En estos tiempos convulsionados y que fueron previstos (Ver Reporte de conflictos sociales de la Defensoría del Pueblo Nº 92), sin que se les ponga la debida atención, preocupa que la agenda del gobierno esté compuesta por la herencia recibida antes que por el desarrollo de propuestas que se sustentarán en la política educativa. 2012-2016.
El punto de quiebre entre el gobierno anterior y el actual en educación aún no se ha dado. Quienes siguen la coyuntura, se habrán dado cuenta de una serie de actividades que tienen su punto de inicio en la presentación de la Ministra ante la Comisión de Educación del Congreso (septiembre, 2011); exposición de la Política Educativa ante el Acuerdo Nacional (octubre 2011), la exposición ante la Comisión de Presupuesto. ¿Pero quién “traduce” a la opinión pública el mensaje que encierra este esfuerzo nuevo por mejorar la educación nacional? ¿Esta información representa las bases de la revolución educativa? ¿Se han divulgado de manera suficiente los power point utilizados en estas exposiciones? ¿Se conocen las prioridades de política expuestas?
Se necesita más que buena voluntad y formar un equipo técnico profesional interdisciplinario que se imbuya del PEN y diseñe creativa y políticamente las estrategias de comunicación a seguir, más allá de las recomendaciones externas.
A continuación una breve descripción de nuestra realidad y los desafíos que encierra y en el cual deben involucrarse los docentes, en primer lugar, luego los padres de familia y toda la comunidad.
EL ESCENARIO EDUCATIVO (FUENTE. Exposiciones de la Ministra ante el Congreso de la República, el Acuerdo Nacional y la sustentación del Presupuesto del Sector)
Total alumnos: 8,6 millones de alumnos [6,4 millones en Público (75%) y 2,2 millones en Privado (25%)]; [6,9 millones en Urbano (80%) y 1,7 millones en Rural (20%)].
Total docentes 496 mil [325 mil en Público (65%) y 171 mil en Privado (35%)]; [406 mil en Urbano (82%) y 90 mil en Rural (18%)]
Total instituciones educativas: [75 mil instituciones educativas (52 mil en Público (75%) y 23 mil en Privado (25%)]; [43 mil en Urbano (55%) y 32 mil en Rural (47%)]
Total Programas: 19 mil programas [19 mil en Público y 0 en Privado]; [7 mil en Urbano y 12 mil en Rural]
Alumnos por niveles educativos
Educación Inicial: 1,4 millones de alumnos [Cunas y jardines infantiles: 78%; Programas: 22%]; 64 mil docentes [Cunas y jardines infantiles: 97%; Programas: 3%]; 21 mil instituciones educativas y 19 mil programas
Educación Primaria: 3,7 millones de alumnos [Polidocente completo: 76%; Polidocente multigrado: 19%; Unidocente multigrado: 5%]. 200 mil docentes [Polidocente completo: 75%; Polidocente multigrado: 20%; Unidocente multigrado: 5%] 37 mil instituciones educativas [Polidocente completo: 36%; Polidocente multigrado: 38%*
Educación Secundaria: 2,6 millones de alumnos [Presencial: 99.5%; A Distancia: 0.3%; En alternancia: 0.2%]. 174 mil docentes [Presencial: 99.6%; A Distancia: 0.2%; En alternancia: 0.2%].12 mil instituciones educativas [Presencial: 98.7%; A Distancia: 0.9%; En alternancia: 0.4%]
Las cifras hablan por sí solas. Los diagnósticos realizados por investigadores las han presentado de distinta manera. Sin embargo la brecha se ahonda a pesar de la inversión, a pesar de las reformas de las reformas realizadas.
¿Qué se hizo en las dos últimas décadas con la educación nacional? Mucho discurso, muchas promesas y poca voluntad política. ¿Qué pasó con lo que ahora es un mito de “las lecciones aprendidas”. ¿Por qué hemos sido fáciles en etiquetar las acciones educativas, si la base y fundamento de la educación y su política no fueron transparentes?
Un pedagogo de Bilbao, Jon Igelmo Zaldívar (Bilbao, 1982) nos dice en su escrito sobre Augusto Salazar Bondy que le sorprende haber encontrado “… la tendencia que en esta región se tiene de buscar referentes teóricos españoles o europeos para fundamentar la práctica educativa organizada. No es sencillo encontrar las razones de este fenómeno, y mal encaminados estamos si nos atenemos a la comparativa de lo estudiado a ambos lados del charco.” ¿Por qué no aprendemos de una vez a revalorar nuestro pensamiento pedagógico, educativo? Y agrega explicando por qué le dedica tiempo para el estudio de Salazar Bondy que es necesario, “… abrir un espacio para la reflexión en torno a la trayectoria y el pensamiento de uno de los intelectuales más destacados para la pedagogía de América Latina quizá sea un ejercicio de remar, otra vez más, contra la dirección de la corriente predominante.” (http://www.madrimasd.org/blogs/pensamiento_pedagogico_radical/2008/03/01/85678)
A nuestra educación le ha faltado y falta doctrina y programa que articule las propuestas que surjan desde quienes son los protagonistas y actores del proceso educativo. Las cifras enunciadas anteriormente son un reto y un mentís ante tanta alharaca mitómana de quienes ejercieron el poder. ¿Por qué tener que iniciar cada cinco años como si no se hubiera realizado nada? ¿Por qué no se trabaja para que lo planteado en el Acuerdo Nacional –no sólo referido a los recursos- sino a la esencia de la política educativa, sea un compromiso trascendente por lo menos para una generación?
Pero para lograr ello hay que ir a contracorriente “desfaziendo entuertos”, “intereses” promovidos por quienes prefieren las metas económicas a la formación de la persona. Como herencia recibimos desde los 90 un Decreto Legislativo Nº 882 Ley de la Promoción de la Inversión en Educación. Todos las señalan como la causante del caos educativo, sin embargo nadie se atreve a enmendarla, a derogarla. Así estamos. Así seguimos rumbo a un nuevo año que debería significar un punto de quiebre. La comunidad educativa espera alguna señal.
DESAFÍOS
La educación se dice que es el motor del desarrollo, sin embargo a ese motor no se le proporciona lo que requiere para poder funcionar. Hasta hace unos años el sector educación era el coto preferido de congresistas y autoridades del gobierno de turno para colocar a sus recomendados, así no tuvieran la preparación requerida. Hoy es el espacio apetecido por los dueños del capital para poder hacer sus propuestas y ejecutarlas. Es la época, dicen unos, otros que son reglas y exigencias del mundo globalizado. Y hasta se ha inventado la alianza público-privado para realizar aquellas cosas que no pueda realizar el Estado por falta de recursos.
¿Qué hacer en estas circunstancias? ¿Cómo romper la inercia de tanta insensatez cometida en aras de alcanzar la mejor educación según las conveniencias?
Concretar determinados principios que deben estar en la base de la política que se promueve con los actores y protagonistas del hecho educativo en la sociedad: los maestros y estudiantes.
Considero que se debería tener claro lo que se quiere cuando se habla de términos como igualdad; equidad; solidaridad, inclusión, que se tornan desafíos, en un escenario signado por la inequidad, la desigualdad, las brechas. Ahí tenemos cuatro palabras que encierran conceptos políticos y pedagógicos que en el discurso no quedan claros.
– Igualdad: ¿cómo conseguirla en el campo educativo, si además de las cifras las brechas que existen tienen el signo histórico de una política que excluye? La igualdad de derechos debería construirse desde el marco normativo y debería servir de base para todos los pactos y consensos y debería reflejarse estableciendo más oportunidades para quienes menos tienen. Además “…se debe educar para ser personas con los mismos derechos naturales, las mismas posibilidades y teniendo en cuenta las innumerables diferencias interpersonales; y para ello, los educadores deberíamos deconstruír al tiempo que facilitar una estructura mental con base de igualdad en lugar de fundamentarla sólo en la responsabilidad y compromiso”. (Colectivo Paideia Mérida (Badajoz) España)
La educación en la igualdad y para la igualdad debería por ejemplo centrar su atención en eliminar al máximo los estereotipos de género transmitidos por la cultura patriarcal, y para ello, se debería enseñar a SER PERSONA, en lugar de enseñar a “ser niño” o a “ser niña”, pues cualquier persona tiene el derecho de ser ella misma y no ser obligada por corsés culturales que mutilan una parte importante de la esencia humana; creando confrontaciones, discriminación, violencia, racismo y clasificación a todos los niveles.
Educar en y para la igualdad, supone el principio insustituible del uso y práctica de la libertad, ya que si aquella no existe, es imposible que se pueda evidenciar un mínimo de libre pensamiento, libre decisión, libre relación y libre agrupamiento.
¿Hemos formado a los maestros para ello?
– Equidad: introduce un principio ético en la igualdad que lleva a plantearnos los objetivos que deberían conseguirse para construir una sociedad más justa, respetando la diversidad y diferencias que contenga. Aparentemente si vemos desde el ángulo de la cobertura de matrícula nuestro sistema educativo es equitativo. Pero si lo apreciamos desde el segmento rural – urbano la imagen se torna inequitativa. Las brechas son significativas. Estamos marcados desde décadas por una concepción estrecha de calidad, centrada exclusivamente en el cumplimiento de los objetivos, dejando de lado lo relativo al desarrollo pleno e integral del estudiante. Alcanzar la equidad supone la necesidad de desarrollar políticas a mediano y a largo plazo de inversión social en infraestructura así como en políticas sociales que compensen la exclusión social de los niños y jóvenes con menores oportunidades. Este esfuerzo debería realizarse a doble velocidad: desarrollando medidas de gran impacto; y, preparando al sistema educativo con el fin de crear las competencias necesarias para lograr equidad con una gestión eficiente.
Si analizamos la Muestra de Control de Evaluación Censal de Estudiantes 2010-2º grado primaria (MED-UMC) nos damos con una verdad: “en la mayoría de regiones sigue profundizando la inequidad.” ¿Cuánta atención y recursos se dedicaron a comprensión lectora y matemática? ¿Dónde estuvo la falla? ¿Se tomaron en cuenta las recomendaciones de la UMC? ¿Los docentes las conocieron? ¿La capacitación abordó estos temas? Se dirá que en el último año se enviaron informes a los padres de familia, pero ¿quién monitoreó la entrega? ¿qué se hizo en las zonas rurales? ¿Existen informes?
– Solidaridad. Muchos la entienden como colaboración, identificación con las necesidades del otro y ayuda para salir de determinados estados de pobreza, de hambruna, de indigencia Es algo más profundo que una consigna política soltada al viento para campañas humanitarias. La solidaridad es un bien que debe estar al alcance de todas las economías. La solidaridad no es sólo un sentimiento, también es un comportamiento. La solidaridad es, en educación un aspecto transversal. Todas las materias y aspectos de la educación deben ser afectados por este valor y, en consecuencia, se enseña a ser solidario en todos los aspectos de la vida cotidiana.
Sin embargo la sociedad y la vida cotidiana en familia nos dan señales en contrario, por ejemplo a reforzar el individualismo y estar sobre los demás; o la competencia, la lucha contra los demás para sobresalir. ¿Acaso no sabemos que muchos padres transmiten a sus hijos que lo importante en esta vida es destacar, ser los primeros, ¡triunfar!? Educado de esta manera, un niño no verá en sus compañeros o en los que le rodean personas a las que ayudar, sino adversarios a los que ganar.
Recordemos a Delors cuando nos dice sobre la Educación del siglo XXI: “ «para cumplir el conjunto de misiones que le son propias, la educación debe estructurarse en torno a cuatro aprendizajes fundamentales, que en el transcurso de la vida serán para cada persona, en cierto sentido, los pilares del conocimiento: *aprender a conocer, es decir, adquirir los instrumentos de la comprensión; * aprender a hacer, para poder influir sobre el propio entorno; * aprender a vivir juntos, para participar y cooperar con los demás en todas las actividades humanas; * por último, aprender a ser, un proceso fundamental que recoge elementos de los tres anteriores.» (Delors, J. (1996) La educación encierra un tesoro. Madrid, Santillana Unesco). Ya Edgar Faure (1975) decía que a la educación se le asignan tareas más vastas, complejas, que no tienen nada en común con las que tenía en el pasado. Es un componente esencial de todo esfuerzo de desarrollo y de progreso humano y ocupa un lugar cada vez más importante en la elaboración de las políticas nacionales e internacionales. (Edgar Faure (1975), en Aprender a ser, la educación del futuro. Madrid, Alianza Universidad). Señalaba entonces que tres fenómenos se abren camino y que deben merecer atención especial tanto en lo doctrinal como en lo práctico. Sólo los enumeraré a) La educación precede; b) La educación prevé; c) La sociedad rechaza los productos de la educación. Valdría la pena desarrollar y profundizar en este mensaje que contiene mucho de lo que hoy nos llama la atención y nos invita a recrear, a innovar lo educativo.
Dice Víctor García Hoz en su Glosario de Educación Personalizada. (Índices.v.33.Madrid, Rialp (iv) que la solidaridad es,…, el sentimiento que nos lleva a «sentirnos uno» con los demás. Especialmente, conlleva sumarse a las causas de los demás cuando éstas se consideran justas. La educación personalizada -que es el sistema pedagógico centrado en la persona- hace de la solidaridad un fin educativo, para que los alumnos puedan trabajar por superar los sentimientos individualistas y egoístas. También nos dice que “Al educar la solidaridad tendremos en cuenta todas sus manifestaciones y grados, para seguir un proceso secuencial adaptado a los alumnos, en la adquisición de esta virtud, que reúne la presencia de muchas otras. Al mismo tiempo, habrá que estar al tanto de las manifestaciones negativas de la conducta antisolidaria, siendo la agresiva la más llamativa, para evitar su arraigo en la personalidad adolescente.”
¿Qué conceptos culturales tenemos de solidaridad? ¿Acaso no nos formamos sólo desde las experiencias políticas y de las concepciones religiosas? ¿Qué del desarrollo de una ciudadanía solidaria? ¿Qué se persigue cuando se habla de una educación para la competitividad? ¿Acaso no se está promoviendo la rivalidad, la competencia para conseguir un mismo fin? ¿Cómo salvar esta contradicción?
– Inclusión. En educación inclusión significa diseñar un enfoque fundamentado en la diversidad como elemento enriquecedor del proceso de enseñanza aprendizaje y centrado en el desarrollo humano. La educación inclusiva está relacionada con la naturaleza misma de la educación y de la escuela pública en especial Implica que todos los niños aprendan independientemente de sus condiciones personales, sociales, culturales. Es una escuela que acoge y que no pone exigencia para entrar, ni menos mecanismos de selección para hacer efectivos los derechos de la educación, la igualdad de oportunidades y la participación. Para hacer realidad esta inclusión educativa, uno de los primeros en tener en cuenta son los maestros. ¿En qué momento se los incluye? ¿Cuándo se acortará la brecha entre los maestros y quienes generan la política educativa? ¿No podría ser este el momento?
Estos términos existen en las distintas exposiciones recordadas, pero falta un discurso más coherente y directo que llegue a cada docente y sea debatido, analizado en cada I.E. y en cada consejo educativo; en los COPARE. No hacerlo es como aprender una melodía pero cada uno le pone diferente letra. El tiempo es escaso. Los desafíos están dados para poner énfasis en el punto de quiebre y demostrar lo que se hará al desarrollar esta oferta educativa. ¿Por qué no se hace? (03.12.1