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«Los agujeros de la exclusión se llenan con droga y violencia»

6 mayo 2014

Por Marcela Isaías /

LA CAPITAL. Rosario, Sábado, 17 de agosto de 2013

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La ex directora de la Escuela Olguín, Ana Solhaune, analiza cómo enseñar en contextos adversos sin perder de vista la inclusión.

Por casi 30 años Ana Solhaune dirigió la Escuela Nº 1027 Luisa Mora de Olguín, de Humberto Primo y Camilo Aldao, en pleno Ludueña norte, más conocida como la «Escuelita del padre Montaldo». Siempre lidió con todas las formas de abandono y vulneración de derechos de la infancia. Vio crecer en el barrio la marginación social. También la droga. «Y esos vacíos, esos agujeros que dejan la discriminación y la exclusión se llenan con droga y violencia», dice Ana. A pesar de los pesares, la escuela jamás se dejó ganar por el discurso del rechazo, mantuvo firme el de la inclusión. ¿Cómo se sigue adelante ante tanta adversidad? Ana habla de «resiliencia» y comparte una historia de trabajo donde siempre hay un horizonte de esperanza.

La entrevista con Ana Solhaune se pactó al conocerse públicamente un incendió provocado en la Escuela Olguín, y minutos antes que se diera la explosión de Salta y Oroño. Unos días después, y cuando el encuentro se concreta, la tragedia gana primero la charla, las emociones. Aún se mantenía la expectativa de encontrar alguna víctima con vida.

Prepara unos mates necesarios y arranca por la historia nacida a principios del siglo pasado, en una casa de familia, para «alfabetizar a los que no sabían leer y escribir». La iniciativa la tuvo Luisa Mora de Olguín. Es afines de los 60 cuando el padre Edgardo Montaldo llega al barrio y más tarde se hace cargo de esta escuela, ya ubicada en Humberto Primo y Camilo Aldao.

«Todo era muy precario y en la década del 70 era bastante bravo estar ahí por la dictadura. Todos los que trabajaban con los pobres eran perseguidos, sospechados, desaparecidos. Incluso a mí, que llegué en 1981, me decían «la zurdita»», repasa Ana. La escuela creció y de unos pocos alumnos iniciales pasó a tener un jardín (desde los 3 años), primaria, secundaria, una escuela para adultos, de alfabetización y talleres. En 1981 había 165 chicos, en el 2000, 830.

Primeros salones. «Con esfuerzo —continúa— surgen los primeros salones y una guardería. El patio era de tierra, con algunos juegos infantiles, con álamos, con un rosal que le había regalado la mamá del padre y una capilla hecha de madera, con techo de chapa. Esa capilla, los días de semana se divida y funcionaban en dos grados. Los fines de semana se volvía a abrir y el padre rezaba misa. Fue en una de esas misas que sentí que el Señor me dijo «este es tu lugar en la vida»».

Ana asumió la dirección de la escuela en febrero de 1981 y allí permaneció hasta que se jubiló en 2008. «Pero vos sabés que te jubilás del trabajo, no de la gente», dirá más tarde para contar por qué sigue asistiendo al barrio «a abrazar un rato a los chicos, a servirles un taza de mate cocido», en una tarea pastoral que la sigue vinculando, a través de la comunidad de base Virgen de Luján. También a seguir de cerca proyectos que mejoren la calidad de vida del lugar, como uno de vivienda para la zona.

¿Qué no le pasó en todos estos años a la Escuela Olguín? En 2006 se volaron los techos de tres aulas. Fueron refugio y centro organizador en la gran inundación, padecieron ocho robos en un mismo año, hechos de vandalismo, accidentes con el tren, abusos, golpizas terribles, suicidios. «Hasta un chiquito al que le inutilizaron la mano porque se la pusieron en un horno, y otro nene que perdió un ojo en el recreo, al volar una piedra del lado de la vía», enumera Ana. Y algo más reciente, la muerte de Mercedes Delgado, una militante social del barrio, que murió atravesada por una bala, en medio de una pelea por la droga. Fue en enero de este año.

«Pero siempre resucitamos. La virtud fue siempre esa: poder resucitar y generar actividades, espacios, proyectos», anticipa sobre lo que fue la principal estrategia para no dejarse ganar por el desánimo y que es más conocida como «resiliencia», «esa capacidad de hacer las cosas bien en circunstancias adversas».

Salida clave. La educadora rescata que una ayuda clave en un momento que estaban «desesperados, por todo lo que pasaba», fue la decisión de asesorarse, capacitarse sobre cómo enfrentar las distintas violencias que se manifestaban a diario en la enseñanza: «Así fue que convocamos a la psicóloga Liliana Pauluzzi, de Casa de la Mujer, y todo su equipo, que desarrollaron un extenso programa sobre las violencias y cómo prevenirlas, pero lo que más nos fortaleció fue el de la resiliencia, o sea cómo tener una vida socialmente aceptable a pesar de todas las desgracias que te pueden pasar. Y bueno empezamos a operar en clave de resiliencia».

Eso significó para la escuela inaugurar un montón de nuevos espacios y propuestas: una huerta, más raciones para el comedor, una radio escolar para «que no falte la palabra», el teatro, talleres pedagógicos para atender las necesidades educativas especiales en los primeros años, sala de computación, sumaron una psicóloga y fonoaudióloga, un servicio de roperito a cargo de un grupo de madres, entre otras acciones. «El broche de oro llegó en 2005 con la Orquesta» que arrancó con 12 chicos y ahora tiene 270 integrantes.

«Nosotros no sabíamos si los íbamos a poder sacar de los ranchos. Pero sí que teníamos que fortalecernos y generar propuestas para aumentar el capital social y cultural de estos niños», avanza Ana.

Hace poco, Ana Solhaune fue una de las disertantes en el Segundo Encuentro de Docentes Particulares organizado por el Sadop Rosario. En esa conferencia dio algunas claves generadoras de resiliencia en la escuela. Mencionó los vínculos, el desarrollo de actitudes sociales y resolutivas de problemas, la autoestima y el sentido del humor.

  1. A las violencias más extremas, se sumó con el tiempo la droga, la instalación de búnkers en el barrio. ¿Cómo enfrentar esto? «Recetas no hay. Pero lo ideal sería que los chicos tuvieran doble escolaridad, porque la permanencia en la escuela es una permanencia sanadora. En esta escuela es para los chicos que participan de la orquesta, lo óptimo es que sea para todos».

Otra punta es trabajar «desde la cercanía con el barrio, para estar más cerca de la gente». «Ahora —manifiesta— todo el aparato que montó la droga obviamente que no es nada bueno, porque se ha multiplicado de una forma exponencial».

«El que cobra en un búnker cobra bien, por eso también tiene que sumar clientes, y el mejor lugar para hacerlo es entre sus pares», continúa para luego analizar la pelea desigual que le toca a la educación: «La escuela siembra desde el testimonio de los valores, porque nuestra escuela y sus docentes son así; y el otro discurso es el del «aprovechá, metete si ahí vas a ganar bien». Algo redituable, donde no se miden las consecuencias».

Causas y consecuencias. Para Ana, las violencias y la instalación creciente de la droga no es producto de una sucesión de la mala fortuna: «Convengamos que todo esto que pasa, al menos en nuestro barrio, es consecuencia de haber sostenido durante demasiado tiempo una pobreza extrema».

Y se explaya de manera cruda, real. «Tres o cuatro generaciones que no han visto trabajar a sus mayores, han vivido de las dádivas, el cirujeo o el robo. Vivieron el abandono. Nunca me voy a olvidar que en la crisis de 2000 las únicas que salían porque conseguían un trabajito por hora eran las mujeres. Los hombres estaban desocupados y se quedaban en la casa, a cargo de los chicos, la mayoría estaba alcoholizada. Entonces cuando vos en el arranque de la vida tenés abandono y desconfianza básicas, ¿qué vamos a pretender que estén haciendo los jovencitos nuestros ahora?».

«Buen ciudadano». A Ana la invaden entonces las historias desesperantes de muchos de sus alumnos, con infancias truncas. Entre ellas la de un chico de segundo año del secundario, que cada tanto «llegaba dado vuelta a la escuela» y ella se lo llevaba a la dirección para hablar, para hacerle sentir la cercanía de alguien. «Cuando le decía «vos sabés que esa porquería te va a matar», él me respondía: «Si no me drogo me tiro abajo del tren». Es decir, esa criatura tenía una necesidad explícita de decir «me tengo que volar la cabeza porque con mis recuerdos no puede seguir viviendo»».

«Todos sabemos —continúa— que cuando un niño va a llegar a la vida se le prepara un nido. Pero a muchos, como este chico, ese nido le quedó con agujeros y por ahí se le va a colar la vida. Porque le dolía la muela y no fue atendido, estuvo enfermo y no lo asistieron, tuvo frío y no importó, las chapas se llovían y estuvo mojado en pleno invierno. Después de todo eso se le dice «bueno, querido ahora tenés que ser bueno, un buen ciudadano»».

Para la educadora no hay que dejar de atender las consecuencias de esta violencia, de esta ira, pero entiende que «de una vez por todas hay que atender las causas». Algo que todos sabemos excede a la escuela.

«Ana, la palabra es la que manda»

«Una vez una mamá llegó a la escuela con su hijo en brazos ardiendo de fiebre, a pedir ayuda. Había ido al hospital a la madrugada para que lo atiendan. Hizo la cola para sacar número y cuando llegó su momento le dijeron que no había más turnos. Cuando me lo contó, le llamé la atención diciéndole: «Mamita, la salud es un derecho, vos no te tenías que mover de ahí. Cómo no le dijiste que te atiendan igual». Y ella me respondió: «Ana, la palabra manda y yo no tengo esa palabra. No me animé a hablar». Ahí me quedé congelada, me dije a mí misma. «No sabés nada de la pobreza». No es sólo lo material», comparte Ana como testimonio.

Siempre la inclusión

La semana pasada la Escuela Olguín fue víctima de un nuevo ataque. Hubo un incendio en un sector y pérdidas materiales. Otra vez se instaló la pregunta: «¿Por qué?». La respuesta inmediata de toda la comunidad educativa resultó seguir adelante y concluyó en «un abrazo, en rodearla». Estuvieron chicos, padres, docentes, el padre Edgardo Montaldo, el supervisor y referentes de los gremios docentes. También Ana Solhaune.

«Vi mucha fortaleza, ganas de seguir adelante. Porque si hay algo que siempre estuvo presente en nuestra escuela fue la de resucitar, con la mirada puesta siempre en el barrio, en los chicos. La inclusión para nosotros es sagrada. Nunca se descartó a alguien porque se drogaba, por violento, no hemos tenido sanciones, nunca hemos puesto amonestaciones, siempre la búsqueda es revertir la actitud negativa, acompañar, sanar, diría el mandato evangélico de la compasión, que no es la lástima, porque aquí se trata de ponerse en el lugar del otro, de la historia de esos chicos», expresa Ana.

Y llama la atención sobre esta señal: «Hay que ver al otro no como un desigual sino como un semejante. Porque hay una tendencia a seguir discriminando, marginando y desigualando».

En 2005, la escuela cumplió los 75 años de su creación, fue cuando apareció la propuesta de formar una orquesta. Ana lo recuerda así: «Por cosa de la providencia, diría el padre Edgardo, ese año llegó Derna Isla con su proyecto de formar una orquesta con los chicos. Ya había recorrido 23 escuelas. Ella fue una visionaria, lo es. Sabe a dónde quiere llegar y tiene otra virtud: contagia las ganas. Cuando en ese momento me cuenta todas las características del proyecto, con doble escolaridad, con trabajo los sábados desde las 8 de la mañana, yo pensaba por dentro, «esta chica no sabe dónde vino, dónde está». Pero le dijimos, «bueno, intentemos». Eso fue antes de las vacaciones de invierno. A la semana siguiente entran los primeros instrumentos, creo que eran 12. Estábamos ahí paraditos en la puerta viendo entrar violines y chelos, yo tenía el delantal empapado por las lágrimas. En octubre de ese año, o sea a menos de tres meses, se hace la fiesta de aniversario en el Centro Cultural Lumiére. ¿Podés creer que tocó la orquesta con 12 chicos? Una escuela de villa cerrando un acto desde lo cultural. Impensable. Tocaron y fue una emoción generalizada. Ahí dijimos hay que darle para adelante. Ese mismo año, el proyecto se presentó en el presupuesto participativo municipal, fuimos casa por casa, pidiendo a los vecinos que lo voten. Y quedó».

Hoy son 270 los chicos de distintas edades que aprenden música, participan de la Escuela Orquesta de barrio Ludueña y son orgullo de Rosario.

 

“No basta” A propósito de la Movilización Nacional por la Transformación de la Educación y el Buen Inicio del Año Escolar 2012.

21 diciembre 2011

“no basta con llevarlos a la escuela a que aprendan
porque la vida cada vez es más dura
ser lo que tu padre no pudo ser
no basta que de afecto tu le has dado bien poco
todo por culpa del maldito trabajo y del tiempo
no basta
porque cuando quiso hablar de un problema
tu le dijiste niño será mañana es muy tarde, estoy cansado”
(Franco De Vita: NO BASTA))

Hacia una ilusión.
El martes 13 de diciembre se dio inicio a la llamada “Movilización por la Transformación de la Educación y el Buen Inicio del Año Escolar 2012. Indudablemente se requiere romper la inercia que el gobierno pasado dejó en el sector.

La movilización supone poner en marcha en este caso actividades dirigidas a un fin determinado que es la transformación de la educación y el buen inicio del año escolar. Significa convocar y promover un acompañamiento de la sociedad por parte de instituciones y organizaciones, al proceso que se inicia.

¿Quién no puede estar de acuerdo en centrar todo el proceso del cambio educativo en el sistema de aprendizaje del educando, cómo lograr que los estudiantes aprendan y cómo se puede llegar a un acuerdo en lo que se quiere que aprendan? Además, ¿quién no puede estar de acuerdo con el deseo de iniciar el año escolar 2012 donde todos los niños, niñas y adolescentes del país cuenten con maestros oportunamente contratados, textos y materiales educativos distribuidos, y aulas seguras, saludables y en buen estado?

Poniendo limón al dulce
No dudo que es un esfuerzo grande el haber elaborado esta propuesta en la que todos deseamos que la educación mejore para todos en un país diverso e intercultural. Sin embargo, cuando no se parte de una evaluación de cómo se encontró el sector y cómo ello no se conoce y menos se denuncia, es como poner toda la basura debajo de la alfombra. Y en un espacio poco limpio no puede ponerse nuevas ideas y conocimientos porque corren el riesgo de contaminarse.

En un gobierno que se dice transparente y en un sector como el educativo que exhibe su portal de Transparencia, no puede permitirse pasar desapercibido lo que los docentes y la comunidad educativa sienten lo que se hizo en el gobierno anterior en aras de la calidad de la educación. Nunca se tuvo una política educativa y se fue de tumbo en tumbo, merced a la “inspiración megalómana” del Presidente de la República que “iluminaba” a su ministro y sus vices para que deambulen en el camino a seguir. Porque no quisiéramos que esta ilusión y esperanza diseñada y presentada fracase es necesario denunciar y proponer.

Había en las jornadas de protesta magisterial una consigna que se repetía: “protesta con propuesta”. Al principio se decía que eso debilitaba la denuncia, que debería forzarse y tensionarse hasta que “la patronal” cediese. Que construir la propuesta era como hacerles la tarea. Mucho hubo que bregar en sentido contrario. Hasta que se comprendió que los maestros podíamos plantear propuestas viables desde un enfoque magisterial.

La propuesta e invitación para la “Movilización Nacional por la Transformación de la Educación….” no debe quedarse sólo en anunciar una estrategia para lograr mejores aprendizajes en los estudiantes y el cumplimiento de las metas para mejorar la educación en el país.

Es necesario precisar, enfatizar cuáles son las ideas centrales que guiarán las acciones y decisiones hacia futuro. Habrá que explicar por qué se hace el nuevo enfoque. ¿Qué cambios se hacen de acuerdo al contexto? ¿Qué respuestas a nuevas demandas se dará para enfrentar las exigencias de este nuevo siglo? ¿De qué supuestos parte este llamado a la movilización para la transformación de la educación?

En una entrevista a un diario local, esta semana (EL COMERCIO.12.12.11) al vice ministro de gestión pedagógica nos enteramos de los cambios de la nueva propuesta educativa. “Hay un cambio desde las actividades y en el enfoque mismo, centrado en los aprendizajes. Lo fundamental es el traslado de una serie de acciones que siempre ha tenido el Estado en educación, en dar infraestructura, textos y capacitaciones, a una acción que busca centrarse en los aprendizajes de los estudiantes y eso implica una renovación de la dinámica que existe en las instituciones educativas. En términos de enfoque es el cambio principal.” Del lanzamiento anunciado sólo el diario oficial da cuenta escueta de lo realizado, opacado por declaraciones de la Primera Dama sobre un tema de coyuntura. :

También dijo el vice ministro que “En lugar de centrarnos solo en matemática y comunicaciones, estamos ampliando a ciudadanía, ciencias y actividades técnico-productivas. Por otro lado, cerrar las brechas de desigualdad que hoy existen en educación. Estamos buscando una reinversión de la institución educativa, que casi no ha variado en un siglo. Queremos una institución que promueva la actividad y la creatividad de los estudiantes, y que tenga un buen clima de convivencia”.

El discurso de la Ministra el día del lanzamiento de la campaña “Cambiemos la educación: cambiemos todos” estuvo salpicado por anuncios que requerirían un orden para poder analizar la política educativa que se quiere impulsar con esta movilización. Enumeramos según el reporte del Portal del Ministerio de Educación y el diario oficial algunas medidas: – se fortalecerán las capacidades básicas de 160 mil docentes en el país; – se brindará acompañamiento pedagógico a 21 mil instituciones educativas el año 2012. Además se señaló que a estas estrategias para mejorar la calidad de la enseñanza se suman otras: – organizar concursos de especialización docente para 10,000 profesores; realizar concursos para 10 mil maestros de Primaria, profesores y promotores de Educación Intercultural Bilingüe,; – acompañamiento pedagógico que busca un proceso de aprendizaje colectivo donde los docentes con mejor desempeño y preparación ayuden a los demás maestros, para que al final todos se beneficien y mejoren la enseñanza en su conjunto; – la gestión educativa tiene que ver con ser efectivos, en el sentido que el Ministerio se organice para todas las cosas sucedan bien; – textos escolares que lleguen a los colegios del país antes del inicio de clases 2012:; – el sector se organiza para que los maestros estén a tiempo en las escuelas y que tengan contratos oportunos; – contar con sistemas de información y de planificación que permitan aligerar los trámites administrativos, para ello se está realizando un proceso de reingeniería que permita una gestión más ágil, planificada y transparente; – contar con una infraestructura digna; – hacer que la gestión escolar se responsabilice por los aprendizajes y se garantice un clima de convivencia respetuoso; – se buscará un diseño curricular que priorice no sólo los aprendizajes de las áreas lógico-matemáticas y comprensión lectora, sino también de ciudadanía para que los estudiantes sean conscientes de sus derechos y responsabilidades en la sociedad.” (EL PERUANO,14.12.11).

Expresó también que la campaña busca una profunda transformación de la educación en el país con la participación de docentes alumnos, padres de familia, sociedad civil y autoridades. También expresó la ministra que “…para lograr el cambio se establecieron compromisos básicos como convertir los salones de clase en aulas abiertas e inclusivas, centradas en el estudiante, respetuosas de su diversidad y alentadoras de su creatividad.”

Sin duda, una enumeración basta. Pero nos preguntamos cuánto tiempo llevará poner esto en clave de ley, de directiva, de norma en el marco de una política educativa inclusiva, intercultural, bilingüe.

También queremos poner en evidencia que más allá de las propuestas novedosas existe un olvido del maestro. No basta decir que se revaluará al aula, a la institución educativa, que se capacitarán miles de docentes, sino qué hacer para revertir años de cierto desprecio por este profesional que hace todo lo posible por que el aprendizaje de los alumnos responda a los objetivos nacionales, regionales, locales. ¿No merece un gesto? ¿Por qué convocarlo a que cumpla y no para que aporte?

¿Y el maestro cómplice o adversario?
El maestro no debe ser considerado sólo como un trabajador del proceso educativo. Es el actor del que depende que el proceso educativo sea realizado. Sin duda la literatura sobre el perfil, la formación del docente, y demás calidades que se requiere, es abundante y las propuestas para que retome el liderazgo son diversas. Pero casi nunca del agrado de quien ejerce la dirección nacional de la educación. Todo lo contrario existe una leyenda negra como sino pues al ejercer el derecho a sindicalizarse, como si lo volviese “enemigo” de la educación. ¿Por qué? No es el caso de hacer un recuento de hechos, sino todo lo contrario, empezar a construir un tratamiento diferente para el docente acorde con lo que un profesional demanda y una persona merece.

Por ello en medio de este enunciado de medidas tender puentes de diálogo para los docentes es importante. Además deben tenerse claras las providencias a tomar y no desconcertarlos con anuncios que denotan promesas y no un panorama concreto donde puedan planificar su vida ciudadana, de familia, de miembros de una comunidad.

Una buena educación debería entenderse como un proceso formativo, contextualizado, pertinente e integral que piensa en el alumno y en el docente en consonancia con todas sus potencialidades para pensar, hacer, decir y sentir. No sólo a los alumnos también a los maestros debe continuárseles formando en la práctica como sujetos para un proyecto colectivo de presente y de futuro; como ciudadanos que ejercen sus derechos y que aportan a la construcción de una sociedad democrática. Por ello la educación es un derecho humano y es responsabilidad del Estado, de los docentes y de la sociedad garantizarla para todos. No debería establecer denominaciones de malos docentes y otros adjetivos que degradan por diferencias políticas antes que profesionales. Por ello es preciso diseñar una manera de formarlos adecuadamente, en instituciones dignas, en modos colectivos de funcionamiento y en evaluaciones que tengan un sentido pedagógico y no punitivo. Un gesto en ese sentido promovería una modificación en la forma de concebir lo que debería ser la formación del docente que el sistema educativo requiere. Un modo de configurar el trabajo de enseñar y aprender y los mecanismos de la evaluación. Asimismo en recuperar el liderazgo que tuvo en la comunidad.

Poco favor se hace cuando el maestro se entera por algunos medios de determinadas medidas que debe cumplir o de determinadas decisiones que implican un cambio en su quehacer profesional. ¿Por qué no existe un trato preferencial con quien es el principal motivador del proceso educativo?

Concluyendo
Los dados están jugados y llama la atención la indiferencia de los medios y de la comunidad ante la convocatoria a la Movilización. Hace falta un diseño de la difusión y comunicación de la política educativa en serio. Se ha establecido una manera de jerarquizar las comunicaciones en contra de los derechos a estar informados de la persona. Y lo vemos diariamente. Eso también debe cambiarse. La movilización se desarrollará a contracorriente. Es necesario tener un discurso coherente y hacerle llegar a los docentes para que se sientan copartícipes del proyecto.

Finalmente todo esto sería posible si se da un cambio en la forma y manera de gestionar el Ministerio de Educación, las Direcciones Regionales, las UGEL y la forma de dirigir una institución educativa.

No basta anunciar los cambios que se harán. Es necesario dejar la verticalidad y acoger la horizontalidad, la comunicación, saber escuchar, ser tolerantes, democráticos. Los compromisos se ganan con gestos antes que con anuncios e innumerables normas. La inclusión social en educación empieza con la voluntad política, decisión y gestos. Alain Tourraine decía “Hemos abierto nuestras economías; ahora hay que volver a abrir las puertas de la sociedad a todos los que fueron excluidos y arrojados a espacios donde se reúnen la desesperación y la violencia”.

La inclusión en educación debe palparse parafraseando a Hopenhayn, (Revista Pensar Iberoamérica Nº 0 Madrid. 2002) “… con una presencia más equitativa de los múltiples actores socioculturales en la deliberación pública, y con un pluralismo cultural encarnado en normas e instituciones. ¿Será posible? (17.12.11)

Entre lo ideológico y lo programático: como en el pasado ¿quién no aprendió la lección?

27 septiembre 2010

Los docentes que fueron formados entre tensiones sociales, económicas y culturales de los años 70 y 80, en su reflexión profesional y política trataban siempre de tener un referente informativo y formativo por el cual optar. Éste procedía de una ideología político partidaria desde donde se simpatizaba o se militaba. Este marco de referencia permitía optar no sólo informado, sino con convicción por determinada preferencia. A partir de ello los partidos políticos formulaban programas que permitían desde la realidad determinar los problemas, analizarlos y contar con diversas soluciones.

En los momentos más intensos y tensos había y existía posiciones extremas o conciliadoras. Esto servía para esclarecer a la comunidad y en cierta manera formar políticamente a la ciudadanía.

Surgieron nuevas organizaciones políticas que se fueron convirtiendo en partidos de nuevo cuño que reflejan variaciones en las estructuras sociales existentes. Estas organizaciones han ido creando un nuevo universo conceptual que permite a las nuevas generaciones analizar y comprender la realidad. De esta manera frente a esas organizaciones, los partidos políticos gerontocráticos empezaron a anatematizar cualquier forma o manera diferente de analizar la realidad. Surgen así los adjetivos de “progresistas” y “retardatarios” para motejar sin analizar las propuestas de gobierno, las “ofertas” para cautivar a la población en épocas de elecciones. No aceptan los partidos tradicionales, en estos tiempos, contar con un marco referencial abierto como orientación sociopolítica que permita oxigenar la política en el país.

Quienes se han permitido el anatema son los que provienen de una manipulación de lo político desoideologizado y centrado sólo en los intereses personales y del mercado; de una década de despotricar de los partidos políticos tradicionales y de cualquier opción que se enfrente a la dictadura militar o democrática o democrático-militar que de eso también hemos tenido. No se permite la existencia de una organización política progresista que asuma la causa de los que tienen menos, que son excluidos, y que se centre en la promoción del desarrollo humano con una nueva visión de país, que promueva una auténtica ciudadanía que comprende la ciudadanía política y la ciudadanía social. No aceptan que se piense diferente. Tampoco afrontar temas fundamentales como participación, equidad, solidaridad, evitando ofrecer respuestas tradicionales, clientelistas.

La carencia de debate ideológico por más de una década ha dejado a algunos añorando etapas históricas hoy no obsoletas sino que requieren revisión y revitalización pasando por la autocrítica y otros huérfanos de argumentos se refugian en el dios mercado y lo que denominan modernidad, donde el centro no es el desarrollo humano, sino la inversión, la atracción de capitales, sin respeto por la persona. El debate ideológico es una plataforma de aprendizaje social. Nos hemos olvidado de ofrecer espacios para el debate que faciliten los procesos de aprendizaje público. Esto requiere una disposición a reformarse de manera continua y estar urgidos por producir ideas y soluciones a los problemas que se identifiquen en el proceso. Para esto sirve el debate y no para satanizar al otro.

La libertad y la igualdad son fundamentos de toda organización que se dice progresista y que quiere generar cambios. Esto demanda construir un consenso colectivo que permite a los ciudadanos identificarse como compañeros de vieja data, de sentirse en casa a pesar de las diferencias de intereses y experiencias. Este es un reto mayor para un movimiento progresista no basado en la diferencia de clases, sino en la construcción de una identificación ideológica y programática. Esto conlleva delimitar los conflictos ideológico-programáticos que se dan al interior frente a los que se den externamente. Se trata de identificar posiciones propias y las de los otros y respetarlas.

Lo programático requiere una mayor participación, pues mientras más ciudadanos participen en la elaboración de una plataforma, más la asimilarán y adoptarán como propia. Lo programático demanda claridad en los ejes temáticos que se elijan que deben ser pocos pero convincentes, derivados de creencias y convicciones que existan en los integrantes de la organización, movimiento, grupos de interés, expertos y el mundo académico.

Todo lo anterior viene a propósito del evento electoral municipal peruano del próximo octubre. La adjetivación, los golpes bajos, la satanización por pertenecer a una izquierda democrática, que aún se la quiere a direccionar a los bloques que habían en la guerra fría, para atemorizar a los votantes, la pobre sustentación de propuestas indican claramente que los nuevos-viejos líderes intolerantes que se presentan hablan de una democracia plena sólo cuando les conviene a sus intereses, de inclusión cuando la confunden con obras de caridad. Confunden valorar lo histórico con permitir que la inversión imponga el modelo de ciudad que le conviene.
Una campaña electoral poco pedagógica y educadora. Es lo que aprecian nuestros alumnos, es lo que leen en los diarios, revistas, escuchan y ven por radio y TV. ¿La escuela analiza estos acontecimientos? ¿Qué actividad permite decodificar y analizar los discursos políticos? En una sociedad que permite estos discursos políticos de campaña sin preocuparse de nada ¿sirven los anuncios de una educación de calidad que centra el interés en lo material (nuevas edificaciones, dotación de laptop, materiales) y los aprendizajes (preocupación sólo para matemáticas y lengua) descuidando la formación cívica? ¿Existe en la propuesta educativa oficial más allá de lo que indica la Constitución de la República una Educación democrática? Poco de lo conocido brinda pistas de construcción en esta perspectiva. ¿Alguien ha planteado una teoría política de la educación y para la democracia? Esto puede apreciarse en la forma violenta cómo se ataca a una candidata que representa a la izquierda renovada, democrática.

En lo educativo el debate, por decir algo, ha caído en la denuncia de que se va a entregar la educación al SUTEP. Esto denota ignorancia por decir lo menos, de quienes apuestan por el mercado. ¿No saben acaso que la educación se rige por la política nacional de educación a cargo del Ministerio de Educación y que el Sindicato es una agrupación de defensa de los educadores? Costumbre maniquea que ya hemos padecido anteriormente, donde se valen de la ignorancia de la comunidad para hacerle creer despropósitos.

Quien tiene temor de una opción que representa alternativa innovadora y no continuista, es porque (según Paulo Freire) en una educación alternativa el educador ya no es sólo el que educa sino que también es educado mientras establece un diálogo en el cual tiene lugar el proceso educativo. De este modo se quiebran los argumentos de «autoridad»: ya no hay alguien que eduque a otro sino que ambos lo hacen en comunión. La innovación en educación y un ordenamiento coherente desde los que tienen derecho a una educación pública que garantice una buena y excelente educación, hace a quienes piensan diferente que ofertan y enfatizan sólo en la enseñanza para la producción y no para el desarrollo de la persona; para el mercado y no para y con la comunidad. Por ello piensan que enseñando inglés –como dice una oferta- desde pequeños se garantizará el dominio del idioma y los jóvenes estarán aptos para la competividad.

Al final del camino electoral nos damos con la ausencia de un debate ideológico y programático; la aparición de una tendencia de la izquierda democrática con visión de futuro y no comprometida con relaciones comprometedoras que mediaticen principios, convicciones y acciones; la persistencia de otra tendencia continuista de una concepción de ciudad y comunidad excluyente, hipotecada al mercado y a valores económicos antes que humanistas.

Sin duda se tendrá una lid electoral entre una opción inclusiva y otra excluyente. Una opción que se identifica con el mercado y una visión que propone una visión educativa para la liberación en donde la característica de su propuesta educativa la “humanización”, que exige la liberación individual y social del hombre como sujeto cultural histórico, quiere innovar en democracia, con participación y respeto por las organizaciones institucionales. Otra opción que se basa en la intolerancia y más de lo mismo.

Así se puede seguir pauteando el antagonismo entre opciones democráticas y opciones autoritarias. Esta elección cual fuere el resultado es el preámbulo de lo que podría ser la elección presidencial de Abril de 2011.

Merecemos desde el campo educativo que triunfe la propuesta que apueste por una educación política (como toda educación es política, aún aquella que pretende ser neutral y está al servicio del poder), que sólo puede ponerse en práctica de manera sistemática cuando la sociedad se transforme radicalmente.

Nuestro sistema educativo forma parte de un sistema social más amplio. Ambos son fuente de desigualdades, injusticias, inequidades y frenos para el desarrollo personal y colectivo. ¿Cómo identificarlas, leerlas, interpretarlas? Sólo una ciudadanía formada desde una pedagogía crítica nos permitirá saber leer e interpretar los eventos con los de ahora que convocan y llaman a elegir. Por ello debemos saber elegir entre quien busca el bien para todos en condiciones de igualdad y de diversidad para todas las personas. (25.09.10)

ORDEN E INCLUSIÓN

18 julio 2009

La consigna dada por el Presidente de la República en la juramentación del nuevo Consejo de Ministros (11.07 fue orden e inclusión. Saliendo de un a coyuntura política que tuvo su punto álgido en los sucesos de Bagua.. Sobre el tema se ha escrito y denunciado en diarios, revistas y foros.

¿Qué significa esta consigna dada por el presidente al conjunto de ministros de Estado? Mucho. Pero es mayor el discurso que sobre orden e inclusión se ha escrito y escribirá y todo se apreciará desde la posición política e ideológica que se tenga y el auditorio al que se dirijan las palabras y medidas. Se recurre a esta consigna a partir de un contexto histórico de un hecho conflictivo y de situaciones reivindicativas de frentes regionales y de las consignas de los mismos de recurrir a un paro y marcha nacional a partir del mes de setiembre.

La lectura que se le dé a esta consigna en cada sector es diferente según se trate. En lo social el orden va de la mano con la claridad de modelo de desarrollo que se opte previamente y que sea aceptado por todos en consenso. En este sentido, como otras veces nos preguntamos ¿conocemos el modelo de desarrollo que queremos o que el gobierno impulsa? ¿es el mismo del anterior gobierno? ¿Cuál será la prioridad que se le otorga en el amplio repertorio de posibilidades a impulsar y sobre todo en dónde se sitúa a la persona?. Sin duda la respuesta será que se promueve el desarrollo humano (frase muy socorrida hoy para bajo ese paraguas, hacerle el juego a un modelo económico que fracasa a ojos vista, pero valgan verdades, existen pocas propuestas alternativas que puedan presentar resultados), y, para ello se vienen dando preferencia a la consolidación de una plataforma económico financiera que debería garantizar el desarrollo de políticas sociales que hagan posible la equidad en las mayorías. Todo lo contrario. ¿En qué se pone orden? ¿Dónde se pone la prioridad?

Orden en este contexto, como lo ha dicho el nuevo ministro de Defensa, significa autoridad. Esta palabra encierra también muchas interpretaciones según quien las pronuncie, y según los documentos que emita y distribuya (normas, directivas y otros) que implican conocimientos, enfoques inspirados ¿en los derechos humanos?, ¿en la equidad?, ¿en la inclusión?. ¿Cómo hacer para que este concepto, sentimiento y convicción empapen ideas, palabras, formas de ser y pensar en quienes los manejan?

Es en este marco en el que se puede encontrar coincidencias para realizar cambios que ataquen de raíz el origen del conflicto o de los conflictos que hoy llegan según la Defensoría del Pueblo a 226 a nivel nacional (según varios diarios que dan cuenta de la conferencia de prensa de la Defensoría al 30 de junio habían 273 conflictos sociales). La Defensoría del Pueblo refiere que “Los conflictos aumentan de manera constante. Entre las razones que lo explican está el crecimiento económico que despierta expectativas en la población; además ese crecimiento económico está muy vinculado a la explotación de recursos cerca de comunidades, por lo que se produce un choque entre dos formas de entender el desarrollo. Los conflictos d este tipo son la mayoría” ( DOMINGO, Suplemnto de La República. 12.07.09 Entrevista al Dr. Rolando Luque responsable del Área de Conflictos Sociales de la Defensoría del Pueblo). ¿Estos conflictos se combatirán con orden, sinónimo de autoridad? Sería bueno que nos dijesen qué entienden por orden los señores ministros que hoy están a la cabeza de los ministerios de Defensa, Interior, Salud, Educación, Trabajo y otros que indirectamente se involucran en el proceso, cuando los hechos se dan. De igual forma sería importante que los actores en conflicto, además de sus reclamos digan qué conceptos están detrás de sin duda importantes reclamos y los derechos que los asisten.

El otro tema de la consigna es la inclusión. Pero al igual que el anterior ¿qué encierra el significado de esta palabra? ¿Qué connotación tiene en esta coyuntura y en el discurrir democrático del país? ¿Se trata sólo de incluir a los excluidos y tenerlos como un dato estadistico? Al ver la realidad, es necesario que se descubra de una vez lo que encierra esta palabra en su contenido. Muchas preguntas, según el sector que se trate, se hace el ciudadano común y corriente: Por ejemplo ¿de qué sirve construir más hospitales –que sin duda son necesarios- y no se tiene una atención eficiente? ¿De qué sirve tener hospitales, postas, si el enfermo que requiere atención, tiene que esperar hasta tres meses para poder ser atendido? ¿Dónde está la eficiencia y eficacia, dónde la inclusión? De igual manera en educación ¿de qué sirve hablar de una mayor cobertura si en los pueblos más alejados no se tienen escuelas porque el número de niños y jóvenes no justifica el pago de un docente? ¿De qué sirve hablar de interculturalidad si no se cuenta con los docentes especializados? ¿Acaso no se ha descuidado como nunca la formación de dichos docentes? Ahí están los documentos de académicos y docentes que denuncian cómo la Dirección Nacional de Educación Bilingüe ha descuidado sus responsabilidades y cómo desde hace dos años no existen postulantes para esta especialidad por la valla de la nota 14. El silencio ha sido toda respuesta. ¿Se viene aplicando la inclusión en el sector educación con relación este problema?

En el escenario en que estamos nos preocupa la consigna presidencial y lo que cada ministro la asuma como la “varita mágica” para resolver conflictos en la forma pero no en el fondo.

En un artículo titulado “El sacrificio en los altares del orden”, Eduardo Galeano (BRECHA Nº 557/Montevideo 1996), dice algo que bien podría ajustarse a la reflexión sobre el tema “Somos todos prisioneros. Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo. Y los niños son los más prisioneros de todos: la sociedad, que prefiere el orden a la justicia, trata a los niños ricos como si fueran dinero, a los niños pobres como si fueran basura, y a los del medio los tiene atados a la pata del televisor.” Por ello los conceptos deben ser bien claros en ser enunciados y claros los alcances. Pues el orden y la inclusión pueden ser por acción u omisión. Leer hechos y acciones bajo los lentes del orden e inclusión desde el poder, desde el gobierno y no del Estado podrían tener una lectura diferente sea cual fuere la realidad y actores sobre los que se actúe.

En este mundo que viene globalizándose con predicciones optimistas en términos económicos por las inversiones y el crecimiento y frente a una realidad local marcada por la lógica del conflicto, la pobreza y la exclusión social. En este marco llama la atención que en la consigna presidencial no hubiere espacio para otros temas y cómo enfatizar sobre esta situación de manera transversal en educación, salud, trabajo y cómo apuntar a un desarrollo más armónico, en donde la inclusión social se evidencie que no sólo caminamos hacia el combate de la pobreza, pero la desigualdad sigue patente en las calles, en los micros, en las escuelas públicas. Por ello percibimos, además una desafección ciudadana in crescendo, que disminuye la participación política y debilita aún la democracia signada por interrupciones de ingrata recordación.

En Educación existen escritos, investigaciones, discursos y artículos que nos hablan de la pobreza, la exclusión, la educación ciudadana, educación en valores, educación para la paz y los derechos humanos, que dejan de tener valor y vigencia pues no se ven los resultados lamentablemente, a pesar de los esfuerzos de los docentes. Igual ocurre con la educación inclusiva. El discurso es abundante, pero pocos lo hacen desde un enfoque integrador, mayor, que no se quede sólo desde en lo educativo y se agote en una atención deficiente cuando no se ha preparado a docentes a trabajar desde este enfoque. Pueden tenerse las mejores directivas, normas e intenciones, pero si quienes las deben poner en práctica en el día a día no están preparados ni tienen el repertorio de conceptos y recursos adecuados, ¿qué pueden hacer? ¿Quiénes deben prever desde el gobierno todo el apoyo y soporte? Es fácil captar la atención del auditorio y luego olvidarse. ¿Falta voluntad política?

“El enfoque inclusivo debe reconocer y valorar las diferencias individuales y los concibe como una fuente de enriquecimiento y de mejora de la calidad educativa. En el proceso enseñanza-aprendizaje, estas diferencias se hacen aún más presentes; todos los alumnos tienen unas necesidades educativas comunes, que son compartidas por la mayoría, unas necesidades propias, individuales y dentro de éstas, algunas que pueden ser especiales, que requieren poner en marcha una serie d ayudas, recursos y medidas pedagógicas especiales o de carácter extraordinario, distintas de las que requieren la mayoría de los alumnos.” (Lic. Agustín Fernández. Educación Inclusiva: Enseñar y Aprender entre la Diversidad. Umbral 2000, Set.2003). Sin duda es lo ideal, pero choca contra una realidad de un gobierno fácil en el discurso, pero que ignora la realidad sobre la formación de los docentes, que no llega a comprender que para poder evaluar antes tiene que formar en el concepto y contenido de lo que significa ser docente en el presente siglo.¿Se podrá impulsar lo inclusivo cuando a fortiori se obliga a los docentes que ingresen a la Carrera Pública Magisterial, por ser una ley importante para el desarrollo docente, pero un tanto a contrapelo de lo que requiere el perfil del docente de esta primera década del presente siglo? ¿Qué significa formar y preparar docentes para educar en la diversidad y para atender d forma integral a las diferencias? Como dice Fernández necesitamos “maestros formados para atender en la escuela normal a todos lo niños con sus diferencias y peculiaridades. Más maestros para atender a la diversidad y para que los niños aprendan entre la diversidad. (Ibidem)

Y esta reflexión la podemos llevar a todos los sectores del Estado. Veremos que cada uno tiene un déficit de profesionales y de personal que comprenda y sintonice qué significa inclusión, sin anteojeras ideológicas que mediatizan decisiones y compromisos.

Orden e inclusión, consigna recibida del Presidente para el nuevo Gabinete. Ni una palabra sobre desarrollo económico, pero sí crecimiento y competitividad, ni una referencia a la democracia, tan debilitada últimamente y con instituciones devaluadas, poco confiables; y justicia social, demandada por los pobres que ven cómo sigue creciendo “la pobreza y crecen las ciudades y crecen los asaltos y las violaciones y los crímenes” y no existen responsables; crece la violencia y son “remanentes de époc as pasadas” o “el narcotráfico aliado a la delincuencia común”. De esta manera se exonera de responsabilidad a un sistema que excluye cada vez más a los más pobres. ¿Dónde está la inclusión?

La responsabilidad de todos los ciudadanos hoy debe centrarse en estar atentos y vigilantes para que la consigna no cause pánico; cuidado que se confisque la libertad en aras del orden para evitar el desorden; cuidado que los derechos humanos pasen a la calle de la melancolía.

Los versos de Joaquín Sabina y su música sirvan de melodía para lo que nos tocará vivir a pesar de los pesares, porque como maestros sabemos interpretar el signo de los tiempos y sabemos que debemos estar preparados.

“Como quien viaja a lomos de una yegua sombría,
por la ciudad camino, no preguntéis adónde.
Busco acaso un encuentro que me ilumine el día,
y no hallo más que puertas que niegan lo que esconden.
Las chimeneas vierten su vómito de humo
a un cielo cada vez más lejano y más alto.
Por las paredes ocres se desparrama el zumo
de una fruta de sangre crecida en el asfalto.
Ya el campo estará verde, debe ser Primavera,
cruza por mi mirada un tren interminable,
el barrio donde habito no es ninguna pradera,
desolado paisaje de antenas y de cables.
Vivo en el número siete, calle Melancolía.
Quiero mudarme hace años al barrio de la alegría.
Pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía
y en la escalera me siento a silbar mi melodía.” (Oh Melancolía, Joaquín Sabina, 1978)

(18.07.09)