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DOS FALACIAS: para engañar incautos

9 diciembre 2012

1. Contexto. El hecho de no contar con la debido información oficial escrita viene dando pie a que empiecen a circular rumores, dichos, expresiones que alientan la incertidumbre en el magisterio nacional. ¿Por qué hasta la fecha de aprobada la Ley el Ministerio de Educación no ha publicado en los diarios nacionales y regionales la versión oficial de la misma? El Reglamento vendrá luego de noventa días calendario. En el ínterin debería darse un proceso de difusión y esclarecimiento en profundidad del contenido de la LRM. No basta ya el programa que se realiza por internet desde el MINEDU. Es hora que los Gobiernos Regionales a través de las DRE asuman este proceso y lleguen hasta los IIEE en una campaña de difusión y esclarecimiento de la LRM . ¿Es mucho pedir tratándose algo tan importante?

La falta de información alimentada por los rumores viene generando algunas falacias como la privatización de la educación y el despido masivo de docentes.

2. Primera falacia: La privatización de la escuela pública. Sin duda habrá que analizar de dónde nace el discurso de la privatización de la educación y con ella de la escuela pública. Una tendencia mundial es pensar la educación como un servicio comercializable y no como un derecho. Desde 1998 vienen dándose discusiones e iniciativas, en el ámbito del Acuerdo General sobre Comercio de Servicios (GATS, sigla en inglés de General Agreement on Trade in Services), de la Organización Mundial del Comercio (OMC), con el propósito de considerar la educación como mercancía cuya comercialización debe responder a las leyes internacionales. Se quiere conseguir con ello que los países miembros de la OMC, en especial los más pobres, abran sus puertas para la mercantilización de la educación, para que empresas e instituciones internacionales de educación ofrezcan cursos y formación, principalmente superior, en su territorio, o que puedan atraer sus ciudadanos hacia cursos en el exterior (presenciales o vía internet), sin control o barreras, y menos aún respetando la cultura y leyes locales. Y no sólo eso sino que se pone en juego toda la concepción de educación para quienes consideramos la educación como la formación de los ciudadanos que construyen una nación autónoma y soberana. También se pretendería reforzar un pensamiento único, que elimine las diferencias culturales e impedir el desarrollo de las diversidades nacionales.

Muchas propuestas y tensiones se vienen dando –en el país por ejemplo se ha dado el DECRETO LEGISLATIVO N° 882. LEY DE PROMOCION DE LA INVERSION EN LA EDUCACION. (Publicado 09/11/96), con el que se brindan más facilidades para que la empresa privada invierta en educación. Sin embargo frente a ello debemos preguntarnos ¿qué hemos hecho por preservar la escuela pública, rescatarla de su precariedad no sólo económica sino académica? Si la escuela pública se ha devaluado mucha responsabilidad tenemos, desde el Estado hasta los docentes. Poca literatura sobre la Escuela Pública nacional existe. La mayoría está plagada de sentimentalismos antes que de propuestas de modelos educativos pedagógicos a seguir. ¿Por qué desde Encinas y su Ensayo de Escuela Nueva en el Perú no se han dado otros aportes pedagógicos desde la escuela pública? ¿Sólo se debe al Estado y sus recursos? ¿Qué tanto los maestros tenemos responsabilidad? La Ley general de Educación Nº 28044 en su Art. 3º dice ”La educación es un derecho fundamental de la persona y de la sociedad. El Estado garantiza el ejercicio del derecho a una educación integral y de la calidad para todos y la universalización de la Educación Básica….” Sin embargo en el Art. 4º dice además “La educación es un servicio público, cuando lo provee el Estado es gratuita en todos sus niveles y modalidades, de acuerdo a lo establecido en la Constitución Política y en la presente ley….” ¿Hemos profundizado los docentes en el significado de estos artículos? La ley de educación no es sólo para el Ministerio de Educación y los funcionarios, sino de manera especial para los docentes y la comunidad educativa.

El mercado y sus reglas se vienen imponiendo. Se ha tomado la educación como un servicio que es ofrecido y por el cual el maestro recibe un monto impuesto por la empresa que hoy es la promotora de la institución educativa Aceptamos el discurso de calidad de la educación y olvidamos que se trata de brindar una buena educación a los alumnos. Calidad, no es la varita mágica y sí es algo complejo de definir. ¿Acaso no tenemos una endémica falta de profesores por contrato todos los años? ¿Y el mantenimiento de locales y laboratorios y el internet?¿No está en manos del gremio también presionar por ello y no sólo por la remuneración económica?

Se levanta la bandera de la privatización de la escuela pública y no tenemos una agenda ni estrategia para defenderla. El avance de la privatización se debe no sólo a más remuneración -que es un espejismo- sino a la falta de convicción y compromiso para ser docente, para defender el espacio que crea el Estado para la educación. Porque ello es un derecho antes que un servicio. Y los derechos se conquistan, se defienden con ideas y actitudes.

Esta falacia busca la confrontación y no la construcción. Busca dilatar la aplicación de una medida. Sin embargo existen docentes que quieren remontar luchas infructuosas y apostar por un cambio. Juan Dumont, sacerdote francés, radicado en el Perú hace 37 años dice en una entrevista “He conocido a maestros de casi todo el Perú haciendo pequeños grupos de gente que querían hacer una escuela pública digna del pueblo…” (La República: 05.12.12) Hablando del barrio donde trabaja como párroco (Caja de Agua – San Juan de Lurigancho – Lima), dice que hay mejoras, pero “…en educación, en los intereses de los jóvenes, veo cosas que me preocupan: una juventud sin ilusión, abandonada, sin utopías.” ¿Ese es el aporte que queremos dar a la ciudadanía desde una escuela pública que no queremos ayudar a reconstruir desde la base de los responsables: los docentes? Sin duda es polémico el planteamiento y tenemos que respetar la diversidad de pareceres, pero a lo que no podemos renunciar es a nuestro ser docentes. No se justifica denunciar que se privatiza la educación y apreciar que la escuela pública se deteriora, va perdiendo vigencia.

La LRM no expresa en ningún articulado aquello que se trata de frasear con el mensaje de la privatización. Por el contrario, revalora al docente de la escuela pública y trata de asegurarle una remuneración digna para el desempeño de su profesión.

3. Falacia dos: Despidos masivos. Es otra de las falacias que se vienen levantando sin ningún escrúpulo y cunde el miedo, cuando no el pánico entre docentes, no sólo de la capital sino de las provincias. Nuevamente el mensaje oral distorsiona la versión oficial. ¿Qué fundamentos tienen quienes azuzan a docentes mal informados? “me dijeron”, “me comentaron”, “le dijeron al compadre de mi hermano” y otras formas de ir justificando una falacia. ¿En algún artículo de la LRM se expresa el despido? ¿En qué causales se fundamenta? ¿Por qué no se dice que los docentes sin título pedagógico tendrán dos años para obtenerlos?

La inseguridad, la falta de información, y sobre todo el no sentirse amparados legalmente hacen que “corran la voz” y llenen el panorama de incertidumbres. Igual que cuando “en algún lugar” dijeron “vendían las pruebas para el examen o concurso”. Muchos dieron sus ahorros con tal de tener la seguridad que con ello saldrían muy bien en la prueba. ¿Cuántos fueron estafados con ese rumor y con la venta de las pruebas? Las investigaciones prometidas por las autoridades de entonces quedaron en nada o de ellas nunca se supo. Ninguna autoridad tuvo la amabilidad de responder a las denuncias.

Hemos creado una cultura del rumor como una forma de comunicación falsa, negativa y deteriorada. Esta forma de comunicación oral en interacción con otras formas de comunicación mediada que se dan en torno va creando, elaborando nuevas significaciones sociales en algunos casos como la que versamos negativas.

No podemos sustentar en sinrazones el rechazo, la animadversión, la incomodidad que suscita una medida que se ha dado para mejorar y reforzar la profesión docente.

La LRM sin duda indica una ruta que debemos ir enriqueciéndola en la medida que acompañamos su aplicación. El docente es el protagonista de su mejoramiento, de su superación.

El estar a la búsqueda del rumor para no poder cumplir con lo que la ley demanda, pareciera que es la consigna. Empieza una nueva forma de ordenar laboral y académicamente al docente. No se puede caer en el juego de darle valor a un término que ha servido y sirve para quitarle legitimidad y darle veracidad a rumores y saberes desperdigados que se crean y circulan en las periferias de las instituciones. ¿Con qué finalidad? ¿Es jaqueando al Estado por la Educación que la mejoraremos? ¿Es que no es importante la educación e invertir en capital humano? Los rumores no dicen, no plantean nada. Todo lo contrario. Confunden. ¿En beneficio de quién? Ahí está el detalle.

Olvidamos por intereses subalternos que lo primero que deforma a la información es la subjetividad, caracterizada por una voluntad de mentir o de manipular, por una limitada memoria. El rumor está relacionado con la incapacidad de los individuos de registrar, recordar y transmitir los hechos fidedignamente.

Los verdaderos docentes no le podemos hacer el juego a quienes tratan de sembrar confusión. Después de muchos años empezamos a construir una profesión docente donde se garantiza mejoras económicas de acuerdo al desempeño y al cumplimiento de normas que buscan mejora académica. Poner empeño y esfuerzo para salir adelante, es importante como personas, como profesionales. (08.12.12)