1. En política cuando un espacio no es llenado, deja el vacío a merced del que quiera llenarlo. Entramos casi a la tercera semana de enero y podemos apreciar el esfuerzo que se viene haciendo para que la educación pública tenga otra imagen, sea más profesional y responda a un país que ha ingresado al siglo XXI. Los referentes de Llece y PISA son la justificación de que deben hacerse cambios, que debe hacerse cambios para lograr una mejor educación para todos los peruanos. La herencia recibida del anterior gobierno no es tan buena como dicen. Todo lo contrario, es preocupante.
Estos cambios deben evidenciarse a través de un nuevo estilo y gestos que denoten una nueva forma de trabajar y de hacer política.
Los pasos que se vienen dando deberían ilusionar a todos los peruanos para acompañar el proceso de manera vigilante. Se requiere mucho apoyo para revertir viejos estilos y formas de concepción, de comportamientos, de apreciaciones. Estamos en tránsito de un estar en contemplación de nuestros bajos rendimientos en aprendizaje, de lamentarnos, de echar la culpa al otro (que es el maestro) y no de apostar por mejorar, diseñando y acompañando estrategias innovadoras, creativas que puedan mostrar resultados en la perspectiva de ser uno de los mejores sistemas educativos de Latinoamérica, como alguna vez lo fuimos.
Esta nueva manera de apreciar y valorar lo que se viene realizando, con las críticas que siempre son necesarias para mejorar y no paralizar, debe ser seguida por la comunidad. La educación no debe ser preocupación de una temporada, debe ser una inquietud permanente. Valorar lo que un grupo de profesionales puede hacer desde el gobierno es bueno. La soledad del poder y de la gestión es nociva. Y también es dañino el caer sólo en la denuncia por algún escándalo y hacer de ello una crítica sin sentido.
Los medios se han acostumbrado a que la noticia se da cuando linda con el escándalo. Y por ello apreciamos en el mes pasado un titular que decía ““Denuncian ‘razzia’ en el Ministerio de Educación. Y continuaba la nota diciendo “El exviceministro de Gestión Pedagógica, Idel Vexler, denunció que se están realizando despidos masivos de más de 700 trabajadores en el Ministerio de Educación (Minedu), en una razzia sin precedentes que podría afectar los grandes avances realizados en el sector durante los gobiernos de los expresidentes Valentín Paniagua, Alejandro Toledo y Alan García.” (DIARIO 16.17.12.11).
Obviaba el señor ex vice ministro informar que existen contratos refrendados por su gestión que tenían vigencia desde julio hasta diciembre, sin consultar con la gestión entrante. ¿Era ese personal necesario? Tampoco dice si hubo reestructuración del personal de acuerdo a la racionalización utilizada para con los docentes y no con los funcionarios. ¿Podría decir cuántos trabajadores tenía en Ministerio en los períodos de los presidentes nombrados y donde él fue viceministro? ¿Aumentaron o hubo racionalización? Cuidado con las afirmaciones y las denuncias que se hacen cuando el techo que se tiene es de vidrio.
Convendría que la actual gestión en educación hiciera un balance de cómo encontraron el sector en la gestión anterior. Es un estilo que no debe de dejarse de lado. El no señalar un estado de situación, hace que la opinión pública piense que todo está bien, que no existen problemas, que la mejora de la educación no son sólo infraestructura, mobiliarios y textos. Una política educativa es algo más.
2. Los gestos en política dicen y enseñan más que las palabras. Dicen unos que los gestos dicen lo que las palabras callan. Los rituales democráticos que cumplen los líderes, dicen mucho. No basta una sonrisa, no una alzada de brazos, menos cargar a un niño. El gesto debe transmitir convicción, compromiso. Pero los gestos transmiten, también, una ambigüedad pues una política de gestos puede describir acciones propagandísticas, sin consecuencias prácticas y que sólo se hacen de cara a la galería; otras veces se refiere a la buena voluntad y disposición para el acuerdo.
Hasta ahora los gestos del equipo de educación en el gobierno, son poco expresivos, denotan aprensión, cuidado y a veces temor. En educación se requiere gestos que denoten liderazgo, conducción, confianza para recuperar el tiempo perdido, para lanzar las nuevas ideas y decisiones al viento a fin de que la comunidad toda se entere y acompañe el proceso que se inicia.
Y esa imagen debe trabajarse más. La educación nacional es tarea de todos y todos queremos que cambie.
En estos días ha sido publicado un Pronunciamiento del CNE sobre el tema Carrera Pública Magisterial (http://www.cne.gob.pe/index.php/CNE-Informa/pronunciamiento-del-consejo-nacional-de-educacion-sobre-la-carrera-publica-magisterial.html). Contiene observaciones y pistas de solución sobre el tema. Pero lo sorprendente es que el ex ministro Vexler, ahora como miembro del CNE se presenta en un programa de radio y dice “Qué está pasando actualmente? Hay una parálisis total de la Carrera Pública Magisterial. De agosto hasta acá no hay ninguna acción de mejora, de un nuevo modelo de evaluación, de gestión, que permita seguir nombrando a los profesores a la Carrera Magisterial y pasar de la antigua Ley del Profesorado a la actual Ley de Carrera Pública Magisterial» (RPP. Lima, 20 de enero de 2012-01-20) Sin comentarios y no porque no haya argumentos para rebatir, sino todo lo contrario. ¿Quien fue el causante del embalse de todo lo que hace confusa a aplicación de la CPM?
3. Los gestos y el estilo deberían guardarse además en las relaciones que se establecen con la comunidad educativa y de una manera especial con los maestros. El magisterio durante muchos años ha sido maltratado no físicamente, sino por ser el responsable del bajo aprendizaje de los alumnos, por pertenecer a un sindicato, institución que defiende sus derechos laborales. Un estilo y gesto autocrático ha caracterizado las gestiones anteriores. Esto ha ido creado una baja autoestima en quienes por vocación eligieron la carrera docente. Su formación es fruto de la oferta que hizo el Estado y la manera cómo la ha desarrollado.
Por ello es importante cambiar el trato con los maestros. Que la relación vertical y jerárquica sea reemplazada por el diálogo, por el respeto y por valorar las funciones que se desempeñan. Este cambio de estilo sin duda pronto será valorado, pues a nadie le gusta no ser respetado; a nadie le gusta no ser escuchado. Esto significa incluir al docente, respetar al otro. ¿Es tan difícil cambiar de estilo y de gesto? (21.01.12)