- Preguntas sin respuesta/imposiciones: Ser maestro en nuestra patria supone contar con un título, además aseveraciones, suposiciones, exigencias, cumplimientos, que le permitan sacar adelante los objetivos del año escolar. Los docentes con tiempo de servicios y que son nombrados, hoy tienen el puesto asegurado. Los recientemente egresados, o aquellos que hace un lustro más lo hicieron, cada diciembre no buscarán las “permutas” para mejorar su puesto de trabajo y el bienestar de su familia, sino también poder transitar del ámbito rural al urbano. Hoy buscan dónde, cómo y cuándo saldrá la convocatoria para el concurso de una plaza para un nuevo contrato anual.
El maestro concursante tiene que prepararse. Debe responder preguntas derivadas de ciertos estándares (palabreja que invadió el sector) para poder aspirar a una plaza de contrato. Pocos reparan en que el maestro es una persona, que tiene cualidades, que tiene defectos, que tiene sentimientos, que piensa, que tiene una opción personal, política, que tiene derechos y obligaciones más allá del ser docente, como todo ciudadano. Pero el maestro postulante deberá postergar todo aquello.
Algo ocurre en la política de personal que desarrolla el MINEDU que no pueden resolver pues depende no de los objetivos, ni los resultados educativos, sino de las prioridades que determine el Ministerio de Economía. En la política general del gobierno se habla de equidad, pero ésta es administrada en función de otros indicadores, de otros estándares ajenos al desarrollo de una política social que el país requiere.
Las exigencias para los docentes no devienen de una consulta ni de recomendaciones técnico pedagógicas, sino todo lo contrario, de las normas, directivas, que se tornan imposiciones. La opinión del docente no se toma en cuenta menos las del director de la institución educativa:
La convocatoria se acata si se quiere tener un año sin sobresaltos económicos de lo contrario aquel profesional de la educación que le ha costado formarlo al Estado seguirá desilusionado “pateando latas” y enrumbado hacia campos donde valoren su aporte. De repente se van perdiendo talentos por decisiones y desidias burocráticas. Así estamos y no se dan cuenta.
2. Pienso que acabo de perder la fe en este momento. Tanto esfuerzo en estudiar, tantas privaciones para no encontrar trabajo en la carrera docente. ¿Qué hará el docente titulado que no encuentra trabajo? El 19 de enero habrá un concurso. Los datos se publicaron como noticia, pues en la UGEL no han puesto aún el aviso, decían que en Lima, habría 3.138 plazas. Para laborar en colegios públicos se tiene solo hasta este viernes 10 de enero para inscribirse, y en regiones como Arequipa, San Martín y La Libertad, hasta el miércoles 15. Se tomará la Prueba Única Regional que tendrá cien preguntas.
Se estima que 150 mil docentes de todo el país rendirán la Prueba que permitirá obtener un contrato para laborar en las instituciones educativas públicas durante todo el 2014.(La República 07.01.14)
Al leer estas cifras, uno se pregunta ¿por qué no han sido cubiertas las plazas por nombramiento? ¿Qué sucedió? Alguien tiene que solucionar y pronto esta situación. Es una anomalía de gestión que interrumpe el proceso educativo en cientos de instituciones educativas en niveles de inicial, primaria, secundaria y alternativa.
Esta desatención para los docentes recién egresados y otros que llevan años de concurso en concurso y no pueden establecerse ni tener seguridad económica denota que el Estado no es previsor. ¿Qué sucede en el Ministerio de Educación? ¿Acaso no se está evidenciando que este vicio se transfiere en el proceso de descentralización?
¿Cómo puede un docente abocarse a otros estudios si tiene que bregar para conseguir no estabilidad laboral –que parece estar denegada- sino un puesto de trabajo en lo que él sabe hacer y para eso estudió? ¿Cómo puede reclamársele buen desempeño docente en las evaluaciones si tiene que dedicarse el tiempo libre a otra actividad económica para nivelar su sueldo y poder mantener a su familia?
¿Este es el llamado trabajo decente que la sociedad de consumo ofrece a quienes educarán a los futuros ciudadanos? La OIT conceptúa a este trabajo así: “El trabajo decente resume las aspiraciones de la gente durante su vida laboral. Significa contar con oportunidades de un trabajo que sea productivo y que produzca un ingreso digno, seguridad en el lugar de trabajo y protección social para las familias, mejores perspectivas de desarrollo personal e integración a la sociedad, libertad para que la gente exprese sus opiniones, organización y participación en las decisiones que afectan sus vidas, e igualdad de oportunidad y trato para todas las mujeres y hombres.” (http://www.ilo.org/global/topics/decent-work/lang–es/index.htm) Este concepto de trabajo pareciera que no ha permeado aún las puertas del MINEDU, sin embargo, la misma OIT de la que somos signatarios expresa que “La puesta en práctica del Programa de Trabajo Decente se logra a través de la aplicación de sus cuatro objetivos estratégicos: creación de empleo, derechos en el trabajo, protección social y diálogo social, con la igualdad de género como objetivo transversal.”(OIT. Op.Cit)
3. Un sistema que impone y una democracia que acata. Paradojas de nuestro país. Todos los años el “rito” de los contratados. Cada año pasar por las horcas caudinas de los trámites y funcionarios que no hacen sino “cumplir lo que dice la norma”. Si esto lo analizamos desde el proceso de descentralización regional y local donde como dice la voz popular “el camaleón es el rey de los sapos”, apreciaremos lo fatigoso que se torna, ser maestro y tener en época de vacaciones, que “perseguir” un puesto de trabajo. El buen sacerdote Jesús Herrero S.J. nos decía que su vía crucis empezaba desde enero, dos meses antes de semana santa, para conseguir que “no se olviden” de las vacantes de los Colegios Fe y Alegría y terminaba después de Pascuas de Resurrección, si tenía suerte. Mientras ¿quién enseñaba a los alumnos?
¿Por qué cuesta imaginar que la gestión educativa debe tener una mirada y un ritmo diferente a las demás actividades de nuestra economía? ¿Por qué por ejemplo no existe una evaluación local de cada docente contratado por su director y una certificación de su desempeño para hacer posible la renovación de su contrato? ¿No se puede revisar y replantear la ley?
El bosque frondoso de normas, directivas y leyes que se fueron sumando para un “control” que no ha sido sino un tamiz político para que aquellos profesionales de la educación que piensan diferente al gobierno no puedan entrar al magisterio. Todas ellas impuestas por quienes son aliados de un sistema mercantilista que piensa la educación como un servicio y no como derecho. ¿Pueden seguir teniendo vigencia en una política social inclusiva?
Pier Paolo Passolini manifestaba hace tiempo que «Hay una ideología real e inconsciente que unifica a todos, y que es la ideología del consumo.“ (http://www..teorema.php?per=514) Somos consumistas de lo que el Estado decreta y lo que el Ministerio de Economía permite. Las investigaciones y estudios que existen auspiciados por el BID, Banco Mundial y Agencias, sin duda hacen valiosos aportes, pero ni siquiera orillan temas concernientes a lo que es la cultura educativa del país donde invierten y menos a la cultura de gestión vigente y qué hacer con ella.
Nos acercamos al inicio de un año con el añejo problema a cuestas: el contrato de los docentes. A pesar de estar en el siglo XXI seguimos con las armas legales que se dieron en la segunda mitad del Siglo XX. ¿Así queremos ser competitivos? Triste paradoja la que nos ha tocado vivir uncida a un sistema económico dependiente de créditos que imponen franquicias internacionales sin querer queriendo y que nos ofertan como excelente por lo diferente, a pesar que nuestros investigadores dicen lo contrario, una educación particular de medio pelo, “lavadita con Ña Pancha” y pintadita con pintura de baja estofa. ¿Por qué no valen lo que nuestros investigadores nacionales aseveran y recomiendan?
Así estamos: un sector enredado en lo legal, condicionado por un sistema que tiene sus instituciones que imponen sus condiciones y hasta su agenda. ¿Para qué? El maestro peruano el nombrado y contratado tiene preguntas que no son atendidas y menos respondidas. ¿Hasta cuándo? ¿Hasta otra prueba PISA? ¿Hasta otro LLECE?
No hagamos realidad lo que César Vallejo ya nos legó en Masa “Al fin de la batalla, / y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre / y le dijo: «¡No mueras, te amo tanto!» / Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.” Y no es pesimismo, es una realidad que lacera ¿Hasta cuándo? (11.01.14).