Escuela Normal Superior María Auxiliadora de Villapinzón (Cundinamarca)
Investigadores: Olga Peña, Elisabeth Silva //Coinvestigadores: Santiago Barrero, Martha Bernal, Gladys Cortes, Félix Farfán, Ángela González, Bertha Méndez, Vera Mondragón, Javier Morales, Pilar Neisa, Nubia Pedraza, Gloria Rodríguez, Alicia Useche, y Colectivo de docentes y directivos de la Escuela Normal Superior María Auxiliadora
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Elementos Evaluativos
Los elementos evaluativos encontrados en los cuadernos implican una valoración de lo realizado por el estudiante. La evaluación se concibe como la posibilidad de formar y de reconocer progresos y dificultades; por ello, la evaluación no debe aplicarse para validar el discurso del profesor, sino para reconocer las estructuras conceptuales que el estudiante ha desarrollado.
Se observó como elemento evaluativo, un símbolo que significa que el trabajo ha sido revisado, un visto bueno o valoraciones cuantitativas desde deficiente hasta excelente, pero en muy pocas ocasiones la autoevaluación o las evaluaciones cualitativas y descriptivas.
Algunos docentes escriben junto a la valoración la fecha y su firma. Tan solo en unas áreas hay observaciones de mejoramiento y reconocimiento. En varios cuadernos aparecen notas como: “taller incompleto”, “cuaderno atrasado”, “no hizo tarea”, y en ocasiones se encuentran firmas de los padres de familia, sobre todo en la sección primaria; a veces aparecen notas previas a evaluaciones, donde se sugiere estudiar un tema específico.
Dentro de estos elementos evaluativos, se encuentra, como un legado de la pedagogía tradicional, el uso de la tinta roja[1] ; podría interpretarse que el maestro usa este color cuando revisa, evalúa y califica los trabajos de sus alumnos, porque contrasta con el color de las tintas usadas por ellos y porque sirve para destacar aquello que el docente considera de especial importancia, como por ejemplo los logros alcanzados o los errores ortográficos o gramaticales cometidos; en fin, sirve para llamar la atención sobre algo que es digno de ello. En el caso que los estudiantes usen este tipo de tinta para presentar sus informes o apuntes, el docente suele buscar un color que haga contraste al usado por el estudiante para resaltar justamente aquello que considera importante resaltar.
El cuaderno lleva un orden establecido. En general los estudiantes se preocupan por llevar al día sus contenidos, desarrollan las tareas, ejercicios y talleres propuestos, el orden y aseo muestran un buen nivel de desempeño en las actividades propuestas, los estudiantes toman apuntes o consignan lo dictado o consultado, pero también, suelen escribir lo que entienden o lo que consideran más importante del tema, en lo cual se percibe un lenguaje y una presentación de contenidos con estilo propio.
Mientras que en algunos cuadernos no se hace una revisión minuciosa, pues aparecen errores ortográficos y no hay coherencia en la redacción, en otros cuadernos se observa una revisión meticulosa, en donde al final aparecen observaciones como “Mejorar ortografía y letra”, “Ten cuidado con el uso de las mayúsculas”, “Confunde b y d” o “Puedes mejorar este aspecto”.
En muchas áreas el uso del cuaderno no es un elemento de rigor, ni se utiliza como herramienta del proceso de aprendizaje o como elemento valorativo de su quehacer. Se detecta que la valoración es un proceso formativo y no un momento final el aprendizaje en la mayoría de los casos.
A la hora de evaluar los cuadernos, los docentes tienen unos parámetros preestablecidos. Por ejemplo, en preescolar se hacen apreciaciones positivas de acuerdo con la capacidad e iniciativa que tienen los niños, el uso de los sellos, sugerencias y recomendaciones se hace para motivar y estimular a los estudiantes con el propósito de lograr una obra final. En la básica primaria, la básica secundaria y la media vocacional se evalúan los cuadernos mediante parámetros cualitativos y cuantitativos, teniendo en cuenta aspectos como: orden y desarrollo de la temática, coherencia en la actividad, limpieza, letra legible y uso de la ortografía, producciones creativas de los propios estudiantes.
Los docentes procuran escribir sugerencias y observaciones que le permiten al estudiante hacer una reflexión y autocorrección de su labor. El valor que se le da al cuaderno como instrumento pedagógico depende del manejo que se haga de éste; incluso se considera que es importante para el aprendizaje pero no indispensable. Es el caso de las áreas de Educación Física y Tecnología donde sus cuadernos llegarían a ser las mismas herramientas de trabajo, tales como los balones, el computador o el disquete. Otros piensan, por el contrario, que con la utilización del cuaderno en todas las áreas se puede hacer una combinación acertada de teoría y práctica. A través de la utilización del cuaderno se inculcan hábitos de orden y aseo que conducen a la formación integral del estudiante de la Escuela Normal.
Un buen uso del cuaderno tanto por parte del docente como del estudiante, puede facilitar el proceso de construcción de conocimiento, ya que la enseñanza no debe ser la incorporación automática de una información, sino que debe permitir la participación mental del estudiante donde ellos logren una conceptualización cuando hagan, construyan, innoven, inventen e investiguen; y el cuaderno puede ser una herramienta favorable para dicho propósito.
[1] El uso de la tinta roja debe analizarse para entender su simbolismo. Si se trata de la costumbre de algunos maestros para escribir anotaciones en los trabajos de sus estudiantes, algo que parece trivial, tiene su explicación científica: La longitud de onda del color rojo es de 625 a 740 nanómetros 1nm=1.10-9; es la mayor entre las ondas del espectro energético electromagnético que el ojo humano puede captar, siendo la menor la del color violeta con un valor de 385 nm. El primer color que percibe un ser humano aún antes del nacimiento es el color rojo, que por su cercanía con el infrarrojo, proporciona una sensación de calor y protección. Es el color que predomina en las obras de arte de los llamados pueblos primitivos. Si se hace memoria, es el color universal para ser usado en señales de peligro, de alerta o de advertencia. Además se asocia con las exposiciones de alto contenido emocional como el amor y la ira. (Elisabeth Silva. Profesora de la ENSMA)