Posts Tagged ‘educación ambiental’

EDUCACIÓN AMBIENTAL PARA EL DESARROLLO SOSTENIBLE Hacia la tangibilidad de los contenidos curriculares (II)

21 enero 2014

Aramis Latchinian[1]

[1] Licenciado en Oceangrafía B iológica; Magister Scientarum EN Cs. Ambientales y Especialista en gestión Ambiental. Cuenta con amplia experiencia de docencia e investigación a nivel universitario en Uruguay y en el exterior y es consultor de medio Ambiente
Publicado en EDUCAR. Año 2 Nº 5 Montevideo, Uruguay. Octubre 1999..
——————————————–

II. Educación Ambiental y tangibilidad.

En este contexto, el gran objetivo social al que debe apuntar la educación ambiental es la educación de las nuevas generaciones en el congreso el Desarrollo Sostenible (que la explotación que nosotros hagamos de los recursos naturales, no ponga en riesgo la disponibilidad de esos recursos para las futuras generaciones), para lo cual es necesario que la educación ambiental experimente un avance cualitativo hacia su «tangibilización».

 Sin olvidar las instancias de discusión y de elaboración teórica, es imperioso en nuestra opinión, que el buen desempeño ambiental sea tangible. Y no solamente que cada actividad de capacitación produzca una transformación ambiental positiva que deje resultados cuantificables, sino que ese producto sea apreciable para el público y que se convierta en una herramienta para la educación ambiental comunitaria.

 La clasificación de residuos, la siembra de árboles autóctonos y otras iniciativas igualmente importantes no pueden perseguir fines exclusivamente didácticos; el impacto ambiental positivo debe ser un objetivo principal y la mejora en las condiciones ambientales será la herramienta educativa.

 En ese sentido, la Gestión Ambiental se presenta como una herramienta novedosa para la educación ambiental. Hasta hace pocos años sólo las empreas líderes y de mayor visión estratégica implementaban Sistemas de Gestión Ambiental.

 Si entendemos como Gestión Ambiental a las acciones  a las acciones, programas y proyectos que una organización implementa para prevenir o corregir problemas de deterioro ambiental, cuando dichas acciones, programas y proyectos se ordenan en forma lógica y sistemática y se estructuran en torno a una Política o compromiso Ambiental, hablamos de Sistema de Gestión Ambiental.

 Hoy se considera a los Sistemas de Gestión Ambiental como una herramienta válida para cualquier organización y tal vez sean una forma de tangibilizar en centros educativos el buen desempeño ambiental.

 Todo problema de deterioro ambiental por causa de actividades humanas es susceptible de un Sistema de Gestión ambiental y como dijimos antes, los mismos son una forma válida de materializar en acciones concretas la educación ambiental.

 III. Un ejemplo, a modo de conclusión: Clasificación y reciclado de papel en centros educativos.

Hoy existen en países desarrollados cientos de programas de gestión Ambiental con fines educativos en distritos escolares, universidades, organizaciones comunitarias, empresas, parques, jardines zoológicos, museos y centro de estudio de la naturaleza. Estos Programas son gestionados en su mayoría por los mismos estudiantes.

 Si bien la reducción en el consumo energético o en el consumo de agua, la siembra de flora indígena o la protección de la fauna autóctona, pueden ser muy buenos ejemplos de temas a desarrollar transversalmente en los Programas educativos, prestaremos un poco más de atención al reciclado de papel en los centros educativos, debido a que éste puede ser un tema muy tangible y como señalamos antes, el éxito de la transversalidad en la educación depende en gran medida de la correcta elección de los temas.

 Uruguay consume anualmente más de 100,000 toneladas de papel, procedente de eucaliptus (97%) y de pino (3%). De este papel se recupera para reciclar cerca de 35,000 toneladas, con el que se produce papel higiénico, cartón corrugado, papel de baja calidad, cartón gris y maples.

 Más del 90% de los residuos de escuelas y liceos lo constituyen papel reciclable (impresos en general, fotocopias, borradores escritos, papel de embalar, hojas de computadora, diarios y revistas, envoltorios, cartones, papel de fax, recibos, etc.), por lo tanto, un programa de clasificación y reciclado de papel en centros educativos permitiría tangibilizar la educación ambiental en los siguientes aspectos:

 –       Reducción de la cantidad de basura en cerca de un 90%.

–       Conservación de los recursos renovables: una tonelada de pulpa de descartes equivale a 90 árboles de 12 metros de altura (54 pinos y 34 eucaliptos).

–       Obtención de un ingreso económico adicional para los centros educativos, a partir de la venta del papel recolectado y clasificado.

–       Desarrollo de habilidades mientras se recicla papel (restauración de lomos de libros, serigrafía, elaboración de carpetas, tarjetas y otros materiales).

–       Trabajo coordinado con ONG’s dedicadas a la educación ambiental (algunas de ellas se enfocan específicamente al reciclado de papel en las escuelas).

 Nuestro país cuenta con la infraestructura y el equipamiento, con los recursos humanos y tecnológicos para desarrollar una gran Proyecto escolar de reciclado de papel, el cual tendría un impacto ambiental significativo a nivel nacional, cuantificable y claramente tangible.

 Un proyecto de estas características, llevado adelante por niños y adolescentes en los centros educativos y dirigido por la ANEP, sería sin lugar a dudas un inmejorable ejemplo de Gestión Ambiental con fines educativos y se constituiría en una herramienta de integración disciplinar de enorme valor.

 

EDUCACIÓN AMBIENTAL PARA EL DESARROLLO SOSTENIBLE Hacia la tangibilidad de los contenidos curriculares (I)

20 enero 2014

Aramis Latchinian / Licenciado en Oceangrafía B iológica; Magister Scientarum EN Cs. Ambientales y Especialista en gestión Ambiental. Cuenta con amplia experiencia de docencia e investigación a nivel universitario en Uruguay y en el exterior y es consultor de medio Ambiente.

Publicado en EDUCAR. Año 2 Nº 5 Montevideo, Uruguay. Octubre 1999

——————————————————————————————————————————————

A fin de alcanzar el desarrollo

sostenible, la protección del medio

ambiente deberá constituir parte

integrante del proceso de desarrollo y

no podrá considerarse en forma aislada.

(Principio 4 del Informe de la Conferencia de las Naciones

Unidas sobre el medio Ambiente y el Desarrollo)

Río de Janeiro, 3 al 14 de junio de 1992.

 

 

I.- Educación Ambiental y transversalidad

 

Desde hace ya décadas la UNESCO plantea que la educación debe tener como fin último «la educación para la vida» y en función de ello se suelen identificar líneas o áreas temáticas que contribuyan a un desarrollo integral del individuo: Educación para la paz, Educación del consumidor, Educación vial, Educación sexual, Educación ambiental, entre muchas otras.

 

En los Sistemas Educativos de muchos países se presta especial atención a estas áreas integradoras o transversales, incorporándolas a todos los Programas ( y no como asignaturas específicas), formando una trama que tienda a integrar los contenidos temáticos de todas las asignaturas, potenciando el contenido global de la Educación. En este sentido, los temas transversales del individuo, más que a incrementar los niveles de información o los conocimientos específicos.

 

El éxito de las iniciativas de transversalidad en la educación dependerá de múltiples factores, pero principalmente de la correcta identificación temática, del comportamiento y el trabajo de equipo en los centros educativos y del diseño de actividades y proyectos que contribuyan con esa integración. Para ello los temas los temas desarrollados en forma transversal deben dar respuesta a problemas actuales y relevantes para la comunidad.

 

En este contexto que la Educación Ambiental se presenta como un tema de transversalidad con muchas potencialidades para nuestro Sistema educativo.

 Todos hemos oído de los efectos ambientales globales  de las actividades humanas (debilitamiento de la capa de ozono, calentamiento del planeta, disminución de la bio-diversidad, etc.) y de los efectos ambientales locales (contaminación de arroyos, lluvia ácida, smog fotoquímico, etc.)

Muchos autores especializados en la problemática ambiental opinan que estos problemas derivan del fenómeno de la pobreza, asociado a la superpoblación planetaria y a los hábitos de consumo de la sociedad moderna, y que la tendencia no es la recuperación sino todo lo contrario. También afirman que sólo cambios societales globales podrán revertir estas tendencias.

 Esta sentencia aparentemente apocalíptica suele tener un efecto paralizante en la población, siendo lo más común responsabilizar a la industria o al gobierno de turno de esta situación, pero en nuestra opinión, una de las causas más relevantes del deterioro sostenido de nuestros ecosistemas, es la falta de valores sociales y la condescendencia de la comunidad frente al despilfarro y a la destrucción de recursos naturales.

 Hasta en un país apacible y ecológica mente equilibrado como el nuestro ( de tasa poblacional estable, aire puro y agua potable en todo su territorio), esta situación de deterioro ambiental es cada vez menos teórica y exige menos capacidad de abstracción para comprenderlas. ¿Quién iba a pensar hace treinta años que Uruguay asistiría a una sensible degradación de sus econsistemas costeros dulceacuícolas y marinos, a la contaminación de suelos con agro-tóxicos, a la desaparición sistemática de especies autóctonas, entre otros graves impactos de la actividad humana?

 Sólo la educación y la concientización podrán incorporar la protección ambiental como uno de los más caros valores de la sociedad y aportar así soluciones definitivas a las problemáticas ambientales. En tal sentido, a los niños han dejado de ser el mero público objetivo de la educación ambiental, para transformarse en agentes multiplicadores con gran poder de persuasión sobre los adultos.

 Posiblemente esta situación sea producto de la conjunción de múltiples factores; una política educativa orientada en esa dirección, una realidad objetivamente preocupante respecto a los niveles de deterioro de los ecosistemas, un contexto favorable y una preocupación creciente en los distintos actores sociales entre otros motivos.

 Pese a los preocupantes pronósticos de autores especializados en la temática ambiental, que señalamos antes, en nuestra opinión es muy posible que las futuras generaciones tengan un desempeño ambiental más adecuado que el nuestro y que dejen a sus hijos un Medio Ambiente más limpio que el que nosotros dejaremos. Sin embargo, esto depende en gran medida de la capacidad que tengamos de transformar nuestros hábitos de producción y consumo, eliminar o atenuar las situaciones de pobreza y de que logremos crear conciencia en los más jóvenes, de la necesidad de profundizar esos cambios.

Educación ambiental en la escuela (III)

18 enero 2014

CEADU Centro de Estudios, Análisis y Documentación del Uruguay / CIES. Centro Informatione e Educatione allo Svilupo[1]

email: ceadu@montevideo.com.uy, www.ceadu.org.uy 

NOTA: La presente experiencia se ha tomado de la dirección electrónica: http://www.deres.org.uy/home/descargas/investigaciones/RePapel.pdf

 Lo que a continuación se comparte es sólo una parte del Manual que se ha elaborado y al que pueden acceder en la dirección indicada. Esperemos les interese y lo puedan utilizar en el desarrollo de la vida escolar en el aula en el desarrollo del currículo.

———————————————————–

2. GESTIÓN AMBIENTAL EN LA ESCUELA: SISTEMA G.A.E.

CEADU desarrolla Programas de Gestión Ambiental en las Escuelas que pretenden aprovechar los conflictos ambientales del entorno escolar como oportunidades de acción y de integración comunitaria: son los “Sistemas GAE”. Mediante la solución de problemas concretos locales, se pretenden vincular los procesos educativos y la realidad de comunidades específicas.

 El Sistema GAE se inspira en los Sistemas de Gestión Ambiental (SGA) que se desarrollan con éxito en todo tipo de organizaciones públicas y privadas, incorporando la dimensión educativa y la acción social a la prevención de la contaminación ambiental.

 A continuación se recorren las etapas del sistema GAE, haciendo referencia explícita al caso particular de la gestión del papel.

 2.1 El compromiso: Declaración Ambiental de la escuela

Para iniciar el Sistema, debe elaborarse un documento base, en el que se plasmen las intenciones consensuadas del grupo de individuos, con respecto al entorno en que se inserta su organización. Este documento es llamado Declaración Ambiental y establece las líneas de acción y los objetivos ambientales a los que se compromete la organización y los individuos que la conforman.

 Para elaborar este compromiso ambiental, conviene tener en cuenta los siguientes puntos:

 DE CONTENIDO

Alcance de la organización: Es necesario delimitar la organización que va a establecer el compromiso. El alcance puede establecer límites geográficos u organizacionales: Barrio, Comisión barrial, Escuela, Año, Clase, Aula, etc. Este punto es fundamental para determinar las posibilidades y las capacidades de las que dispondrá el proyecto.

 La postura: La Declaración debe contener una breve descripción de cómo la organización percibe e interpreta los problemas ambientales que genera o que padece. Puede ser somera y preliminar, pues la metodología prevé una identificación posterior más precisa de los problemas ambientales relacionados a la organización.

 Intenciones: La organización debe expresar en el compromiso, cómo pretende abordar (a grandes rasgos), la problemática ambiental descrita. En este caso también alcanza con una descripción de cuáles van a ser las principales herramientas puestas al servicio del GAE.

 DE FORMA O PROCESO

 Participación: El involucramiento de los integrantes de la organización y la apropiación del proyecto, son imprescindibles para lograr el éxito de la Gestión Ambiental. Para ello, es necesario que todos los integrantes de la organización sean participantes activos en el proceso de desarrollo del proyecto.

 Comunicación: El compromiso ambiental debe ser difundido y comunicado a todos los actores relacionados con la organización que lo establece.

 El problema:

evaluación ambiental de la escuela y su entorno

 A los efectos de identificar responsabilidades y, por ende, la capacidad de intervención de la escuela, el sistema GAE propone agrupar los problemas identificados en:

 A. PROBLEMAS AMBIENTALES GENERADOS POR LA ESCUELA:

Aquellos que estén vinculados a actividades que se realizan dentro de la escuela. A modo de ejemplo:

 Residuos sólidos (papel, envases, orgánicos, provenientes de limpieza)

  • Efluentes líquidos (baños, cocina)
  • Consumos (agua, energía eléctrica, insumos)

 B. PROBLEMAS AMBIENTALES PADECIDOS POR LA ESCUELA:

Aquellos vinculados a actividades del entorno. A modo de ejemplo:

  • Ruido (tránsito vehicular, viviendas, locales contiguos)
  • Emisiones atmosféricas (combustibles, polvo, olores)
  • Residuos sólidos (existencia de basurales, residuos generados en empresas y viviendas)

 Es sin dudas más sencillo actuar sobre los problemas generados por la escuela, que sobre aquellos que ésta padece y que son generados por su medio externo.

 Para realizar una primera aproximación a los problemas ambientales generados o padecidos por la escuela, es importante realizar una visita a sus alrededores, con el fin de realizar observaciones. Durante esta visita, que podemos llamar relevamiento primario, los niños deben anotar todas las cosas que vieron y que les parecieron incorrectas.

 El educador debe orientar acerca de cuáles son los potenciales problemas que se pueden observar, y para ello es conveniente realizar actividades (charlas, investigación, entrevistas, etc.) con los niños acerca de los grandes problemas ambientales (generación de residuos y problemática del consumo, escasez de recursos, sobrepoblación, relaciones entre personas).

Antes de salir a hacer la recorrida, debe anotarse en la hoja de relevamiento, los problemas ambientales que se esperan observar.

 Luego es preciso realizar una puesta en común de las observaciones realizadas.

 Luego de identificar algunos problemas ambientales, se puede tomar uno o varios de ellos y evaluarlos, al menos desde un punto de vista cuantitativo aproximado.

 La ficha 2.2, puede inspirar alguna metodología para calcular el volumen de papel (en cantidad de hojas, cantidad de papeleras o cantidad de bolsas) que se desecha en la escuela.

 Otra vía puede ser preguntar en la dirección, cuánto papel ingresa a la escuela, o cuánto papel reparte el maestro por semana, para hallar la cantidad de papel descartado en la escuela por unidad de tiempo. Aunque mucho papel no se descarte, consideramos que todo lo que se reparte se desecha (para facilitar el trabajo).

 Los grupos de trabajo deberán evaluar cuales son las actividades que más relevancia tienen, utilizando criterios ambientales (cuantificación, naturaleza y peligrosidad, frecuencia).

 Los logros: Objetivos y metas

Una vez que se determinaron cuáles son los principales problemas ambientales relacionados a la escuela, se selecciona el primero que se decide abordar.

 Tomando como base las actividades y problemas ambientales evaluados, la escuela deberá discutir y analizar los posibles objetivos ambientales. En este proceso es conveniente que participen activamente todos los actores involucrados (alumnos, maestros, vecinos, comerciantes de la zona, autoridades barriales).

 Los maestros deberán organizar actividades en clase para fomentar la participación de los alumnos en esta actividad. Es importante que los objetivos que se establezcan sean medibles con indicadores claros para facilitar su seguimiento, análisis y evaluación.

 La tabla a continuación muestra que es más sencillo intervenir sobre los problemas generados por la escuela, que sobre los padecidos por la misma. Puede ser frustrante plantearse objetivos difíciles o muy difíciles de alcanzar, aunque si los problemas son realmente críticos (riesgos sanitarios) es preciso elaborar una estrategia de intervención que pueda implicar un nivel de compromiso mayor por parte de la escuela y las autoridades competentes

 PROBLEMA AMBIENTAL

 

CAUSAS (Posibles)

OBJETIVOS AMBIENTALES

FACTIBILIDAD

GENERADO POR LA ESCUELA

Generación de residuos

Descarte de deshechos

Clasificación, reutilización interna.

Alta

Consumo de materiales

Necesidades de uso

Reducción de consumo interno

Alta

Generación de efluentes

Lavado y uso de baños

Reducción de la carga contaminante

Media

PADECIDO POR LA ESCUELA

Problema de saneamiento

Falta de infraestructura

Solucionar el problema de los efluentes

Media

Problema de ruidos externos

Tránsito, obras, industrias

Reducción de los niveles de ruido

Baja

Contaminación del aire

Consumo combustibles

Reducir el consumo de combustibles

de vehículos

Muy baja

 

Para conocer la metodología del Sistema GAE, conviene comenzar planteándose problemas ambientales sencillos de solucionar. Los demás se irán incorporando a medida que se vaya integrando la metodología a las actividades rutinarias de la escuela..

 2.4 La acción: Programas y Proyectos

La redacción de los objetivos debe estar acompañada de una planificación, que incluya las actividades, plazos estimados para cada una de las etapas, responsables y participantes, recursos necesarios y forma de evaluación. Estas actividades planificadas con una cronología establecida, se llaman programas.

Los programas establecen la serie de actividades necesarias para lograr los objetivos ambientales planteados.

 Los programas pueden contener información relativamente precisa de quién y cómo se realizan las acciones previstas.

 A modo de ejemplo:

 Se establece un objetivo de juntar un volumen de papel «X» en un año.

La organización entonces, definirá el ámbito de aplicación (alcance) para el cual se establece el objetivo. (clase, escuela, escuela y hogares de niños, manzanas, barrio, etc.).

 PLAN DE ACCIÓN

  • Realizar listado de comercios y organizaciones del barrio que puedan apoyar.
  • Ubicar recipientes en la escuela.
  • Actividades en clase (los alumnos realizan materiales de difusión para distribuir en las casas y el barrio).
  • Organizar salidas de sensibilización y de recolección por el barrio, con los alumnos, con el fin de alentar a los vecinos a traer su papel a la escuela.

 

Los programas de gestión ambiental son una herramienta fundamental para evaluar el desarrollo del sistema GAE; ya que los programas son permanentemente consultados para contrastar la realidad ante ellos y si es necesario, modificarlo. Las actividades de control y auditoria son detalladas en el punto siguiente.

 

Repapel puede adoptarse como un programa de gestión de papel del sistema GAE. Para ilustrar la importancia del reciclaje del papel se propone un taller ilustrativo de reciclaje artesanal de papel. El mismo fue desarrollado por Raúl Strada y figura como Anexo I en el presente manual.

 

La evaluación: Ecoauditorías escolares

Las ecoauditorías son las instancias en que se evalúa el desarrollo del Programa GAE y el desempeño ambiental de todos los involucrados.

 La auditoría es una herramienta de evaluación que apunta a determinar la medida en que la instrumentación real del sistema, coincide con el sistema planificado.

 En concreto, se toman los documentos de planificación (por ejemplo los programas) donde figuran las intenciones y las actividades previstas, y se busca lo hecho en base a lo dicho.

 En la auditoría también se planifica: se toman los programas de gestión ambiental y se busca en ellos todo lo que pueda ser revisado en la realidad. En una planilla, se anotan las cosas que se realizarían según los programas, y que por ende se espera encontrar en la realidad.

 

Educación ambiental en la escuela (I)

16 enero 2014

CEADU Centro de Estudios, Análisis y Documentación del Uruguay / CIES. Centro Informatione e Educatione allo Svilupo

: La presente experiencia se ha tomado de la dirección electrónica: http://www.deres.org.uy/home/descargas/investigaciones/RePapel.pdf

 Lo que a continuación se comparte es sólo una parte del Manual que se ha elaborado y al que pueden acceder en la dirección indicada. Esperemos les interese y lo puedan utilizar en el desarrollo de la vida escolar en el aula en el desarrollo del currículo.

—————————————————————————

1.   TODA EDUCACIÓN DEBE SER AMBIENTAL

La dependencia del Hombre primitivo respecto a su entorno generó una relación de respeto hacia el Medio Ambiente y desde sociedades muy antiguas se puede constatar la transmisión de conocimientos relativos a cómo mantener una relación equilibrada con el entorno ambiental.

 Pero desde el inicio de la era cristiana se fue consolidando la idea de “someter a la Naturaleza” más que de “convivir con ella”. Las diferentes ideologías y modos de producción modernos han tenido en común la soberbia del Hombre respecto al Medio Ambiente (la preocupación por resolver la explotación del Hombre y no de la Naturaleza, la idea de que la tecnología es una fuente ilimitada de progreso, sin comprender el carácter limitado de los recursos sobre los que actúa esa tecnología, etc.).

 

Es recién a fines de los años 60 del siglo pasado que se comienza a hablar de Educación Ambiental formal, y esto es consecuencia de la profunda crisis ambiental que provocaron estos modos de producción y los hábitos de consumo de la sociedad moderna.

 En definitiva no debemos buscar los orígenes y el gran desarrollo actual de la Educación Ambiental en una interpretación romántica de la relación del Hombre y el Medio Ambiente, sino en las potencialidades destructivas de la física nuclear, en el uso irresponsable de pesticidas y fertilizantes, en hábitos irracionales de consumo, como parte de una larga lista de causas que justifican la necesidad de proteger nuestro Medio Ambiente.

 En definitiva, desde un punto de vista antropocéntrico, utilitario y racional, es conveniente y necesario entablar cambios en el modo de relacionamiento con el entorno, más que seguir con el modelo actual.

 1.1 ¿Qué es el Medio Ambiente?

Todos los conceptos evolucionan a lo largo del tiempo y se enriquecen con la experiencia y la incorporación de nuevos conocimientos. Pero el concepto de Medio Ambiente es además polisémico, por lo que varía significativamente en función del contexto en que se lo utilice.

 Pese a esta complejidad, nuestra Sociedad (y en particular nuestro sistema educativo) tiene la responsabilidad de sistematizar experiencias y conocimientos para elaborar un concepto sólido de Medio Ambiente. Que sea una herramienta útil para la interpretación de las complejas relaciones del Hombre y su entorno, que incorpore las particularidades de nuestro país y nuestra cultura. Los maestros deben colaborar con los alumnos para que éstos construyan un concepto de Medio Ambiente que les ayude a actuar con acierto ante la problemática ambiental que les toque vivir.

 Sin dudas el concepto de Medio Ambiente ha ido evolucionando de un enfoque “natural” hacia uno “ético y social”

En un principio al hablar de Medio Ambiente nos referíamos al “Entorno en que habitan los seres vivos” y no pasaba de ser un inventario de suelo, atmósfera, clima, etc. Pero en los años ’70 la ecología realizó un aporte sustancial con el concepto de biosfera, mostrando la complejidad de las relaciones entre niveles y sistemas. Esta complejidad motivó un nuevo enfoque del tema; basado más en el estudio de las relaciones y los procesos, que en la cuantificación de los mismos.

 En la idea de que el Medio Ambiente no es una disciplina científica sino un concepto integrador de la sensibilidad e información de cada individuo con la experiencia colectiva y ante la dificultad de formular definiciones de carácter universal, transcribimos dos definiciones ampliamente difundidas y muy aceptadas en la actualidad:

 “El Medio Ambiente es el conjunto, en un momento determinado, de los agentes físicos, químicos y biológicos y de los factores sociales que puedan tener algún efecto, directo o indirecto, inmediato o diferido, en los seres vivos o las actividades humanas”. (Consejo de Europa, 1971)

 “El Medio Ambiente es el conjunto de las condiciones naturales (físicas, químicas y biológicas) y culturales (sociológicas) que puedan actuar sobre los organismos vivos y las actividades humanas” (diccionario Le Robert, 1985).

 En Uruguay la mayoría de la población maneja conceptos universales y actualizados de la temática ambiental (lo que confirma buenos niveles de información y de formación generales en la Sociedad), como lo indica un estudio de la Fac. de Ciencias Sociales de la Universidad de la República (Mazzei y Veiga, 2000). Según estos autores las opiniones de los uruguayos en temas ambientales “…se alejan de toda suerte de fundamentalismos, ya sean de tipo económico como ambientalista. Más específicamente ellas denotarían actitudes de un antropocentrismo y un utilitarismo moderado en el sentido de que ante los dilemas medioambientales prevalecerían (aunque no absoluta e

irresponsablemente) los intereses humanos. Indicativo de ello son las mayoritarias opciones por AMBOS ante la opción HOMBRE o NATURALEZA…”.

 De acuerdo al mismo estudio más de la mitad de la población encuestada asocia el concepto de Medio Ambiente a la relación del Hombre con su entorno y no prioriza a ninguna de las partes sobre la otra, visualizándolas como una unidad.

 Por último, vale hacer un comentario respecto a la frecuente confusión entre Medio Ambiente y Naturaleza. Para delimitar adecuadamente los contenidos y ámbito de acción de la Educación Ambiental es imprescindible discernir con claridad entre Medio Ambiente y Naturaleza, siendo que ésta última involucra no sólo al Medio Ambiente sino también a las fuerzas y leyes que lo gobiernan.

 1.2 ¿Cómo es el Medio Ambiente en Uruguay?

Por estar ubicado en una zona templada entre los paralelos 33 y 38 latitud sur, Uruguay posee inviernos no muy fríos y veranos no muy cálidos, con lluvias distribuidas normalmente durante todo el año, conformando un clima moderado y lluvioso.

 

La dicotomía entre campo y ciudad, la penetración de la ganadería en ausencia de barreras naturales, con un paisaje ondulado de suelos fértiles y ricos en agua, permitieron la antropización temprana y casi completa del territorio.

 

El tipo de desarrollo socio – económico de nuestro país ha provocado distintos efectos ambientales en cada uno de sus ecosistemas naturales (praderas, montes, humedales, sistemas costeros y cuerpos de agua interiores) y en sus principales cuencas hidrográficas (Río Uruguay, Río Negro, Río de la Plata, Océano Atlántico, Laguna Merín y Río Santa Lucía).

 

A ) EL MEDIO AMBIENTE URBANO

En Uruguay viven aproximadamente tres millones de habitantes de los cuales el 90% se ubica en centros urbanos. Más del 20% de la población vive bajo la línea de pobreza y el despoblamiento del campo es intenso, provocando una migración hacia la periferia de los centros urbanos, lo que tiende a acentuar la precariedad de condiciones de vida de estos pobladores. La migración también es significativa hacia el exterior del país y sobre todo de población en edad económicamente activa.

 

La pobreza es uno de los factores principales en la desatención de las problemáticas ambientales en el medio urbano. La necesidad de subsistir obliga a priorizar temas urgentes en detrimento de temas estratégicos como las políticas preventivas en relación a la calidad de vida y a la calidad ambiental.

 

La precariedad económica y el carácter provisorio de las soluciones habitacionales generan, a su vez, un desarraigo que no fomenta ni identidad ni respeto hacia el territorio.

 Los principales problemas ambientales de los centros urbanos de nuestro país se relacionan con la falta de una cultura que valorice la calidad ambiental y con la debilidad de las políticas de ordenamiento territorial, gestión y saneamiento ambiental.

 Estos problemas se manifiestan de manera más notoria en grandes centros urbanos como Montevideo, donde la presión demográfica es mayor y se han evidenciado en forma dramática en altas concentraciones de metales pesados en suelos urbanos, en la disposición de sustancias peligrosas en vertederos para residuos domiciliarios, en el descontrol de las emisiones atmosféricas de fuentes industriales, entre otros.

 B ) EL AGUA

El uso de los recursos hídricos en Uruguay se divide en 13% para consumo humano (del cual el 72% se extrae del río Santa Lucía) y 87% para riego (del cual el 95% es destinado al cultivo de arroz).

 Las aguas superficiales de Uruguay abastecen adecuadamente la demanda de que son objeto, pero simultáneamente estos cuerpos de agua son el receptor final de los residuos líquidos y en ocasiones sólidos de los sistemas de saneamiento urbano. También reciben el suelo erosionado y las lixiviaciones de agrotóxicos de la actividad agropecuaria. Nuestros cuerpos de agua presentan un proceso de deterioro creciente y no existe un conocimiento sistemático y completo de la calidad de las aguas naturales.

 Respecto a las aguas subterráneas más superficiales, son las de mayor relevancia para el abastecimiento de agua potable en varias zonas del interior del país. Pero estas masas de agua son a su vez muy susceptibles de contaminación por actividades humanas. Al estar aisladas de la luz solar y de la atmósfera, las aguas subterráneas tienen poca actividad biológica y pocas posibilidades de autodepurarse.

 Dentro de la polución que afecta a las aguas subterráneas del Uruguay, es destacable el proceso de salinización por intrusión y contaminación por aguas cloacales, que se está produciendo en la faja costera de Canelones y Maldonado.

 Por último es importante considerar que se han detectado indicios de salinización y contaminación química en acuíferos del sudeste y sudoeste lo que puede poner en riesgo la disponibilidad de agua para riego, consumo y para la cuenca lechera.

 Cuando hablamos de contaminación del agua normalmente nos referimos a aguas dulces o continentales, sin embargo en el planeta y en nuestro país en particular hay mucha más agua salada que dulce.

 La dispersión de contaminantes a lo largo de los océanos mediante las lluvias, la limpieza y descarga descontrolada de tanques petroleros en alta mar, los vertidos de origen urbano en áreas costeras, la sobre pesca hasta la extinción, son solo algunos de los efectos ambientales que sufren los mares y de los cuales no están exentas nuestras costas oceánicas.

 C ) LA ATMÓSFERA

Si bien existen procesos de contaminación natural de la atmósfera (volcanes incendios forestales, etc.), la contaminación antrópica produce una cantidad mayor y más peligrosa de contaminantes (óxidos de azufre y de nitrógeno, hidrocarburos, monóxido de carbono, ozono, anhídrido carbónico, aerosoles, halógenos, metales pesados, entre otros). En Uruguay, la contaminación atmosférica de origen antrópico se puede agrupar en:

 1. CONTAMINACIÓN INDUSTRIAL (FUENTES FIJAS)

En el Departamento de San José existe contaminación industrial en Rincón de la Bolsa por plantas de cloro soda (cloro gaseoso) y plantas de fertilizantes (gas fluorhídrico).

 2. CONTAMINACIÓN POR TRANSPORTE (FUENTES MÓVILES)

El parque automotor de Uruguay no supera las 150.000 unidades, por lo que no representa globalmente una fuente peligrosa. Existen algunas zonas aisladas de riesgo por concentración de tránsito (Ciudad Vieja de Montevideo) y se espera que la evolución de la industria automotriz hacia tecnologías más limpias contribuya a mantener controlados los niveles de emisión.

 3. CONTAMINACIÓN TRANSFRONTERIZA (FUENTES EXÓGENAS)

La central carbo-energética de Candiota, ubicada en territorio brasileño a pocos kilómetros de la frontera tiene proyectada una ampliación significativa de sus operaciones y es de esperar que esto acarree riesgos de acidificación para nuestro territorio. Las mediciones de contaminación de Candiota en Uruguay aún no indican niveles preocupantes.

Educación ambiental y educación para el desarrollo sostenible en América Latina (I)

14 enero 2014

Beatriz Macedo, Especialista Regional / Carol Salgado, Consultora bmacedo@unesc OREALC/UNESCO Santiago (Oficina Regional de Educación de la UNESCO para América Latina y el Caribe).

—————————————————————–

Resumen

Este artículo pretende poner en evidencia algunos de los aspectos más destacados del concepto de educación ambiental en América Latina; recoge y relaciona los principales debates y tendencias a nivel mundial y en la región latinoamericana.

 En América Latina el desarrollo de la educación ambiental y de la educación para el desarrollo sostenible (EDS) esta caracterizado por las condiciones propias de la región, como son la diversidad, la heterogeneidad, la inequidad y la pobreza. En este marco, se examinan las perspectivas de la EDS y de la década de la EDS, la cual abre oportunidades para que la educación encuentre sus nuevos sentidos de manera de actuar como un verdadero catalizador social. No pretende minimizar las tensiones que se están dando en la región entre la educación ambiental y la EDS.

• Introducción

La acumulación del saber científico y las aplicaciones tecnológicas, que de él derivan, han transformado la vida humana en los últimos tiempos, aportando grandes beneficios a la sociedad. Ahora bien, esos beneficios han sido distribuidos desigualmente, conforme a las grandes disparidades de riqueza y de oportunidades que existen en el mundo, y lo hacen por lo tanto cada vez más inequitativo. Al mismo tiempo, la viabilidad del planeta y, por lo tanto, la vida de las personas se encuentran amenazadas.

 En este momento se requiere examinar con especial atención el modo en que la educación puede contribuir a hacer realidad el desarrollo sostenible y a mejorar las perspectivas de equidad y paz en el mundo. La educación desempeña un papel clave en el desarrollo social y humano de nuestros países.

 En la década de los sesenta y setenta comenzó a nivel mundial un gran interés por la protección ambiental planetaria, lo que se manifestó en el plano educativo en el establecimiento y desarrollo de la educación ambiental, formulándose diversos planteamientos pedagógicos ambientales.

 La región de América Latina está caracterizada por una gran inequidad que se refleja en desigualdades y discriminaciones que se mantienen y en muchos casos se han agudizado. Esta inequidad está también presente en la educación, si bien el acceso a los servicios educativos se ha democratizado en casi toda la región hay grandes disparidades en la calidad de la educación a la cual acceden las niñas y los niños, en los años de escolaridad, en general en las oportunidades que se les brinda tanto durante el proceso educativo como en el egreso en el caso que concluyan.

 Este artículo busca recoger algunos de los aportes al concepto de educación ambiental (EA) y de educación para el desarrollo sostenible (EDS) que han surgido de las reuniones internacionales y regionales, centrándose en su evolución en América Latina. No ahondando en las condiciones o contextos históricos en los que ella se desarrolla – aun cuando éstos son determinantes para dicha evolución- con el fin de entregar algunas claves sobre lo que hoy llamamos EDS.

 • Educación Ambiental

UNESCO a finales de la década de los sesenta realizó un esfuerzo por estudiar las formas de incluir el tema ambiental como recurso educativo. Por lo cual solicitó a la Oficina Internacional de Educación (OIE) un estudio comparativo sobre la manera de abordar los temas del medio ambiente en la escuela, que pretendía detectar cuales eran las actividades educativas que se realizaban en los países. Esta investigación mencionó en sus resultados la necesidad de abordar la temática ambiental desde una perspectiva transversal, criterio que luego sería uno de los principios de la EA. Sin embargo, y debido al contexto en el que se realiza el estudio, considera a la EA como escolarizada, es decir, diseñada y ejecutada desde las instituciones educativas (Novo, 1998).

 El concepto de EA toma fuerza en la “Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente”, Estocolmo 1972. A partir de esta reunión se destaca su importancia en el cambio del modelo de desarrollo, asociado principalmente al “ecodesarrollo”. Se habla, además, de una EA escolarizada y no escolarizada que debe enfocar su atención en los jóvenes, adultos y medios de comunicación, actores centrales de la problemática ambiental.

 Posteriormente, la UNESCO y el PNUMA crean el  Programa Internacional de Educación Ambiental (PIEA),  el cual enfatiza el enfoque interdisciplinario, con el fin de adquirir una visión compleja del medio ambiente, y la educación ambiental en todos los niveles educativos, en formatos escolarizados y no escolarizados

.El PIEA sirvió de referente para los futuros planes regionales y nacionales en EA, mediante el cumplimiento de sus tres funciones principales y complementarias, que fueron la generación de conciencia sobre la necesidad de la educación ambiental, la elaboración de conceptos y enfoques metodológicos y la incorporación de la dimensión ambiental en los procesos educativos de los Estados Miembros.

 El fin y los objetivos de la EA fueron establecidos en la  “Carta de Belgrado”,  surgida en el  “Seminario Internacional de Educación Ambiental”,  Belgrado 1975. En ese momento la EA se orientó a lograr la concienciación mundial sobre el medio ambiente y sus problemas y que las personas contaran con conocimientos, aptitudes, actitudes, motivaciones y deseos necesarios para trabajar individual y colectivamente en la búsqueda de soluciones a los problemas actuales y para prevenir los que pudieran aparecer en lo sucesivo.

 Algunos países latinoamericanos, en el  Taller Subregional de Educación Ambiental, Chosica 1975, señalaron la importancia y la necesidad del surgimiento de un nuevo concepto de desarrollo, en el cual la EA pudiera contribuir en forma destacada. Definieron a la EA “como la acción educativa permanente por la cual la comunidad educativa tiende a la toma de conciencia de su realidad global, del tipo de relaciones que los hombres establecen entre sí y con la naturaleza, de los problemas derivados de dichas relaciones y sus causas profundas. Ella desarrolla mediante una práctica que vincula al educando con la comunidad, valores y actitudes que promueven un comportamiento dirigido hacia la transformación superadora de esa realidad, tanto en sus aspectos naturales como sociales, desarrollando en el educando las habilidades y aptitudes necesarias para dicha transformación” (TEITELBAUM, 1978; citado en González Gaudiano, 2001)

 De manera que desde un principio en la región se concibe a la EA no con un carácter puramente naturalista sino de trascendencia social, como una herramienta eficaz para transformar la realidad latinoamericana.

 “Se piensa en una educación para la identificación de las causas de los problemas y para la construcción social de sus soluciones y una realidad ambiental constituida por lo natural y lo social” (González Gaudiano, 2001). Más tarde, en la Reunión de expertos en educación ambiental, Bogotá 1976, se analizó desde un punto de vista regional la “Carta de Belgrado”, y se enfatizan las posibilidades que tiene la EA para actuar en la superación de la crisis ambiental. Se señala que ella “es esencial de todo proceso de ecodesarrollo y, como tal, debe proveer a los individuos y comunidades destinatarias, de las bases intelectuales, morales y técnicas, que les permitan percibir, comprender, resolver eficazmente los problemas generados en el proceso de interacción dinámica entre el medio ambiente natural y el creado por el hombre (ya sean sus obras materiales o sus estructuras sociales y culturales)”.

 Este encuentro marcó el punto de partida regional del desarrollo de propuestas legislativas, institucionales, educativas y de participación en EA.  Una de las reuniones que marca la evolución de la EA, es sin duda, la  “Conferencia Intergubernamental de Educación Ambiental”, Tbilisi 1977, donde se ratifica su carácter transversal, la importancia de su base ética, el que debe ser impartida en modalidades escolarizadas y no escolarizadas, y a lo largo de toda la vida. En esta reunión, además, se definió la estrategia internacional de EA y se establecieron los criterios y las directrices que habrían de inspirar todo el desarrollo de este movimiento educativo en las décadas siguientes.

 La dimensión ambiental se considera desde una perspectiva integral incorporando tanto los complejos aspectos del sistema natural como aquellos resultantes de la acción humana. El objetivo de la EA era “transmitir conocimientos, formar valores, desarrollar competencias y comportamientos que puedan favorecer a la comprensión y solución de los problemas ambientales”.

 A finales de los setenta en la región latinoamericana se debatía sobre la esencia de la EA, existía por un lado, una tendencia que promovía su visión más ecologista, y por otro, una que promovía una visión de la EA más integral y de desarrollo (Trellez, 1998).

 Como se puede ver, en esta década la comunidad internacional formuló los lineamientos para el desarrollo de la EA, lamentablemente, éstos no fueron tenidos en cuenta en su totalidad por los tomadores de decisiones educativas en los países latinoamericanos pero constituyeron la base necesaria para impulsar las reflexiones y las acciones en la región.

 A finales de la década de los ochenta se concibe a la EA, en el  Congreso Internacional de Educación Ambiental , Moscú 1987, como  “un proceso permanente en el que los individuos y la colectividad cobran conciencia de su medio y adquieren los conocimientos, los valores, las competencias, la experiencia y la voluntad capaces de hacerlos actuar individual y colectivamente para resolver los problemas actuales y futuros del medio ambiente”.

 Frente a esta situación mundial en la cual la educación ambiental va creando su espacio, cabe destacar que en América Latina se ha desarrollado un fuerte movimiento de educación ambiental que promueve la sensibilización, el análisis, y el conocimiento para que la educación ambiental se transforme en una herramienta eficaz que permita actuar e interactuar con la sociedad, contribuya a la formación de ciudadanos que se comprometa con el cambio de la sociedad, superando así las visiones de una educación ambiental naturalista.

Si bien este movimiento, y esta concepción de la educación ambiental sumó rápidamente el compromiso de los educadores, muchas veces fue difícil hacer entender esta idea y concepción de la educación ambiental a los tomadores de decisión.

 La educación ambiental se visualizó como un proceso educativo innovador, en el cual se pretendió instalar lo que ya señalaba Maria Novo en el año 96,  “que el conflicto sea parte de la realidad”

 • Desarrollo Sostenible

 Ante los cambios en materia ambiental y la necesidad de propender a un desarrollo que beneficiara a todos y abarcara todos los ámbitos –ambientales, económicos y sociales-, se consideró necesario avanzar desde la visión de  “ecodesarrollo” hasta la de “ desarrollo sostenible”. Este se definió, en el informe  “Nuestro futuro común” que realizó la  Comisión Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo, como  “aquel que satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas propias”.

Luego surgen numerosos conceptos entre los cuales el más aceptado internacionalmente por su carácter más comprensivo es el de  la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), que define al desarrollo sostenible como  “la estrategia que lleve a mejorar la calidad de vida, sin rebasar la capacidad de carga de los ecosistemas que la sostienen, entendiendo por capacidad de carga de un ecosistema la capacidad que tiene para sustentar y mantener al mismo tiempo la productividad, adaptabilidad y capacidad de renovación”.

 En el origen del concepto de desarrollo sostenible se encuentra la constatación de un mundo dividido entre la prosperidad de unos (el norte) y la gran pobreza, incluso la miseria, de una gran proporción de la población (el sur). Lo grave es que la prosperidad del norte se construyó en detrimento de los ecosistemas que constituyen la biosfera (recursos naturales, contaminación) y la degradación de la atmósfera y la perturbación del clima. Evidentemente esto no es sostenible y lo es menos aún si los países del sur siguieran el mismo camino de crecimiento y de desarrollo que aquellos del norte en los siglos anteriores.

 A partir de estas formulaciones, el concepto de desarrollo sostenible orientará la estrategia educativa ambiental, que algunos denominarán “ educación para el desarrollo sostenible”. En la región comenzó su difusión recién a mediados de la década de los noventa.  

 América Latina llega a la cumbre de Río con bastantes experiencias que muestra los avances en la difusión de la importancia de la EA, y también la complejidad que la temática entraña.  

 En la declaración, surgida de la Segunda Conferencia Mundial sobre Medio Ambiente o Cumbre de Río de Janeiro 1992, se dice expresamente que la EA es indispensable para la modificación de actitudes y para desarrollar comportamientos compatibles con un desarrollo sostenible, y por ello, debe ser introducida en todos los niveles escolares, reexaminando los programas escolares y los métodos de educación.

 El programa o agenda 21 destaca la vinculación entre ambiente y desarrollo y la importancia crítica de una EA escolar y extraescolar, transversal e interdisciplinaria que abarque todos los ámbitos -económicos, ambientales, sociales, de desarrollo humano- para el desarrollo sostenible.

 El Foro Global, que en forma paralela reunió a representantes de la sociedad civil en la misma ciudad, insistió en la necesidad de responsabilidad individual y colectiva, en una EA permanente y a lo largo de la vida, en la formación de pensamiento crítico y participativo. Se explicita una vez más la trascendencia de la EA “ para tratar las cuestiones globales críticas, sus causas e interrelaciones en una perspectiva sistémica, en su contexto social e histórico.

 Aspectos primordiales para su desarrollo y su medio ambiente tales como población, paz, derechos humanos, democracia, salud, hambre, degradación de la flora y la fauna deben ser abordados de esta manera”

.América Latina comienza a crear espacios de discusión y fortalecimiento de la EA en los  “Congresos Iberoamericanos de educación ambiental ” que se han seguido realizando hasta el presente y que movilizan a los educadores y dan la oportunidad de intercambio y discusión para la actualización y reorientación de la EA.

Esto ha permitido fortalecer las iniciativas de la región con nuevos proyectos, con programas de formación de especialistas, con proyectos de participación de la sociedad civil, con la elaboración de agendas locales y nacionales.

Paralelamente se continúa reforzando la inclusión del concepto de desarrollo sostenible y la necesidad de una educación adecuada a este nuevo paradigma, ejemplo de ello es el documento de discusión denominado  “Educación para un futuro sostenido: una visión transdisciplinaria para una acción concentrada” presentado en la  “Conferencia internacional sobre medio ambiente y sociedad. Educación y conciencia pública para la sostenibilidad” , Tesalónica 1997.

En este documento se resalta que “ la reducción de la pobreza es un objetivo esencial y una condición sine qua non de la viabilidad planetaria”.

La idea de viabilidad incluye  “no sólo al medio ambiente, sino también pobreza, población, salud, seguridad alimentaria, democracia, derechos humanos y paz.

La viabilidad es, en último extremo, un imperativo ético y moral que implica el respeto de la diversidad cultural y del saber tradicional”.