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Entrevista a Berta Braslavsky

19 junio 2014

Fundación LEER

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BERTA BRASLAVSKY es un referente indiscutible en materia de alfabetización. Integra la Academia Nacional de Educación y desde 2004 el Consejo Asesor de Fundación Leer. En esta entrevista exclusiva con Leer en Red, Braslavsky reflexiona sobre el rol de la escuela y de los maestros en el acercamiento de los niños a la lectura, y ofrece sugerencias para el trabajo docente en promoción de la lectura.

Fundación Leer: En su opinión, ¿qué aporta el contacto de los niños desde la temprana infancia con libros de literatura infantil?

 Berta Braslavsky: No se trata de una opinión, sino de participar de una convicción acerca de la importancia de la literatura en el desarrollo cultural del niño, a partir de las primeras manifestaciones de su relación con el mundo. Las canciones de cuna -mediante el halago de sus sonidos, la repetición y sus ritmos transmitidos en el vínculo emocional con su madre- establecen su primer contacto con la literatura.

El contacto temprano con los libros manipulables que se ponen a su alcance familiariza al niño con el objeto esencial de la cultura escrita, su aspecto, su manejo.

Los libros con imágenes concitan su atención y la experiencia de secuencia temporal del antes y después. La lectura que oye cuando su madre le lee, lo familiariza con el lenguaje gramaticalmente mejor configurado, con más vocabulario y mejor pronunciado. Y con el cuento, realiza una primera experiencia de la macroestructura coherente de un texto, como esencia de la comprensión, con la intensidad de un aprendizaje que se realiza en una catarsis profundamente emocional como es la que se establece en la relación de la madre, el padre u otro adulto en el acto compartido de una lectura que despierta la fantasía y la creatividad del pequeño.

 

F.L.: ¿Qué rol debe ocupar la escuela en el acercamiento de los niños a la lectura de obras literarias?

 

B.B.: Si en la familia tiene lugar la prehistoria del lenguaje escrito, también se confirma que en la escuela comienza su historia, es decir, la posibilidad de llegar al dominio pleno de la lengua escrita, con todo el valor simbólico que tiene como álgebra del lenguaje. Por eso, -teniendo en cuenta los cambios críticos del desarrollo natural y cultural durante la infancia y la adolescencia y las características individuales de su medio social-, la escuela debe cumplir con la misión de promover intencionalmente su aprendizaje a través de amplios repertorios de estrategias.

 

Por cierto que en esas estrategias ocupan un lugar importantísimo las obras literarias. Pero no por didactismo, sino por el papel esencial que ellas tienen para la adquisición de la lengua escrita generando el amor por la lectura.

 

F.L.: ¿Qué nos puede comentar respecto del rol del nivel inicial y de los diferentes ciclos de la escuela en el acercamiento a la lectura?

 

B.B.: En el nivel inicial, sobre todo en ¿preparatorio? y en el primer grado, la repetición de la lectura de cuentos y poesías -junto al placer-, permite que los niños relacionen la visión con el sonido cuando manipulan el libro que le fue leído por el maestro. Al oír y ver nuevas palabras, además de enriquecer su caudal lingüístico, pueden desarrollar la ?toma de conciencia lingüística?, que se inicia con la comprobación de que le escritura es un lenguaje que reproduce lo que se habla.

Mientras tanto, a través de la obra literaria, fortalecen su desarrollo emocional, social, cognitivo y moral. Aunque al principio no puedan verbalizar los temas y símbolos literarios, reconocen la bondad y la lealtad de un personaje para cumplir una promesa, su desventura ante una injusticia, su coraje para vencer el miedo, su ingenio para vencer contrariedades. Progresivamente, a medida que vencen las dificultades que presenta el sistema alfabético de escritura,- con la ayuda, además, de estrategias específicas, los niños irán desarrollando los procesos superiores de la mente que les faciliten el acceso a la comprensión profunda del simbolismo de los signos escritos.

A lo largo de la escolaridad, para desarrollar la comprensión y la imaginación, deben estar a disposición de la escuela y su currículo, todas las formas y géneros literarios que el maestro necesita manejar: prosa y poesía, realidad y ficción, exposición y narración, tradicional y contemporáneo. Desde el primer ciclo pero especialmente a partir del segundo, las estrategias -y en particular las preguntas de alto nivel-, conducen a la formación de conceptos mientras se adquieren los conocimientos.

 

F.L.: ¿Cual debe ser el rol del maestro, en particular, en la promoción de la lectura?

 

B.B.: El rol del maestro es, desde luego, un rol esencial, muy complejo y muy gratificante. Ante todo, debe ser él mismo un lector apasionado para transmitirle al alumno el entusiasmo por la lectura y estar interesado en todos los géneros literarios.

Pero, al mismo tiempo, debe tener una excelente formación profesional para conocer a los alumnos en su nivel evolutivo y las experiencias culturales en el medio social y cultural de cada uno según cual fuere la lengua o el nivel educacional de la familia en que se desarrolló.
Debe tener conocimientos sobre la lengua escrita y saber enseñarla, con habilidades para aplicar estrategias grupales, individuales y contextuales estableciendo, además, relaciones fluidas con la familia y la comunidad. Debe confiar en la aptitud de sus alumnos y en sí mismo para influir en su desarrollo.

El maestro necesita armonizar sus acciones en un contexto escolar propicio, discutiendo y planificando sus acciones en un proyecto compartido, en colaboración con sus colegas, a su vez coordinados por una dirección comprometida en un plan de colaboración entre pares que le dé sustento a cada uno y continuidad en el trabajo de todos.

Mucho podría decirse, además, sobre la responsabilidad del Estado en la jerarquización de los maestros como profesionales eficientes.

 

F.L.: ¿Qué tipo de actividades acercan los niños la lectura y los motivan para leer? ¿Qué tipo de propuestas los ayudan a mejorar la capacidad para comprender los textos?

 

B.B.: Hay que empezar por insistir en las actividades que no se deben hacer, tales como la enseñanza memorística de las letras y sus combinaciones, según ocurre todavía con demasiada frecuencia aunque muchas veces de manera encubierta.

Se trata de practicar una lectura activa centrada en la comprensión. Por eso, cuando el pequeño no sabe leer, es el adulto, -la madre primero y el maestro después-, con preguntas, intercambios y comentarios, quien le ayuda a comprender el texto para que pueda disfrutar el contenido y sus expresiones. Y ese disfrute es la mejor motivación.

Es la ayuda lo que le permitirá al niño hacerlo más tarde por sí mismo. O, en otros términos, es el andamiaje que le permite construir su comprensión. No quiere decir que no haya que ayudarle también, -sobre todo en el preparatorio y en primer grado-, a realizar su ?toma de conciencia lingüística? para llegar al ?principio alfabético?. Sin abandonar la comprensión que se realiza en la lectura compartida, consiste en estrategias que atienden a la complejidad del sistema alfabético de escritura en su relación con el lenguaje hablado que representa, que son convenientes para todos pero muy necesarias para aquellos niños que no han tenido suficientes experiencias con el lenguaje escrito durante la primera infancia.

Cuando logran dominarlo, pueden poner toda su atención en la comprensión del texto, -y con eso motivarse para leer activamente y escribir con sentido-, sin tropezar con los mecanismos del código de la lengua escrita.

Un buen maestro sabe que, más allá de la literatura de ficción o de fantasía, todo el currículo ofrece motivos para leer si en el alumno se despierta el interés por aprender y el maestro, además de saber hacer preguntas, lo motiva para preguntarse a sí mismo y para confrontar con otros lo que sabe y cree saber. La interpretación de láminas, de esquemas, mapas conceptuales y su confección, es requisito de la lectura para aprender.

 

F.L.: La fuerte presencia de la televisión, de internet y de los juegos electrónicos en la vida cotidiana de muchos niños, ¿de qué modo afecta sus habilidades y motivaciones para la lectura y escritura?

 

B.B.: Es indudable que el uso indiscriminado y sin límites de la televisión sustrae de la lectura a los adultos y a los niños. Que los somete a la pasividad física que puede tener consecuencias para su salud y les quita el beneficios que tenían muchos juegos infantiles, -ahora en desuso-, para el ejercicio de la relación con el otro. Que si bien tiene el beneficio de realizar conocimientos con autonomía, sóllo puede hacerlo limitadamente si no dispone de la cooperación que subyace en el aprendizaje humano. Y, si bien es cierto que puede relacionarse en el espacio sin límites por internet, corre los riesgos de la navegación sin brújula.

Sin embargo, esos medios, por ser los instrumentos de un cambio cultural de tantas proporciones, tienen que ser reconocidos tanto por la familia como por la escuela para que los niños sean ciudadanos ?alfabetizados? en el siglo XXI. Existen proyectos para relacionar la enseñanza del texto escrito con la comprensión activa del texto en la pantalla de la televisión mediante recursos que también requieren, en sus respectivos escenarios, de la interactividad de los niños con padres y maestros.

Otros desafíos presenta la informática en la medida en que avanza la provisión de computadoras para todas las escuelas como está ya previsto a corto plazo, ante la fascinación que sobre los alumnos tiene internet y por la rapidez de sus resultados. Pero los alumnos suelen sentirse perdidos y perplejos para manejarse con el hipertexto, compuesto por bloques de palabras o imágenes electrónicamente unidos en múltiples trayectos, cadenas o recorridos en una textualidad abierta, inacabada.

Esas dificultades suelen homologarse con el nuevo concepto de la ?intertextualidad?, explicita en el texto académico con sus referencias bibliográficas, notas, cuadros, e implícita en la obra literaria, con la intersubjetividad expresada en distintas voces y su reacción en la subjetividad del lector. Por eso, se considera que un alumno formado en la alfabetización avanzada que domina la comprensión activa del texto escrito, que más que extraer el significado del mismo lo construye activamente, interactuando a través de conocimientos y experiencias previas y de interacciones recordadas o anticipadas, puede manejar el hipertexto en el internet sin abrumarse ante la complejidad de la red.
Son argumentos para alentar y mantener la unidad de la alfabetización con la tecnología de la información y comunicación.

 

F.L.: Usted ha comentado que tan grave como el analfabetismo es leer y no comprender lo que se lee?. ¿Nos podría ampliar este comentario?

 

B.B.: La falta de comprensión significa reducir el texto a la decodificación de los signos que, -a diferencia de los sistemas ideográficos-, en el sistema alfabético solo representan sonidos. Sin la comprensión, suprimida la semántica, la escritura deja de tener sentido y su lectura queda reducida a emisiones verbales sin lenguaje.

Aunque, lamentablemente suele ocurrir y con demasiada frecuencia, que muchos llegan a ?leer? descifrando fluidamente, sin penetrar en la profundidad del texto. Como resultado ignoran, no saben lo que pronuncian o lo saben muy superficialmente con las consecuencias que están a la vista en las pruebas de evaluación, internacionales y nacionales. Y en consecuencias individuales y sociales similares a las del analfabetismo.

 

F.L.: ¿Qué les diría a los maestros que participan en los programas de promoción de la lectura y de la alfabetización desarrollados por la Fundación Leer?

 

B.B.: Les diría que tienen la suerte de recibir una ayuda tan responsable y que aprovechen el valioso aporte de los calificados profesionales que intervienen en su perfeccionamiento para honrar a la dignidad de su profesión. Ya que, por más que avance la tecnología, ellos siempre tendrán el rol esencial en la promoción de la lengua escrita para todos.

 

Los siete mitos más nefastos sobre internet

26 septiembre 2013

Manuel Castells desmonta magistralmente los argumentos de la internetfobia en su último artículo publicado en La Vanguardia.
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Primer mito: internet aísla, aliena, deprime. Es lo contrario: usar internet aumenta la sociabilidad, dentro y fuera de la red, porque los dos tipos de sociabilidad se acumulan. Las redes sociales sirven para mantener vínculos originados fuera de la red al tiempo que crean nuevas oportunidades de amistad y relación. Y cuando hay personas que sufren de aislamiento o depresión, la red ayuda a encontrar compañía. En realidad el BCS Institute inglés, con una muestra mundial, encontró una correlación entre internet y los índices de felicidad, porque incrementa sociabilidad y empoderamiento, factores clave inductores de felicidad.

Segundo mito: la divisoria digital. En términos de acceso, en los países desarrollados como España, el acceso a internet (desde distintos lugares y plataformas) oscila entre el 70% y el 90% y supera el 85% en la población adulta de menos de 60 años, porque el principal factor del no uso es la edad, así que cuando mi generación haya desaparecido el uso de internet será universal. En el mundo hay 2.800 millones de usuarios de internet y 6.700 millones de usuarios de móviles, o sea, que la humanidad está conectada. Obviamente, hay desigualdad en la calidad de la conexión, pero dicha desigualdad es menor que en otros indicadores de desigualdad, como patrimonio o renta, porque la gente otorga un valor prioritario a sus prácticas de comunicación.

Tercer mito: internet maleduca a los niños porque no prestan atención en clase y se distraen en casa. Lo que nos dicen los estudios sobre el abandono escolar es que la escuela (no los maestros, que hacen todos sus esfuerzos) no ha entrado en la pedagogía de la era digital y sigue aferrada a libros de texto, negocio editorial y propaganda de las ideologías oficiales. Resultado: los adolescentes, que viven plenamente en la creatividad de la cultura digital, se aburren soberanamente en clase y, en cuanto encuentran alternativa, se largan a la vida, que es más interesante. Cierto que internet requiere menos memorización, porque todo está en la red, pero al mismo tiempo ofrece múltiples posibilidades de recombinar información, que es la base de la creatividad. Como nuestra cultura está basada en la transmisión disciplinada de lo adquirido, está mal visto que los niños piensen por sí mismos, ayudados por maestros que les capaciten para buscar y usar la información enfocada a sus proyectos. Y nuestra economía del conocimiento y nuestra sociedad en cambio continuo requieren sobre todo personas capaces de improvisar e innovar, no de repetir gestos rutinarios.

Cuarto mito: la educación universitaria virtual degrada la calidad por la falta de contacto con el profesor. De hecho, el contacto con el profesor es mucho más limitado en las universidades tradicionales que en las virtuales con calidad basada en tutorías. Y además, las virtuales se dirigen mayoritariamente a una población adulta que sin esa educación no tendría posibilidad de estudiar y reciclarse. Siendo así que el aprendizaje a lo largo de la vida es esencial en una economía en constante transformación.

Quinto mito: internet es el Gran Hermano donde todo se sabe y se vigila. Es cierto que la privacidad en internet es difícil, pero a cambio sabemos que la denuncia del abuso, los movimientos sociales y la resistencia a tiranías encuentran en internet un instrumento esencial de autoorganización y movilización. Internet autonomiza y empodera: los vigilantes también son vigilados.

Sexto mito: la información en internet no es fiable. Mucha no lo es, otra sí, como en los medios de comunicación, pero a diferencia de estos, en internet se puede comentar y corregir mediante la participación activa de múltiples productores de información.

Séptimo mito: internet es causante de violencia, terrorismo, pornografía, sexismo y toda clase de aberraciones. Se olvida que estas lacras son rasgos de nuestras sociedades y por tanto también existen en internet. Es cierto que la viralidad en internet incrementa riesgos, por ejemplo la difusión de técnicas terroristas o propaganda extremista. Pero es que internet es libertad y los usos de la libertad son reflejo de quienes somos, de modo que somos nosotros los que tenemos que cambiar en lugar de ocultarnos la verdad.

Llevamos más de dos décadas de investigación científica rigurosa de internet y su interacción con la vida social Estos siete mitos que deforman la realidad de la red –y por tanto de la vida social– reflejan la ignorancia persistente en torno a este campo de conocimiento, y algo peor: la negativa a conocer la realidad de algo que está delante de nuestras narices. En su artículo, Manuel Castells indica el origen de esta actitud:

La imagen deformada de internet proviene del tremendismo de los medios de comunicación, aterrados por su supervivencia como medios unidireccionales controlados por el dinero y el poder, a pesar del periodismo profesional. De la fobia de intelectuales que perdieron el monopolio de la palabra. Del miedo de los gobiernos a una ciudadanía informada, capaz de autocomunicarse y autoorganizarse. Del temor de burocracias que basan su autoridad en el control de la información. Y de nuestro espanto a saber quiénes somos tras las celosías de la hipocresía social. Temer a internet es temer la libertad.

Y también, añadiría yo, a cierta actitud radical chic que se está difundiendo: considerar que la red y las posibilidades de desarrollo que ofrece son una falacia fruto de “utopías digitalistas” a las que se cree expresiones de un nuevo irracionalismo. Resurge un nuevo elitismo intelectual que reacciona frente a la posibilidad de apropiación por parte de la gente de poderosas herramientas de expresión, relación, comunicación y realización. A eso sí que hay que tenerle miedo.

Del aula real, aula virtual,

23 agosto 2013

DIEGO LEVIS

La computadora e Internet aparecen en las opiniones de muchos expertos como la panacea que solucionará todos los problemas de la enseñanza escolar. Una de las principales apuestas en que se apoya este juicio es el gran atractivo que ejerce la computadora entre los chicos. Un factor importante de motivación detrás del cual se esconde el peligro de que el interés se concentre más en el medio de transmisión del mensaje que en los contenidos. Para disminuir este riesgo se incorporan elementos lúdicos en el software educativo: aparece así un género de multimedia conocido como ludoeducativo. Se trata de aprovechar el hecho de que la computadora ya forma parte de la vida cotidiana de un alto porcentaje de los chicos y jóvenes del mundo industrializado.

El aspecto lúdico de los programas multimedia convierte a esta forma de aprendizaje en algo mucho más atractivo que los cursos tradicionales. A través del juego, la computadora permite que los chicos experimenten situaciones que con los métodos tradicionales de enseñanza suelen resultarles difíciles de comprender.

Gracias a la estructura hipertextual que caracteriza a los programas multimedia, el estudiante puede pasar fácilmente de un texto a hacer visibles procesos abstractos. E ir de un esquema a una secuencia de imágenes sensibles que puede recorrer, interactuando libremente con ellas. Puede, si lo desea, volver sobre sus pasos y detenerse sobre un detalle que antes no le había llamado la atención.

Pero la mayor originalidad y el potencial del multimedia aplicado a la enseñanza reside en la posibilidad de generar simulaciones interactivas y no en su estructura hipertextual. La introducción de las técnicas de simulación digital en los programas de enseñanza no debe ignorar las necesidades y los comportamientos reales de los alumnos, que son -en última instancia- quienes van a sacar provecho de estas herramientas. Algo fundamental que suele olvidarse en los estudios sobre el tema.

Por lo general, sí se hace hincapié en que, en el nuevo modelo basado en la utilización combinada de computadoras y redes de telecomunicaciones, cada estudiante tendrá acceso potencial a muchos maestros para cada materia en el momento en que lo desee. Además, se añade, podrá profundizar sobre cualquier tema tanto cuanto quiera pues tendrá a su disposición miles de especialistas alrededor del mundo.

En ciertas circunstancias, la telenseñanza ofrece indudables ventajas respecto a los métodos presenciales tradicionales. Sobre todo en lo que se refiere al acceso a la enseñanza para quienes viven alejados de los centros de estudio.

Además, las redes telemáticas permiten, por ejemplo, que los alumnos de un colegio de Usuahia puedan visitar cualquier lugar del país y del mundo que tenga interés educativo o conocer a chicos de otros colegios y lugares. En algunos casos, hasta pueden desarrollar proyectos comunes con ellos.
El aula ha demostrado ser un lugar muy adaptable y duradero para el aprendizaje. En la escuela los chicos también adquieren habilidades de comunicación personal y grupal que las personas necesitan para vivir en sociedad.

Muchos de los análisis que anuncian la progresiva desaparición de la institución escolar ignoran este papel fundamental, de tanta o mayor importancia que el de servir como simple correa de transmisión de conocimientos.

No es por distinguir sus límites y sus riesgos que hemos de despreciar las enormes posibilidades que ofrecen las técnicas de comunicación digital como herramienta educativa de primer orden. En el futuro habrá que encontrar una armonía entre el aula virtual y el aprendizaje en el aula convencional, todo ello bajo la dirección, orientación y supervisión experta de profesionales de la enseñanza.

(http://edant.clarin.com/suplementos/informatica/1999/05/05/t-02402i.htm)

LA EDUCACIÓN PARA LOS MEDIOS ES UN PROCESO QUE AYUDA

12 abril 2013

Entrevista a Roberto Aparici (Presidente del Consejo Mundial de Educación para los Medios (World Court for media Education)

La escuela debe preparar a los alumnos para enfrentar críticamente la sobreexposición a los medios masivos, y compara la situación de España, país en el que vive, con la de Argentina.
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Zona Educativa: ¿Por qué educar para los medios?
Roberto Aparici: A mediados de los años ’50 la preocupación era la alfabetización, la lectoescritura, que los ciudadanos y ciudadanas pudieran leer y comprender los códigos que los rodeaban. En la actualidad, el término alfabetización ha quedado extremadamente restringido si lo limitamos a la comprensión del mundo a través de la lectoescritura. A los alumnos y alumnas hay que darles otros instrumentos que operen la comprensión de esos códigos. De alguna manera a partir de los ’60 entra en competencia el mundo de la escuela con el mundo de la escuela con el mundo mediático y esa contradicción no ha sido realmente superada: vemos que la gente del mundo de la educación se acerca al mundo de la comunicación, y también pasos tímidos de gente del mundo de la comunicación que se acerca al mundo de la educación. Mientras que en los años ’60 se planteaba como una confrontación, nosotros intentamos que desde la educación se trate de entender el fenómeno comunicativo; o sea que de alguna manera lo que están haciendo los medios es una tarea de formación, como una escuela paralela al sistema. El problema es que habría que preguntarse si la televisión o los medios de comunicación están educando, y en qué sentido están educando. Tal vez habría que hablar de contraeducación o de una educación con otros tipos de valores que entran en contradicción con los valores que representa la escuela como valores perdurables.
De alguna manera un acto de educación para los medios es, entonces, un acto para la formación ciudadana, un proceso para comprender las nuevas formas de comunicación que se dan en este fin de siglo.
ZE: ¿Concretamente a qué medios se refiere cuando habla de contraformación?
RA: Me refiero a los medios en su conjunto. Todos los medios van poniendo una serie de cargas, una serie de valores. En el caso de España el 81% de los españoles y españolas se informan a través de la televisión. Por los datos que tengo de la Argentina, también es el medio más frecuentado. Pero cuando me refiero a los valores de los medios me refiero a todos los medios. Los medios de comunicación se han convertido en mero espectáculo, y el hecho de convertirse en espectáculo es convertir también las noticias las noticias en información de espectáculo.
Audiencias educadas
ZE; ¿Educar para los medios es oponerse a las innovaciones tecnológicas en materia de comunicación.
RA: Me gustaría hacer una aclaración. La educación para los medios no encierra una propuesta tecnófoba, pero tampoco nos consideramos adictos a la tecnología. Es decir, consideramos que los medios de comunicación son medios para el entrenamiento, para la reflexión y para la diversión. El problema es ¿qué pasa cuando los medios están pensados solamente para la diversión y se convierten en mero espectáculo… tal vez los lectores se preguntarán ¿qué hay de malo en el entretenimiento? Yo pienso que el entretenimiento es fantástico, que es una de las cosas lúdicas más interesantes que nos pueden pasar como audiencia, pero ¿qué pasa cuando se construye toda una realidad en base al entretenimiento? Cuando digo entretenimiento lo conecto con el espectáculo. Es decir, pensar que los documentales se han convertido en espectáculo. Un noticiero en la Argentina es un espectáculo, un show, no es un medio informativo.
ZE: ¿Por qué?
RA: Analicemos cualquier tipo de noticiero y lo que hace el presentador: dramatiza la noticia. Lo que le está dando al espectador es una de forma directa o de una forma encubierta la orientación de la noticia: si la noticia es buena el presentador va a sonreír; si es dramática, la va dar de forma muy triste. Es decir, más que ser un periodista se convierte en un actor que interpreta unas determinada noticia.
Ze: ¿Qué rol cumpliría el docente dentro de esta perspectiva?
RA: De alguna forma lo que intentamos es formar a las audiencias: ¿qué significa formar a las audiencias? Darles elementos para que puedan incluso hacer denuncias de la mala práctica periodística; así como hay gente que puede hacer denuncias por una incorrecta práctica de la medicina. La producción periodística está conectada con la producción de los significados en las conciencias. Esto no es visible a simple vista, es un trabajo de largo plazo. Entonces, lo conecto con el comienzo, formar en la educación para los medios es un acto de comprensión para la ciudadanía, no es de ninguna manera trabajar contra los medios.
ZE: ¿Cuál sería la metodología para “alfabetizar mediáticamente”?
RA: Se trata de conocer los mecanismos o los fenómenos del proceso de producción, fortalecer a los alumnos y alumnas como audiencia para que tengan mecanismos para elegir, darles instrumentos para que puedan leer los medios. Pero no se acaba aquí, sino que así como un trabajo de alfabetización es un trabajo de leer y de producir signos, en el trabajo de educación para los medios nos interesa que los chicos y las chicas, además de leer medios, puedan producir medios. No nos interesa que sean productores profesionales, sino que conozcan cuál es el mecanismo de producción desde la práctica
Y una vez que han producido algo, se debe volver al aula y ver qué ha pasado con ese tipo de producto, desde qué lugar te posicionaste, qué prácticas tienen acerca del género. Hay que tender a que no sólo sean receptores críticos sino, también, productores críticos; de forma tal que cada producción sea objeto de análisis.
Los medios dentro de la escuela
ZE: Hace bastante tiempo se hace en Estados Unidos la semana del apagado de la televisión. Se les envía a los que lo solicitan un material de otras actividades que se pueden hacer en lugar de estar frente al aparato ¿Cuál es su evaluación de esas actividades? ¿Lo considera una política válida?
RA: Yo apuesto por la buena fe, pero también apuesto por la formación consciente de los ciudadanos. De ninguna manera la gente va a estar sin televisión, sino que además de tener los medios tradicionales, a los que hay que sumarles la multimedia e Internet, van a aparecer cada vez más medios. Entonces, estas ideas me parecen interesantes como un acto para que la gente reflexiones sobre qué otro tipo de cosas se pueden hacer sin los medios, pero además de eso hay que enseñarles qué se puede hacer con los medios.
ZE: ¿Cómo se implementa la educación para los medios a nivel curricular? ¿Cómo una materia específica o transversal a todas las materias?
RA: No se pueden establecer normas universales. En el caso español los medios aparecen de manera transversal y también hay espacios específicos. La propuesta del Ministerio de Educación español ha puesto como operativas “Imágenes de impresión”, “Procesos de comunicación” y “Comunicación audiovisual”. Por otro lado están las optativas creadas por los propios centros escolares: cada centro escolar con el apoyo del claustro puede crear sus propias optativas, que puede ser “Televisión” o “Radio” o un uso integral de los medios o “Historieta”, o el uso del diario.
ZE: ¿Qué pasa con las escuelas rurales, donde en muchos casos los medios no son una realidad cotidiana?
RA: Tuve la suerte de poder recorrer ocho o nueve provincias argentinas, no solamente capitales sino también pueblos; y quien más quien menos tiene una práctica mediática determinada. Entonces, así como las prácticas mediáticas que se hacen en sitio urbanos tienen características especiales, no se puede estandarizar cómo voy a enseñar esto en un pueblo próximo a la Quiaca. Sería absurdo pretender las mismas respuestas en un pueblito de Salta o del Chaco, donde he estado trabajando hace dos años, que lo que pueda necesitar un establecimiento de la ciudad de Buenos Aires.
“Que los docentes no
satanicen a los medios,
pero que tampoco los idealicen”

ZE: Para terminar: ¿Qué consejos o pasos a seguir le daría a los docentes para empezar a educar para los medios?
RA: Que no satanicen a los medios, que es una de las posiciones más frecuentes, pero que tampoco los idealicen. El planteo debe ser “vamos a ver cómo está constituido este producto, qué tipo de cosas ofrece y qué tipo de cosas no nos ofrece, qué tipo de valores propone y qué tipo de contravalores”. Yo creo que los docentes deberían empezar por un lado a explicitar los discursos visibles que transmiten los medios y descubrir los mensajes aparentemente no visibles. Como primera sugerencia les diría que en todo momento tengan presente que los medios no reflejan la realidad, sino que construyen una realidad… que empiecen a pensar desde qué lugar están construyendo esa realidad y si no se podría haber construido de otra manera.

LECTURA

24 enero 2010

Por considerarla importante transcribo el sigueinte artículo. Ojalá tengan tiempo de leerlo pues tiene un contenido muy interesante.

LA REPÚBLICA. Lima, 24 de enero de 2010-01-24

Internet y la lectura
Por Luis Jaime Cisneros
Bueno es meditar sobre la manera con que la escuela tiene que hacer frente al conocimiento en esta hora en que la globalización parece cubrir todas las perspectivas y en que los atractivos electrónicos parecen haberse convertido en competidores de la tarea escolar. Para empezar, debemos enfrentar la realidad con inteligencia, que es el arma esencial del ‘homus dialogicus’. Y debemos estar conscientes de que esa es la nueva realidad pedagógica.
Lo que los programas de televisión y los numerosos recursos de Internet pueden suministrar (y hasta en grados de excelencia) es información y nada más que información. Pero el objetivo fundamental de la escuela es entrenar para buscar y adquirir el conocimiento. Para lograr su cometido, la escuela ofrece instrucciones para aprender a buscarlo y para analizar las distintas etapas de tal aprendizaje. Mientras todavía muchos creen que el secreto del éxito lo tienen los libros, que aseguran la verdad (y doy fe de que así fue en mi época escolar), la escuela debe empeñarse en que los alumnos se ejerciten, a partir de lo que el libro dice, en discutir y analizar el qué y el porqué de cuanto se lee. Esto obliga a reconocer que además de servirse de la memoria es necesario convocar a la inteligencia, y valerse del provecho de todo lo anteriormente leído, para arriesgar el análisis de los textos. Si no analizamos el porqué y el cómo de todo avance, no estamos encaminados en la búsqueda del conocimiento.
No se trata de la ingenua creación de un curso de Crítica, que sería absurdo. La crítica no es un método que la escuela debe ofrecer. Es una actitud de la inteligencia que el alumno debe aprender a asumir, ejercitándose fundamentalmente en la lectura y el análisis de lo leído. Sin esa lectura, no hay posibilidad de pensar en una actitud crítica. Tampoco es función de la escuela crear ‘críticos’. Lo que hay que crear es buenos lectores: lectores profundos. La condición esencial para asumir una actitud crítica es haber comprendido el texto leído. Lo que a la escuela le interesa es que seamos capaces de comprender los textos más difíciles.
A la escuela corresponde explicarle al alumno que el progreso actual de las técnicas y las ciencias es fruto de la investigación. Y debe explicar asimismo que el triunfo de la investigación se debe a que todas las ciencias han descubierto que entre todas ellas había vasos comunicantes que explican por qué hoy se habla de interdisciplinariedad. Esa explicación es necesaria para que el alumno comprenda que en cada disciplina ha sido la actitud crítica la que incentiva el estudio y la investigación. Y que el fruto de ese esfuerzo intelectual asegura el progreso científico y tecnológico.
Ciertamente todas las disciplinas que a la escuela toca entrenar al estudiante no se prestan para eso. Por ahora, me parece que se prestan magníficamente para este entrenamiento los cursos de Literatura, Filosofía, Ciencias Sociales (para abrirse a la formación cívica). Si en los próximos años lo hemos puesto a prueba, estaremos en buen camino.
Cuando alguien me pide ilustrar con un ejemplo estas ideas, pongo el caso siguiente. Leo un fragmento de teatro: o un pasaje de La Dorotea o un pasaje de Bodas de Sangre, de García Lorca. Y pongo el texto leído abierto al criterio de los estudiantes. Eso los ayuda a descubrirse ‘lectores’ de verdad. Ese primer aspecto de ‘actitud crítica’ lo refuerzo de inmediato con la lectura de dos o tres juicios sobre el texto leído. Los alumnos descubren algún tipo de coincidencias con sus exposiciones, lo que ayuda a que se reconozcan ‘lectores de verdad’.
Al descubrir que un texto puede decir más de lo que aparenta su lectura descuidada, el alumno refuerza su capacidad de penetrar, con ayuda de la inteligencia, en el mundo del conocimiento. Y nosotros vamos a ayudándole a perfilar su actitud crítica. Se trata de comprobar que uno es capaz de comprender un texto aparentemente difícil si acierta con una correcta lectura. José Miguel Oviedo escribió: “Un crítico es un lector profesional que convierte lo que lee en un nuevo texto como parte de una tarea u oficio habitual”. La afirmación es válida y valiosa.