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Cómo enseñar a hablar, a escuchar y a escribir (II)

7 marzo 2014

Trudy Wallace,

Winifred E. Stariha

y Herbert J. Walberg

SERIE PRÁCTICAS EDUCATIVAS – 14

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6. Cómo mejorar las destrezas para escuchar

 Proporcione oportunidades para escuchar con detenimiento y concentración. Las destrezas para escuchar son esenciales en el aprendizaje, ya que permiten a los estudiantes adquirir puntos de vista e información, así como obtener logros en la comunicación con los demás. La vida dentro y fuera de la escuela brinda muchas oportunidades para escuchar, aunque algunos no logran adoptarlas, porque dejan que sus mentes divaguen, o porque se concentran en lo que ellos quieren decir, en vez de en lo que dice el orador.

 Los maestros pueden mostrar a los estudiantes por qué ser un buen escucha es útil y, en algunos casos, crucial. Cuando no hay concentración al escuchar, se pueden suscitar disputas y problemas innecesarios. Como en el caso de los médicos, escuchar atentamente y formular preguntas puede, incluso, salvar vidas.

 Las destrezas para escuchar pueden mejorarse y evaluarse si a los estudiantes se les formulan preguntas acerca de lo que han escuchado. Ya sea que se les pida practicar tomando notas, o formular preguntas acerca de los hechos y deducciones que puedan extraerse de las mismas. Se les puede enseñar a reconocer la diferencia entre las ideas principales y las incidentales, o entre la información principal y la secundaria.

 Los estudiantes pueden beneficiarse también de la práctica para identificar el propósito de las presentaciones orales u otra información que escuchen. Resulta útil que se les enseñe a fijar objetivos para lo que quieran aprender, a partir de una presentación, y monitorear el grado en que hayan alcanzado sus objetivos.

 Los estudiantes pueden aprender a escuchar selectivamente para obtener tipos de información específica, así como el propósito principal, los temas, los detalles o cualquier otra implicación. Su destreza para identificar información esencial puede ser evaluada en presencia de materiales irrelevantes o distracciones, tal como puede suceder en la vida adulta.

 7. Colaboración frecuente

 La colaboración con los compañeros de clase fomenta las competencias comunicativas. Tal como sucede en la vida adulta, los estudiantes pueden compartir entre sí conocimientos e ideas que les ayuden a resolver problemas.

Trabajar de manera conjunta en equipos de trabajo pequeños contribuye a que los estudiantes compartan ideas significativas.

 En ocasiones es útil permitir que los estudiantes que integran un equipo lleven a cabo investigación individual, pero es necesario que el equipo utilice los elementos individuales sin excepción, formando un todo, para escribir o presentar un reporte que dependa de cada aporte individual. De esta manera, los estudiantes pueden aprender un tema y destrezas para investigar, exponer y relacionarse óptimamente con los demás. Incluso pueden descubrir asociaciones inesperadas, pero valiosas entre varios aspectos de un tema.

 Al trabajar en parejas, en tríos o en equipos más grandes se facilita la comunicación más frecuente y profunda. En un grupo de 30 personas, por ejemplo, se espera que un estudiante hable solamente una trigésima parte del tiempo. En un equipo de dos estudiantes, uno de ellos podrá hablar la mitad del tiempo y escuchar la otra mitad, de tal suerte que tanto hablar como escuchar puede centrarse en lo que los estudiantes necesiten saber o deseen investigar.

Nada de esto significa que los maestros deban jugar un papel pasivo. Al contrario, pueden explicar lo que se espera de la práctica y mostrar ejemplos correctos e incorrectos. Con la práctica, los estudiantes podrán corregirse entre sí.

 8. Destrezas de escritura

 Los estudiantes principiantes pueden beneficiarse al aprender y practicar una destreza a la vez. La escritura es el producto final de diferentes actividades aisladas que entrañarían un enorme reto si tuvieran que aprenderse simultáneamente.

 Estas actividades aisladas consisten en tomar notas, identificar la idea central, hacer resúmenes, borradores y correcciones. Tanto los jóvenes como los adultos pueden considerar desalentador el bloqueo que produce la “página en blanco”, si es que deciden trabajar con más de una de estas actividades al mismo tiempo. Es difícil comenzar a escribir un reporte, por ejemplo, sin una idea central o sin notas que la sustenten. A menudo, entre más detallado sea un resumen, la escritura será más fácil. Con frecuencia, mucha gente piensa que puede terminar más rápido si escribe primero un borrador apresurado y después lo corrige y revisa.

 Tener diferentes niveles de destrezas en computación puede afectar la escritura de los estudiantes. Algunos pueden ser rápidos con el teclado, mientras que otros probablemente no sepan dónde colocar los dedos. Como en otras actividades de escritura, tal vez valga la pena aprender a escribir y practicar con el teclado por separado, antes de utilizarlo para llevar a cabo actividades de escritura importantes. Aunque la investigación no es definitiva, al parecer, las computadoras pueden ser tanto perjudiciales como útiles para aprender a escribir. Algunas experiencias sugieren que una apariencia clara de las palabras en la pantalla de la computadora puede hacer creer a los estudiantes que no hay ningún problema con sus textos, incluso si existen errores de lógica, gramaticales o de redacción.

Por otro lado, las computadoras pueden hacer reacomodos de enunciados, párrafos u otras versiones de manera más sencilla. De igual manera, algunos de los programas más recientes pueden identificar errores ortográficos y gramaticales, y sugerir correcciones.

 9. Grandes escritores

 Motive a los estudiantes a alcanzar buenas –incluso excelentes– destrezas de escritura. Tal como sucede con eminencias en otras áreas, con frecuencia los grandes escritores no sólo han tenido su propia habilidad para escribir, sino también una motivación muy importante, padres que los apoyaron, maestros que los inspiraron, literatura informativa y experiencias directas, así como interacción frecuente con compañeros hábiles y buenos escritores. Si bien sólo uno de cada cien mil o cada 10 millones puede lograr la cualidad de gran escritor por su influencia y por su permanencia, es posible motivar a todos los estudiantes a escribir lo mejor que puedan.

 Así pues, los padres que escriben y que motivan, guían y muestran interés en la escritura de sus hijos, pueden ser de gran utilidad. Desde las bibliotecas, los intercambios o adquisiciones podrán proporcionar a sus hijos revistas, libros y otros materiales estimulantes, así como experiencias interesantes para comentar con ellos.

 De manera similar, los maestros no sólo dirigirán clases amenas, sino que también motivarán a todos los estudiantes a que se conviertan en mejores escritores, también podrán identificar escritores talentosos para proporcionarles una motivación y lecciones más enfocadas.

 Para convertirse en mejores escritores es necesario que los estudiantes lean buena –incluso excelente– literatura, que sirva de modelo para sus propios esfuerzos. Oír y leer acerca de las vidas de grandes hombres y mujeres escritores y de cómo desarrollaron sus talentos, también puede estimularlos. Los contactos directos con escritores profesionales –novelistas y periodistas– pueden ser alentadores. Informarse y descubrir son actividades que inspiran también a la gran escritura. Si existen temas en los que una persona se interese profundamente, ya sea por interés personal o por investigación, esto será decisivo para una buena redacción e incluso hacer que se siga el camino de una vida dedicada a la escritura.

 Conclusiones

 Las sugerencias proporcionadas en este folleto han demostrado ser útiles en la investigación y la experiencia en la enseñanza de la escritura. Los maestros preocupados por la lectura y la escritura probablemente tengan ideas válidas que deseen expresar. Esperamos que los principios delineados de manera sucinta en este breve folleto produzcan ese intercambio.

 Además de compartir ideas, el progreso real requiere que las ideas que se llevan al salón de clase se pongan en práctica. Compartir ideas acerca de cómo llevar esto a cabo entre educadores y otros profesionales también puede ser crucial.

 Referencias

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Cómo enseñar a hablar, a escuchar y a escribir (I)

6 marzo 2014

Trudy Wallace,

Winifred E. Stariha

y Herbert J. Walberg

SERIE PRÁCTICAS EDUCATIVAS – 14

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Prefacio

Tal como lo indica el título, este folleto trata acerca de cómo enseñar a hablar, a escuchar y a escribir. Complementa folletos anteriores que promueven el lenguaje en el nivel preescolar, la lectura y la enseñanza de otros idiomas. Ha sido preparado para ser parte de la serie Prácticas Educativas, concebida y distribuida por la Academia Internacional de Educación y la Oficina Internacional de Educación.

 

Como parte de su misión, la Academia proporciona síntesis oportunas de investigaciones en temas educativos de importancia internacional. Este es el décimo cuarto folleto de una serie que aborda prácticas educativas que, por lo general, mejoran el aprendizaje.

 Los dos primeros colaboradores en la planeación y elaboración de este folleto son distinguidos educadores y académicos. Trudy Wallace dio clases de inglés en el nivel secundaria y de redacción en el nivel posgrado. Ha dirigido investigaciones acerca de escritoras prominentes en la Universidad de Oxford en el Reino Unido, en la Universidad de Ciudad del Cabo en Sudáfrica y en Caracas, Venezuela.

Es editora del International journal of educational development y, actualmente, se desempeña como directora del área de “Gifted, Talented and Enriched Academics” las Escuelas Públicas de Chicago. Winifred E. Stariha es profesora del Near North Special Education Center en Chicago. Ha impartido clases a estudiantes regulares, bilingües y especiales, así como otras destrezas del lenguaje a adultos de muchos países, cuya lengua materna no es el inglés. Ha dirigido investigaciones acerca de mujeres artistas y músicos y ha presentado sus trabajos en conferencias internacionales en la República Checa, España, Sudáfrica, Finlandia, el Reino Unido y Venezuela.

Inicialmente profesor adjunto de pedagogía en la Universidad de Harvard, Herbert J. Walberg es ahora investigador titular en el Mid-Atlantic Laboratory for Student Success, académico universitario y profesor-investigador emérito de pedagogía y psicología en la Universidad de Illinois en Chicago, es también miembro distinguido visitante de la Universidad de Stanford. Editor y autor de más de 50 libros, ha sido colaborador en más de 300 investigaciones reseñadas por otros académicos en revistas de psicología y pedagogía, y ha escrito ampliamente para educadores y diseñadores de políticas, además de ser el editor de esta serie de folletos. Es miembro de la American Psychological Asociation, la American Association for the Advancement of Science y la Royal Statistical Society.

Los directivos de la Academia Internacional de Educación están conscientes de que este folleto se basa en la investigación llevada a cabo, principalmente, en países económicamente desarrollados. Sin embargo, el folleto se enfoca en aspectos universales del desarrollo y enseñanza del lenguaje hablado. Las prácticas que aquí se presentan probablemente puedan aplicarse de manera general en todo el mundo. De hecho, podrán ser útiles especialmente en países menos desarrollados económicamente. Aun así, los principios deberán evaluarse con base en condiciones locales y adaptarlos de manera acorde.

En cualquier escenario educativo o contexto cultural, es necesario que las sugerencias y las directrices se apliquen con sensibilidad, sensatez y una evaluación continua.

 HERBERT J. WALBERG

Editor de la serie Prácticas educativas  /  Universidad de Illinois, Chicago

Introducción

Escribir, hablar y escuchar son destrezas de comunicación importantes en todas las materias de un plan de estudios. Por lo tanto, leer y escribir debe ocupar un lugar central en el mismo. Incluso, las diferencias de nivel de lectura y escritura entre los estudiantes significan que algunos de ellos no han adquirido los fundamentos verbales del aprendizaje. Por esta razón, un creciente número de estudiantes no cumple con un nivel adecuado de alfabetización, a medida que avanza en la escuela.

Este folleto responde a peticiones acerca de principios y prácticas de enseñanza que tratan el problema mundial de aumentar las destrezas de lecto-escritura. Aprovechando las investigaciones pedagógicas y una amplia experiencia de prácticas en el salón de clases, se explican principios para aumentar las destrezas para leer y escribir. El folleto recurre a la investigación pedagógica y a una amplia experiencia, basadas en prácticas educativas, para explicar principios importantes que aumentan la capacidad de leer y escribir.

A diferencia de la lectura, se ha llevado a cabo una proporción mucho menor de investigación respecto a las otras tres destrezas del lenguaje que se abordan en este folleto. Por esa razón, la limitada investigación se complementa con el punto de vista de expertos y educadores con una amplia y variada experiencia en la enseñanza de destrezas del lenguaje.

 

1. Tiempo para aprender

Destine una gran cantidad de tiempo al aprendizaje de la lengua. Si bien los principios de enseñanza que se presentan a continuación fomentan las destrezas de escritura, del habla y de escuchar, éstos no constituyen sustitutos plenos de una exposición extensa al buen uso y práctica de la lengua. En igualdad de circunstancias, si los estudiantes dedican más tiempo al estudio de los elementos, de un principio o a la práctica de una destreza de la lengua, aprenderán mejor. La enseñanza y las horas de estudio en la escuela, así como el trabajo escolar en casa, aceleran el aprendizaje de los estudiantes.

 Diversos estudios han demostrado que ampliar el tiempo de enseñanza, incrementar el número de clases, alargar la jornada escolar, participar en cursos de verano realizar tareas en casa, fomentan el aprendizaje de la lengua. Los inmigrantes y los estudiantes que hablan lenguas de grupos minoritarios, así como los estudiantes de bajos recursos, necesitarán mucha más instrucción y más oportunidades para practicar.

 El resto de los principios expuestos en este folleto tienen que ver con la calidad y los principios de la enseñanza, más que con la cantidad de instrucción. Sin embargo, la cantidad de instrucción y de estudio debe tener la misma importancia, ya que ambos son ingredientes cruciales para el aprendizaje.

 2. Lecciones variadas

Los estudiantes necesitan una variedad de experiencias relacionadas con escribir, hablar y escuchar. En la escuela y en la vida, los estudiantes enfrentan una variedad de circunstancias en las que requieren destrezas de lenguaje. Por esta razón, la experiencia con una serie de lecturas y actividades escritas y orales en la escuela puede ayudar a los estudiantes a adquirir las destrezas indispensables para tener éxito. Por ejemplo, es necesaria que practiquen diferentes tipos de escritura. Los maestros pueden dar diferentes indicaciones para todo tipo de escritura; sin embargo, en ciertos tipos específicos (poemas o ensayos) es probable que hagan falta lecciones especiales.

 Los estudiantes pueden obtener beneficios al practicar la escritura utilizando los resultados de sus propias investigaciones, o bien recurriendo a la expresión de sus propios sentimientos y vivencias.

 Las estrategias de escritura inherentes a cada una de estas formas normalmente requieren una enseñanza explícita, una práctica frecuente e información dirigida a los estudiantes acerca de sus progresos.

 3. Práctica oral

 Dé oportunidades a los estudiantes para practicar destrezas específicas de lenguaje hablado. Los estudiantes mejoran el habla formal cuando los maestros les proporcionan elementos para organizar sus ideas al preparar una presentación. Las presentaciones orales de los estudiantes pueden mejorar cuando organizan su exposición de diferentes maneras, por ejemplo en secuencias, o de manera cronológica o temática. Es necesario que practiquen el orden de su discurso alrededor de problemas y soluciones, causas y resultados, similitudes y diferencias.

 Después de decidir acerca de los mejores medios para organizarse, podrán practicar sus presentaciones con otros compañeros o con todo el grupo.

 Los maestros también podrán ayudar a los estudiantes a adaptar sus presentaciones y pláticas informales, para que correspondan con los interlocutores pretendidos, la información que debe comunicarse y las circunstancias de la ocasión en la que hablarán. Los maestros pueden ilustrar la manera en que oradores famosos han adecuado sus exposiciones a diferentes circunstancias.

 Los maestros pueden dar herramientas a los estudiantes para exponer ideas a compañeros de manera individual, a grupos de compañeros o a grupos completos de estudiantes. Pueden aprender a hablar acerca de un tema que hayan elegido ellos mismos o un tema asignado por el maestro. La preparación de debates y la participación en los mismos ayuda a los estudiantes a ver las dos perspectivas de diferentes temas. Los estudiantes también obtienen beneficios a partir de entrevistas que realicen y de su participación en representaciones teatrales.

 Pueden disfrutar al hablar acerca de sus experiencias personales, y cuando se les da esta oportunidad pueden aprovechar la enseñanza acerca de los elementos de una buena narración oral.

 Maestros y estudiantes pueden aportar sugerencias para las presentaciones orales de estos últimos. Al criticar de manera constructivas a los demás, los estudiantes pueden aprender a aplicar criterios para una óptima expresión oral y emplear destrezas sociales con tacto. Con ello, pueden aumentar y mejorar sus propias destrezas orales.

 Los estudiantes también pueden aprender destrezas orales y sociales sugiriendo posibles mejoras a las presentaciones ajenas. Las experiencias positivas pueden conducir a una mayor adquisición de destrezas y confianza al hablar frente a grupos más numerosos.

 4. Destrezas verbales

 Enseñe a sus estudiantes a adaptar su lenguaje a situaciones específicas. Los estudiantes necesitan conocer las diferencias entre los hablantes y la manera en que circunstancias específicas requieren diferentes formas de lenguaje . También pueden aprender acerca del efecto que el estilo del habla puede suscitar en los oyentes, y cómo la velocidad que empleen al hablar, el volumen y la precisión de su pronunciación pueden diferir sustancialmente de una situación a otra.

 Es útil para los estudiantes saber que el habla puede cambiar en términos de formalidad al dirigirse a un juez, a un maestro, a uno de sus padres o a un compañero de juegos. También pueden beneficiarse del aprendizaje acerca de las diferencias entre distintos dialectos.

 Las materias del plan de estudios y los ejemplos provenientes de los medios de comunicación pueden ofrecer oportunidades para diferentes tipos de lenguaje. Las exposiciones orales pueden derivarse de poemas, historias, artículos de periódico o de revista, así como de reportes científicos. La actuación teatral y la observación de rutinas cómicas y obras dramáticas pueden ser oportunidades enriquecedoras para analizar cómo un personaje o las circunstancias provocan un efecto en el habla.

5. Cómo reducir el miedo a hablar

 Proporcione oportunidades para practicar el habla ante grupos cada vez más numerosos. Niños, adolescentes y adultos algunas veces experimentan temor ante el reto de hablar de manera formal frente a grandes grupos. Los maestros pueden ayudar a reducir temores sin fundamento, explicando qué tan comunes son éstos entre las personas y cómo los manejan. También pueden ayudar a reducir estos temores al mantener una atmósfera cordial en el salón de clase, así como proporcionar oportunidades para que los estudiantes practiquen solos o con algún compañero y, después, ante grupos más grandes. De esta manera, los estudiantes pueden practicar presentando información, contestando preguntas y conduciendo discusiones de grupo. Las presentaciones/ exposiciones y los debates frecuentes en el salón de clases permiten a los maestros diagnosticar y solucionar problemas.

 Los estudiantes pueden aprender mejor al fijarse ellos mismos objetivos en sus presentaciones verbales y evaluar su propio progreso. La observación de oradores competentes puede ayudarlos a fijar dichos objetivos. La práctica de las exposiciones orales, a partir de estas indicaciones, puede reducir la ansiedad de los estudiantes y, al mismo tiempo, ayudarlos a aprender el tema de una lección.

 Los estudiantes tendrán menos motivos de sentir temor y ansiedad y, con toda probabilidad, obtendrán buenos resultados si están bien preparados. La preparación puede mejorar mediante el dominio a fondo del tema, una organización apropiada y el ensayo de la presentación.

Aprender de los niños es una tarea difícil

26 junio 2013

POR: Gabriel de Pujadas / Profesor y Sociólogo / depunet@entelchile.net
20 de Abril del 2001.

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Estar atento a los signos de los tiempos, de los vaivenes de nuestros alumnos, ponerse en el lugar de ellos, es saber escuchar y eso cuesta, cuesta mucho, sobre todo cuando uno es adulto.

«Un sentimiento de amor para el trabajo duro está bien, pero sin un sentimiento de amor hacia los niños es todo un desperdicio de tiempo». Ara Tai, niño o niña de Nueva Zelandia.

Cuantas veces nos preocupamos mas de planificar, de saber y comprender las nuevas teorías educacionales, las gestiones pedagógicas o administrativas y financieras, en fin, las tareas que nos demanda el sistema y cómo tantas veces, de manera casi irremediable, se nos olvidan los niños de carne y hueso, los verdaderos héroes cotidianos de la batalla por el aprender y el enseñar, el comprender y desarrollarse como personas integradas e integrales.

Sin ellos y sin nosotros, los profesores, no hay cambios educacionales de verdad, esenciales, que tocan a la persona humana en su identidad mas profunda, como diría un colega educador (a él lo puedo llamar educador, pues se ha ganado el titulo), que aún enfermo, se preocupa en cada uno de actos de educar, de orientar y promover la unidad entre los seres humanos.
Por eso trabajar duro está bien, es loable, es bueno para la administración del sistema, y no importa en qué nivel trabajemos. Pero más importante que esto, es saber saludar en las mañanas, dar un apretón fuerte de manos, un abrazo cuando es necesario, una sonrisa, una simple preocupación por la salud o la familia, una pregunta simple, pero que represente una verdadera disposición de acercarme al otro. Quién no sabe de esto, no puede ser un educador. Los educadores se nutren de la sabiduría que da el contacto y la experiencia humana, pues ellos aprenden o deben aprender a ser «expertos en naturaleza humana» y no necesariamente expertos tecnocráticos en proyectos, en administración o finanzas.

«Un buen profesor debería tratar a los niños y niñas en igualdad de condiciones». Lisa, 10 años, Austria.

Querida Lisa: ¡cuánto me llegan y me hacen pensar tus palabras! Soy hijo de una hermosa mujer, de origen rural, que aún hoy, viviendo en una ciudad como la que vive, de mas de 5 millones de habitantes, quiere seguir criando sus pollos, sus animales, y a nosotros sus hijos, como pollüelos, ya adultos o viejos. Ella se me representa de manera simbólica, a la madre tierra, que siempre acoge; a la Madre de Dios hecho Hombre, a los millones de mujeres que han visto cercenados sus derechos, sus posibilidades, sus legítimos deseos de libertad e igualdad.

En el mundo de hoy, hecho por hombres para los hombres, no hemos comprendido la fantástica intuición de la mujeres, su tremendo sentido de realidad, su enorme compromiso con los hijos y con las nuevas generaciones, su eficiencia práctica, su sentido del honor y los valores de la familia que ellas, sin duda, sustentan mas que los hombres.

Pero no te preocupes, Lisa, no te preocupes. Son cada día más las mujeres que asumen el rol de educadoras y con ello vendrán tiempos nuevos para la educación, pues podremos nuevamente saborear la efectividad del sentimiento, la emoción, la imaginación, las grandes esperanzas y no sólo la muy estúpida racionalidad que con tanto énfasis los hombres hemos puesto por sobre todas las cosas. Ya llegará el día, Lisa, que los hombres comprenderemos lo importante que son las mujeres para construir un mundo mejor.

«Un profesor no debe tener favoritos y no separar al pobre del rico y al no inteligente del inteligente». Zandile Sandra, 12 años, Zimbabwe. Justo en este momento escucho la música sobre la Pasión de Cristo, de Peter Gabriel, que me lleva a sentir y pensar lo triste que hoy vería Jesús al mundo, al mirar con desencanto cuan poco hemos aprendido los hombres a respetarnos como seres iguales y diversos, con los mismos derechos y obligaciones, unos y otros. Y cuan sabias las palabras de Zandile, que nos habla de no discriminación, con una certera afirmación: no debemos tener favoritos, pues los favoritos deben ser todos los niños. Cada uno de nosotros, al decir de E. Mounier, somos un universo único e irrepetible, en su eminente dignidad; un universo propio que debe vivirse en una vida, una sola, y ello implica

Por eso, un educador que sea receptivo a los consejos de los niños, debe seguir las enseñanzas de este pequeño de Zimbabwe. Nada es más doloroso que la discriminación para todo ser humano. Todos queremos cooperar en la creación común, en los proyectos históricos, en la familia, en el grupo de amigos o de trabajo, con nuestras cualidades, virtudes y defectos, temores y esperanzas.

Sentirse sólo, rechazado, desprovisto de valoración o estimación por los otros, que hablan como espejos para conformar mi propia identidad y autoestima. ¿Qué niño rechazado llega a ser un adulto feliz, equilibrado, hermoso y bueno? Difícilmente lo será si la vida no lo ha favorecido y a tenido que encontrarse con profesores que odiosamente discriminan.
Tal vez, nosotros, los profesores, no captamos en toda su tremenda dimensión, lo importante que somos en los niños que formamos. Tremenda, porque nuestra acción pedagógica deja marcas gruesas, como surcos profundos en el alma de los niños. Quién quiera ser educador debe ser niño todos los días un poco mas en su proceso de maduración, en una suerte de búsqueda del paraíso perdido por el pecado.

Solo Dios sabe que un cariño, una sonrisa, un gesto, pueden cambiar una vida para siempre. Hagámosle el trabajo mas fácil al Señor, dando cariño a todos, para apostar a que nuestro amor tendrá efectos duraderos en la persona de nuestro alumno.

«A un buen maestro le gusta su trabajo; es un maestro que está preparado para su profesión, que está satisfecho de enseñar a sus alumnos» Tapsola, 12 años, Burkina Faso.

Enseñar, enseñar, enseñar, para que otros aprendan y aprendan bien y de manera integral, he ahí la tarea del maestro. Nada mas lejano a un educador que la particularidad del contenido de la ciencia, del arte o la técnica. El profesor educador es aquel que sabe llegar, con su quizá escasos conocimientos, al corazón del otro, del aquel que como educando lo acompaña en su camino de educar. A un maestro que no le guste su trabajo, difícilmente podrá llegar al corazón del otro y por mas actividades o cursos de capacitación, perfeccionamiento que tenga, nada podrá suplir aquella falta de cariño que debe sentir por lo que hace. Un maestro sin vocación, que es en definitiva lo que le da el gusto a la docencia, jamás podrá llegar a sus alumnos con el cariño que le es necesario, ni dedicar su escaso tiempo disponible a prepararse para hacer bien su trabajo.

La satisfacción de la enseñanza surge del darse cuenta que estamos haciendo crecer a los otros, ayudándolos un poco, quizá un mínimo, pero con ello fecundando el intelecto, el corazón y las habilidades que todo hombre o mujer necesitan. Eso produce satisfacción profunda y con ello viene la alegría. Un maestro que no lo sienta así, es imposible que llegue al corazón de sus alumnos y logre ayudar a los cambios que son necesarios que cada persona lleve a efecto para un mejor crecimiento personal y de relación con los otros.

«Para llegar a ser un buen maestro, no solo tienes que enseñar a los niños sino también aprender de ellos», Tasha-Leigh, 12 años, Jamaica.

Lección y tarea difícil aprender a escuchar. No nos enseñan a escuchar, nos impulsan siempre a interpretar. Lo que hacemos de manera corriente es interpretar al otro, aún antes de que termine de hablar o presentarse.

Cuando vemos o escuchamos al otro, le lanzamos nuestro bagaje de visiones del mundo, nuestras formas de comprender e interpretar la realidad; lo ponemos bajo nuestros propios códigos de conocer la realidad, sin antes hacer el esfuerzo de aquietarnos un poco, quedarnos con nosotros mismos y escucharlo libremente, sin prejuicios, sin interpretaciones previas, intentando buscar lo positivo que existe en sus palabras. Por el contrario, lo encasillamos, lo tildamos de esto o lo otro, en definitiva, no lo respetamos.

Aprender de los niños es una tarea difícil, pues debemos aprender a escuchar y especialmente a escucharnos a nosotros mismos, que es una tarea aún más difícil. Estar atento a los signos de los tiempos, de los vaivenes de nuestros alumnos, ponerse en el lugar de ellos, es saber bien escuchar y eso cuesta, cuesta mucho, sobre todo cuando uno es adulto.

DIALOGAR, ESCUCHAR, RECONOCER

9 enero 2012

Tres palabras que en este nuevo año, primero de la gestión educativa de este gobierno, deberían marcar el ritmo de la política a seguir y aplicar.

1.- Dialogar es hablar entre pares. Lo contrario es enfrentarse. La relación entre el estado y los docentes casi siempre ha sido de enfrentamiento al punto que una institución reconocida por ley –el sindicato- ha sido satanizada. La relación difícilmente se ha dado entre pares, sino entre quien tiene la autoridad y el dependiente. Es hora de cambiar esta relación por otra más amigable que lleve democráticamente a una concertación que permita alcanzar los objetivos de la educación nacional.

Un paso para establecer este dialogar entre pares es la directiva para el año escolar 2,012 publicada en diciembre. Sin duda marca la ruta a seguir y los objetivos a alcanzar en el presente año. No es una propuesta, es una norma administrativa para una buena gestión del año escolar. Sin embargo, es necesario estar atentos a las reacciones que surgirán para saber encausar las respuestas de manera transparente sin herir susceptibilidades.

Los anuncios realizados por la Ministra de Educación, sin duda requieren más difusión, de manera sistematizada, en lenguaje menos académico. Hablar por ejemplo de matrices, indicadores y demás términos técnicos, para el común de los padres de familia es poco comprensivo. Habrá que encontrar los equivalentes pedagógicos para no enmarcarlos en prototipos que tienen un significado en su glosario de origen y que utilizados en educación tendrían otro sentido. No tratar de “marear” a los padres de familia y docentes con vocabularios rebuscados cuando el proceso pedagógico es el mismo y se requiere mejorarlo enriqueciéndolo con enfoques interdisciplinarios. Hablar claro y con propiedad pedagógica enriquece.

Sin duda habrá muchas preguntas que se harán en las distintas reparticiones educativas y que un eficiente y eficaz modo de comunicarlas se requiere. ¿Están nuestros funcionarios preparados para ello? Habrá entonces que hacer un llamado para que se empiece a dar un mejor trato al usuario que acude a las dependencias educativas en busca de información. Este trato podría iniciarse por no ser discriminativo. Sabemos que se discrimina en las instituciones del estado por procedencia, por idioma, por color de piel, por idioma y otros signos exteriores y no se hace nada porque ello cambie. Y en esto debe también hacerse docencia de práctica desde la inclusión.

Pero ello demanda un repensar la organización de las instituciones estatales relacionadas con educación. Las directivas y normas serán eficaces y eficientes cuando se desarrollen en instituciones que no sólo comuniquen sino que acojan a quienes se acercan a consultar, a presentar un reclamo, a hacer a alguna denuncia. Niveles y jerarquía son para la organización interna de la institución, pero para proporcionar el servicio la relación debe ser horizontal.

En este sentido ¿no cabría diseñar una directiva concreta y directa sobre el tema de comunicación a la comunidad? Muchos reclamos, muchas denuncias llegan hasta la primera instancia que es el Ministerio porque no son atendidas en los niveles e instancias que les competen. Es un cambio que debería promoverse para hacer sentir que el Estado (tantas veces reclamado) esté presente, porque cada funcionario lo representa en el cargo que desempeña.
Creo que hay que distinguir entre dialogar y comunicar
2. Escuchar no es una capacidad muy desarrollada en los distintos niveles de la estructura jerárquica estatal. Todo lo contrario. Quien desempeña un cargo se cree dueño de todas las prerrogativas que su función detenta. Y no es así. ¿Alguien les ha dicho algo? No. Es sinónimo de autoridad. Pero ¿qué es la autoridad en educación? No recurriremos a la epistemología ni a la filosofía para decir a qué nos referimos. Autoridad es sinónimo de jerarquía, de quien está en un nivel superior y quien dirige y ordena a los miembros de una comunidad y a los docentes. En educación la personaliza el maestro en el aula, el director en la institución educativa, en las Unidades de Gestión Educativa el director y los funcionarios de nivel y así hasta llegar al Ministro.

Todos ellos tienen formas y maneras de entender la autoridad. Unos se ciñen a normas legales, otros a determinados elementos que conforman su desempeño profesional y a la responsabilidad asumida, otro al sentido común. Casi nadie incorpora el elemento de respeto y de servicio al ejercer la autoridad. Creen y piensan que ejercer la autoridad es hacer cumplir lo pensado por el superior y dar cuenta de lo que realizado. No existe el otro en esta relación interpersonal.

La palabra autoridad evoca a menudo poder, obligación y prohibición. Las representaciones de la autoridad en materia educativa son más bien negativas,
salvo para los partidarios de su restablecimiento “a la antigua”, que son muchos. En las oficinas de educación se hace uso y abuso de este concepto. El maestro, los padres de familia, no son tratados amablemente, no se les escucha para conocer sus inquietudes y luego explicarles claramente lo que consultan.

Debería desarrollarse la capacidad de escuchar al otro. Siempre tendrá algo que decir, que expresar, que sugerir. Administrar la capacidad de escucha en la función pública es importante para hacer sentir al otro importante, reconocido.

3. Reconocer significa aceptar, valorar, respetar al otro. ¿Quién es el otro en educación? ¿Sabemos reconocer y respetar al otro en nuestro diálogo cotidiano como educadores y como funcionarios?

Difícil responder. Pero es importante insistir en esta nueva gestión, que es necesario respetar a quienes nos piden una cita, una reunión. La bruma de papeles y las demandas burocráticas no pueden enturbiar la relación que debe haber entre las personas.

Es difícil reconocer y aceptar al interlocutor. Cada uno quiere “brillar” con el mejor estilo de hacer sentir que es más que el resto, sin pensar que el reconocimiento del otro debe promoverse, cultivarse, compartirse.

El maestro requiere de un reconocimiento especial que no significa un diploma, un certificado, sino ser reconocido como persona, como ciudadano que aporta a la sociedad, que tiene la responsabilidad de formar y educar a nuestros hijos.

El trato al docente debe cambiar. Si se quiere que exista transformación en educación, el cambio debe empezar desde los funcionarios y también desde los maestros. Todos se deben a la comunidad y prestan un servicio. ¿Cómo hacerlo? Ahí el reto y el dilema.

4. La formación que hemos recibido no permite que valoremos en su justo sentido estas tres palabras elegidas para renovar nuestra reflexión. Un servidor del estado, un maestro o funcionario no puede ignorarlas y menos utilizarlas como un recurso individual para obtener beneficios particulares.

Este verano, de vacaciones y gestiones administrativas para los docentes, que recurren a lugares públicos oficiales a realizar consultas, preguntas, a buscar esclarecimiento, sería conveniente que cada oficina estatal de educación cuente con el espacio suficiente para atender las preocupaciones de los docentes. Crear ambientes para que se aborden temas y problemas que permitan reflexionar y encontrar alternativas que puedan servirles para su desarrollo profesional.

¿Será posible? Si se quiere un cambio verdadero, es necesario aprender a hacer gestos, intentar maneras diferentes de comunicarse con aquellos a quienes siempre se les tuvo como un número de contrato, o como un número en el escalafón.

La vida del maestro, más allá de los problemas sociales y laborales, discurre desde su inicio en la profesión, en medio de exigencias, demandas y tensiones. Conseguir que se le escuche, que se le atienda es difícil, se le considera una pérdida de tiempo. Y sin embargo tienen derechos que debemos respetar. Eso no se debe olvidar. Que el año escolar que se inicia sea propicio por el bien de los educandos y de la comunidad. Hagamos el esfuerzo para demostrar que el cambio es posible, que los intereses individuales y mezquinos, no enturbien la apuesta por lograr una verdadera transformación educativa en el país. Que el deseo del poeta se concrete “Queda decretado que el hombre no precisará nunca más dudar del hombre. Que el hombre confiará en el hombre como la palmera confía en el viento, como el viento confía en el aire, como el aire confía en el campo azul del cielo. Parágrafo: El hombre confiará en el hombre como un niño confía en otro niño. (LOS ESTATUTOS DEL HOMBRE.Thiago de Mello 4) ¿Es mucho pedir? (07.01.12)