1. Espejos. La situación creada por el anteproyecto de ley de educación universitaria, que discute la Comisión del Educación del Congreso ha ocasionado reacciones en contra. La puntería no va contra la sustancia del tema sino porque se propone una Autoridad Nacional de Educación Universitaria que debe fiscalizar el uso de los recursos y la calidad de la educación que se imparte en las instituciones universitarias públicas y privadas.
¿Cuál ha sido la reacción? Comunicados y pronunciamientos en los medios de comunicación escritos de nivel nacional. Todos se centran en la defensa de la autonomía universitaria. Algunos más atrevidos invocan la garantía institucional y los derechos fundamentales y libertad de cátedra.
El espejo que no se quiere ver es que se confunde o se quiere confundir, que bajo el manto de la autonomía universitaria se esconden otros intereses, otros aspectos que no tienen nada que ver con la universidad, su autonomía ni la libertad de cátedra. ¿No es vox populi la denominación que reciben varios centros de estudios superiores universitarios? ¿No se ha denunciado que existe cierta exclusión en los centros de trabajo de los egresados de ciertas universidades? ¿Es la Asamblea Nacional de Rectores la entidad que puede ser juez y parte para valorar y velar por la calidad de educación superior que se oferta? ¿Quién debe velar por la educación superior nacional, el Estado o el conjunto de instituciones que dependen de él?
El contenido de los comunicados es muy retórico y choca con una realidad que desdice lo que cada ente universitario expresa. Los problemas de la educación superior y de la estructura universitaria no se resuelven sólo con la acreditación, medida que fue dada anteriormente y que la ANR, desde hace muchos años trataba de impulsar, pero se quedó en el intento.
La defensa de la autonomía no debe ser de palabra escrita solamente sino práctica. Tampoco autonomía garantiza calidad de la educación y de gestión, si las autoridades no observan lo ordenado en la ley. La historia de nuestra educación superior está empedrada de buenas intenciones y de declaraciones. ¿Cuál ha sido el resultado? Triste historia de la educación superior que fue perdiendo prestancia desde la década de los 70 en adelante. No tenemos un pensamiento académico que nos muestre el talento de nuestros estudiantes y profesionales. ¿Qué sucedió? Quienes revisen la historia de la educación en cada facultad pueden tener la respuesta. No existen personajes que destaquen. Si los hay, es por su propio esfuerzo y porque salieron al extranjero.
El espejo de nuestra educación superior es opaco desde hace mucho tiempo. Los esfuerzos por limpiarlo no pueden dejar de ocultar que el exceso de libertades no contó con la debida responsabilidad para administrarla. Escasez de debate académico, político, hizo que se apoderase la sinrazón perturbadora de Sendero Luminoso, con ideas trasnochadas. Eso cautivó a estudiantes incautos y fue destruyendo lo que debía ser la educación universitaria, reemplazándola por remedos de cátedras y catedráticos, con excepciones. Salir de ese pozo, cuesta e invita a replantear prioridades, estrategias, objetivos. Por ello escudarse en la autonomía, respaldada por la Constitución, no es suficiente. Quienes esgrimen esa razón han dado muestras de su ineficiencia.
2. Reflejos. El dictamen de la Ley Universitaria que viene siendo discutida en la Comisión de Educación del Congreso, debe presentarse al pleno una vez formulada como propuesta.
Los temas principales en los comunicados y pronunciamientos publicados en los medios defendiendo la ley vigente, son la defensa de la autonomía universitaria, el oponerse a la existencia de una Autoridad Autónoma de Universidades, y que no se cree un viceministerio de educación superior. Frasear los sustentos no sólo sería fatigoso sino innecesario pues es la trasnochada defensa de intereses que poco aportan al cambio y al desarrollo del país. En esta “sopa de letras”, un pronunciamiento de docentes y estudiantes universitarios marca la diferencia y aporta a lo sustantivo en el debate. Es necesario un cambio.
En interesante entrevista, el presidente de la Comisión de Educación en Ideele Radio da a conocer el intríngulis que se va armando detrás de una campaña defensiva de un statu quo universitario amparándose en la “autonomía” universitaria. sin reparar que muchas veces en su nombre se han cometido excesos y arbitrariedades. No es lícito recordar la Reforma de Córdoba, a la hora nona, cuando lo que se quiere no es “desmontar” la autonomía como la conciben las autoridades universitarias, sino tratando de escuchar y responder a quienes sufren las consecuencias de su mala aplicación: docentes y alumnos universitarios. Ellos no son invitados al debate, ellos no pueden dejar escuchar su voz. Sin embargo en un Pronunciamiento, la Federación de Docentes de la Universidad Nacional Pedro Ruíz Gallo da cuenta de un Proyecto de Nueva Ley Universitaria de la FENDUP (Federación Nacional de Docentes Universitarios del Perú), aprobado en el IX Congreso Nacional Extraordinario realizado en Huánuco en Noviembre de 2012, donde señalan los puntos más importantes: respeto a la autonomía universitaria; creación del Consejo Nacional de Universidades; voto universal para la elección del rector, vicerrectores y decanos; creación de un vicerrectorado de investigación..
El presidente de la Comisión de Educación ha expresado que existen muchos intereses detrás de esta forma de defensa de la “autonomía” universitaria. Por ello es que se refleja en el debate hacia dónde quieren ir. Si han contado con la autonomía tantos años y no la han sabido administrar en función del desarrollo del país y los intereses de la formación de las nuevas generaciones de profesionales ¿por qué se cayó en la mediocridad, la burocratización y el “enjuague” político?
El parapetarse en defensa de la autonomía universitaria, sin una reflexión en profundidad y una autocrítica sostenida de lo que ha sido en estos decenios del siglo XX y lo que va del XXI, es cuasi burlesco. Muchas buenas intenciones en el nombre de la autonomía han sido dadas y se han parapetado en el grito de Córdoba sin saber que “…el Manifiesto hace una severa crítica de la vida interna de la universidad, y en especial rechaza el anacronismo y autoritarismo con que se conducía la vida académica. En realidad, esta crítica marca el rompimiento de la universidad del siglo XX con la decimonónica. “ (Jaime Ornellas Delgado. México. Reflexiones en torno a la autonomía universitaria. Biblioteca de Clacso). ¿Las actuales autoridades estarían dispuestas a hacer una “severa crítica” de cómo se viene utilizando la autonomía en las universidades?
3. Conmociones. Los temores más allá de la autonomía universitaria es que se cree un ente superior que supervise la calidad de la educación, fiscalice el uso de los recursos de las universidades. Además que autorice la creación de universidades públicas y privadas.
En realidad detrás de la campaña subyace el no querer revisar la historia de la autonomía universitaria. Revisar la historia de la autonomía permitiría analizar la situación real y objetiva y no quedarse en denuncias, paralizaciones y demás reclamos porque obstaculizan cualquier desarrollo institucional y académico. Quienes han postulado esta nueva ley la fundamentan en que nuestras universidades no vienen respondiendo a las demandas contemporáneas. Tampoco han permitido debatir sobre lo que es y debe ser la autonomía en el contexto histórico, permitiendo saber qué es lo esencial de ella para mantenerla y dejar de lado aquello que no permite una dinámica de acuerdo a los nuevos tiempos, al proceso de desarrollo y a las aspiraciones de las jóvenes generaciones.
En este sentido es bueno recoger en el debate lo que la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 1966 definió como autonomía: la integración de tres autonomías inseparables: la académica, la administrativa y la legislativa. Y precisa que la autonomía universitaria es esencialmente la libertad de enseñar, investigar y difundir la cultura. (Ornellas Delgado,J. Op.Cit.)
Querer rechazar cualquier cambio en la ley universitaria es darle la espalda a los retos que nos presenta el desarrollo. Es hacerle el juego a quienes no quieren que se luche contra la dependencia; a quienes creen que el pensamiento único es la solución para la educación de nuestros jóvenes. La percepción de la autonomía de las autoridades universitarias es anacrónica. Hoy la lucha contra la autonomía está signada por la no transformación de la educación como simple mercancía, que le hace el juego al neoliberalismo proporcionándole los profesionales que el mercado requiere en los procesos de producción que ellos eligen. ¿Los han pensado los rectores?
Existen sin duda puntos para seguir debatiendo y que no deben quedar sueltos o postergados. Si bien debe darse un renovado contenido a la autonomía universitaria, debería cuidarse la actual crisis que se vive en la educación superior en un gobierno democrático y transparente para no aparecer como una imposición sino la decisión de una potestad que tiene el legislativo para renovar las instituciones que lo ameriten. La universidad es una de ellas. Por ello sea bienvenido lo que implique reestructuración, mejora, actualización. En este sentido contar con una organización autónoma que las gobierne “Superintendencia Nacional Universitaria” (SUNAU) es un salto cualitativo. Otra es la acreditación obligatoria de la casa de estudios. De ello dependerá que se entreguen títulos a nombre de la Nación. Las instituciones de educación superior que no logren ser acreditadas en tres intentos, serán cerradas. El SUNAU asumirá las labores del CONAFU.
Los miembros del SUNAU serán nominados por el ejecutivo a propuesta del Ministerio de Educación. Aquí podría haber una observación, por la injerencia política. Sin embargo esto se deberá abordar en el debate del pleno en el Congreso, y proteger la autonomía de la nueva institución, de la manipulación e imposición político partidaria.
Cuando autoridades de la ANR cuestionan la creatividad de SUNAU, el presidente de la Comisión de Educación del Congreso recuerda que ya el año 2008 el Tribunal Constitucional recomendó al Estado Peruano crear un organismo regulador de la educación universitaria. Dijo además que la ANR y la CONAFU a lo largo del tiempo no han sido capaces de poder enfrentar los problemas con imparcialidad, con visión del país y sugiere la creación de una superintendencia.
Expresó además que el SUNAU afrontará los siguientes desafíos: garantizar el derecho de una buena calidad de educación para los estudiantes; enfrentar el desarrollo, la globalización, las demandas de la ciencia y tecnología, la innovación. (Entrevista al Presidente de la Comisión de Educación del Congreso: Gral Daniel Mora en Ideele Radio, 12.06.12)Todo ello respaldado por el Art. 18º de la Constitución de la República que garantiza la autonomía universitaria.
Esta es una tarea enorme que la sociedad está viendo con buenos ojos, pues se sacará a la universidad de la mediocridad, de los arreglos políticos, del descuido académico. Esperemos que el pleno del Congreso esté al nivel de lo que el país necesita y no defienda intereses mercantiles, pues algunos congresistas son dueños de instituciones de educación superior, y velan por sus intereses, antes que por los del país. Es conveniente que no se enreden en cuestiones formales sino sustantivas que son las que importan: el contexto de transformaciones sociales, políticas y económicas en la región; la función social de las universidades, y los desafíos epistémicos y epistemológicos.(Roberto Leher (Compilador) Por una reforma radical de las universidades latinoamericanas. CLACSO) ¿Habrá tiempo para ello? ¿El debate alcanzará el nivel que merece? (15..06.13)