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Políticas públicas, saber pedagógico y prácticas pedagógicas (IV)

29 octubre 2013

Escuela Normal Superior Farallones de Cali. 1975 – 2005.
Equipo Investigador: María Del Carmen Anacona B. et alt.
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Las resistencias del maestro
El problema de la resistencia de los maestros frente a la política pública colombiana es analizado por éstos, muchas veces desde una lectura de la realidad basada en una lógica dialéctica, evidenciada en el principio de contradicción entre unos supuestos “pobres maestros sometidos” y un poder político todopoderoso, donde simplemente hay una clase dominante y una clase dominada. Esta clase dominada -la de los maestros- no tendría ningún poder de respuesta frente a los atropellos de la otra, ¿quién tiene el poder? Ahora bien, el asunto es ¿cómo afectar esta lógica binaria que solo concibe el blanco o el negro y deja por fuera todos los matices?, ¿cómo agenciar un nuevo pensamiento político creativo desde la valoración de la diferencia?, ¿cómo hacer para que los maestros no continúen siendo simples consumidores de teorías y modelos diseñados por otros?, ¿cómo motivar una resistencia propositiva que recoja los anhelos, necesidades y deseos de los maestros para producir cambios en el dispositivo?, es decir ¿cómo agenciar el deseo de los sujetos maestros para que trascienda los corrillos y realmente ayude a transformar el sistema?, ¿cómo convertir la voz del maestro en una máquina de guerra contra el aparato de captura del Estado, que es la institución educativa?
Nos planteamos retomando el enfoque deleuziano que propone Edgar Garavito cuando dice que:

La institución educativa funcionando como aparato de captura del Estado, ejecutaría procedimientos mediante los cuales la función de soberanía intentaría controlar las máquinas de guerra, este aparato de captura tendría dos polos uno trascendente y un polo inmanente a los capturados. De acuerdo con Deleuze ‘cada una de las cabezas del aparato de captura tiene su manera de ejercer el poder y concretamente de ejercer la violencia. En un aparato de captura se trata de someter, reducir, reprimir, se trata de violencia…Y la violencia del Dios Padre, del polo imperial y trascendente, es la violencia-signo’. (Garavito, 1999, p. 18)

Acerca de la subjetividad
La relación subjetividad-política, ha sido analizada por diversos autores, pero en general parte de una concepción clásica del concepto de política:

Como arte o ciencia de gobernar los pueblos, nace en Grecia cuando el hombre se hace sujeto de la historia y comienza a hacer objeto de su reflexión no solo el mundo físico sino también el social y quiere introducir alguna racionalidad en las relaciones entre los ciudadanos, amplía su radio de acción a medida que se multiplican los Estados que han de tenerla como norma de conducta, a medida que las relaciones internacionales se ensanchan hasta crear una interdependencia efectiva entre todos los pueblos de la tierra y que cada Estado acrecienta su acción y regula y dirige prácticamente todas las actividades del hombre en la sociedad”. (Montes, 1999, p. 86)

En este mismo sentido se puede afirmar que el comportamiento político es la consecuencia de un proceso de socialización política, “proceso por el que las personas van adoptando las normas, valores, actitudes y conductas aceptados y practicados por el sistema (sociopolítico) existente” (Rodríguez y Seoane, 1988, p. 134). Norbert Lechner al abordar la pregunta según el modo como se relacionan sus miedos y anhelos con la política, dice que ésta no alude solo a un problema institucional o estructural, sino que “implica, sobre todo, las emociones, creencias e imágenes con las que nos orientamos en la vida cotidiana” (Lechner, 2002, p. 7). Lechner propone “la perspectiva” como el lugar desde el cual sería posible “crear un relato que sitúa al presente en relación al pasado y al futuro” (Ibidem, p. 124), se trata entonces de abordar el problema de la subjetividad y la política, desde una gama de elementos y circunstancias,
que son parte de la formación del sujeto y determinan “el cristal con el que mira su realidad”, es decir que “seríamos domesticados por el sistema”, para convertirnos en los sujetos que somos, y que según el mismo autor, nuestra única opción de resistencia es una toma de partido condicionada desde una perspectiva histórica, que nos permita ejercer una “acción intencional en relación con un “mundo por hacer” (Ibidem).

Se trata de plantear que la pretensión de cada persona o actor no se vea desde una mirada neutra, puesto que toda perspectiva estaría posicionada o sería interesada y que todo el juego de la política se limitaría a “contar el cuento del Nosotros que queremos llegar a ser” (Lechner, 2002, p. 124).

Este planteamiento se complementa con la postura de Foucault, para quien el ejercicio del poder es

… un modo de acción sobre las acciones de los otros, cuando se caracterizan estas acciones por el gobierno de hombres por otros hombres –en el más amplio sentido del término- se incluye un elemento importante: la libertad. El poder se ejerce solo sobre sujetos libres, y solamente en la medida en que ellos son libres”. (Foucault, 1991, pp. 86-87)

Esta noción de poder contrasta con las imágenes que circulan entre la mayoría de maestros, para quienes generalmente éste es un ejercicio unilateral de la política y su ejercicio es visto como el triunfo del dominado sobre el domindor, es decir una vuelta a lo mismo, desde la implantación de un poder vertical y unilateral que deja por fuera a todos los opositores.

Desde la mirada del maestro, solo un bando tiene la razón. Esta visión promueve la exclusión sistemática del tercero, y es este tercero excluido el que, de acuerdo con Deleuze, podría aportar una riqueza infinita de otras posibilidades de convivir políticamente en el dispositivo pedagógico contemporáneo. El tercero excluido es aquel que escapa a los polos en conflicto, en un devenir minoritario, ese que no es guerrero de ni derecha ni de izquierda, ese que surge dentro de cada maestro, cuando se resiste a las condiciones políticas imperantes, y que desde su devenir minoritario, lucha para transformar su realidad social a partir de discursos excluidos que se diluyen en “corrillos” de maestros. La pregunta es entonces: ¿cómo potenciar la voz del maestro para que sea como la “mala hierba”? Pues, como dice Marcel Proust “Las ideas de todos los hombres, pueden reducirse a unas cuantas a pesar de haber tantos millones de personas con capacidad para pensar”.

En relación con la lógica desde la cual se aborda el problema del sujeto, es necesario retomar la “lógica del sentido” de Deleuze, desde la cual planteamos la necesidad de que abandonemos las dualidades para interesarnos por lo que se ubica en el límite, en la frontera, en la articulación de la diferencia entre la serie de las ideas y la serie de los acontecimientos, es decir, en el sentido, que surge “por entre”, en los intersticios y en las fisuras, donde ya no existiría la contradicción entre dos extremos, sino un interés por crear conexiones entre dos polos que actúan de manera simultánea invadiéndose los territorios, produciendo zonas paradójicas que afirman dos direcciones a la vez, estableciendo límites inciertos y abriendo nuevas posibilidades. Es desde ésta lógica que nos preguntamos: ¿cómo se hacen sujetos políticos los maestros?, ¿cómo funciona el aparato de captura que los atrapa? Preguntas que nos permiten indagar por: ¿cómo volverse un guerrero para resistir frente a él, o cómo volverse una máquina de guerra frente al poder del estado?

Pero ¿cómo pensar estas preguntas? En este punto es útil la noción de dispositivo de Michel Foucault, quien propone que nunca una fuerza se encuentra con otra en igualdad de condiciones, es decir nunca están en equilibrio, siempre deviniendo, entrecruzándose unas con otras, convergiendo, oponiéndose o anulándose entre sí, de este modo, pensar la subjetivación política de los maestros, implicaría seguir la pista a los cambios que ocurren en las relaciones de fuerza que circulan en el dispositivo pedagógico. Estas múltiples fuerzas en relaciones también múltiples, son definidas desde la noción de dispositivo como una coexistencia entre las formas de saber, poder y
subjetivación en un determinado tiempo y lugar, lo cual deja en entredicho la idea de que a una sociedad determinada le corresponda necesariamente una organización política determinada. Esta precisión nos libera para pensar en un posible nuevo y cambiante ordenamiento social que responda al agenciamiento del deseo de los sujetos inmersos en el dispositivo.

Lo anterior, desde este punto de vista, nos ubica en lo social y muestra la lucha permanente de fuerzas no homogéneas que coexisten en un mismo plano, que para el caso de los maestros, es llamado “dispositivo pedagógico”. Entonces se puede afirmar que es imprescindible para el maestro de hoy problematizar el campo actual de lo político, los modos de saber que se promueven desde el dispositivo pedagógico y las formas de subjetivación que se instauran entre los sujetos inmersos en él. Pero además es necesario que podamos establecer la coexistencia de las líneas flexibles que fluyen desde el deseo, líneas que deben potencializarse en el juego libre de las diferencias, ejerciendo el poder de la resistencia frente al Estado.

En síntesis, pensar líneas de resistencia del sujeto frente a las líneas de fuerza de los aparatos de captura del Estado que producen saberes reguladores implica pensar en: ¿cuáles son las imágenes de pensamiento que son necesarias para que el Estado cumpla con sus funciones?, ¿cuáles son las disciplinas que están surgiendo con base en éstas imágenes?, ¿qué cambios son posibles?, ¿por cuáles fisuras es posible escapar?, ¿qué nuevos y viejos discursos están circulando en torno al sujeto?, ¿desde qué lógicas de pensamiento se promueven?, ¿cuáles son sus desplazamientos?, ¿qué nuevas praxis sociales y pedagógicas se están proponiendo?. Como afirma Foucault, en su texto “El Sujeto y el Poder”:

… en la actualidad el objetivo quizá no sea el descubrir qué somos, sino el rechazar lo que somos. Tenemos que imaginar y crear lo que podríamos ser para librarnos de esta especie de “doble atadura”, política que consiste en la simultánea individualización y totalización de las estructuras modernas del poder (…) que el problema político, ético, social, filosófico de nuestros días no es tratar de liberar al individuo del Estado, ni de las instituciones del Estado, sino liberarnos a la vez del Estado y del tipo de individualización que está ligado a él. Debemos promover nuevas formas de subjetividad por medio del rechazo de este tipo de individualidad que se nos ha impuesto durante siglos. (Foucault, 1991, p. 69)

Este texto nos devuelve a los interrogantes que se vienen planteando y retoma el interés por el sujeto: ¿qué visibilidades o decibilidades de sujeto maestro se están promoviendo hoy?, ¿qué resistencias o fenómenos de borde circulan hoy en torno a la constitución de los sujetos educativos?

Subjetividad, atmósferas de resistencia a las políticas públicas
En América Latina la democracia tiene el rostro desgastado y la situación política se vive desde la incertidumbre y la exclusión, el sentido de vida del maestro es de una profunda fragilidad que nutre los miedos diurnos y nocturnos, miedos que obligan a formar pieles de resistencia a las voces del otro, desde esas pieles de temor se protege e incluso se manipula su débil existencia. En el texto de Lechner “Las Sombras del Mañana. La dimensión subjetiva de la política”, se nos plantean las fisuras de choque que producen la política y la cultura en América Latina con respecto al concepto de democracia. El rostro desgastado de la democracia no solo por las crisis de las ideologías y la voracidad de las multinacionales, sino también por la inconsistencia de la cultura política, que desdibuja las representaciones simbólicas e imaginarias de sus posibles sentidos. El desdibujamiento de la política y de la democracia hacen del paisaje un espejismo donde las cartografías personales y colectivas se desvanecen generando el sentido de orfandad a la existencia.

La tecnociencia y la cibercultura han modificado los conceptos de tiempo y espacio, la aldea global permea la noción de lo local, las fronteras entre el pasado, el presente y el futuro son volátiles, y hacen de lo político y de la democracia cotidiana una vivencia individualizante, donde el culto a la inmediatez y la imagen de un presente inaprensible, fragmenta el horizonte social de los sujetos. Cuando de repensar el concepto de política se trata nos encontramos con una amplia variedad de significaciones que van desde la vida y sus prácticas cotidianas hasta las conceptualizaciones académicas especializadas. Lechner (2002) afirma que la política puede ser vista como “la
conflictiva y nunca acabada construcción del orden deseado”. Vale la pena establecer las complejas relaciones entre el deseo y lo político: el deseo es una condición de la voluntad, el deseo es inmediato, puede ser visto como la fuerza que impulsa a vivir y a hacerlo de forma creativa. En tanto lo político tendría que ver con la creación y direccionamiento de fuerzas que tiene la posibilidad, no solo de oprimir sino, y de manera más importante, de crear movimiento, de direccionar procesos y empujar a los sujetos en alguna dirección. Una ilustración es la relación entre la Política Pública de Colombia y la Educación. Aquí se pueden observar al maestro y sus posibles resistencias subjetivas, y otras resistencias que se evidencian en los movimientos sindicales; pero de lo que se trata aquí es de replantear la resistencia subjetiva y el conceptocontexto de maestro.

Los roles del maestro pueden ser vistos en la construcción de una casa, de una obra de arte o en un contexto educativo, pero, por lo general, el maestro está más próximo al legado del artesano renacentista en la cultura europea. En Colombia la lectura del maestro se hace desde la transición de la cultura rural a la urbana. En los pueblos de Colombia la presencia del cura, el maestro de escuela, el policía y el médico, son garantía de una posible comunidad y el maestro ha tenido muchos rostros: el mártir, el consejero, el incomprendido o el abnegado, pero quien al final es el responsable directo de la educación de la niñez y la juventud.

¿Reforma educativa?

8 septiembre 2013

1. Reforma concepto y efecto. Se dice que reforma es lo concerniente a un arreglo, a una modificación o a un cambio con la finalidad de mejorar algo. Pero no siempre el arreglo o modificación dan resultados si previamente no se ha realizado un inventario de lo que debe arreglarse, modificarse o cambiarse.

En Latinoamérica cada gobierno que se inicia, expresa que realizará cambios, modificaciones y les llaman reformas, sin embargo ello conlleva concertar, consensuar con los aliados políticos o con quienes acompañaron el proceso y sus instituciones.

No podemos calificar de reforma a cualquier cambio que se dé en los procesos que se viven en nuestro país. en los sectores productivos, sociales, de relaciones.

Hubo una época en que para hacer transformaciones se debatía si lo que se hacía era reforma o revolución. Quienes se decían respetuosos de las normas estatuidas e instituidas tomaban el nombre de reformadores. Quienes optaban por el cambio profundo decidían ser llamados revolucionarios.

En este momento vivimos una incertidumbre ideológica al punto que se adoptan y adaptan tendencias que provienen desde distintos enfoques. Lo cierto es que lo ideológico está abandonado.

2. ¿Reforma educativa? Lo antedicho nos lleva a detenernos en lo que el Presidente y algunos funcionarios del sector expresan sobre el calificativo que se viene dando a lo que se hace en el sector educación. Se habla de reforma educativa y sin embargo se nos refiere a intervenciones concretas para mejorar los aprendizajes de los alumnos. ¿Es que sólo el aprendizaje debe promoverse y privilegiarse? Lo educativo no se agota en los aprendizajes. Lo educativo abarca el desarrollo de la persona, del niño, del joven, que concurren a la institución educativa para educarse. La infraestructura. Los docentes y sus relaciones laborales y no sólo su formación y actualización.

Una reforma educativa, debería estar basada en el diálogo social y la participación de todos los sectores involucrados, debería ir más allá de agendas políticas y de una administración. Por ello quienes la promueven y realizan deberían ser precisos en qué es lo que se va a reformar y cuál es el sustento filosófico, pedagógico, metodológico y no sólo técnico. ¿Qué fuentes referenciales se tiene en estos campos?

No es bueno “levantar” mucho la capacitación del docente cuando esa tarea debería darse en la perspectiva de una visión y continuidad en las políticas educativas. Eso hace trascendente la medida, le da un real contenido al proceso que se emprende y que no necesariamente es una reforma. Los funcionarios son cambiantes, igualmente los programas que puede enfatizar uno u otro cambio, pero lo que debería perdurar es la orientación, el hacia dónde dirigir la educación.

El hecho de incorporar a las TIC en el proceso enseñanza aprendizaje sin duda es valorable. Sin embargo no se trata sólo de dar máquinas para que el niño o joven interactúe, sino debe ir a la par la investigación sobre los conocimientos que se dan en un contexto de revolución tecnológica. Los alumnos pueden acceder a respuestas inmediatas utilizando el internet y las redes sociales y determinar si esto es superficial o poco significativo. Qué profundidad tiene lo que se aprende y si esto es de importancia. Jorge Sequeira de la Unesco (http://www.jornada.unam.mx/2013/06/14/sociedad/037n2soc) expresa que cualquier reforma educativa y tecnológica en el aula se debe iniciar por los docentes y su formación y capacitación continua. Se trabaja con otra generación de docentes ¿pero los hemos preparado convenientemente para que ejerzan su profesión con esta herramienta y no dejen que la herramienta haga el trabajo que sólo el ser humano -el docente- lo puede y debe hacer?

Una reforma educativa, debería no sólo dar los grandes temas del conocimiento y sus enfoques así como con el auxilio de la tecnología, pero sin descuidar la orientación final de la educación: formar ciudadanos democráticos y con conocimientos humanistas y tecnológicos para aportar al desarrollo de su realidad. Lo contrario sería caer en el facilismo.

Una reforma educativa debería partir tomando en cuenta a los docentes, involucrándolos en lo que se va a realizar, compartiendo con ellos el diagnóstico, haciéndolos copartícipes de la identificación de problemas, tensiones, de nudos críticos, para que se sientan involucrados y comprometidos en el diseño de las soluciones. Qué trabajar, y qué debe mejorarse, qué asumir y cómo de las experiencias extranjeras o dejarlas de lado y no convertirlas en “moda”.

El no incorporar a los docentes en el proceso de cambio desde el diseño de un diagnóstico y la elaboración de una propuesta, es una omisión pues se interpretaría como que no se valora su aporte.

Una reforma educativa sería posible cuando los docentes puedan diseñar la política educativa a desarrollar, no en el período que corresponde a un gobierno, sino a una política de Estado que no interrumpa procesos. Pero para ello es indispensable formar a los docentes con otra mentalidad.

Por ello no podría nominarse reforma educativa a simples cambios en el sistema educativo, que durarían lo que el gobierno de turno y no lo que una generación de alumnos requiera. Y eso es lo que se viene haciendo desde hace dos décadas aproximadamente. Los resultados nos siguen golpeando.

3. Política educativa. Es necesario abordar el tema educativo desde lo que es la política gubernamental y tratarlo desde la perspectiva de la alta política. Quedarse en ajustes que no parten de planteamientos sustantivos y sustentados por un marco de política explicitado previamente, es hasta cierto punto temerario.

En esta alta política debería tenerse en cuenta las relaciones de poder y las condiciones básicas, las reglas de juego para las instituciones educativas y los docentes. Si bien el PEN es el cimiento en el que se sustenta la actual gestión, su operatividad encuentra obstáculos que deben resolverse, pero tienen que tener un diseño político sobre las decisiones que deben tomarse. Sería necesario contar con una explicitación de la política a seguir. Muchos de los docentes poco lo conocen, menos lo han estudiado.

El Estado y sus instituciones requieren de una reestructuración. Nuestra legislación tiene muchos candados, que no permiten que los acuerdos, los consensos fluyan. Todo lo contrario la legislación es debilitadora de iniciativas y entorpecedora de procesos.

El sistema educativo actual no viene tratando a todos sus componentes en conjunto, y muy poco tiene en cuenta sus interacciones como un sistema complejo ahora que se desarrolla el proceso de descentralización. Es necesario reconsiderar las relaciones de poder dentro de la estructura del Estado, para que no se den como antaño, el fracaso de todo intento de reformar la educación. No puede ser que el sector economía sea el que entorpezca lo que los técnicos y funcionarios de educación solicitan.

Por ello es necesario un planteamiento que incorporando lo que recomienda el PEN señale los objetivos y el horizonte de lo que se quiere realizar políticamente en educación. Los niños, jóvenes y padres de familia del Perú se lo merecen. (07.09.13)

Juan Carlos Tedesco: entrevista – transformaciones educativas – instituciones educativas – el maestro- la equidad

5 junio 2013

En Zona Educativa. Ministerio de Cultura y Educación. Argentina.

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Juan Carlos Tedesco es una de las voces más respetadas a nivel mundial en materia educativa. Profesor en Ciencias de la Educación, Tedesco fue director de la Oficina Regional de la UNESCO, con sede en Santiago de Chile y en la actualidad dirige en Ginebra al Bureau International d’Education (BIE). Conversó con Zona Educativa sobre sus preocupaciones acerca de la realidad educativa de Argentina y en el mundo.

ZE: Qué reconocimiento social tiene la educación actualmente en el mundo?

JT: El mundo es una categoría muy general. La verdad es que si bien la globalización de la economía y la revolución en las tecnologías de las comunicaciones han producido una homogeneización significativa desde el punto de vista de las políticas económicas y sociales, las diferencias entre países siguen siendo importantes. Para acortar un poco la respuesta, me parece mejor hablar de los países que intentan llevar a cabo procesos de transformación educativa. En esos países, lo relativamente nuevo es que la educación comienza a ser valorada por sectores que antes tenían una actitud más bien neutral o de reconocimiento puramente retórico. El problema consiste en traducir el reconocimiento social y la voluntad política en términos de financiamiento. Es allí donde se aprecian las diferencias entre países. Más allá de los discursos, el reconocimiento social a la educación se manifiesta a través del porcentaje del producto bruto interno que se dedica a la educación. Los países que dedican alrededor del 7% del PBI a educación tienen el doble de reconocimiento social que aquellos que dedican el 3 o 4%.

ZE. ¿Cuáles son las principales orientaciones de las transformaciones educativas más comunes a nivel internacional?
JT: El informe de la Comisión que la UNESCO creo bajo la presidencia de Jaques Delors para analizar las perspectivas futuras de la educación, identifica cuatro grandes líneas o pilares de la transformación educativa. En primer lugar, aprender a conocer. Desde este punto de vista, las transformaciones educativas se dirigen a fortalecer la formación básica. El desafío futuro es promover no sólo el acceso a la información, sino la curiosidad, la satisfacción y el deseo de conocer en forma permanente. En segundo lugar, aprender a hacer. Si bien “hacer” no puede disociarse de “conocer”, la transformaciones tecnológicas están modificando radicalmente nuestras maneras tradicionales de trabajar. En este sentido el concepto clave es el de “competencias”, que tiende a reemplazar el tradicional concepto de calificación. En tercer lugar, aprender a vivir con los otros. Este aprendizaje es fundamental ya que, por un lado, nuestras sociedades son cada vez más multiculturales y, por el otro, la competitividad exacerbaba a la que incitan ciertas políticas económicas tiende a romper los tradicionales vínculos de solidaridad y de integración. Por último, aprender a ser: este concepto, expresado ya por la UNESCO en el Informe Faure de 1972, asume ahora un significado renovado, el progreso de las sociedades depende de la creatividad y la capacidad de innovación de cada individuo.

De la teoría a la Práctica

ZE ¿Cómo se llevan a la práctica esas líneas?
JT: Las transformaciones educativas intentan satisfacer estas exigencias a través de cambios curriculares e institucionales: contenidos curriculares definidos en términos de competencias, autonomía a los establecimientos, mayor responsabilidad por los resultados, estímulo a la innovación y a la profesionalización de los docentes, apertura de la escuela a nuevos pactos con la familia, los medios de comunicación y a las empresas son algunas de las grandes orientaciones que se perciben en los procesos actuales de cambio educativo.

ZE: ¿Qué papel juega la institución escolar dentro de este planteo?
JT: En la medida en que buena parte de las decisiones sobre el proceso pedagógico dependan de las instituciones, habrá más garantías de continuidad que si las decisiones son concentradas en las instancias superiores de gobierno. Mientras todas las decisiones se concentren en los organismos de gobierno, se tiende a adoptar una lógica de corto plazo. Si, en cambio, se transfiriesen ciertas decisiones pedagógicas, los actores responsables –el director, los docentes, la propia comunidad- se comportarían con estrategias de más largo plazo que las que regulan las decisiones gubernamentales.

ZE: ¿Se puede aplicar una lógica equivalente para el entorno familiar?
JT: La familia está cambiando y su papel socializador no está siendo cubierto por otras instituciones. El fenómeno más significativo es que, en muchos sentidos, los jóvenes se están independizando muy tempranamente. Un joven tiene que tomar decisiones muy importantes que antes las tomaba la familia o las tomaban otros. Pero, por otro lado, se prolonga el período de dependencia, la dependencia económica llega hasta los 20 años o más. En este sentido, vale reflexionar sobre el tema de la escuela como agencia socializadora y su relación con la familia y con los medios de comunicación.

En busca de un nuevo actor
ZE: ¿Cuál es su análisis de la actual transformación que está viviendo la educación argentina?
JT: Me da la impresión de que hay un proceso de reforma y de transformación que se ha iniciado pero se debe de identificar al actor de este proceso. Desde el proyecto está bastante claro: los actores principales son los docentes, sobre todo los directivos y los supervisores, pero creo que los destinatarios de esto no lo saben. En los proyectos de reforma de los años `60, los actores clave eran los planificadores de la educación. Se multiplicaron las lecciones de planeamiento, de programación y los institutos dedicados a formar planificadores era los actores, y además lo sabían. Esos eran los transformadores de la educación, los demás no importaban. Los planificadores consideraban que los maestros no contaban para nada. Así les fue.

ZE: En décadas anteriores el actor era el maestro…
JT: Claro. En el origen del sistema educativo argentino el actor era el maestro: ése era el protagonista, todo estaba dirigido hacia eso, toda la legislación apuntaba al maestro, toda la formación lo ponía a él como el monitor de la educación.

ZE: ¿Cuál es, entonces, a su juicio ese actor?
JT: No son los planificadores, de esto estoy seguro, pero creo que tampoco los maestros individualmente, sino la institución, la dirección y su equipo, pero con el director como líder, me parece que es una posibilidad. Al menos para empezar a discutir. En todo caso me parece que es necesario buscar y elegir al actor y tener una política consciente sobre esto.

Las dimensiones de la equidad
ZE: Desde determinados sectores se habla de que la superación de las desigualdades dentro del sector educativo se zanjan desde lo económico, ¿es la equidad un tema que pasa por el financiamiento?

JT: No totalmente. El financiamiento es una condición necesaria pero no suficiente. Es obvio que las políticas de financiamiento educativo deben estar orientadas por criterios de equidad. Pero además de gastar más en los que menos tienen, es preciso adoptar políticas de equidad en términos pedagógicos. La adecuación de los métodos a los puntos de partida del aprendizaje, la adecuación de los contenidos a la diversidad cultural, la adopción de estilos de gestión basados en la participación de los principales actores del proceso pedagógico son, entre otros, los elementos a partir de los cuales se puede definir una estrategia integral de políticas educativas basadas en la equidad social. Y éste es el gran debate que se está dando en este momento en Europa..

ZE: ¿Cómo se considera en Europa este tema?
JT: En Europa nadie puede permitirse el lujo de subestimar el tema de la pobreza, de los excluidos, de los migrantes, de las diferentes culturas, de las minorías étnicas. El tema de la equidad, el tema de la cohesión social, es fundamental. Es por ello que la equidad aparece como un criterio importante de evaluación de los resultados de las políticas educativas.

ZE: ¿Desde dónde se debería velar por esa equidad?
JT: Cuidar la equidad en la distribución educativa es crucial para todos los sectores y no es patrimonio de ninguno en especial. Por supuesto que existen diferencias de enfoques, de prioridades, de metodologías, pero todos están interesados en mantener niveles satisfactorios de cohesión social. Sin pretender entrar en este tema, creo, sin embargo, que la preocupación por la equidad es una enseñanza que tiene un alto grado de validez para países como Argentina.