MÉXICO.10 NUEVAS COMPETENCIAS PROFESIONALES PARA LA FORMACION CONTINUA). ¿Nuestro sistema educativo está previendo esto? Inversión, inversión como cuando una figura de TV hablaba de lluvia de millones, para un pueblo que tenía que conformarse con el discurso del “goteo”. Que no se repita lo de siempre: el olvido del docente. Rescatémoslo del mar de inversiones que se vienen. Esperemos se dedique un poco de recursos para repetir aquello que ha dado resultados. No volvamos a tropezar con la misma piedra. (15.03.14)
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