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PERÚ: Iniciando el año escolar 2014

8 marzo 2014

Luis Miguel Saravia C.

Educador

Lima – Perú

1, Velando las armas. Desde el día lunes 3 de marzo se inició el año escolar en el Perú. La actual gestión liderada por el Ministro Saavedra se dirigió  corto y preciso, a lo que debe ser el año escolar 2014. El contenido versó sobre los temas tratados desde el mes de enero y sobre todo en el tema de la inversión. Es indudable que no pudo obviar el tema de las diferencias, de las inequidades que existen en nuestro sistema educativo, sobre nuestra interculturalidad y diversidad.

Hemos desarrollado en entregas anteriores lo que es el marco sobre el cual se desarrolla el sistema educativo y que responde a una estrategia sostenida por la economía y por lo tanto el mercantilismo. La educación concebida como servicio, la estandarización de los conocimientos, la medición por resultados y otros que “adornan” y  “decoran” el presente año escolar. El 05 de marzo una editorial evidencia con cifras la profundidad del tema de la infraestructura y repite realidades conocidas por los docentes, que nunca fueron escuchados sobre el agua potable y los baños de las escuelas. Pero allí también se hace hincapié en el tema de los gastos de inversión que hubo que pasaron de S/.5.560 millones a S/. 33.534 millones multiplicándose por seis y se preguntan ¿A dónde se fue el dinero? (El Comercio 05.03.14.Editorial)

En este panorama una buena noticia: ha sido la publicación de los resultados de la ECE 2013. Para saber el resultado de cada institución  ingresa al enlace y ver los resultados: http://ow.ly/uclC3.

Esperamos que los directores y docentes preparen el año escolar y que el lunes 10 reciban a los niños y niñas de cada localidad como se merecen. Sin duda algunos no empezarán, por problemas de clima. Pronto deberán estar en su institución debido al empeño que ponen los docentes, autoridades y padres de familia.

Para proseguir comparto el contenido del blog del profesor Miguel Ángel Santos Guerra, conocido por los docentes, cuyo nombre es el título del siguiente acápite

2. Pedagogía del moco. (1 Marzo, 2014) Existen muchas formas de maltrato hacia los niños y a las niñas, muchas manifestaciones de desamor. Y muchas carencias y limitaciones en el cultivo de lo que bien podríamos llamar pedagogía de la ternura. El amor genera la creatividad de los detalles. Para educar a los niños hace falta respetarlos y quererlos. Y de la simbiosis del respeto y del amor brotará el trato delicado, nacerá el cultivo de los detalles. La violencia, la rudeza, la falta se sensibilidad son la antítesis de la educación. Porque constituyen un atentado contra la dignidad de la persona.

 

Si lo hacemos bien una y otra vez, el niño acabará por ofrecernos su nariz para que le limpiemos los mocos y le dejemos respirar mejor.  Invadir su espacio, entrar por la fuerza en su mundo, violentar su quietud o silenciar agresivamente su ruido, son formas de relación deseducativas. Por más que pensemos que es por su bien, por más que digamos que se trata de responder a sus necesidades, esa forma de intervenir quebranta el necesario respeto a su dignidad. Máxime si se tiene en cuenta que, a edades tempranas, se carece de respuesta a nuestras invasiones.

 Alfredo Hoyuelos Planillo es maestro desde hace años y se doctoró con una tesis sobre el pedagogo italiano Loris Malaguzzi. Imparte clases en la Universidad Pública de Navarra y es un apasionado de la infancia. Sostiene con claridad y contundencia la pedagogía de la ternura, del cuidado, del amor. No es ñoñería lo que defiende, es respeto. No es sentimentalismo, es amor. No es blandenguería, es ética. No es mojigatería, es reconocimiento de la dignidad de los niños y de las niñas. La brutalidad no educa, endurece. Los malos modos solo enseñan malos modos.

 El respeto y el amor al niño y a la niña son, a mi juicio, las claves de la intervención educativa. Pero el respeto y el amor se concretan en los detalles que la relación con el niño y la niña propician de forma constante. Son los detalles, los pequeños gestos, la sensibilidad extremada lo que educa y hace crecer.

 Alfredo Hoyuelos habla de la pedagogía del moco. No hace mucho escribió, en la revista Infancia, un breve artículo titulado “Buenas ideas: la pedagogía del moco”. Cita en ese artículo el precioso libro “Educar en el asombro”, de Catherine L´Ecuyer. Y hace referencia a una interesante distinción entre rutinas y rituales en la escuela que la autora plantea en dicho libro. “La rutina, como una repetición monótona de actos mecánicos inconscientes, aburridos y sin sentido, puede alienar a los niños, niñas y personas adultas. En cambio, el ritual es una rutina con sentido, humanizada y consciente”. Quitar los mocos puede ser una rutina, pero debería ser un acto con categoría de ritual.

 Efectivamente, se pueden limpiar los mocos a un niño o a una niña de muchas maneras. Algunas de ellas no tienen en cuenta para nada que el niño es una persona que merece respeto. Se hace bruscamente, sin advertírselo siquiera, sin pedirle permiso, con cualquier tipo de pañuelo o de papel, actuando a la vez sobre las dos fosas nasales y con una fuerza que, si se le añadiese un pequeño suplemento, serviría para arrancarle la nariz. El se retira, llora y se rebela contra la agresión. La nariz es como un objeto que podría estar separado del niño y sobre el que se puede actuar de manera violenta. Un objeto sin sensibilidad, que no nada tiene que ver con la persona. Probemos a quitarle los mocos de forma violenta e invasiva a un adulto, a un profesor o al mismísimo señor Director.

 Otra forma muy distinta es aquella que tiene en cuenta al niño. No es una máquina sucia que hay que limpiar, es una persona frágil que está necesitada de ayuda. Hay que advertirle de lo que se quiere hacer, hay que pedirle permiso, hay que ponerse a su altura, hay que mirarle a los ojos, hay que enseñarle el pañuelo, hay que recabar y regalar una sonrisa. Y luego hay que hacerlo de una forma delicada: actuando primero sobre una fosa y luego sobre la otra porque, de lo contrario, se le cortará la respiración. Hay que sonar con cuidado, sin brusquedad, sin violencia y, si es posible, con ternura.

 Si lo hacemos bien una y otra vez, el niño acabará por ofrecernos su nariz para que le limpiemos los mocos y le dejemos respirar mejor. El niño se dará cuenta de que quien está a su lado es una persona que le respeta y le quiere. Y por eso le ayuda. 

Ya sé que un elevado número de niños y niñas hace más difícil la actuación reflexiva y amorosa. Pero hay quien tiene tres o cinco niños y no tiene la menor delicadeza y hay quien tiene una clase numerosa y sabe poner el alma en el pañuelo. No es todo cuestión de número. Lo cual no quiere decir que dejemos de exigir unas condiciones razonables.

 Quien habla de limpiar los mocos, habla de cambiar los pañales o de dar la comida. Hay muchas formas de hacer las cosas, como decíamos. Los niños no son objetos que se traen y se llevan. No son objetos que ni sienten ni padecen. Son personas necesitadas de ayuda y de afecto.

 Hace ya muchos años que escribí un libro titulado “Yo te educo, tú me educas”. El libro se tradujo al portugués con el título “Uma pedagogía da libertaçao”. El subtítulo que le puso la Editorial ASA, en manos entonces de mi querido José Matías Alves, es muy certero: “Crónica sentimental de una experiencia”. En el libro describo y analizo situaciones cotidianas de un Colegio del que fui Director. En una de ellas hago referencia al llanto de un niño de tres años que llora desconsoladamente en los baños porque no sabe limpiarse.

 “- ¿Qué te pasa amigo?

(Me encanta la versión portuguesa de esta pregunta. Tiene, a mi juicio, más musicalidad y encanto: Qué tens tu, menino?).

– No encuentro el papel.

– Toma, límpiate.

– No, no sé.

 El hipo desacompasa el llanto.

– Que venga mi mamá, que venga mi mamá.

Le limpio. Le visto. Le llevo a clase”

 Gloso ese hecho en un texto, escrito a pie quebrado, que comienza así: ”¿Es esto también pedagogía?/ ¿Es esto, acaso, educación?/Los gestos minúsculos de cada día,/ las pequeñas acciones que traducen,/ de forma casi literal,/ las más grandes actitudes./ Ese lenguaje de altísima connotación/que son las diminutas formas de ayudar al otro.

Me apunto a la Pedagogía del moco que defiende el profesor Hoyuelos. Pienso con él y como él que la escuela tiene que estar llena de rituales y no de rutinas. Suscribo plenamente las palabras con las que comienza su artículo y que yo le pido para cerrar estas reflexiones: “Cada vez estoy más convencido de que la verdadera calidad educativa emerge en los pequeños gestos cotidianos que vivimos en la escuela y que, sobre todo, se expresa en un tipo de actitud de la y del profesional, y en una forma de entender la relación de la persona adulta con cada niño o niña, basada en el respeto, buen trato y en la mutua confianza”. Y yo. Y espero que muchos y muchas profesionales más.  (Tomado del blog de Miguel Angel Santos Guerra El Adarve 01.03.14)

3. Rescatando un enfoque. Lo expresado en el blog citado, quiere llamar la atención sobre los olvidos en que se puede caer si le quitamos a la educación la pedagogía. Obnubilamos a los docentes con matrices, indicadores, estándares y demás artilugios que el modelo económico presta a la educación, para convertirla en servicio e involucrarla en sus modelos. Estas herramientas le quitan la pepita a la educación que es formar a los niños desarrollando sus capacidades mentales, artísticas, sus sentimientos a la par que su desarrollo lógico matemático, su manera de comunicarse, de expresarse, la audacia para hacer pequeñas investigaciones y experimentos.

El discurso pedagógico de hoy en día como que obvia tratar estos temas pues los reducen a normas y directivas. Para el buen proceder pedagógico se elaboran textos, discursos y conferencias tipo, modelo, para que el docente aplique y obtenga resultados “óptimos” acorde con lo que se propone. Poco se dice del trato que se les debe dar a los niños, el respeto, el clima del aula y la institución educativa.

Centremos este nuevo año escolar el enfocándolo en el alumno. No tratemos de obviar en el discurso,  lo evidente: desarrollar sus capacidades y talentos y brindar a los docentes el desarrollo de competencias profesionales, para acompañar ese desarrollo individual. El docente demanda monitoreo, acompañamiento, antes que capacitaciones tediosas. Acompañamiento y monitoreo in situ, en el aula. Si se pudiera cubrir esta demanda, otro gallo cantaría en los resultados de los aprendizajes. No nos quedemos  en que “el futuro del Perú es invertir en capital humano de calidad”  (Ministro de Economía El Peruano 07.03.14). Esto puede significar muchas cosas y no lo que requerimos dependiendo del modelo económico y para qué. No renunciemos a nuestro derecho. Estamos a tiempo aún. (08.03.14).

PD:  8 de Marzo:  Feliz día internacional de la Mujer a todas las maestras del Perú.

¿Y los Derechos del Niño? Cuando el sistema se las ingenia sin escrúpulos

10 agosto 2013

1. El ingenio vende. No hablaré de los niños de la guerra, menos de la trata, tampoco de los niños trabajadores y menos de las niñas nanas, ni los niños topos. Trataré de dos temas que tienen que ver con los derechos del niño: los niños futbolistas y el día del niño.

Hoy existen niños que pasan desapercibidos pero que tienen ciertas dotes deportivas para el fútbol y están siendo vistos como potenciales mercancías. Por ello se han convertido en presas que buscan los mercaderes de inscripciones, pases y colocación en los países donde la demanda es mayor y donde el fútbol en lugar de deporte se va convirtiendo en un buen negocio. ¿Pasará esto en nuestro país? ¿Quién sabe? ¿Hay pistas?

En el número 1389 de la revista semanal Somos en la sección entrevista, encontramos al escritor chileno Juan Pablo Meneses, autor del libro Niños futbolistas, respondiendo a preguntas sobre el contenido del libro. Habla del perfil del niño que quiere el mercado futbolero: “Debe ser rápido, pero también habilidoso. Ojo con la talla que siempre importa. Y si viene de barrio bravo, mejor, esos saben ganar y perder.” Con ella los veedores de futuras estrellas se desplazan por países, por estadios, por barrios buscando talentos.

El libro llegará a la región el próximo mes. Sin duda despertará pasiones mercantiles y también exaltaciones de quienes traten de desmentir lo evidente. Pero recordemos que en una de nuestras selecciones peruanas de fútbol de la sub 17; 18; 20 en adelante, se han traído jugadores peruanos del extranjero de los que ni siquiera se tenía referencia. ¿De dónde salieron? ¿Cómo se fueron? Unos tienen historia, otros responden a la “caza” de los veedores futbolistas. Pero ni siquiera nos preguntamos ¿por qué sucede esto? ¿Las historias contadas serán verosímiles?

En la entrevista citada anteriormente y en diarios españoles (El Mundo 17.06.13/abc, 04,07.13; El País, 07.07.13 y otros) se informa que existe otro tráfico de niños que es conocido como el “tráfico de los niños futbolistas”. La denuncia es grave. Se viene manifestando en voz baja el tráfico de niños en Latinoamérica. Todo ello a pesar de que la FIFA prohibió las transacciones de menores, ya que tiene tintes de tráfico de menores. Sin embargo, los clubes disfrazan los fichajes contratando a sus padres u ofreciéndoles becas (LA NACIÓN. San Jose´de Costa Rica, 29 de julio)

El libro recoge información del Perú, Brasil, Colombia, Argentina y otros países. En su blog el autor escribía ““Una radio de España, Aragón Radio, le pregunta a sus auditores: ¿Os parece moral que se puedan comprar a niños futbolistas por 200€? La consulta la lanzan un par de horas antes de que me toque salir al aire, en la misma radio, hablando de «Niños futbolistas». Después de la emisión, me llegan un par de correos que hablan de niños, euros y moralidad.
No estoy contra las encuestas que hacen los medios. Pero, esta vez, la pregunta es la que complica todo. O más bien, es el precio.
Si es inmoral comprar niños futbolistas por 200 euros, ¿no lo es comprarlos por 2 mil? ¿20 mil? ¿200 mil? Y si la moralidad depende del precio, entonces, como todos, tenemos que ajustarnos a las leyes de consumo, de oferta y demanda. De ahí sale el precio. De esa moral. Cash.
Ahora, entiendo que lo del precio pudo ser un error de quién armó la encuesta. En realidad, quiso preguntar ¿Os parece moral que se puedan comprar a niños futbolistas? Así, a secas. Sin monto.
Y entonces, a los auditores que les parece una inmoralidad de lo que trata «Niños futbolistas», deben saber que Messi fue comprado y enviado a otro continente a los 12 años por el Barcelona, y que el argentino Leo Coria fue presentado por el Real Madrid como nuevo fichaje a los siete años.
Y hasta ahora, que yo sepa, nadie trató de inmorales a esas instituciones. Y ellos lo hicieron antes.(@mensesportatil).

El mercado de niños futbolistas más solicitado es Latinoamérica. El año pasado se produjeron, contabilizados unos 11,500 traspasos internacionales. De ellos sólo el 10 % se rigen por acuerdos entre clubes. Tres millones de dólares ha sido el monto de las transacciones. (El Faro de Vigo.29.0713) Los precios de los niños van de los 6,000 dólares a 200 euros que piden por un niño de 12 años de un club amateur. Según la Organización Internacional para las Migraciones el tráfico está en aumento. El 2008 figuraron 1.565 registrados, el 2011 la cifra subió a 2,040 ¿No será el momento de despertar y llamar las cosas por su nombre? ¿Qué dicen las autoridades? ¿Qué de los dirigentes que se rasgan las vestiduras cuando el maltrato y la explotación se han dado?

¿Cómo se da este mecanismo mercantilista que tan ilusamente pone en marcha en esta sociedad este consumismo? ¿Por qué la indiferencia?.

2. De los niños y niñas. Estamos en los días que hemos sido inundados por publicidad sobre el día del niño, o la semana del niño y presentaban como “homenaje” una oferta de juguetes desde los más simples a los más sofisticados. No he visto ninguna opinión sobre la forma como se “mercantiliza” un día, una semana en donde celebremos al niño como persona en desarrollo, como futuro ciudadano. Todo es válido y posible en esta tienda de abalorios en que se quiere convertir el significado de este día en donde se debe dar cuenta de la observancia de los derechos del niño y de las infracciones que se cometen. Pero ¿Cuántas celebraciones del niño existen en el país? ¿Abril, Agosto, Octubre, Noviembre? ¿Por qué no se respeta la fecha instaurada en 2002 mediante la Ley 27666 que dice en su art. 1º “Declárase el segundo domingo de abril de cada año como el “Día del Niño Peruano” Existe confusión o es una treta más de una sociedad entregada al mercantilismo.? ¿Por qué a estas alturas del año mercantilizar este día, esta semana, escudándose en un festejo del niño?

Se ha escrito y mucho sobre los derechos del niño y la niña, se tiene una mesa de concertación y se enfatiza mucho para combatir el trabajo infantil, pero se hace poco para que el sistema no siga desarrollando sus artificios para convertirlos en consumidores precoces. El mercado en el nombre del niño nos oferta paraísos que vienen previamente empacados en los juegos electrónicos, los instrumentos desde dónde jugar (starphone, tablet, etc.) y tantos otros que ni los mismos padres los comprenden y que son el anzuelo para seguir incentivando el dispendio.

El consumismo en nombre de los niños es perverso. Aceptarlo sin oponer resistencia o esclarecer es nocivo para la familia, para la sociedad. De nada sirve discursos y conferencias sobre valores y se reclame formación en valores, si no sabemos distinguir, desde dónde se incentivan, y determinar cuáles son los valores que debemos promover. No es posible que no se haya dicho una palabra sobre el peligro de las campañas que existen dirigidas a los niños donde se promueve el gasto, el consumo en una sociedad en donde la disparidad económica es frustrante. Así estamos en medio de una política, dicen que inclusiva, en el país. ¿Por qué estas contradicciones? ¿Qué sociedad estamos construyendo? ¿Qué rol tiene la persona y su desarrollo en medio de estas políticas? ¿Y la Declaración por los Derechos de los Niños? Nuevamente puesta de lado por intereses subalternos, pero que representan a grandes capitales que han visto en este “producto” -el niño- una nueva manera de acumular riqueza y con ello “afinar” mecanismos para burlar la ley, los convenios internacionales.

3. En el nombre del mercado. Pareciera que en estos tiempos, el dios mercado es el que impone los productos, las normas, para que la sociedad funcione. La persona no cuenta, está “domesticada” y sólo obedece. Desde todos los espacios de comunicación oral, escrita, visual nos llegan signos que promueven el consumo, el mercantilismo, el tener más. El reclamo por la observancia de los derechos de la persona, del niño, no cuenta, no rige. Estamos subsumidos en una sociedad de la indiferencia, en donde el tener es sinónimo de valer. ¿Valores? Aquellos que la sociedad del consumo determine y permita.

Estamos en una sociedad de la indiferencia, del dejar hacer y dejar pasar cuando de mercantilismo se trata. No se repara ni en personas, ni en políticas sociales, ni en sistemas de protección a la infancia y adolescencia.

Vivimos en un mundo de contradicciones que se evidencia más en los países en proceso de desarrollo como el nuestro, a pesar del discurso sobre inclusión no es proclive a fomentar la equidad e inclusión social. Por eso vemos pasar de largo nuevas formas de explotación, nuevas formas de mercantilismo. Avalamos todo aquello que sin querer incrementa el crecimiento y hondura de la brecha de inequidad que existe en nuestra sociedad diversa.

El día “postizo” del niño en este frío agosto peruano, la próxima aparición del libro “tráfico de niños futbolistas” son dos hechos donde el común denominador es el mercantilismo, donde la persona no importa, sino la ganancia. No sigamos siendo indiferentes ni inconsecuentes con las leyes y los discursos que escuchamos. Recordemos los compromisos asumidos en la defensa de los derechos del niño. Con ello contribuiremos también a fortalecer la democracia, al desarrollo de la ciudadanía. (10.08.13)

La educación entre bambalinas

24 mayo 2010

Así, “entre bambalinas”, se encuentra nuestra educación, arrinconada y adoptando usos y costumbres ajenas al proceso educativo que corresponde a un país intercultural y bilingüe. ¿Por qué ese cambio de piel? ¿Por qué la política educativa fue cediendo a un modelo en donde se empezó a hablar de producto, de inversión, de meritocracia, de rendimiento, de competitividad, de desarrollo de aprendizajes, de educación personalizada? ¿Por qué al creativo con iniciativa se le empezó a llamar emprendedor. ¿Por qué se ha ido dejando de lado raíces e identidad pedagógica? Se habla de otra reforma educativa ¿cuántas se han dado y no concluido en nuestro país?

Muchos elementos (conceptos, modelos, metodologías y actividades) que conforman el sistema educativo peruano de hoy tienen su procedencia en un modelo que subyace nutre y determina la llamada política educativa nacional, más allá de la Ley general de Educación, que tiene pocos años y fue fruto de concesiones antes que aporte de quienes están comprometidos y conocen el campo educativo nacional. Una mixtura de educación y economía y viceversa, cuyo producto lo estamos apreciando.

La carencia de un referente teórico pedagógico explícito nuestra educación fue invadida de una jerga no frecuente en el campo educativo. Utilizando dicha jerga se cree que se está dando una educación de calidad a nuestros alumnos. De un tiempo a esta parte encontramos a docentes utilizando términos que tienen un significado en esencia y una interpretación para imponerse en el sistema educativo: eficacia, eficiencia, calidad, modernidad, competitividad y otras palabras que no figuran en el diccionario pedagógico… Desde la sociología, la antropología, la etnografía, la psicología, la economía se ha utilizado un glosario que enriquecen sin duda, pero que no aportan a lo sustantivo de los procesos educativos. Nuestra educación se ha ido “metamorfaseando” y cambiando su lenguaje sin reparar que había que reconceptualizarlo, pues uno es el concepto en sí en lingüística, en sociología, en psicología, en economía, en antropología y otro en educación, en pedagogía. Pero lamentablemente quien no lo usa no es moderno, no realiza educación de calidad. Por ello tenemos a maestros que utilizan como muletilla términos que no los han llegado a comprender y los usan como “comodín” para impresionar.

Hemos ido así, aceptando de manera invasiva términos que devienen de un modelo económico, que se disfraza de colaborador y se yuxtapone a nuestras decisiones y aparecen facilitadores encargados de introducir un léxico especial en la cultura pedagógica. Pero lo que imponen es ser facilitadores de un modelo que no tiene como centro el desarrollo de la persona sino el desarrollo de capacidades y habilidades funcionales al proceso productivo.

De allí en adelante y sin tener un referente marco, aparecen en el escenario agencias facilitadoras y financieras de lo que ellas recomendaban hacer con la educación nacional, como lo hace hoy el BID con Haití a quien ofrece apoyar plan de cinco años para ampliar el sistema de enseñanza gratuita (las negritas son nuestras para evidenciar una estrategia y discurso aceptado complacientemente), como informa en un comunicado de prensa el propio Banco (15 de mayo de 2010). La noticia anuncia que este plan de reforma educativa permitirá buscar una financiación adicional ante la Comisión Interina de Reconstrucción de Haití y el Fondo Fiduciario Multidonante. Pero junto a ello Haití recibirá asistencia técnica de expertos en reforma educativa.

A partir de la reforma propuesta –dice el comunicado de prensa-, la mayoría de las escuelas de Haití serían financiadas con fondos públicos pero seguirían bajo una gestión privada, sin cobrar matrícula. Además el gobierno establecería un fondo central para pagar los sueldos de todos los maestros y administradores escolares que participen en el nuevo sistema. ¿De dónde se obtendrán los sueldos? ¿Será otro préstamo del BID, del FMI?

Las escuelas se someterían a un proceso de certificación para verificar el número de niños atendidos y el personal contratado. Como incentivos para participar en el plan, las escuelas recibirían ayuda financiera para mejorar su infraestructura física, así como libros de enseñanza y materiales educativos. Asimismo, las escuelas tendrían que cumplir con normas cada vez más estrictas, incluida la adopción de un plan nacional de estudios, la capacitación de maestros y la adopción de planes para mejorar sus instalaciones. (Comunicado de prensa BID, 15 de mayo de 2010).

Además el plan financiará la creación de escuelas, aprovechando los edificios adecuados y edificando, al mismo tiempo, nuevas instalaciones en lugares seguros, respetando normas de construcción antisísmicas y anticiclónicas. Las escuelas también se utilizarían para proporcionar servicios esenciales como nutrición, salud y otros servicios sociales adicionales. También podrían servir como plataforma para otras innovaciones para mejorar el sistema educativo de Haití, incluida la contratación de personas altamente educadas para servir como maestros o la creación de asociaciones entre instituciones educativas haitianas y extranjeras. El BID se compromete a proporcionar US$250 millones en donaciones y organizará a donantes internacionales para apoyar plan de cinco años de US$2.000 millones para ampliar el sistema de enseñanza gratuita. (Comunicado de prensa BID, 15 de mayo de 2010).

¿Modelo educativo? ¿Modelo de inversión? ¿Modelo capitalista bancario? ¿La solidaridad convertida en organización de donantes? ¿a qué interés? ¿Desde cuándo venimos escuchando estas propuestas y ¿cuántas veces nuestros gobiernos firmaron (pisaron el palito) estas “buenas intenciones” y nos vendieron calidad a su manera?

Es evidente que el modelo neoliberal en educación no es ofertado directamente, todo lo contrario, como en el caso de Haití referido y antes en nuestro país y otros países latinoamericanos vino acompañado por el discurso de creación de estándares, el discurso de las comparaciones internacionales sobre rendimiento educativo. Es penoso reconocer que esta prédica de los estándares se utilizó y utiliza como una especie de control político antes que como instrumento para el mejoramiento educativo. ¿Desde cuándo estamos con esta influencia en el país y los magros resultados que se obtienen? ¿Por qué se atribuye una importancia cada vez mayor a las pruebas evaluativas del aprendizaje centrados sólo en comunicaciones y matemáticas? Después de tiempo de aplicaciones de las recetas que nos imponen cómo podemos estar contentos y decir que “El aprendizaje de escolares del país muestran un franco y sólido crecimiento en comprensión lectora y matemáticas de acuerdo a la Evaluación Censal de Estudiantes (ECE) 2009.” (Andina.17.05.10) En comprensión lectora se elevó en 6.2% y en matemática, el incremento fue de 4.1% con relación a la ECE-2008. Esta prueba se aplicó a los escolares del segundo grado de primaria en 27 mil instituciones educativas públicas y privadas de todo el país y del cuarto grado de instituciones bilingües de sierra y selva.

Estamos inmersos en un modelo educativo subsidiario del modelo económico hegemónico que impone las condiciones, sobre todo las mercantiles. ¿Cuánto se ha invertido en la aplicación de este modelo?

El gremio de los docentes denuncia el modelo neoliberal, pero no propone un modelo alternativo, por ello el desgaste de las medidas que se toman. Existe una convivencia impuesta por el mercado que mediatiza cualquier reivindicación por no ser coherente. Se rechaza el modelo, pero se convive con él. Pretextos múltiples: pobreza, sueldos que no llegan a cubrir la canasta familiar, que ha incubado una cultura de la indiferencia e inmovilidad gremial si no es económico reivindicativa. Hemos sido formados en los derechos de la persona y hoy estamos sometidos a los servicios por los cuales debe pagarse si se quiere algo eficiente y eso –nos lo han vuelto a vender- se encuentra sólo en lo privado.

Lo pedagógico se ha reducido a técnicas a desarrollar en el aula y la capacitación sometida a talleres. Y ahí tenemos los resultados con que lapidan a los docentes. ¿Son ellos los únicos responsables? ¿Y quienes propician este modelo educativo no tienen responsabilidad?

En este modelo está ausente el discurso pedagógico marco que haga que los contenidos sean planteados sin perder su profundidad. Pero ello demanda una formación teórica nutrida no solo por las “lecciones aprendidas” sino por la ciencia y la experiencia. Podemos contar con ingeniosos de la palabra y contenido que hacen malabares con el verbo, pero sus intenciones se esfuman como pompas de jabón cuando se trata de enseñar en un aula diversa porque heterogéneos son nuestros alumnos.

El problema de nuestra educación es estructural y no coyuntural como quieren que creamos los dueños del presupuesto y de los préstamos. Nuestra educación se encuentra en proceso franco de mercantilización pues la inspira principios no pedagógicos, sino económicos. Nuestra educación, para beneplácito de pocos va en proceso de convertirse en una mercancía (recuérdese el proceso de la fundación de escuelas privadas, la aparición de la primera franquicia educativa en Lima y provincias) que formará queramos o no profesionales yuppies (forma abreviada de Young Urban Professional,que traducido significa «joven profesional urbano»), como aquellos que dominaron la década pasada, pero vienen siendo desplazados por los llamados generación X, que aún de manera lenta aparecen en nuestras playas, pero existen. ¿Es ese prototipo de ciudadano que aspiramos sean que nuestros hijos y hermanos? ¿Qué de la ciudanía democrática, qué de la conciencia crítica, qué de la equidad, de la solidaridad, del respeto al otro? Esa letra no la encontramos en la música que nos han vendido y que tranquilamente hemos aceptado, renunciando a derechos, a obligaciones, a nuestra identidad.

Las palabras presidenciales, del Ministro de Educación de estos últimos días, exultantes por el cemento y ladrillo invertido, denigrantes al referirse al gremio de los docentes y a su ideología, suenan a maniqueas si no las situamos en el plano de las ideas. Y a este debate le huyen como lo hacen a la participación, a la equidad, a la diversidad. Una ideología perversa se mueve entre bambalinas del sistema educativo peruano y nos hace creer que se dará un salto cualitativo teniendo mejor infraestructura y acceso a la tecnología. ¿A quién sirve esta oferta educativa? ¿A los peruanos o a quienes nos venden sonajas y espejos del mercado del gran capital? No olvidemos la oferta que se ha hecho a Haití. (22.05.10)