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DESAPRENDER EN EDUCACIÓN

6 junio 2014

Samuel Crespo Ramos

 INED 21

Inspector de Educación de la Delegación Territorial de Sevilla. Profesor de Informática,  Coordinador TIC y Ponente en formación TIC para Centros de Profesorado. Ingeniero Informático y Posgraduado en Seguridad Informática. Desarrollo de Portales Educativos en la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía. Doctorando en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. 

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DESAPRENDER EN EDUCACIÓN

Muchos y variados han sido los cambios que ha padecido o promovido la humanidad durante su existencia. Estos siempre han conllevado una inherente resistencia a los mismos a la par que una necesidad casi evolutiva de volver a interpretar la “nueva realidad” con el consecuente requisito de desaprender o reaprender el nuevo paradigma.

Avances como el mismo descubrimiento del fuego que suscitaba retomar otras técnicas, la negación de la Tierra como centro del universo con el consiguiente destronamiento del hombre y su filosofía paralela hasta las recientes invenciones tecnológicas son algunos escasos ejemplos que han obligado a modificar esquemas en el ser humano en favor de su propia subsistencia y evolución. Incluso para el resto de los seres vivos, Darwin, en su teoría de las especies, argumentaba de alguna forma la capacidad de adaptarse al entorno para la propia supervivencia animal.

Es común en el ser humano oponerse a estas adaptaciones, paradigmas, esquemas o incluso opiniones distintas. La mente inconsciente que nos gobierna en un alto porcentaje activa de forma automática resortes de resistencia al cambio y es nuestra mente consciente la que, según Eagleman entre otros, puede matizar o modificar este hecho.

De hecho, la reciente creencia de la pérdida continua e irrefrenable de neuronas fue desmentida en 1999 por los estudios científicos de Elizabeth Gould y Charles Gross, quienes demostraron que diferentes experiencias nuevas pueden provocar creación de nuevas conexiones neuronales y, en definitiva, una regeneración de este tejido. Esto confirma la capacidad de desaprender o reaprender; hoy día y en el futuro próximo no solo consistirá en una opción, sino en una necesidad.

En la actualidad, diferentes estudios estipulan entre tres y cuatro años la invalidez u obsolescencia de un gran número de procedimientos y conceptos. La solidez de un determinado modelo mental dificulta en gran medida el avance que supone incorporar nuevas interpretaciones de la realidad. Hacernos las mismas preguntas u ofrecernos las mismas respuestas no nos construirán más de lo que ya somos.

Está demostrado incluso que la percepción del paso del tiempo va estrechamente unida a la cantidad de nuevos inputs que nuestro cerebro recibe y procesa y, por consiguiente, esa falsa sensación de “tener menos que aprender” merma nuestras construcciones sinápticas y depara fisiológicamente en la impresión de un aparente veloz devenir de los días. Lo que explica, por tanto, la infinitud de nuestra infancia y la creciente estrechez de nuestra madurez no es otra cosa que la cantidad de veces que conscientemente, o no, nos sorprendamos, aprendiendo o desaprendiendo.

Pero, ¿qué entendemos por desaprender? Reservar un espacio a lo nuevo o diferente, dejar nuestra puerta siempre entornada, reflexionar otros replanteamientos, encontrar nuevos caminos para llegar a la misma meta o repensar otras.

Otra pregunta obvia sería: ¿qué conocimientos deberíamos retener y cuáles deberíamos modificar o desestimar? La respuesta, en mi opinión, debe ir unida a una permanente conexión y activa escucha de quienes están en búsqueda de similares construcciones, deconstrucciones o desafíos. Ligada, del mismo modo, a una filosofía ganar-ganar que promueva compartir todo conocimiento o hallazgo, enlazada a un posicionamiento beta permanente que  abrace el error, la experimentación y nos levante del falso y cómodo sofá de la “seguridad”. Todo esto conectado con una arraigada capacidad autodidacta que, en definitiva, ratifique la sentencia del premio Nobel francés André Gidé: “cree en los que buscan la verdad y duda de los que la hayan encontrado”.

Tremendos avances cuantitativos y cualitativos en distintas disciplinas están provocando que, de alguna forma, lo único que paradójicamente permanezca sea el mismo cambio y una afirmación vaya volviéndose cada vez más veraz: Avanzamos hacia un futuro incierto.

Esta evolución nos coloca, afortunadamente, lejos de una definición de nosotros y el entorno como foto fija y nos acerca a una constante redefinición propia cuyo dinamismo y carácter maleable facilita interpretar realidades actuales y venideras.

Si hay una área o ciencia que como “creadora” del resto se ve afectada por todos estos cambios es, sin duda, la Educación. Es imposible pensar un hecho educativo similar con transformaciones y avances tan significativos en los mundos de la comunicación y la información, la neurociencia, la tecnología, etc. 

En esta última área, por ejemplo, la tremenda evolución experimentada promueve un ciudadano conectado y relacionado, unas actitudes innatas del ser humano que, coincidiendo con Dolors Reig, no han sido  neutrales, y de éstas surge la misma sociedad que pretende cambiar o, al menos, en la que quiere incidir. 

Esta vertiginosa senda está propiciando, si no lo ha hecho ya, nuevos modelos y relaciones sociales, nuevas formas colectivas de pensar en las que el conocimiento ya no se encuentra solo en los nodos, sino en la misma red; en las que las relaciones cual conexiones sinápticas enriquecedoras promueven valor añadido en sí. Prueba de ello son las múltiples experiencias educativas que comparten cientos de grandes profesionales de la educación mediante redes sociales y microblogging diariamente.

Nuestros sistemas educativos, en cambio, están basados en el aprendizaje y en la adquisición de conocimientos. La “reciente” necesidad de desaprender anteriores esquemas y reaprender otros no es compartida mayoritariamente ni por tanto asumida por el mismo sistema.

Son todos los cuerpos docentes los que pueden provocar deconstrucciones, confrontaciones,  cuestionamientos, desaprendizajes y reaprendizajes para favorecer los mejores procesos educativos en la potenciación de ciudadanos críticos, libres y, por supuesto, auto-realizados y felices.

Venimos de una inercia de centro educativo que ha apostado por un pensamiento simplificador con predominancia del hemisferio cerebral izquierdo y que favorece acciones como anticipar, controlar, homogeneizar, clasificar, categorizar, aprender y producir. Todo esto en detrimento de una escuela con predominancia de pensamiento complejo, tan necesario hoy día, para educar también en la incertidumbre, el desequilibrio, la heterogeneidad, el azar, lo imprevisto, la creatividad, el carácter emocional, el auto-conocimiento, etc., áreas en su mayoría inherentes al hemisferio cerebral derecho tan olvidado históricamente en las aulas. Una realidad que escapa muchas veces literal y fácilmente de los libros de texto. 

En otras culturas, ya las grandes y sabias obras literarias hindúes se encuentran notablemente abiertas a la ambigüedad. Incluso si nos remontamos al aprendizaje socrático dialógico basado en el razonamiento y diálogo son difíciles si uno no deja la puerta entornada al placer de escuchar y modificar posibles esquemas propios, algunos profunda e inconscientemente arraigados.

Este posicionamiento flexible no es incompatible en absoluto con promover el valor del esfuerzo ni un asentamiento de conocimientos y competencias suficiente para prestarse al debate o la reflexión. No se trata de una elección, sino de ser conscientes de lo sólidos y flexibles que son nuestros modelos mentales en la realidad que vivimos, no necesariamente la que pensamos o buscamos.

Es notorio en muchos grandes docentes hoy día, aunque tímido en su generalidad, el desaprendizaje del rol de eterno poseedor de conocimiento en favor de facilitador de aprendizaje, reaprendizajes en los que el alumno crea, repito crea, comparte y se comunica más allá de las hastías paredes del aula. Deconstrucciones donde el bolígrafo rojo, el error o la duda signifiquen una manifiesta oportunidad de aprendizaje, y no solo para el discente. 

La escuela debería distanciarse más de su función única de escolarizar, de la lucha ideológica ancestral de grupos o fines políticos, y actuar en mayor medida como motor real de avance social y cultural  e incentivar también desaprendizajes para derribar o, al menos, confrontar tabúes en las aulas en su debido contexto y edad. Sirva como ejemplo  tratar en ellas los distintos e igualmente válidos modelos actuales de familia, el hecho natural del suceso muerte, la visión no necesariamente fatalista de una separación, el concepto tremendamente enriquecedor de la coexistencia de culturas y religiones cuyo conocimiento respectivo proyecte su tolerancia o la existencia de diferentes sexualidades. Reaprender el verdadero y útil sentido de la evaluación como motor de aprendizaje y no  solo como constatación de saberes, propios del positivismo del siglo XIX cuando se asumía el mundo como predecible, cuantificable y medible, nada más lejos de la realidad actual. Reaprender y evolucionar de un continuo uso de las tecnologías de la información a las del aprendizaje y el empoderamiento del individuo. Desaprender las fronteras entre virtual y físico y asimilar el concepto de sociedad líquida que nos propone Bauman. Promover  también el “antónimo” de las interesantísimas comunidades de aprendizaje que nos alumbraba Ramón Flecha.

Es difícil entender hoy día un docente en pleno contacto con el futuro de un país, desconectado no solo de cientos de interesantes aportaciones, alejado de los innumerables avances en los procesos de aprendizaje de la mano de disciplinas como la neurociencia o las posibilidades que día a día nos ofrece la misma tecnología, como también sobre metodologías que optimicen el progreso de la heterogeneidad que puebla hoy muchas aulas.

En el cercano campo de la comunicación como en el de la misma educación conceptos como social media, social branding, webinar, MOOC, PBL o PLE son ya aplicados en el presente en otros escenarios, pero no conocidos de forma genérica en nuestro sistema educativo.

¿Cuál es la razón, por tanto, que explique la lentitud en la adaptación a la realidad de nuestras escuelas?

Desde mi punto de vista, la respuesta se aleja de una extensa necesaria proliferación normativa y se acerca a la falta de una real y efectiva retroalimentación del profesorado entre sus iguales, unida a una formación inicial con una mejor, más innovadora, extensa y tutorizada práctica en los centros educativos.

No deja de resultar anecdótico que tras la etapa “teórica”, un alumno de la Facultad de Ciencias de la Educación deba asistir a un centro para “aprender la práctica”, sin comparar con nuevas escuelas, pedagogías, praxis innovadoras, etc. ¿O no debería también escuchar activamente un centro los conceptos, métodos y planteamientos del inminente docente? Por tanto, reaprender paradigmas que promuevan una retroalimentación real, útil, pragmática y eficaz de un homólogo en un contexto lo más similar al suyo posible formaría parte de la “solución”.

De otra forma conseguiremos que finalmente solo haya avances sesgados y de forma mayoritaria gane la batalla la inercia del “terreno seguro” de las pedagogías tradicionales en las que el docente acaba repitiendo esquemas que recibió y que, conscientemente o no, ha seleccionado o filtrado para la realidad actual.

El mismo inútil y estéril temor al error infundado durante décadas sobre el alumnado es el que el mundo docente en su mayoría adopta, por unas razones u otras, ante innovaciones. Debemos “equivocarnos”, el único error, esta vez sin comillas, es la quietud, la adopción de paradigmas que “funcionaron” en otro tiempo, pensar que los alumnos que tenemos delante, sus lenguajes, sus habilidades, sus capacidades de aprendizaje son exactamente las mismas.

En el actual tejido docente existen múltiples, innovadoras y eficientes “chispas didácticas”, aunque inconexas e individuales, en toda etapa educativa. Marina establecía que para que estas se definan como “inteligentes” debían ser colectivas y asumidas, pues la coherencia, el carácter holístico y continuo de cualquier proyecto o apuesta educativa es, sin duda, percibido y aprehendido por el alumnado como también por el docente que aterriza en el centro. Incluso yendo más allá, los diferentes cuerpos docentes están “condenados” a entenderse, ya que de la escucha asertiva y consideración del título de este artículo nacen gran número de soluciones.

Mientras, en honor a la verdad de forma tímidamente decreciente, en muchas aulas se siguen depositando estrictamente contenidos, la “magia” se manifiesta como las recientes “lágrimas de San Lorenzo”, así como en horario extra-escolar, cuando alumnos crean y se comunican de forma global a través de vídeo blogs, comentando películas y libros, realizan tutoriales incluso en ocasiones con los contenidos curriculares para sus propios compañeros.

Si compartimos el puerto de la mejor educación posible no podemos seguir remando en diferentes sentidos y barcos, sino en toda una flota conectada, escuchándonos los unos a los otros, pero siempre admitiendo que quizás otro viento nos sea más propicio. Y esta escucha, insisto, solo es posible desde esquemas cognitivos y modelos mentales maleables, desde puertas abiertas al nuevo conocimiento, desde la conectividad y, por qué no, desde el optimismo, porque el derrotismo y pesimismo, en ocasiones entendible, es un lujo que ningún docente debería permitirse en esta apasionante profesión. ¿O no enseñaba también lo que uno es, representa o transmite?

En educación, según mi humilde juicio, la evolución, que algunos incluso denominan revolución, pasa inexorablemente por la capacidad de desaprender y reaprender, no solo del alumnado, sino de todos los docentes y los profesionales que conformamos la comunidad educativa. Una concepción continuista nos llevaría a perpetuar una eterna asíntota que nunca alcanzaría la realidad del presente.

En la antesala de la construcción de una educación para el mundo de hoy y el mañana debemos encontrar o impulsar espacios para deconstruir, cuestionar y confrontar, no formando parte de la solución los esquemas mentales demasiado solidificados para recibir o admitir una interpretación distinta de la nuestra, aunque obviamente no revierta finalmente en una modificación del propio esquema.

Nuestro sistema posee aún, en proporción a un mayor nivel educativo, el lastre de parcelar el currículo y dificultar en ocasiones el placer de encontrar verdades en las conexiones de estos conjuntos que llamamos áreas, materias y módulos. Dificultad que pretenden solventar, por ejemplo, las áreas de competencia incluidas en los últimos decretos que aprueban los reglamentos orgánicos en Andalucía. Un docente conectado, en plena retroalimentación tanto de colegas profesionales como de diferentes disciplinas repercutiría sin duda, en un beneficio directo, cuantitativo y cualitativo, en la educación de nuestro alumnado.

Otra interesante pregunta podría ser: ¿qué alumno promovemos para el mundo de hoy al finalizar su etapa básica? ¿Qué conocimientos son los fundamentales durante la “etapa educativa básica”?

He escuchado y presenciado innumerables debates sobre condiciones de titulación, pero, ¿qué mínimas garantías de realización tiene un alumno tras finalizar esta etapa en el mundo que está viviendo y en el que se va a desarrollar? ¿Y si reaprendemos lo que sucede en este periodo? Debemos potenciar un alumnado con suficientes habilidades comunicativas, que emplee el propio error como motor y, en definitiva, con una progresiva autonomía en el aprendizaje, como también en desaprendizajes y reprendizajes. En palabras de Mario Quintana, “ignorantes por cuenta propia”. Las mismas torres de Hanoi, clásico rompecabezas, nos muestran las ventajas de la deconstrucción para volver a construir.

La progresión o no de un sistema educativo pasa inexorablemente, en mi opinión, por la conexión constructiva de cuantos conformamos este palpitante mundo, por una continua retroalimentación horizontal e, indudablemente, por una capacidad para desaprender y reaprender nuevos paradigmas. Como dijo Alvin Toffler, “los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir, sino aquellos que no sepan aprender, desaprender y reaprender.”

El liderazgo sustentable y el cambio en tiempos de confusión (II)

4 febrero 2014

Andy Hargreaves[1]*

Traducción por Verónica Hollman[2]**

El legado de la estandarización

Tras años de frustración originados en la comprobación de que la temprana y rápida implementación de los cambios no necesariamente implicaba su completa realización y difusión institucional, sino que generalmente estas prometedoras innovaciones tenían un alcance restringido a proyectos piloto, los reformistas educacionales comenzaron a dirigir su atención hacia diseños de reformas más coordinados y sistémicos. Los cambios basados en la escuela y en el aula habían quedado “afuera”, en cambio las reformas a gran escala permanecieron “adentro” (Fullan, 2000).

 Los primeros esfuerzos en esta línea fueron más notorios en Inglaterra y en cierta medida en Australia y Nueva Zelanda a principios de los años noventa. En parte esto fue una respuesta a la incoherencia e inconsistencia de las décadas anteriores. Sin embargo, también representó una ofensiva ideológica sobre el establishment educativo –maestros y profesores universitarios del área de educación– que era juzgado como responsable de los abordajes desenfocados hacia el progresismo educacional en un contexto que lo asociaba al declive económico de la década de 1980. Los mecanismos introducidos para llevar a cabo este viraje ideológico incluyeron la competencia en el mercado, las clasificaciones de rendimiento de las escuelas, el retorno a los modelos tradicionales del curriculum y de la enseñanza a través de curriculums sumamente prescriptivos y cerrados –a veces acompañados por modelos con especificaciones de los ritmos de instrucción de la lengua y de la matemática–, la generalización de los sistemas de evaluación educativa regidos por los criterios de la competencia del mercado y los contenidos básicos curriculares, y la intrusión de sistemas de vigilancia a través de la inspección externa.

 Todos estos mecanismos estuvieron directamente vinculados a consecuencias de alta exposición pública e intervención administrativa que inclusive forzaron el cierre de aquellas escuelas que obtenían malos resultados.

 Estos principios y prácticas fueron replicados algunos años más tarde en los Estados Unidos en la reforma nacional denominada “No Child Left Behind”3, con similitudes en cuanto a la importancia otorgada a los resultados de las pruebas, la competencia entre las escuelas y otros proveedores educativos así como severas consecuencias para aquellas escuelas que fallaran en el cumplimiento de las mejoras educativas establecidas. Muchos de estos elementos de la reforma fueron exportados a los Estados nacionales de América Latina y a otros lugares, a través del Banco Mundial y otras organizaciones similares promoviendo el desarrollo de estándares normativos, evaluaciones educativas estandarizadas, una creciente competencia entre los países y dentro de cada sistema público a través de la publicación de las posiciones de cada institución educativa en función de los resultados de las evaluaciones y el patrocinio de opciones por afuera del sistema público, a fin de aumentar la flexibilidad y reducir los costos fiscales.

 Los resultados de diversas investigaciones en las naciones angloamericanas, entre ellas la que he realizado, reflejan el descontento del campo profesional y del público en general por las limitaciones que estos modelos presentan a gran escala. Entre las limitaciones que básicamente se identifican es posible señalar el excesivo énfasis otorgado a la estandarización de contenidos básicos en lengua y matemática, la enseñanza para los exámenes –concentrada de modo cínico sólo en aquellos estudiantes que ofrecen la esperanza de alcanzar rápidamente las mejores puntuaciones–, los problemas de contratación y retención de los profesores y líderes educativos y la tendencia de que las mejoras iniciales en los resultados de las pruebas experimentan un amesetamiento con prontitud  (Hargreaves, 2003; Day y Smethem, 2009). En las naciones menos desarrolladas o con economías de transición, el rechazo y la reticencia a invertir en el desarrollo, capacitación y en el salario docente agravaron estos problemas, pues no se brindó una preparación profesional para entender y luego actuar de acuerdo a los nuevos estándares.

 Durante este período y en un contexto de estandarización, la escuela y el sistema de liderazgo constituían en gran medida una cuestión de gestión. Southworth (2005) puntualiza la diferencia existente entre la gestión y el liderazgo. La gestión tiene que ver con hacer algo, mientras que el liderazgo significa ir hacia algún lugar, hacia alguna dirección. La gestión incluye la planificación operativa, la ejecución y la entrega de los propósitos decididos por otros. El liderazgo es el proceso de motivar e influir en una comunidad para determinar y lograr en conjunto propósitos convincentes.

Nuestro equipo de investigación, en un estudio sobre los cambios a largo plazo en un período de más de treinta años en ocho escuelas secundarias de Estados Unidos y Canadá, encontró que en el período de estandarización de mediados de los años noventa los directivos escolares estaban tan ocupados respondiendo a los programas, las agendas externas y las presiones impuestas por las evaluaciones que ya no eran vistos por sus maestros como líderes con lealtad hacia sus escuelas, sino como gestores con lealtad hacia los mandatos de implementación del sistema o de promoción de sus propias carreras (Fink y Brayman, 2006; Hargreaves y Fink, 2006).

La concentración abrumadora en los contenidos básicos prioritarios y el abandono del desarrollo de un plan de estudios o una pedagogía que prepare a los alumnos con las capacidades y competencias esenciales para transformar nuestras economías y comunidades en sociedades creativas, competitivas y del conocimiento en el siglo XXI, ha sido uno de los mayores problemas de una gestión centrada en garantizar la estandarización y evaluación de los contenidos básicos.

[1] PhD. in Sociology (Univeristy of Leeds, Inglaterra). Thomas More Brennan Chair in Education. Lynch School of Education. Boston College. e-mail: hargrean@bc.edu

[2] Dra. en Ciencias Sociales. Becaria Posdoctoral CONICET. Profesora del Departamento de Geografía de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, Tandil, Argentina. e-mail: vhollman@gmail.com

[3] N. de T.: el nombre de la reforma podría traducirse como “Ningún niño es dejado atrás”.

¿Pacto, trato, promesas en educación?

1 febrero 2014
  1. 1.            Sopa de letras. Estos días han sido intensos en noticias, expectativas, pronunciamientos, declaraciones. Volvemos ahora a la vida cotidiana, volvemos a las preocupaciones e ideas postergadas. Total en este conglomerado de letras, debemos ir poco a poco a la normalidad.

 Y eso es lo que quisiéramos hacer ahora para no ahogarnos en la sopa de letras que cada día nos inunda. Con las letras nos ahogamos si no sabemos hacer una lectura crítica del mensaje, de lo que se nos quiere decir, de lo que se nos quiere alcanzar.

 En estos días y en una ceremonia de despedida de 315 maestros becarios que partieron a España, se dieron noticias referidas a los docentes, su formación en servicio y el trabajo a futuro. Sobre estos tópicos tan importantes para la formación de los docentes en servicio podrían surgir preguntas que lleven a vislumbrar lo que sería una política de formación docente que quiere aplicarse, pero no se tiene claro el panorama a seguir.

 Es prudente hablar sobre este tópico para que no sea la política de formación de los docentes que demanda el Perú, una colcha de retazos tomados de uno y otro lado, sin tener en cuenta que esta política debe fundamentarse en la identidad nacional, en nuestra interculturalidad, diversidad, en nuestra idiosincrasia.

 Formar docentes es un tema que exige mucha sapiencia y mucha voluntad. No se trata de cualquier profesión ni que cualquiera puede ser docente. Todo lo contrario y ahí está el reto de formular una política de formación docente de acuerdo al perfil del educador que requiere el Perú y las exigencias del mundo moderno. Es decir tener los fundamentos pedagógicos, metodológicos y éticos que permitan un desempeño profesional acorde con nuestra naturaleza, responder a nuestra diversidad y  estar abierto al mundo y sus desafíos. Un profesional de la educación productor de conocimientos, que promueva la interculturalidad, las nuevas tecnologías,

 Esta tarea presenta retos: los cambios que presenta el nuevo siglo, la velocidad con que el conocimiento cambia, se modifica y se desarrolla. Por ello se estila diseñar cursos de actualización de saberes y conocimientos para responder al trabajo pedagógico complejo que demandan estudiantes diversos, procedentes de distintos contextos sociales y que exige un enfoque intercultural desde los procesos enseñanza y aprendizaje. ¿Se ha pensado en esto antes de lanzar ideas e intenciones al viento?

 2.Formar docentes no es transmitir conocimientos ni aplicar  teorías. Quienes diseñan la política de formación docente parten de conceptos  que ya no se utilizan. No se puede diseñar una política de formación docente para el Siglo XXI con paradigmas del Siglo XX, enfoques tensionados entre lo tradicional y lo moderno. Además con un currículo que debería evaluarse y reestructurarse. En función del nuevo perfil del docente y la demanda de los tiempos.

 Al educador se le debería formar para crear, para observar, innovar, para generar conocimientos y para detectar nueva problemática y analizar las permanentes transformaciones de la realidad, ¿Lo están haciendo nuestros actuales institutos superiores pedagógicos y las facultades de educación de universidades? ¿Cómo son los docentes que egresan hoy de los institutos y facultades de educación?

Formar a un docente significa darle los conocimientos e instrumentos para que pueda investigar y estudiar novedosas formas de aprendizaje para el desarrollo de las capacidades de los alumnos y desarrollarlas de acuerdo a sus talentos. No se trata de enseñarles a estandarizar conocimientos para obtener resultados satisfactorios integrales aplicando secuencias pedagógicas y didácticas clásicas. El maestro de hoy no es dueño de la verdad ni del saber absoluto. Además el apoyo de las nuevas tecnologías es imprescindible en esta época del conocimiento, pero esto implica que se pregunten para qué usarlas y cómo apoyan en el aula. Optar por enfoques conductistas para obtener resultados, dejando de lado el desarrollo de capacidades, no es bueno. El maestro no es un aplicador de recetas. Es un artista porque sabe  encontrar en cada niño las cualidades que lo enriquecen y llegar a ser  una persona plena. Una formación docente en esa perspectiva es la que el país intercultural necesita

 

Formar a los docentes no implica sólo enseñarles técnicas metodológicas y didácticas, especializarse en disciplinas. También es importante que sepan que desde su formación tienen como derecho dedicarse a su desarrollo profesional. Un docente que egresa debe estar versado no solo como especialista en pedagogía sino en política, como actor social, como productor de conocimientos, que tiene el derecho de formar parte de los programas de formación continua que el Estado está obligado a realizar. Estos son derechos inherentes a la profesión docente que no pueden “mendigarse”, sino exigirse a un Estado que promete y debe cumplir con la ley.

 

3. Declaraciones poco felices. Son las que se dieron por estos días.”Tenemos que hacer un pacto, los maestros y el gobierno, de trabajar juntos, ayudarnos mutuamente y que ese esfuerzo redunde en la mejor calidad de la educación de nuestros hijos (…) Eso es fundamental” (Of.Prensa MINEDU 25.01.14)… “Acá está el Estado con ustedes y durante mi gestión de gobierno vamos a trabajar de la mano, no enfrentándonos, sino al costado, juntos, a seguir caminando porque el Perú no nos va a permitir y perdonar que nos peleemos entre nosotros”

 Esto fue expresado en la despedida de 315 docentes becarios que partieron por mes y medio a España a una capacitación. Más adelante el Presidente  “Refirió que se tiene que avanzar en una política nacional de capacitación y de “formación en servicio” para que la política educativa no sea solo un tema de evaluación de los profesores, sino que esté “ligada a capacitaciones permanentes”. “Uno de los elementos de esta política nacional son estas becas. Nosotros este año vamos a dar 5,500 becas a docentes para estudios en el país y el extranjero porque tenemos que apostar por nuestros profesores”, subrayó.

 Considero que el Presidente no tiene ni idea de cómo se forma un docente. No se trata de  brindarle oportunidades de capacitación y de formación en servicio solamente. Se trata de la formación docente –inicial y en servicio- salvo que se siga la receta neoliberal de que cualquiera puede ser maestro y que a los que ingresan contratados debe reforzárseles con capacitaciones, con talleres, con cursos a distancia, no importa la profesión de base que tengan. ¿Se quiere eso? En el marco de la nueva ley de carrera magisterial se ofrecieron estudios de posgrado y doctorado en las mejores universidades del país y del extranjero. ¿Y la vocación qué lugar ocupa en toda la matriz que se formula?

 ¿Por qué de una buena vez no se deciden a formular o reformular una nueva política de formación docente -inicial y en servicio-?  Se habla del tema de capacitación, pero nada de tocar la formación docente  que implica qué hacer con las instituciones formadoras públicas que vienen languideciendo en el interior del país. ¿Seguirán siendo ellas las formadoras de docentes en su etapa inicial sin reestructurarlas en su diseño académico y gestión? ¿Pueden seguir ellas formando docentes cuando se sabe que los llamados formadores de docentes casi se van extinguiendo por mejores ofertas? ¿Con qué personal profesional se abordaría la reestructuración? ¿Seguirán las instituciones de formación docente siendo denominadas “superior” porque tienen la carrera realizada en 5 años, pero los estudios no tienen el nivel universitario?  ¿Cómo resolver este entuerto? No es simple pero si es cuestión de decisión política. Este “nudo gordiano” requiere de decisiones políticas firmes si se quiere pensar en los nuevos escenarios de la formación docente.

 En alguna declaración el Viceministro Vegas expresó el año pasado que “el Minedu realizará una convocatoria anual de oferta de actualizaciones y especializaciones que se desarrollará en alianza con los gobiernos regionales. «Nuestra meta es que 150 mil profesores puedan alcanzar las actualización y la especialización. El posgrado y la maestría lo realizarán a través del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec)».Según el nuevo reglamento: estos beneficios se concretarán en «cursos de diversas cargas horarias que van desde un día hasta dos o más años«.(La República, 05.05.13) ¿Así será la formación en servicio de los docentes? ¿Para cuándo?

 No se hable de pacto, trato o promesas con los maestros becarios,  pues  los demás maestros esperan decisiones para saber cómo abordan su vida personal y su desarrollo personal. ¿Por qué tanta desidia? ¿Por qué no contemplar los nudos gordianos de la formación docente y cortarlos de una, como hizo Alejandro Magno? Muchas promesas, pocas realidades. Mientras tanto los IFD públicos y privados van de crisis en crisis. ¿No existe respeto a la inversión? ¿Se quiere que las universidades – facultades asuman la formación docente? Que se diga algo, por favor. Termina el primer mes del año así entre el ser y la nada. Preguntas que deben acompañarse de respuestas concretas, de políticas definidas,  y no informaciones cómplices de postergaciones que hacen mucho daño a la formación docente y desalientan a quienes optan por seguir la carrera magisterial. (1º.02.14).

Tropezamos de nuevo con la misma pierda: PISA 2012

8 diciembre 2013
  1. 1.             El contexto. El martes de la presente semana que concluye, nos enteramos que ahora estamos en el último lugar en los resultados de la prueba de Pisa (Programa para la Evaluación Internacional  de Alumnos de la OCDE). No me gusta referirme a esta prueba pues está elaborada para otras realidades, para otros estándares educativos, que distan mucho de las decisiones políticas que se toman en estas playas. Pero considero que es bueno saber algo de ella para que los que están informados no “desparramen” infundios y cosechen sin haber sembrado. Así en PISA participaron 65 países. Nuestro país es superado en todos los rubros por Indonesia, Qatar, Colombia o Argentina, entre otros.

 

¿Qué ha sucedido? Esperemos una autocritica objetiva, auténtica. No se trata de buscar chivos expiatorios ni buscar responsables. Se trata de reflexionar sobre las causas, las estrategias y las “modas” pedagógicas adoptadas.

 

No se trata de titulares de diarios, tampoco de “comentarios” de periodistas poco entendidos en la materia, pero si con ganas de “machacar” que estamos muy mal en aprendizaje; o de un funcionario del gobierno anterior que es muy solícito a declarar por cuanto medio se le ofrezca y no se acuerda cuando estuvo en funciones que es cuando se inició la participación del Perú en esta prueba internacional.

 

Los resultados a la vista, como los anteriores indican que existe un problema, grave en el sistema educativo peruano que va más allá de la prueba.: Se trata de la política educativa que se diseña y desarrolla y que viene siendo sugerida por asesores externos provenientes de instituciones especializadas en otros rubros menos en lo educativo y que recurren a experiencias llamadas pomposamente “exitosas” para recomendarlas como la solución a los problemas de aprendizaje. No reparan en nuestra cultura, no reparan en que somos un país intercultural, que la diversidad es nuestra riqueza y nuestro reto. Que debemos apelar a nuestra creatividad antes que a las llamadas “lecciones aprendidas” ¿por quién y para quién?

 

Triste situación y realidad, Dolorosa aceptación. Los esfuerzos fueron en vano. Y amarga experiencia de no saber escuchar, de no saber valorar lo que nuestros propios docentes por su práctica pueden aportar. Solo es necesario darles la oportunidad.

 

Quienes hacen escarnio hoy por los resultados en la Prueba PISA, dan cuenta de otros datos complementarios que empezaron a salir luego, pero que no les da la misma cobertura. Por ejemplo, que es una prueba para alumnos de 15 años; que compiten solo los países que solicitan; que las preguntas están relacionadas con matemáticas, comprensión lectora y ciencias. (Puede verse la versión de la prueba en la siguiente dirección: http://www.larepublica.pe/03-12-2013/prueba-pisa-2012-conozca-algunas-de-las-preguntas-que-se-efectuaron).

 

Ante la exposición clara, directa y acertada del Ministro de Educación y las entrevistas por radio y televisión no han cesado quienes se refugian en antiguos argumentos, En las siguientes direcciones digitales se encontrarán algunos artículos:

 http://www.andina.com.pe/Espanol/noticia-ministro-saavedra-se-necesitan-cambios-dramaticos-y-urgentes-educacion-485163.aspx#.UqEOjieZZtM;  

http://www.larepublica.pe/columnistas/observador/los-resultados-inclinados-de-pisa-05-12-2013

http://www.larepublica.pe/columnistas/punto-de-vista/evaluacion-pisa-04-12-2013

(http://elcomercio.pe/impresa/notas/resultados-prueba-pisa/20131205/1668693/?ref=qdn)

(http://elcomercio.pe/impresa/notas/hipoteca-sutep/20131205/1668705/?ref=qdn)

(http://elcomercio.pe/impresa/notas/torrederrumbada-pisa/20131205/1668704/?ref=qdn)

(http://elcomercio.pe/actualidad/1670213/noticia-tenemos-colegios-universidades-que-son-estafa-afirma-director-fe-alegria?ft=grid)

 

 

 Así está tratada la educación en nuestro país. Más adelante anotamos otros análisis  interesantes.

 

  1. 2.            Carencias que se evidencian. Los resultados de la prueba PISA así como cualquier otra prueba permiten, no sólo temas para escandalizarse sino para reflexionar sobre la oferta educativa del Estado.

 

Comentaristas serios en la semana con los que estamos de acuerdo anotan la carencia de una política educativa. Lo que nos han ofertado y brindado son programas “parche” para mejorar los aprendizajes, que no inciden en los mismos de manera sostenida. Sólo serán sostenidos en la medida que responda a una política educativa consensuada y aprobada. ¿La oferta educativa actual es igual a la del gobierno anterior? ¿No se ha pensado que en el cambio quienes sufren más son los alumnos?

 

Otro aspecto es la falta de actualización de los docentes de manera continua. La ley de educación nos dice en el art. 60º que “El Estado garantiza, el funcionamiento de un Programa de Formación y Capacitación Permanente que vincule la formación inicial del docente, su capacitación y su actualización en servicio.” ¿Por qué no se cumple la ley? Recursos existen. Falta iniciativa y creatividad. Hubo un programa ¿por qué no siguió haciéndole algunos ajustes?

 

La política educativa no debe ser sólo de gobierno, sino del Estado y por lo tanto deben respetarse los procesos que se desarrollan tanto en tiempo como en contenidos. La suma de las “reformas” mutiladas cada quinquenio, no dan indudablemente un sistema educativo que forme y eduque a los alumnos de acuerdo a lo que los tiempos demandan.

 

Las decisiones de política educativa que se tomen deberían dirigirse a garantizar de manera consistente el respeto por el proceso educativo de una generación de alumnos que ingresan al sistema educativo. ¿Cómo se puede educar un alumno/a si en el transcurso de su formación se interrumpe su proceso y se le cambia por otro?

 

El modelo educativo que se diseñe y adopte debe ser con enfoque intercultural, que responda a la diversidad del país y a la idiosincrasia de los alumnos.

 

Muchas preguntas quedan en el tintero y otras quedaron sin responder en la gestión pasada como aquella que consideramos esencial ¿hacia dónde va nuestro sistema educativo con los énfasis señalados por la gestión de la Ministra Salas?  Intuimos que se ha utilizado la estrategia desarrollada por Aprendes en la Región San Martín, sin reparar en la realidad de nuestra diversidad regional y las características de los educandos y de los docentes. No son justificativos para el rendimiento en PISA, pero es lo que podemos ver y apreciar hasta dónde se ha “reducido” el sistema educativo nacional, forzando a estandarizar allí donde existen brechas para alcanzar aprendizajes. Como ejemplo de ello podemos citar una entrevista realizada en radio Exitosa donde un director y un profesor de matemáticas decían que  “Acudí a dos capacitaciones este año, y las dos me hablan cosas diferentes. He ido para matemática y me presentaron una ruta de aprendizaje que debo aplicar. Viene la supervisión y me dice que se debe aplicar el Diseño Curricular Nacional”  (05.12.13) ¿Por qué esa falta de coordinación? ¿Qué ha sucedido con la supervisión anunciada y el acompañamiento?

 

  1. 3.             Mirando el horizonte. Los resultados de la última prueba PISA han sido el detonante de una situación educativa nacional preocupante  Por ello el Ministro Saavedra ha expresado de manera enfática que “Necesitamos cambios dramáticos en el sistema educativo”  No en el sentido de hacer un drama de la situación sino de realizar cambios en profundidad en nuestro sistema educativo. Lo realizado no basta para hacer posible que el proceso educativo que muchos alumnos iniciaron en el gobierno anterior los lleve a alcanzar resultados que respondan a los patrones de rendimiento que les permitan desempeñarse intelectualmente con eficiencia, eficacia y competitividad.

 

Debemos valorar haber participado en PISA 2012 pues Las evaluaciones internacionales permiten que la formación de nuestros jóvenes acapare la atención de la opinión pública, un primer paso imprescindible para hacer consciente a toda la sociedad de la importancia de la educación.” (Prólogo al Informe Español PISA 2012)

 

Y esto es lo que dijo el Ministro Saavedra “Lo último que debemos hacer es dejar de participar en las evaluaciones internacionales porque salimos mal en ellas. Estas pruebas nos permiten conocer en qué situación nos encontramos y mide nuestros logros”. Podríamos añadir que se requieren cambios  y éstos deberían estar respaldados por políticas permanentes y no de quinquenios, de gobiernos temporales, que no respetan procesos, y creen que empezando nuevamente alcanzarán objetivos que en educación requieren de tiempo para madurarlos y presentarlos. También nuestro sistema educativo demanda de docentes mejor capacitados, mejor formados inicialmente y trabajar en reconstruir la relación laboral/profesional. En este sentido el sindicato –tan vilipendiado en estos años- debe mirar más allá de las reivindicaciones laborales solamente y tratar de  recuperarse como profesionales que tienen una propuesta pedagógica.

 

Para todo esto es necesario que los gobiernos democráticos se preocupen por el perfil de sus ministros de educación y su entorno. Esto significa valorar objetivamente lo realizado y diseñar los ajustes necesarios para seguir desarrollando el proceso educativo.

 

Otro de los temas es enfatizar seriamente en la formación docente. No es solo saber académicamente sino practicar cómo se trabaja en el aula, cómo se conduce una clase, cómo se aprende a trabajar con la diversidad de alumnos, tantas cosas que se requieren para poder desempeñarse profesionalmente. ¿Por qué no invertir en las llamadas antiguamente “escuelas de aplicación”? ¿Cuestan mucho? ¿No cuesta más formar mal a un mal profesor?

 

A la prueba PISA debemos verla como la oportunidad que nos brinda –más allá de los resultados- para mejorar el proceso educativo, el desempeño docente, la valoración del entorno de nuestros alumnos, de involucrar a la comunidad en el proyecto educativo de la institución de sus hijos.

 

PISA nos vuelve a poner en alerta. Analicemos los resultados con madurez y con visión de política educativa. De ninguna manera para buscar “culpables”. Como expresó el Ministro Saavedra “… se necesitan cambios dramáticos y urgentes en educación”  (Andina. 03.12.13) Y en eso debemos poner énfasis. Admoniciones, rasgarse las vestiduras, hacer comparaciones entre el hoy y el ayer, es perder el tiempo. La educación peruana requiere seguir avanzando y no seguirse nutriendo de lamentos. El Perú no merece seguirse tropezando con la misma piedra cada dos años y menos dejar de participar en este evento (07.12.13)

PD. Para una reflexión sensata sobre PISA 2012 lean el artículo de César Guadalupe PISA 2012 Volvió el circo: http://satyagraha1602.blogspot.com/2013/12/pisa-2012-volvio-el-circo.html

 

Aprender a ser

25 junio 2013

Por. Gabriela Fernández Panizza/
Publicado en «Espejos del Alma», Arte, cultura y sociedad de la Patagonia.
Año 2 – Número 11 – Abril 2000

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«La sociedad demanda de la escuela que forme personas íntegras y buenos ciudadanos, que eduque para la vida plena de cada uno y de todos, y que lo haga conforme a su dignidad de persona y a las necesidades del mundo de hoy»
(Ministerio de Cultura y Educación de la Nación, Contenidos Básicos Comunes para la Educación General Básica, Introducción al Area de Formación Etica y Ciudadana)

Cambia. Todo cambia. Todo cambia muy rápidamente. Los cambios acelerados de este fin de milenio con relación a los avances tecnológicos que han modificado el acceso a la información y los cambios socio político a nivel mundial, van modificando también nuestra forma de vida, nuestras creencias, nuestras costumbres y nuestros valores.

La escuela, encargada de formar a quienes serán los protagonistas del porvenir, debe replantearse sus objetivos, a la luz de los nuevos paradigmas, tanto como los contenidos que deberá transmitir y los métodos más eficientes para hacerlo.

Ya en 1993, la UNESCO constituyó una «Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI», cuyo cometido fue el de proceder a una reflexión innovadora sobre la forma en que la educación podrá hacer frente a los retos del porvenir, ya que «…la educación constituye una de las armas más poderosas de que disponemos para forjar el futuro…» El informe que presentó dicha Comisión basa sus recomendaciones para el diseño de las políticas educativas a nivel mundial en cuatro pilares fundamentales:
aprender a conocer, aprender a actuar, aprender a ser, aprender a vivir juntos.

Es en este marco que, a través de la Ley Federal de Educación, y dentro de la transformación curricular, se incorpora el área de Formación Etica y Ciudadana.
La inclusión de esta área es un paso fundamental para trabajar en forma sistemática contenidos que apuntan a los aspectos formativos de la Educación. «Legaliza», por así decir, esos momentos en los que decidimos postergar la enseñanza de un algoritmo o algún tiempo verbal para conversar con nuestros alumnos acerca de algún tema que los preocupa o resolver un conflicto, nos brinda un espacio dentro de nuestro horario de clases para trabajar aspectos relacionados con el desarrollo integral de la persona y su accionar dentro de la sociedad.

¿Podrá la escuela alcanzar objetivos tan ambiciosos? ¿Acaso no está ella también inmersa en esta sociedad cambiante y conflictiva? Los docentes formamos parte de esta realidad y sufrimos los mismos conflictos que las otras personas que nos rodean. El hecho de permitir que esta realidad ingrese a la escuela y se convierta en objeto de estudio y análisis es una manera de comenzar a buscar alternativas de solución para los mismos.

Es un nuevo espacio didáctico y, por lo tanto, implica la utilización de nuevas estrategias. Nos permite abrirle la puerta a los sentimientos y sensaciones, no ya para volcar los mismos en un trabajo de Lengua o Plástica, sino para tomar conciencia de ellos. También analizar actitudes y valores, de los demás y de nosotros mismos, elaborar juntos las normas de convivencia para poder comprender realmente el significado de las normas sociales. Los contenidos del área son profundos y apelan a los aspectos más sutiles del ser humano.

Todos sabemos que para ser íntegros y realizarse como persona no basta con conocer o enunciar estos «saberes», sino que hay que vivirlos, generando espacios de reflexión y discusión, en un clima de confianza mutua, favoreciendo la comunicación, el intercambio de opiniones, la expresión de sentimientos, la aceptación, el respeto mutuo y la construcción de acuerdos a través de un proyecto institucional que sirva como guía para las acciones que se llevarán a cabo dentro de cada institución. También sabemos que «del dicho al hecho, hay mucho trecho» y que, si bien los esfuerzos individuales en muchos casos son loables, no se lograrán los objetivos deseados si no existe el compromiso de todos los miembros de la comunidad educativa para alcanzarlos.

Aprender a ser
¿Cómo se aprende a ser? ¿Cómo se enseña? ¿Puede la escuela «enseñar a ser?»

Preguntas retóricas que cada uno tratará de contestarse.

Lo que sí puede hacer la escuela es proponer distintas maneras de que cada uno desarrolle plenamente su identidad personal, que descubra aquellos aspectos de su personalidad que lo hacen único e irrepetible, a la par de identificar los que lo unen a su grupo de pertenencia.

El área de Formación Etica y Ciudadana propone, entre los contenidos a desarrollar en el Bloque 1 («Persona»), aquellos aspectos que comprenden los procesos psíquicos de la persona (la vida afectiva, la vida intelectiva y la vida volitiva), la sociabilidad básica, la identidad y las identificaciones sociales y la salud.

¡Qué maravilla! Contar con un espacio dentro del horario escolar para descubrir y desarrollar sentimientos personales e interpersonales, poder contar lo que nos pasa, lo que nos alegra o lo que nos preocupa. La reflexión sobre la propia personalidad permite formar una imagen más clara de sí mismo y desarrollar la autoestima; poner en palabras los sentimientos y emociones permite tomar conciencia acerca de los mismos, poder expresarlos y dominarlos. Favorece el desarrollo de estrategias para controlar la ira, vencer el miedo o la apatía, llegar a acuerdos para resolver conflictos de manera positiva y construir vínculos más positivos con los otros.

El estudio de la voluntad, la responsabilidad en cuanto a las decisiones personales, el análisis de causas y consecuencias, motivos y reacciones, permiten un análisis racional de las situaciones y la construcción de la libertad responsable, aquélla que incluye tanto la expresión auténtica del ser como la responsabilidad frente a los otros.

Conocerse a sí mismo es un buen comienzo para llegar a conocer a los demás. Aceptarse para poder aceptar a los otros.

Darle lugar a la diversidad, valorando tanto los aportes individuales como los acuerdos grupales, lo cual permite comprender la dinámica social.
Dentro de los contenidos que hacen al estudio de la «sociabilidad básica» se encuentra el análisis de los distintos grupos de pertenencia de los chicos. En primer lugar la familia, los cambios que se producen en ellas a lo largo de la vida y los roles de cada uno de sus miembros. También el grupo de pares y las relaciones de amistad.

La formación de la personalidad se produce a través de un complejo proceso de identificaciones, por lo tanto, el estudio de la identidad y las identificaciones sociales apunta a desarrollar la capacidad de la persona para autodesarrollarse como sujeto individual y reconocer su pertenencia a una colectividad con la que comparte historia, valores y proyectos comunes. Para lograr que los alumnos puedan desarrollar el espíritu crítico frente a los modelos y estereotipos que propone la sociedad y puedan construir un modelo mejor, es necesario crear en la escuela un ámbito propicio para la reflexión y análisis de los mismos, discutiendo las problemáticas que los preocupan y proponiendo modelos alternativos, tanto en el carácter de las relaciones interpersonales como en la solución creativa y pacífica de conflictos.

El conocimiento del cuerpo y el valor de la salud también hacen al desarrollo personal. La salud está directamente relacionada con nuestra calidad de vida y nuestras posibilidades de desarrollo. Más allá de los contenidos que tradicionalmente se han trabajado desde el área de Ciencias Naturales, un enfoque integrador que encare la salud tanto en sus aspectos biológicos, como psíquicos y sociales, permitirá tomar decisiones responsables con relación al propio cuerpo.

La escuela y los valores
El segundo bloque de contenidos se refiere a los valores. Los valores influyen decisivamente en nuestra existencia. Actuamos, juzgamos y tomamos decisiones en base a nuestra propia escala de valores, la cual vamos construyendo basándonos en experiencias personales y de acuerdo al medio social en el que estamos inmersos.

¿Es posible reconocer valores universales que nos obliguen a todos? La discusión es amplia y existen diversas posturas al respecto, desde el escepticismo que declara imposible una fundamentación de valores universales en un mundo fragmentado, hasta el fundamentalismo que toma lo particular como universal.

Los valores siempre han estado presentes en la escuela, porque están presentes en cada uno de nuestros actos. La diferencia radica en que no siempre somos conscientes de ellos. En cada una de las actividades que se proponen a los chicos hay un valor que subyace y se transmite. Podemos favorecer la cooperación o la competencia, la violencia o la no-violencia, el diálogo o la obediencia.

La discusión sobre los valores trasciende inclusive el ámbito del área de Formación Etica y Ciudadana y nos obliga a replantearnos todos los aspectos que hacen al clima institucional, los textos que elegimos, los criterios de evaluación, las actividades cotidianas.

La escuela no puede imponer valores, al modo de la enseñanza moralizante, pero sí puede promover aquellos valores que hacen a la dignidad de la persona y contribuir a generar espacios en los que se ejercite la convivencia, la tolerancia, la solidaridad y el respeto.

El análisis de distintas situaciones, la identificación de los valores subyacentes, y la discusión sobre las intenciones, las motivaciones y los fines del accionar humano permiten, cuando menos, la formación del espíritu crítico, la aceptación de diferentes puntos de vista y tomar conciencia de la propia responsabilidad en cada uno de nuestros actos. El siglo XXI requerirá, más que nunca, una mayor capacidad de autonomía y de juicio, al igual que el fortalecimiento de la responsabilidad personal en la realización del destino colectivo.

Aprender a vivir juntos
En un mundo globalizado, a la vez fragmentado, en el que amplios sectores sociales quedan marginados, y los hechos de violencia nos impactan diariamente en los noticieros, la necesidad de «aprender a vivir juntos» es imperiosa.

Aprender a conocer y respetar al otro, a llegar a acuerdos, a escuchar, a hacer oír nuestros reclamos, a encontrar soluciones consensuadas por métodos no violentos.

Es aquí donde la escuela está llamada a promover una especie de «contracultura» y comenzar ya a practicar, en cada una de las instancias educativas, el respeto por el otro, diferente, a veces antagónico, promoviendo proyectos comunes y soluciones no violentas a los conflictos.
El 3er. bloque de contenidos se refiere a normas sociales, su función como reguladoras del accionar de los grupos humanos, su validez como marco racional para poder resolver conflictos. La convivencia social se organiza en torno a diversos acuerdos que conjugan los intereses personales y la construcción del bien común.

Practicar en las escuelas el modelo democrático, fomentando la participación de los alumnos tanto en la elaboración de las normas a partir de la necesidad de ordenar la convivencia, como de las sanciones para quienes no las cumplan, favorece la comprensión tanto del sentido de las obligaciones y compromisos, como del valor protector de la justicia.
Este bloque también incluye el estudio de la Constitución Nacional como norma fundamental, el valor del orden democrático, el estudio de derechos y garantías y el estudio de los derechos humanos.

El respeto de las diferencias y el reconocimiento de los demás, el derecho a la no-discriminación, la búsqueda del bien común, la práctica de la tolerancia, el valor de la paz o de la libertad, son conceptos que se convierten en contenidos de estudio, de análisis, de práctica.
Tal vez sea demasiado pedir. Tal vez sea sólo el comienzo de algo diferente, más a la medida del hombre. Tal vez sea una utopía más para los que nos empecinamos en ser optimistas.

«No se puede decir que la esperanza exista o no exista porque es como los caminos que recorren la Tierra. Al principio no hay camino, pero cuando muchos hombres marchan en la misma dirección surge el camino» Lu-Shin

LA COMUNICACIÓN DE LOS CAMBIOS EN EDUCACIÓN

12 octubre 2011

Van pasando los días y ya llegamos casi a los 60 del presente gobierno. En el ámbito de la educación nos quedamos con cierto resabio de que algo está sucediendo que no “despega” y va dejando que personajes del gobierno anterior salgan a “dar cátedra” de que las cosas son como ellos las plantearon y que cualquier cuestionamiento, es desconocimiento y por qué no ”persecución política”.

Esta sensación de ciudadano que sigue los sucesos cotidianos referidos a educación, es sentida por muchos de los que esperan que la nueva gestión deje sentir su opinión, su voz. No basta que los diarios y emisoras de TV y radio les brinden el espacio, tampoco es suficiente que sólo el Portal del Ministerio –ahora sí más dinámico en notas de prensa- dé a conocer el quehacer de la Alta Dirección del Ministerio y eventos importantes.

Si bien las entrevistas son anunciadoras y enriquecedoras, no bastan para ir marcando la ruta de un nuevo estilo, de una nueva manera de percibir la educación que nuestro país requiere. El Proyecto Educativo Nacional (PEN) es el norte, pero debería hacerse docencia. El grueso de la comunidad educativa y del país conoce de referencia el documento, pero no su contenido.

¿Por qué no empezar a difundir el PEN? Una cita de Jorge Basadre que lo inicia tiene tanto contenido, que es esclarecedora de lo que sucede en nuestra educación nacional. Dice la cita: “No podemos, por cierto, curar con un solo trazo deficiencias arraigadas, satisfacer totalmente necesidades angustiosas o recuperar, en uno o dos años, o en unos cuantos años, el tiempo perdido o malgastado, o no integralmente empleado por generaciones anteriores, cuyos esfuerzos constructivos, por otra parte, no debemos ni podemos desconocer sino, por el contrario, necesitamos reconocer y honrar. Urge que podamos educar no sólo a niños, adolescentes y analfabetos adultos, sino también a nuestra opinión pública y a nuestras clases o sectores dirigentes y a estos últimos para que comprendan y se resignen a que los problemas educativos sean estudiados, confrontados y abordados técnicamente y en forma adecuada y a largo plazo”. (Jorge Basadre. Materiales para otra morada, 1960).

Palabras que dan sentido, que desgarran a quien siente la educación en el país. Es claro que no se pueden “…curar de un solo trazo deficiencias arraigadas…”. Este es un recorderis que debemos tener presente cuando de tomar decisiones se trata. A pesar de las declaraciones de los últimos años de optar por una calidad de la educación, poco se ha hecho en materia de gestión educativa, de manera que si se contaba con un nuevo currículo, o se optaba por una Carrera Pública Magisterial, o por una nueva Ley de Educación, poco se hizo por pensar en una gestión moderna del aparato del estado dedicado a generar la política educativa y dirigirla. Todo lo contrario, los funcionarios de entonces refugiaban su impotencia en aquella frase popular “echa la ley, echa la trampa”. De esa manera bloqueaban los cambios, u otros de manera osada imponían su consigna partidaria para debilitar el cambio, logrando que la mediocridad de funcionarios y docentes generaran una manera de cumplir con los procedimientos dirigidos, no a la mejora de la educación, sino todo lo contrario, a usufructuar políticamente de ella. Así se fue generando un “clientelismo político” que tanto daño ha hecho a la educación nacional. ¿Alguien puede decir lo contrario? ¿Por qué no saber separar la esencia del montón y desarrollar procesos diferentes?

Un cambio en la raíz de la estructura del sector que implique un repensar el sentido y función del Ministerio vendría bien al inicio de un nuevo ejercicio gubernamental. Y esto no quiere desconocer lo realizado, sino todo lo contrario. Significa atacar de raíz aquello que no permite el despegue de los cambios, el cambio de mentalidad en la percepción de lo que se requiere hacer.

¿Cómo hacer para que el Proyecto Educativo Nacional (PEN) no sea fagocitado por la burocracia renuente al cambio, pero con poder? ¿Cómo involucrar a los funcionarios en este nuevo proceso y política a desarrollar? La difusión del PEN demanda compromiso y acción; demanda además implicarse en la tarea.
Los procesos que se deben desencadenar en el Ministerio de Educación, si se quiere apostar por una puesta en ejercicio del PEN, pasan por pensar objetivamente los cambios que debe hacerse a nivel personal. El nuevo funcionario que se asigne no sólo debe destacarse por su ciencia, su conocimiento, sino por la calidad profesional, por los valores y compromiso con la educación nacional. Y en esto Beatriz Boza en su columna semanal Rincón del Autor nos dice ““Conoce el sector”. “Tiene experiencia en esa actividad”. Conocimiento y experiencia en el tema son los atributos que se suelen privilegiar para la designación de cargos públicos, olvidando que la idoneidad no es solo un tema de ‘know how’ y ‘know who’, sino de valores. Puede ser que uno conozca a cabalidad lo que pasa en un sector por tener intereses económicos en juego, pero precisamente esos intereses particulares son los que no hacen a la persona idónea para el encargo.” (EL COMERCIO. Lima, 29 de septiembre de 2011).
Por ello considero que no basta anunciar que se implementará el PEN en el nuevo ejercicio de gobierno, es necesario explicar de qué trata este documento, su estructura y contenido y cómo su conocimiento y desarrollo implica una movilización ciudana. También el PEN requiere de una nueva estructura institucional para ejecutarse, una racionalización de funciones, asumir la tecnología como instrumento que aligere desempeños tradicionales, papeleos engorrosos. Es decir una nueva forma de presentar lo que se realizará y desde donde se formularán políticas. ¿Cuesta mucho este cambio? Sin duda, pero en aras de un desempeño eficiente vale la pena hacerlo. Cuidado con lo que dice Sabina “Quisiera hacer lo que ayer, pero introduciendo un cambio No metas cambio Silario que está el jefe por ahí, ¿Por qué está de jefe? Porque va a caballo ¿Por qué va a caballo? Porque no se baja ¿Por qué no se baja? Porque vale mucho ¿Y como lo sabe? Porque está muy claro ¿Por qué esta tan claro? Porque está de jefe. Eso mismo fue lo que yo le pregunté ¿Por qué esta de jefe?” (SABINA Círculos viciosos). Triste imagen de lo que es una realidad y el desempeño caricaturizado del funcionario. Pero Boza en el artículo mencionado nos dice: “En una democracia, el funcionario que asume un cargo de autoridad se compromete a velar por el bien común, es decir, de todos nosotros, y no por intereses particulares. El ejercicio de la función pública debe precisamente realizarse pensando en los demás antes que en sí mismo. Por eso, la ley sanciona la politización o aprovechamiento del cargo, que no es otra cosa que el incumplimiento de esa promesa de lealtad que hace la autoridad al asumir el encargo.”(Ïbidem)
No debe olvidarse que el PEN como lo dice en su Presentación “…es un instrumento tanto para la formulación y ejecución de políticas públicas, como para la movilización ciudadana.” (PEN al 2021. Presentación).

¿Se podrá hacer realidad lo que propone el PEN con la estructura actual del Ministerio de Educación? Arriesgaría decir que sería muy difícil, no alcanzarían los años de la actual gestión. El cambio se impone si se quiere que los procesos que se diseñan empiecen a mostrarse y a dar resultados.

Ante esta falta de visibilidad de lo que se quiere hacer, estamos viendo a funcionarios de la anterior gestión que vienen siendo invitados a los principales programas de TV a responder sobre el tema educativo y comparar con la presente gestión. Cuando uno deja un vacío existe otro dispuesto a llenarlo. Y, cuidado, eso podría estar sucediendo y quedando un mensaje negativo, que no es cierto.

Los encuentros y compromisos empezados hace dos semanas, sin duda siguen una metodología utilizada en la generación de consensos para elaborar el PEN y estaría bien si el tiempo jugara a favor de los cambios. Y no es así.

El tiempo cronológico y la mecánica que debe utilizarse, si se requiere cambios, demanda otra velocidad. Velocidad para tener un balance de cómo fue recibido el sector educación de la gestión anterior tanto a nivel de política educativa como la carga de personal. ¿Qué juicios de valor se pueden hacer?. ¿Es razonable contar con tanto personal? ¿Cuáles son los temas pendientes en cada una de las direcciones nacionales? ¿Cómo está la gestión de los procesos referidos a cada unidad o línea de trabajo? Velocidad en la toma de decisiones. Respuestas concretas y ajustadas a lo que se requiere. Velocidad en las relaciones interinstitucionales. Velocidad en la provisión del servicio.

El PEN requiere difusión, conocimiento y diseño de políticas innovadoras y no acomodadas solamente. La situación del sistema educativo requiere que el PEN se inserte en la sociedad y que la comunidad educativa se apropie de él. La primera parte: La urgencia de un nuevo horizonte, requiere explicación para que aquello de “Una visión de un nuevo horizonte” tenga sentido, comprensión. No se está dando un mensaje conocido sino que se conceptúa sobre nociones nuevas, con un sentido diferente y desde la perspectiva educativa. También es necesario explicar en lenguaje más comprensible de aquel punto 2 que pregunta ¿De qué realidad educativa partimos? Viejos problemas y nuevas promesas.

Si esto requiere la primera parte, la segunda Una respuesta integral, el Proyecto Educativo Nacional que contiene los objetivos estratégicos (6), necesita explicarse de qué se trata. Sin duda el documento es bastante elaborado para quienes están en el tema y conocen; pero para la comunidad debe explicarse de una manera más popular, que cumpla la función de difusión que demanda. No debemos olvidar aquel proverbio chino que dice “El trabajo del pensamiento se parece a la perforación de un pozo: el agua es turbia al principio, mas luego se clarifica.” Se tiene que tener la responsabilidad de que el mensaje sea claro, se trabaja para el pensamiento, para el conocimiento. Hay que procurar que las cosas queden claras. De esa manera el mensaje será comprendido y quienes lo reciban lo harán suyo y lo defenderán.

Una nueva percepción de la educación nacional es lo que se quiere conseguir. El tiempo y la velocidad demandan una nueva manera de comunicar, una nueva manera de gestar compromisos.

Hacer realidad aquello que ha expresado el Viceministro de gestión Pedagógica en Asunción Paraguay en la XXI Conferencia Iberoamericana de Educación que La ruta de la educación en el Perú es de profunda transformación Esto significa que se tiene que dejar de hacer determinadas acciones y emprender otras diferentes, que representen una manera de entender la calidad de la educación de otra manera”, encierra un mensaje que debe ser explicado de manera que toda la comunidad educativa acompañe el proceso.
La tarea es didáctica, pedagógica, inclusiva en toda su dimensión. Nuestra comunidad educativa es diversa y debe llegar a todos el mensaje comprensible, que comprometa, que convoque. Las brechas que se tienen que cerrar en educación son innumerables. Es el momento de empezar. ¿Por qué no empezar utilizando las redes sociales? Chris Perry, director de comunicación digital de Weber Shnadwick, dice en una entrevista, que existen oportunidades para comunicarse a través de canales no tradicionales. Hablando de la región donde se incluye nuestro país dice: “Lo que percibimos es que la adopción típica de tecnología es lenta en términos del uso y del valor de las oportunidades que se crean. Lo cierto es que no se trata de una moda pasajera. Es una revolución de las maneras en que nos comunicamos como individuos. Las empresas tienen que ver si están o no en este diálogo. Y no se trata solo de estar en Facebook. Estamos hablando de que ha cambiado la forma en la que la gente se comunica e interactúa…. (EL COMERCIO, 29.09.11) Sin duda es necesario diseñar esta manera de comunicarse e innovar formas y maneras de relacionarse con los actores y beneficiarios de la comunidad educativa. En las redes sociales el mensaje es de ida y vuelta; sirve para aprender a escuchar; sirve para enterarse de los temas y problemas que se tiene en la comprensión del mensaje; también para establecer una estrategia a partir de las expectativas y también de la política que se quiere dar a conocer y aplicar. Naturalmente, es una nueva manera de comunicarse, de poder establecer un puente diferente con la comunidad educativa. Valorar y darle sentido a lo que nos brinda la red –previo diseño técnico- es hacer docencia con los actores que tienen que ver con la educación en el país. ¿Por qué no intentarlo? Sería una manera de empezar a incluir a quienes nunca se relacionan directamente con el Ministerio sino a través de mediadores que muchas veces distorsionan el mensaje.
Si se quiere cambiar, innovar la educación se debe recurrir a la llegada directa a los actores principales del proceso, los maestros y los padres de familia mediante la incorporación de las redes sociales en el portal del sector Sin embargo debe repararse que somos un país diverso, intercultural y debe tenerse en cuenta esta diferencia para no producir otra forma de exclusión. Evidentemente es un reto para la comunicación educativa de una realidad diferente como la nuestra. Como todo en la vida, un reto más, cuya respuesta debe contemplarse no desde el mercantilista cuánto cuesta esto, sino desde el desarrollo humano y las posibilidades de romper a los intermediarios del mensaje. Este trabajo sin duda es un punto más en la nutrida agenda que tendrán el equipo de funcionarios del sector, quienes están pensando y decidiendo por la educación en el Perú.
Para concluir recogemos las palabras de la Ministra Salas en una entrevista última donde demuestra que existe claridad, ganas y voluntad política de hacer las cosas bien. La respuesta a la pregunta para lograr este reto fue: “Uno, poder generar los mecanismos de gestión que nos permitan hacer las cosas como nos proponemos; dos, recuperar la confianza del magisterio; y tres, generar una opinión pública en torno a una idea de calidad educativa un poquito más compleja. Creo que lo que el sistema educativo le puede ofrecer a la población como ocasión es mucho más de lo que la población en promedio demanda de la educación. Entonces, para las tres cosas necesitamos una cuarta, que es tiempo, pequeño detalle” (Entrevista a Patricia Salas por Francesca Uccelli . “Lo que el sistema educativo le puede ofrecer a la población es mucho más de lo que ella demanda”. En Revista Argumentos, año 4, n° 5. Noviembre 2010. Disponible en http://revistargumentos.org.pe/fp_cont_1202_ESP.html ISSN 2076-7722). No son palabras efectistas, son salidas de un conocimiento y compromiso de lo que se quiere hacer y espera la educación nacional. (1º.10.11).