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De un perfil docente tradicional a un perfil docente basado en competencias (V)

30 mayo 2014

Galvis, Rosa Victoria

Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) – Instituto Pedagógico de Caracas / rosauno@cantv.net

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Competencias intelectuales

El desarrollo de las competencias intelectuales dará al estudiante de la carrera docente, la capacidad de aplicar un conjunto de conocimientos fundamentales en la comprensión de un tipo de sujetos, de una institución educativa y/o de un

conjunto de fenómenos y procesos, convirtiéndose en el complemento de los saberes que intervienen en el desarrollo de las competencias profesionales.

 

Un mayor dominio de contenidos referidos a una disciplina, a un conjunto de metodologías que colocarán en mejores condiciones a los egresados de la Universidad y se dará respuesta de esta manera, a las exigencias sociales, detectadas en la investigación, que requieren docentes con saberes disciplinarios más sólidos y profundos.

 

Competencias Inter e intrapersonales.

La necesidad de desarrollar estas competencias se fundamenta en el nivel de

relaciones que se presentan en el mundo de hoy: complejo cambiante y convulsionado. El docente debe estar abierto e inmerso en los cambios para orientar y estimular el aprendizaje, debe desarrollar el liderazgo, la capacidad de interactuar armónicamente con las personas y resolver conflictos, así mismo desarrollar la capacidad de aprender a aprender, la capacidad de innovar de automotivarse y persistir frente a o problemas.

 

Competencias Sociales

La vida en sociedad requiere que el docente desarrolle competencias que le permitan estimular la capacidad de comunicarse, de asociarse de negociar, de emprender y concretar proyectos educativos, así mismo, conocer la cultura de los niños y jóvenes, las particularidades de las comunidades, la forma de funcionamiento de la sociedad civil y su relación con el Estado. Sin embargo, la sociedad le exige al docente que esta acción sea ejecutada bajo un marco de valores y ética, que le permita actuar razonablemente en el contexto de las relaciones interpersonales.

 

Competencias Profesionales

Las competencias profesionales son propias del desempeño de la labor docente, razón por la cual pueden ser enunciadas en forma general para ser adaptadas a la didáctica particular de cada una de las especialidades de la Universidad. Es necesario desarrollar las competencias profesionales para proporcionar al docente criterios de selección entre una serie de estrategias para intervenir intencionadamente produciendo aprendizajes y creando otras donde las disponibles fuesen insuficientes o no pertinentes para facilitar procesos de aprendizaje cada vez más autónomos. Los docentes deben conocer, saber seleccionar, utilizar, evaluar, perfeccionar, crear y recrear estrategias de intervención didáctica efectivas, donde se incluya el uso de la tecnología de la información y la comunicación.

 

6. Conclusiones

El proceso de cambio del perfil docente tradicional hacia un perfil docente basado en competencias, conducirá a lograr transformaciones que favorezcan su vinculación con la sociedad, con responsabilidad ética, pertinencia y eficacia.

 

En este sentido, se puede alcanzar la transformación en la formación intelectual, la cual puede lograrse al promover las competencias intelectuales en un componente investigador, que trate de ayudar a los estudiantes a que sitúen las escuelas, el currículo y la pedagogía en sus contextos socio históricos. Así mismo, esta transformación debe hacer hincapié en la construcción del conocimiento escolar y de la estructura de la escuela, de manera que los estudiantes desarrollen las capacidades necesarias para llevar a cabo investigaciones sobre su propio trabajo.

 

La transformación en la formación integral puede alcanzarse desarrollando las competencias sociales, inter e intrapersonales del estudiante, en un componente general donde se estimule la comprensión del otro y la percepción de las formas de interdependencia, a través de realizar proyectos

 

comunes y prepararse para resolver conflictos respetando los valores de cada uno. De la misma forma, la transformación pedagógica se puede obtener desarrollando las competencias profesionales, en un componente de prácticas docentes administrado por cada Departamento, estos aportarán en la formación del docente, los conocimientos específicos del área de especialización.

 

REFERENCIAS

Bar, G. (1999). Perfi l y competencias del docente en el contexto institucional educativo [Documento en línea]. Disponible: http://educacion.jalisco.gov.mx/consulta/ educar/05.html [Consulta: 2003, marzo 26]

Braslavsky, C. (1999). Bases, orientaciones y criterios para el diseño de programas de formación de profesores. [Biblioteca digital de la OEI], Disponible: http//oei.gov. co.htlm [Consulta: 2003, octubre 18].

Delors, J. (1996). Informe a la UNESCO de la Comisión sobre Educación para el siglo XXI. La educación encierra un tesoro. Madrid: Santillana. Ediciones UNESCO.

Galvis, R., Fernández, B. y Valdivieso, M. (2007, Abril) Construcción de perfi les por competencias bajo el enfoque del marco lógico. Taller presentado en el Congreso Internacional de Calidad e Innovación en Educación Superior

Perrenoud, P. (2001). La formación del docente de

De un perfil docente tradicional a un perfil docente basado en competencias (IV)

29 mayo 2014

Galvis, Rosa Victoria

Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) – Instituto Pedagógico de Caracas / rosauno@cantv.net

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Identificación de las competencias

Al interpretar las transcripciones de las sesiones de discusión de los grupos sobre las competencias que se deben desarrollar a través de la formación docente, estas se agruparon bajo las dimensiones del desarrollo humano, lo que determinó que los participantes hicieron mención a tres tipos de competencias:

 

Las competencias intelectuales: referidas a lo cognitivo, lógico, científico, técnico y pedagógicodidáctico, las cuales, permiten facilitar procesos de aprendizaje cada vez más autónomos, y seleccionar, utilizar evaluar, perfeccionar, crear y recrear estrategias para el desarrollo de los proceso de enseñanza y aprendizaje, tal como lo manifiesta expresamente el participante que dice “deben tener conocimiento dominio del contenido antes que nada, después dominio del grupo saber cómo hacer llegar ese conocimiento a través de la didáctica”. Constituyéndose de esta manera la competencia profesional, la cual viene definida no tanto en función de los conocimientos teóricos, sino en la habilidad o capacidad inteligente de resolver problemas en situaciones difíciles, nuevas y únicas, propias de un entorno social complejo, cambiante y dinámico.

 

Luego, señalaron las competencias sociales: dentro de las cuales se encuentran las competencias interactivas, que involucran procesos sociales, afectivos, éticos, estéticos y comunicativos, la tolerancia, la convivencia y la cooperación, así como también la capacidad de asociarse, de negociar de emprender y concretar proyectos, al respecto los participantes expresan “creo que lo primero es la actitud y la ética que deben tener los docentes, el conocimiento pleno de su asignatura y unos valores sólidos”

 

De la misma manera, se refirieron a las competencias intrapersonales: entre ellas se distinguen las competencias productivas y las especificadoras, las cuales incluyen el proceso de conocerse a sí mismo, de estar consiente de sus

emociones, de sus sentimientos y control sobre su proceso cognitivo. Las competencias productivas le permiten al docente estar abierto e inmerso en los

cambios para orientar y estimular el aprendizaje, las especificadoras, contribuyen con la capacidad de aplicar los conocimientos fundamentales a la

comprensión de los sujetos y la institución, así como también a observar y caracterizar situaciones en la realidad pedagógica y actuar en consecuencia.

 

En el gráfico 2, se esquematizan las competencias que debe desarrollar el docente:

Gráfico 2

Competencias docentes

En consecuencia, en el cuadro 1 se presenta el nuevo perfil del docente basado en competencias, las cuales fueron identificadas por los sectores sociales y educativos consultados.

 

 

Cuadro 1

Perfil del Docente basado en competencias

 

Competencias

intelectuales (conocer)

 

Competencias Inter e

Intrapersonales (ser)

 

Competencias sociales

(convivir)

 

Competencias

profesionales (hacer)

 

Domina conceptos y

teorías actualizadas

sobre las disciplinas

educativas y de su

especialidad

Afianza su identidad

personal y profesional y

cultiva su autoestima

Brinda afecto, seguridad

y confianza

 

Define y elabora

proyectos educativos

sobre la base de

diagnósticos y perfiles

institucionales

 

Posee una cultura

general propia de la

educación superior que

incluye las TIC

 

Es coherente con

principios éticos,

espirituales y

humanizantes

 

Practica la tolerancia y la

búsqueda de consensos

 

Diversifica el

currículo en función

de las necesidades

y posibilidades

geográficas.

 

Traduce en su quehacer

educativo la política y

legislación vigente

 

Cultiva la apertura a lo

nuevo, a lo distinto

 

Establece relaciones

de dialogo a nivel

interpersonal e

interinstitucional

 

Planifica, organiza, ejecuta

y evalúa situaciones de

aprendizajesignificativas, a

partir de las características,

experiencias y

potencialidades de los

niños.

 

Maneja conceptos y

teorías actualizadas

sobre filosofía,

epistemología e

investigación educativa

 

Asume responsablemente

el riesgo de sus

opiniones

 

Genera respuestas

adecuadas para el

bienestar colectivo

 

Elabora proyectos

de aprendizaje en

diversos escenarios:

alfabetización, educación

penitenciaria, educación

de niños trasgresores.

 

Maneja técnicas

de recolección de

información

Asume los cambios

crítica y creativamente

 

Desarrolla las

capacidades lúdicas de

los estudiantes.

 

Promueve el auto e ínter

aprendizaje, al aplicar

metodologías activas

que favorezcan la

evaluación descriptiva y

de procesos

 

Posee conocimientos

sobre aspectos sociales,

culturales, económicos

y políticos de la

comunidad

 

Desarrolla interés por

comprender y profundizar

diferentes aspectos de la

realidad

 

Respeta el pensamiento

 

Conoce y utiliza

diversas técnica para la

selección, adecuación,

diseño elaboración y

empleo de materiales

educativos, informáticos

o documentales.

 

 

Vive en coherencia con

los valores que propone

 

Analiza e interpreta

en equipos

interdisciplinarios, la

realidad compleja, para

plantear soluciones.

 

Maneja técnicas de trabajo

grupal que faciliten la

generación del liderazgo

actitudes democrática, y

respeto mutuo

 

 

Desarrolla su conciencia

cívica y ecológica.

 

Reconoce, practica y

divulga la defensa de

la salud, los derechos

humanos y la paz.

 

Crea y mantiene un

ambiente estimulante

para el aprendizaje y la

socialización en el aula

 

 

Mantiene independencia

sin perder apertura

Practica y fomenta

la responsabilidad

solidaria, la participación

y la equidad.

 

Maneja técnicas e

instrumentos que

le permitan obtener

información de todo

tipo de fuentes, la

analiza, la procesa y la

sistematiza,

 

 

 

Se compromete con los

problemas y aspiraciones

de la comunidad.

 

Realiza proyectos de

investigación-acción

sobre la problemática

educativa, con el propósito

de producir innovaciones

 

 

 

 

Promueve la participación

de la escuela en el diseño

y ejecución de proyectos

de desarrollo integral de

la comunidad.

 

 

 

 

Estimula la participación

de la comunidad en la

gestión de la escuela

 

 

 

 

Utiliza los resultados de

la investigación en la

solución de problemas

de la comunidad

 

 

 

Fuente: investigación propia

Las competencias inherentes al perfil propuesto, no se desarrollan de un momento a otro, conforman un proceso, por ello deben ser planificadas a lo largo de los momentos establecidos en la carrera, en cada una de las especialidades que componen la carrera docente, prestando especial atención a los niveles de complejidad de cada competencia.

 

De un perfil docente tradicional a un perfil docente basado en competencias (III)

28 mayo 2014

Galvis, Rosa Victoria // Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) – Instituto Pedagógico de Caracas / rosauno@cantv.net F i n a l i z a d o : C a r a c a s , 2 0 0 7 – 0 7 – 1 0 /

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4. Concepción de Competencia

Antes de asumir una posición acerca de las competencias, es necesario aclarar, que sólo la capacidad de llevar a cabo instrucciones no define la competencia, se requiere además la llamada actuación, es decir el valor añadido que el individuo competente pone en juego y le permite saber encadenar unas instrucciones y no sólo aplicarlas aisladamente. En una concepción dinámica de las competencias se plantea que: se adquieren (educación, experiencia, vida cotidiana), se movilizan, y se desarrollan continuamente y no pueden explicarse y demostrarse independientemente de un contexto. En esta concepción, la competencia está en la cabeza del individuo, es parte de su acervo y su capital intelectual y humano. Como puede observarse en el gráfico 1.

 

En tal sentido, se puede derivar del gráfico, que para ser competente no basta con saber hacer, se requiere saber ser y actuar holísticamente como sujeto que hace parte y se integra a esa realidad que se quiere comprender. De esto, se trata cuando se piensa en las competencias fundamentales para la vida y de cada ser humano. Esto es lo que signifi ca afi rmar, como expresa Braslaysky (1998) que no hay sujeto sin competencia, ni seres sin personalidad. Simplemente, hay seres humanos que no encontraron en la escuela y posiblemente desde la familia y la sociedad, los espacios culturales y formativos que le permitieran el despliegue de sus capacidades intelectuales, sus gustos y afectos, sentir la emoción del descubrimiento.

 

Desde esta perspectiva hay que diferenciar entre la adquisición de conocimientos y la construcción de sentidos y el papel que juega el educador en ambos situaciones. En el primer caso puede ser una actividad individual pero la construcción de sentidos implica necesariamente negociación con otros: familiares, compañeros de trabajo, profesores o interlocutores anónimos de los textos y de los medios de comunicación; negociación construida en base a los valores éticos de la democracia, del reconocimiento del otro y del respeto a los hechos y para ello se requiere la presencia de un educador.

 

En consecuencia, resultó de vital importancia para esta investigación, establecer la relación entre competencia y aprendizaje, y para ello se utilizaron los planteamientos señalados por Delors (1996) en el informe presentado a la UNESCO con la Comisión Internacional sobre Educación para el siglo XXI. Acota el autor, que la educación para cumplir con las misiones que le son propias debe estructurase en torno a cuatro aprendizajes fundamentales:

 

Aprender a Conocer, que supone el desarrollo de operaciones analíticas, relacionales e integradoras, de acuerdo a los niveles de desarrollo y para construir los correspondientes instrumentos del conocimiento (de nociones a categorías).

 

Aprender a hacer, que implica operaciones efectivas de actuación, ejecución y de transformación, para poder influir sobre el propio entorno.

 

Aprender a convivir; que supone capacidad de expresión, afecto, comunicación, valoración, participación, concertación y afectividad, para participar y cooperar con los demás en todas las actividades humanas.

 

Aprender a ser, como un proceso fundamental, que recoge elementos de los tres anteriores, para que aflore la personalidad y se esté en capacidad de obrar con autonomía, juicio y responsabilidad personal.

 

Gráfico 1

Concepción dinámica de las competencias

 

 

Fuente: Investigación propia.

 

De allí, que para explicar la relación entre competencia y aprendizaje, se asume que, todo ser humano posee competencias que suponen la integración de varios elementos: el conjunto de conocimientos necesarios para su desarrollo (aprender a conocer), las habilidades y destrezas requeridas para realizar una actividad (aprender a hacer), la actitud orientada a su realización con resultados eficientes (querer hacer) y los rasgos de personalidad del sujeto (autoestima, valores). De esta manera, las competencias pueden entenderse, en relación con el aprendizaje, como un producto o resultado de la integración dinámica de diversos tipos de conocimientos y prácticas (saberes), que conducen al hombre a tener éxito en las actividades que realiza, es decir ser competente.

 

5. Construcción del perfil docente basado en competencias

El diseño de una oferta de formación basada en competencias, supone recorrer un camino que va desde la identificación de las competencias que conformarán el perfil hasta el diseño de un currículo de formación para alcanzar ese perfil.

 

El perfil según Galvis, Fernández y Valdivieso (2006), es “el conjunto de competencias organizadas por unidades de competencias, requeridas para realizar una actividad profesional, de acuerdo con criterios valorativos y parámetros de calidad” (p13), que facilitan hacer de este perfil un elemento de referencia para la institución formadora, el punto de partida para definir los niveles de logro de las competencias y los procesos de capacitación y actualización de los egresados. Para definir el perfil del docente que se presenta en este artículo, se llevó a cabo un trabajo de campo en distintos escenarios, el cual permitió identificar las competencias del docente, a partir de la opinión y la participación de los diferentes actores que intervinieron en el proceso investigativo (alumnos, profesores, representantes, empleadores y comunidad en general). Se trabajaron tres niveles de contextualización: el primero, representado por la institución universitaria responsable de la formación de formadores, el Instituto Pedagógico de Caracas; el segundo, conformado por Unidades de Educativas, públicas y privadas de donde provienen los representantes, profesores y directivos, y el tercero, correspondiente a la comunidad del Paraíso, Caracas, contexto donde residen los actores de la sociedad que participaron en los grupos de discusión.

 

Este procedimiento tuvo el propósito de registrar cómo los participantes elaboraban grupalmente su realidad y relataban experiencias en forma de una conversación grupal; durante la misma, la investigadora planteó algunas preguntas asociadas a la investigación. En este sentido, se diferenció de una conversación coloquial porque se esbozó previamente la temática, y no se dio por agotado el tópico hasta tanto no fue suficientemente discutido, ya que interesaba captar la profundidad de los diversos puntos de vista.

 

Este proceso de participación creó la posibilidad de definir un perfil que constituye una herramienta útil y colectiva.

IV—-

Identificación de las competencias

Al interpretar las transcripciones de las sesiones de discusión de los grupos sobre las competencias que se deben desarrollar a través de la formación docente, estas se agruparon bajo las dimensiones del desarrollo humano, lo que determinó que los participantes hicieron mención a tres tipos de competencias:

 

Las competencias intelectuales: referidas a lo cognitivo, lógico, científico, técnico y pedagógicodidáctico, las cuales, permiten facilitar procesos de aprendizaje cada vez más autónomos, y seleccionar, utilizar evaluar, perfeccionar, crear y recrear estrategias para el desarrollo de los proceso de enseñanza y aprendizaje, tal como lo manifiesta expresamente el participante que dice “deben tener conocimiento dominio del contenido antes que nada, después dominio del grupo saber cómo hacer llegar ese conocimiento a través de la didáctica”. Constituyéndose de esta manera la competencia profesional, la cual viene definida no tanto en función de los conocimientos teóricos, sino en la habilidad o capacidad inteligente de resolver problemas en situaciones difíciles, nuevas y únicas, propias de un entorno social complejo, cambiante y dinámico.

 

Luego, señalaron las competencias sociales: dentro de las cuales se encuentran las competencias interactivas, que involucran procesos sociales, afectivos, éticos, estéticos y comunicativos, la tolerancia, la convivencia y la cooperación, así como también la capacidad de asociarse, de negociar de emprender y concretar proyectos, al respecto los participantes expresan “creo que lo primero es la actitud y la ética que deben tener los docentes, el conocimiento pleno de su asignatura y unos valores sólidos”

 

De la misma manera, se refirieron a las competencias intrapersonales: entre ellas se distinguen las competencias productivas y las especificadoras, las cuales incluyen el proceso de conocerse a sí mismo, de estar consiente de sus

emociones, de sus sentimientos y control sobre su proceso cognitivo. Las competencias productivas le permiten al docente estar abierto e inmerso en los

cambios para orientar y estimular el aprendizaje, las especificadoras, contribuyen con la capacidad de aplicar los conocimientos fundamentales a la

comprensión de los sujetos y la institución, así como también a observar y caracterizar situaciones en la realidad pedagógica y actuar en consecuencia.

 

En el gráfico 2, se esquematizan las competencias que debe desarrollar el docente:

Gráfico 2

Competencias docentes

En consecuencia, en el cuadro 1 se presenta el nuevo perfil del docente basado en competencias, las cuales fueron identificadas por los sectores sociales y educativos consultados.

 

 

Cuadro 1

Perfil del Docente basado en competencias

 

Competencias

intelectuales (conocer)

 

Competencias Inter e

Intrapersonales (ser)

 

Competencias sociales

(convivir)

 

Competencias

profesionales (hacer)

 

Domina conceptos y

teorías actualizadas

sobre las disciplinas

educativas y de su

especialidad

Afianza su identidad

personal y profesional y

cultiva su autoestima

Brinda afecto, seguridad

y confianza

 

Define y elabora

proyectos educativos

sobre la base de

diagnósticos y perfiles

institucionales

 

Posee una cultura

general propia de la

educación superior que

incluye las TIC

 

Es coherente con

principios éticos,

espirituales y

humanizantes

 

Practica la tolerancia y la

búsqueda de consensos

 

Diversifica el

currículo en función

de las necesidades

y posibilidades

geográficas.

 

Traduce en su quehacer

educativo la política y

legislación vigente

 

Cultiva la apertura a lo

nuevo, a lo distinto

 

Establece relaciones

de dialogo a nivel

interpersonal e

interinstitucional

 

Planifica, organiza, ejecuta

y evalúa situaciones de

aprendizajesignificativas, a

partir de las características,

experiencias y

potencialidades de los

niños.

 

Maneja conceptos y

teorías actualizadas

sobre filosofía,

epistemología e

investigación educativa

 

Asume responsablemente

el riesgo de sus

opiniones

 

Genera respuestas

adecuadas para el

bienestar colectivo

 

Elabora proyectos

de aprendizaje en

diversos escenarios:

alfabetización, educación

penitenciaria, educación

de niños trasgresores.

 

Maneja técnicas

de recolección de

información

Asume los cambios

crítica y creativamente

 

Desarrolla las

capacidades lúdicas de

los estudiantes.

 

Promueve el auto e ínter

aprendizaje, al aplicar

metodologías activas

que favorezcan la

evaluación descriptiva y

de procesos

 

Posee conocimientos

sobre aspectos sociales,

culturales, económicos

y políticos de la

comunidad

 

Desarrolla interés por

comprender y profundizar

diferentes aspectos de la

realidad

 

Respeta el pensamiento

 

Conoce y utiliza

diversas técnica para la

selección, adecuación,

diseño elaboración y

empleo de materiales

educativos, informáticos

o documentales.

 

 

Vive en coherencia con

los valores que propone

 

Analiza e interpreta

en equipos

interdisciplinarios, la

realidad compleja, para

plantear soluciones.

 

Maneja técnicas de trabajo

grupal que faciliten la

generación del liderazgo

actitudes democrática, y

respeto mutuo

 

 

Desarrolla su conciencia

cívica y ecológica.

 

Reconoce, practica y

divulga la defensa de

la salud, los derechos

humanos y la paz.

 

Crea y mantiene un

ambiente estimulante

para el aprendizaje y la

socialización en el aula

 

 

Mantiene independencia

sin perder apertura

Practica y fomenta

la responsabilidad

solidaria, la participación

y la equidad.

 

Maneja técnicas e

instrumentos que

le permitan obtener

información de todo

tipo de fuentes, la

analiza, la procesa y la

sistematiza,

 

 

 

Se compromete con los

problemas y aspiraciones

de la comunidad.

 

Realiza proyectos de

investigación-acción

sobre la problemática

educativa, con el propósito

de producir innovaciones

 

 

 

 

Promueve la participación

de la escuela en el diseño

y ejecución de proyectos

de desarrollo integral de

la comunidad.

 

 

 

 

Estimula la participación

de la comunidad en la

gestión de la escuela

 

 

 

 

Utiliza los resultados de

la investigación en la

solución de problemas

de la comunidad

 

 

 

Fuente: investigación propia

Las competencias inherentes al perfil propuesto, no se desarrollan de un momento a otro, conforman un proceso, por ello deben ser planificadas a lo largo de los momentos establecidos en la carrera, en cada una de las especialidades que componen la carrera docente, prestando especial atención a los niveles de complejidad de cada competencia.

De un perfil docente tradicional a un perfil docente basado en competencias (II)

27 mayo 2014

 Galvis, Rosa Victoria

Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) – Instituto Pedagógico de Caracas / rosauno@cantv.net

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2. El perfil del docente

El perfil profesional del docente basado en la división de funciones está cambiando poco a poco para dar paso a otro perfil o, mejor aún, a perfiles diferenciales. En el momento actual el profesor requiere nuevas estrategias, percepciones, experiencias y conocimientos para intentar dar respuesta a los múltiples interrogantes que se le presentan cada día.

 

Para ello, es necesario concebir el docente bajo otro paradigma, diferente al tradicionalmente utilizado. No se trata de definir mecánicamente, a través de un listado, las competencias del docente, es preciso desentrañar qué elementos cognitivos, actitudinales, valorativos y de destrezas favorecen la resolución de los problemas educativos, desde todos los niveles de desempeño del docente, para de esta manera, sea posible identificar y analizar aquellas capacidades requeridas por un grupo social determinado, en un contexto específico, lo cual le dará pertinencia social a este nuevo perfil.

 

El educador concebido desde esta óptica debe despertar el interés por aprender, cómo aprender y mantener al día estos conocimientos. De esta manera, cabe preguntarse sobre las competencias requeridas al educador de hoy. Sin embargo, es difícil ponerse de acuerdo en este aspecto, la incertidumbre no sólo involucra las competencias profesionales sino las calificaciones requeridas por la dinámica de la innovación tecnológica y organizacional, así como también la necesidad de prever tendencias de evolución o involución del sector educativo.

 

En consecuencia, se asume, que en este contexto de incertidumbre definir la profesionalidad docente sólo por el desempeño observable reduce drásticamente las posibilidades de desarrollo del educador, ya que es posible a través de la definición de un perfil basado en competencias (debidamente identificadas), ofrecer una visión más amplia, pertinente y contextualizada del perfil docente, en términos de autonomía, de asumir responsabilidades, de trabajo en grupo y capacidad de aprender a aprender.

3. Las competencias del docente

Todas las sociedades, en todas las épocas, han elaborado imágenes y valores sobre la persona del maestro y su labor pedagógica. Estas representaciones expresan la finalidad social asociada a la educación y son legitimadas a través

de las doctrinas pedagógicas hegemónicas en cada momento histórico.

 

Bar (1999) plantea que la sociedad del futuro exigirá al docente enfrentarse con situaciones difíciles y complejas: concentración de poblaciones de alto riesgo, diversificación cultural del público escolar, grupos extremadamente heterogéneos, multiplicación de diferentes lugares de conocimiento y de saber, acceso a puestos en forma provisoria, rápida y permanente evolución cultural

y social, especialmente en los jóvenes en quienes existe la sensación que no hay futuro y una suerte de pérdida del sentido del saber o el aprender.

 

Se sabe que la presión creada por la aceleración de los procesos sociales en la vida contemporánea lleva a un torbellino de innovaciones, pero hay que evitar que las concreciones carezcan de sentido e impregnen a la actividad docente de un carácter provisorio indeseable por la precariedad de conceptos, métodos, actividades y recursos. Para comprender el sentido y las dificultades estructurales de la profesionalización de los docentes hay que determinar cuáles son las exigencias que esta transformación exige, ya que una profesión es una combinación estructural de conocimientos acreditados mediante títulos,

autonomía en el desempeño, prestigio académico y reconocimiento social.

 

Los cuadros medios y superiores de la docencia expresan dificultades para reflexionar sobre lo que están haciendo, para proyectarse en el futuro, para anticiparse a determinadas situaciones y para capitalizar su experiencia. Los docentes viven la transformación asociada a la idea de pérdida y a sentimientos de inseguridad e incertidumbre acerca del futuro.

 

Así mismo, no se puede disociar tan fácilmente las finalidades del sistema educativo de las competencias que se requieren de los docentes. Perrenoud (2001) señala: «no se privilegia la misma figura del profesor según se desee una escuela que desarrolle la autonomía o el conformismo, la apertura al mundo o el nacionalismo, la tolerancia o el desprecio por las otras culturas, el gusto por el riesgo intelectual o la demanda de certezas, el espíritu de indagación o el dogmatismo, el sentido de la cooperación o la competencia, la solidaridad o el individualismo» (p 80) De la misma manera señala que para desarrollar una ciudadanía adaptada al mundo contemporáneo, es necesario que un profesor sea a la vez:

 

• persona creíble,

• mediador intercultural,

• animador de una comunidad educativa,

• garante de la Ley,

• organizador de una vida democrática,

• conductor cultural,

• intelectual.

 

En relación con las nuevas competencias profesionales del docente, Braslavsky (1998), afirma que los profesores que trabajen actualmente y que deseen persistir en roles vinculados a la mediación con los conocimientos en proceso de proliferación deberán tener competencias vinculadas con «la resolución de los problemas o desafíos más coyunturales, a las que denomina «pedagógico » didáctico» y «político » institucional», vinculadas con desafíos más estructurales, denominadas «productiva e interactiva» y vinculadas con procesos de especialización y orientación de su práctica profesional, denominada «especificadora». (p 27) Igualmente, Braslavsky (1998), sostiene que los docentes para una mayor profesionalización de su función además, deben saber:

 

• Planificar y conducir movilizando otros actores.

• Adquirir o construir contenidos y conocimientos a través del estudio o la experiencia. Hay que saber cuando un proceso o actividad es aplicado en situaciones o prácticas que requieren dicho saber.

• Identificar los obstáculos o problemas que se presentan en la ejecución de proyectos u otras actividades del aula. Esto requiere una capacidad de observación que debe aprenderse ya que no se encuentra naturalmente.

• Seleccionar diferentes estrategias para el desarrollo del proceso de enseñanza y aprendizaje, para la optimización del tiempo, de los recursos y de las informaciones disponibles.

• Hacer, disponibilidad para modificar una parte de lo real, según una intención

y por actos mentales apropiados. En la presentación de una disciplina el profesor generalmente transmite mientras que en el desarrollo de proyectos “hace” y promueve el proceso de aprendizaje.

 

Se observa, que pueden extraerse algunas coincidencias en las opiniones de ambos expertos, respecto a las competencias que deben conformar el perfil profesional de los docentes, en la sociedad de las próximas décadas, las mismas pueden sintetizarse en: un docente con actitud democrática, convicción de libertad, responsabilidad y respeto por todas las personas y grupos humanos, con principios éticos sólidos expresados en una auténtica vivencia de valores y con consistente formación pedagógica y académica, autonomía personal y profesional. Además, debe poseer amplia formación cultural con una real comprensión de su tiempo y de su medio, que le permita enfrentar con acierto y seguridad los diversos desafíos culturales con innovación y creatividad.

 

Se pretende que docentes y alumnos en situación mutua de aprendizaje orienten estas capacidades cognitivas y sociales para responder a la sociedad.

En tal sentido, los contenidos curriculares deben dejar de ser fines en si mismos, para transformarse en los medios necesarios para alcanzar las capacidades mencionadas, que promueven el análisis, la inferencia, la prospección, la solución de problemas, el aprendizaje continuo, la adaptación a

los cambios, la proposición de valores favorables a la intervención solidaria en la realidad.

 

Para que los docentes alcancen las competencias del perfil enunciado es necesario implementar dispositivos de formación y entrenamiento que los comprometa a aumentar sus capacidades de observación, de agudizar prácticas reflexivas, de fortalecer el sentido de su propia capacitación, de desarrollar inteligencias múltiples, de atender a los valores.

 

Para definir la profesión docente que la sociedad del siglo XXI necesita, se tiene que aceptar el desafío de ampliar el horizonte cultural e intervenir activa y comprometidamente como ciudadanos en el mundo actual.

De un perfil docente tradicional a un perfil docente basado en competencias (I)

26 mayo 2014

Galvis, Rosa Victoria

Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) – Instituto Pedagógico de Caracas / rosauno@cantv.net

A C C I Ó N P E D A G Ó G I C A, N º 1 6 / E n e r o – D i c i e m b r e , 2 0 0 7 – p p . 4 8 – 5 7

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Resumen

El trabajo de investigación reseñado en este artículo, tiene como objetivo presentar el proceso de transformación del perfil del docente, tradicionalmente concebido, en un perfi l construido con un enfoque basado en competencias. Para ello se partió del estudio de algunas competencias señaladas por autores como Bar, Perrenoud y Braslavsky. Asímismo, se analizó la concepción de competencia y su relación con el aprendizaje, asumiendo que son el resultado de la integración dinámica de distintos tipos de conocimiento y práctica (saberes). Se presenta el perfil del docente basado en competencias y el proceso metodológico que se siguió para identificar las competencias intelectuales, sociales, intra e interpersonales y profesionales, que lo componen, así como también, a manera de conclusión, las transformaciones a las cuales conduce el proceso de cambio de un perfil docente tradicional a un perfil docente basado en competencia.

1. Introducción

La preocupación por cómo debe ser y actuar el profesor, y cuáles deben ser las características personales y profesionales que le configuran como profesional son preguntas siempre abiertas. Sea cual fuere el perfil del docente como profesional de la educación, así como sus competencias y funciones, ocupan constantemente la teoría y la práctica educativa. Se trata, de un problema teórico práctico difícil de abordar.

 

Por tanto, en el presente estudio se realiza una aproximación a la definición de algunas de las competencias de este profesional, aspecto sumamente complejo, puesto que el mismo concepto actual de educación en el marco de la educación permanente exige una revisión y ampliación de la noción de profesor y de aprendizaje. Para alcanzar este objetivo se estudia el cambio del perfil profesional del profesor, así como los rasgos que pueden contribuir a diseñar el perfil del educador del futuro. Este educador debe despertar el interés por aprender, cómo aprender y mantener al día estos conocimientos. Según Delors (1996), esto requiere una concepción del proceso de aprendizaje que facilite la adquisición de las capacidades, proporcione las estrategias más generalizables para solucionar problemas y desarrolle capacidades socio- afectivas, tales como valores, actitudes, motivaciones y emociones, puesto que éstas representan el foco más importante para lograr la competencia personal y profesional que requerirán, en el marco de la educación permanente, tanto el

que aprende como el educador.

 

Así pues, el rol del profesor no se ve limitado a la adquisición de conocimientos y al desarrollo de destrezas, sino que también tiene una gran importancia el desarrollo de los valores.

 

Actualmente, se vive una etapa de transición y de cambio en relación con el rol del docente debido a múltiples causas, una de las más importante, es el impacto de los cambios tecnológicos en el proceso de enseñanza y aprendizaje, los cuales han ampliado el concepto de educación considerablemente.

 

En líneas generales, el cambio social demanda que las personas se automotiven, sean creativas y capaces de asimilar y adaptarse a los nuevos cambios y realidades, lo que conduce a reformular la forma en que se concibe el papel del docente, así como en el modo como son definidas sus distintas tareas y funciones.

A propósito de la huelga magisterial

21 septiembre 2012

1. Palabras, palabras, palabras. Se inició la anunciada : “huelga general indefinida” del sindicato único de trabajadores de la educación del Perú (SUTEP). Medida extrema, sin duda, que se pasó la valla de la tolerancia y respeto a la ciudadanía y a los derechos de quienes son el objeto de la educación: los niños y jóvenes. Se toma esta decisión final al haber agotado las instancias previas que se conocen como paros. ¿Ir a los extremos no es señal de desesperación por que no se tiene un discurso ni propuesta clara, firme? ¿No es estar urgidos por la lucha por una hegemonía que se va perdiendo ante la falta de una democracia sindical que debe tener todo frente organizacional?

En una de las muchas intervenciones de quien es el responsable de la conducción del sindicato, muy tímidamente hizo mención al pliego de reclamos, que resumiría el por qué de la lucha emprendida. No existe un discurso coherente con lo que es la responsabilidad de la profesión docente, todo se reduce a lo salarial. Esa inconsecuencia hace evidente que existen otros intereses, dogmatismo, cierta ortodoxia, para aferrarse a principios ideológicos antes que a principios y responsabilidades profesionales.

Esto nos lleva nuevamente a pensar sobre la profesión docente y la manera como se fue construyendo a pesar que la sociedad y quienes la dicen defender hacen poco por darle prestancia.

2. De la profesión docente. Es bueno recordarle a quienes hoy hablan en nombre de ella que aún estamos en una época que considera la profesión docente como una semiprofesión. Muchos dicen que es un oficio pues no reúne las características que los teóricos de las profesiones consideran como rasgos profesionales. Sin embargo es cierto que ha habido una evolución: la asunción de estudios universitarios, la captación de determinadas personas, el aumento de los rasgos que van caracterizando las profesiones del siglo XXI ha ido cambiando las consideraciones de la profesión docente.

Sin embargo no podemos hablar de la profesión docente sin considerar lo que sucede fuera de las aulas y de las instituciones educativas, sin analizar los grandes cambios sociales que se vienen dando en los últimos decenios tanto en el conocimiento científico, tecnológico, como en las estructuras familiares y otras instancias de socialización primaria, en las asociaciones, en los movimientos a favor y en contra de la mundialización y la globalización.

¿Respondemos a lo descrito? ¿Somos los docentes actuales capaces de preocuparnos por este sinnúmero de tareas que debemos asumir? ¿Por esto debemos acaso solicitar un reconocimiento pecuniario? ¿No es parte de nuestra responsabilidad? Por eso refugiar la demanda en el pago de los derechos adquiridos del 30% por preparación de clases no nos parece pertinente. ¿No fue acaso esta una estratagema planteada para hacernos creer que se reconocía algo que debe ser parte inherente a nuestra profesión? ¿Qué ocurriría en otras profesiones -abogados por ejemplo- si debieran cobrar un porcentaje por la lectura del expediente de un caso que deben defender?

Una profesión devaluada por la sociedad no puede ni debe seguir siendo debilitada por quienes tienen la obligación de fortalecerla y hacerla respetar. ¿Nos damos cuenta que estamos con argumentos del siglo pasado defendiendo algo que no es un derecho sino un deber profesional? No podemos seguir levantando paradigmas obsoletos y levantando expectativas falsas, sabiendo que ello no podría ser realidad, pues existen muchas vallas que salvar previamente. Esta herencia la utilizan desde siempre los políticos y dirigentes tradicionales que manejan información y no la comparten por dudosas intenciones políticas, intereses particulares, intereses ideológicos. Pero de otro lado se nos exige el desarrollo de una profesión más educativa y social, que técnica, para el desarrollo de los aprendizajes básicos. Esto debería llevarnos a ver nuevas maneras de la profesión docente. Es decir un docente como sujeto activo, con emociones, actitudes y no como un objeto perteneciente a una profesión subsidiaria.

3. Nuevas perspectivas. Los tiempos que vivimos, con viejos lastres como la inequidad, expresiones racistas y faltas contra la ética, que por avatares políticos son minimizados, creando un caldo de cultivo para resentimientos profundos y la permanencia de dilemas y problemas sociales, no permiten ver con claridad el significado del ser docente.. En el magisterio esto es pernicioso. No se ha llegado a establecer un nuevo pacto social en el tratamiento de las relaciones laborales y profesionales, que no requieran de un ajuste permanente mediante un devaluado pliego de reclamos.

Sería conveniente tener en cuenta y analizar nuevas perspectivas que se abren: las relaciones que se vienen dando entre los docentes, las emociones y actitudes, la complejidad docente, el cambio de relaciones de poder en las instituciones educativas, la autoformación, la comunicación, la formación en la comunidad. Todo ello viene influyendo en la profesión, ya que cada vez es más difícil separar las partes del todo y analizar lo que está pasando sin generar desasosiego en los docentes. La formación para entender esa complejidad ha de formar parte también de la profesión docente. Tampoco puede olvidarse el papel de la educación en la sociedad de la información y la comunicación, en esa sociedad llamada del conocimiento o postindustrial.

Y todo ello se realiza en un contexto democrático, pero que a la vez se da entre valores contradictorios entre los individuos y el progreso social, el aumento de la desigualdad y la exclusión social (e informativa) de grandes capas de la población
Los nuevos acontecimientos que se vienen desarrollando estos días nos deberían llevar a volver a pensar la profesión y enmarcarla en lo anteriormente descrito. Deberíamos realizar una verdadera deconstrucción de lo que ha sido nuestra profesión para diseñarla de nuevo. Hoy el cambio se ha convertido en un nuevo paradigma. El cambio es constante y vertiginoso.

Por ello cuando vemos el contenido de la denominada plataforma de lucha del SUTEP y nos encontramos con conceptos y frases que corresponden a décadas pasadas, no podemos sino pensar que no se ha cambiado nada en la organización, el contenido y sentido de lo que significan reivindicaciones profesionales y laborales.

Todo sigue quieto, se repiten estereotipos tanto en imágenes como en lemas. ¿Se acabó la creatividad? ¿No se piensa que los cambios se dan en contextos diversos? Tampoco existen cambios epistemológicos en el conocimiento, en las formas de enseñar y aprender, en la tecnología.

¿Por qué declarar una huelga nacional indefinida si el sustento de la plataforma es deleznable? ¿Acaso nos acostumbramos a recibir los cambios sólo con gobiernos militares? ¿Por qué nos comportamos así en democracia? Sabemos de las respuestas referidas al imperialismo y no a una autocrítica del quehacer de nuestra profesión docente.

Mientras tanto el decurso social sigue avanzando y el compromiso de los que piensan en que la educación debe ser diferente, debe aportar a los procesos de desarrollo que se vienen dando en las regiones del país. El Consejo Nacional de Educación comparte, al respecto, un estudio denominado REPORTE NACIONAL – SISTEMA DE SEGUIMIENTO E INFORMACIÓN A LA IMPLEMENTACIÓN DE LOS PROYECTOS EDUCATIVOS REGIONAL (SSII-PER) 2011 de agosto 2012. Este Reporte proporciona la información periódica y rigurosa sobre los progresos en el proceso de implementación de cada uno de los proyectos educativos regionales (PER). Es indicador que algo se mueve en el interior del país, de lo que algunos dirigentes capitalinos y locales no se dan por enterados. Este Reporte del CNE invita a la reflexión profesional sobre los avances, dificultades y retos en la implementación de los PER, deberá ayudar a una toma de decisiones informada por parte de las autoridades regionales y, a su vez, a la labor de vigilancia que deben desarrollar los actores sociales de la región, buscando que todos aporten en la mejora de la educación.

¿No es parte de nuestra responsabilidad profesional como educadores responder a esta situación? Debe romperse la tensión entre un pliego de reclamos anacrónico y la invitación de poner el esfuerzo en el desarrollo de los PER. El profesional docente es protagonista y no sólo seguidor de consignas. (15.09.12).