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El Arte de la Narración – Algunos Apuntes

30 junio 2014

ANA PADOVANI inició su carrera como docente y psicóloga, pasó por el teatro para finalmente formarse en Francia como narradora. En el año 2002 recibió un premio ACE por su espectáculo ?La voz del terror?. En la actualidad, es miembro de la Comisión Organizadora de los Encuentros de Narración Oral, que se desarrollan en el marco de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.

FUNDACIÓN LEER.

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Fundación Leer: ¿En qué consiste el arte de narrar?

 

Ana Padovani: Es difícil encontrar una palabra. Narrar es una actividad que se hace con artesanía, con amor, búsqueda y trabajo, es decir, con todo lo que conforma al arte. Luego, de esto se hace un oficio; se instrumenta, ya sea en el espacio escénico, en la escuela, en la biblioteca o en cualquier otro ámbito.

 

F.L.: Cuéntenos sobre su formación, ¿cuándo se convirtió la narración en su oficio?

 

A.P.: Soy docente y psicóloga y trabajé en ambas profesiones, pero siempre tuve mucha inclinación por lo artístico, la lectura, el piano, etc. Un día decidí estudiar teatro porque me di cuenta de que era mi pasión. Estudié durante algunos años, pero después no sentí interés por ser actriz de teatro. No sabía por dónde encauzar mi búsqueda. Entonces, un maestro, Augusto Fernández, un director reconocido, me habló de la narración de cuentos. A mí me sonó muy raro, sobre todo porque no tenía modelos en los cuales fijarme, más que lo visto en mi casa y en la escuela. Así empecé a investigar y comprobé que podría hacer un buen espectáculo. El tema me deslumbró y, al mismo tiempo, me daba la posibilidad de trabajar. Viajé a Europa porque acá no tenía referentes. Allí hice talleres y entré en contacto con la actividad de los narradores que desde tiempo atrás venían trabajando. Al cabo de un año, había dejado la otra profesión y me había instalado en ésta. Hace aproximadamente dieciocho años que me dedico a esto.

 

F.L.: ¿Dónde ubicaría las raíces de este movimiento?

 

A.P.: Obviamente, el primer lugar donde se desarrolló fue en la docencia. Por ejemplo, en nuestro país, se lo promovió desde el Instituto Summa. Marta Salotti fue una pionera en el campo, dándole carácter para la escuela. Sin embargo, no se trasladaba la actividad a otro ámbito. Más aún, en aquella época no era bien visto que un narrador se moviera de la silla, o si quiera que utilizara otros instrumentos. La escuela y la familia eran los espacios para esta práctica. En Europa también surgió primero en el ámbito educativo, sobre todo en los países nórdicos como Suecia, y de ahí pasó al escénico a partir de los setenta. En ciudades como en París y Londres comenzó un movimiento muy interesante. Nunca se sabrá en cuál de las dos primero. En Londres hubo una famosa locutora de origen indio que narraba historias, quien un día hizo una convocatoria para que la gente contara historias por radio. Fue una especie de bola de nieve. Eso es lo que pasa cuando la gente lo descubre: se magnifica rápidamente. Por otra parte, fue importante la influencia de otras culturas -como la árabe y la africana- que poseen una larga tradición en contar historias. Fue normal que pasara a ser un hecho escénico.

 

F.L.: ¿Con qué intensidad y cómo se manifiesta el interés por la narración en nuestro país?

 

A.P.: En Buenos Aires es donde más se ve, crece vertiginosamente, dado que hay muchos narradores interesados en aprender. En el resto del país también ocurre lo mismo, pero en menor magnitud, en ciudades como Córdoba, Rosario, Bariloche; hasta en la provincia de Tierra del Fuego. Desde hace diez años hacemos un encuentro de narradores en la Feria del Libro. Cuando empezamos, éramos muy pocos. Hoy la situación es diferente. Estar en la Feria nos impulsó aún más porque se entró en contacto con gente de todo el país, que sigue viniendo a formarse acá, en los talleres que se proponen.

 

F.L.: Además de sus espectáculos, usted se dedica a enseñar, ¿cómo es la formación de los narradores?

 

A.P.: Es uno de los grandes y difíciles temas de la narración: cómo se hace la transmisión de este saber. Por un lado, no creo en fórmulas ni en dogmas, ni que pueda decir ?esto se hace así?. Hay que tratar de descubrirse a uno mismo como narrador. Como docente, yo busco hacer un trabajo artesanal. Trabajo en grupo, pero muy individualmente con el proceso de cada alumno, porque cada uno tiene que descubrirse a sí mismo como narrador, ver qué potencial y posibilidades tiene, cuáles son sus intereses, por qué lugares circula y por cuáles no. A veces, uno se lleva muchas sorpresas, hasta consigo mismo. Es un proceso que lleva tiempo. Un narrador no se hace rápidamente, no es cuestión de pararse y hacer algo. Arriba, en la escena, se nota el tiempo de trabajo que hay detrás.
Por otro lado, no hay un consenso acerca de cómo formar narradores. Hay escuelas, y además los que somos pioneros seguimos dando talleres. Los mismos alumnos que asisten, luego, van formando más gente.
Yo creo en la formación con maestros porque los he tenido, los he buscado y los sigo buscando. Los referentes no pueden perder nunca. Debe haber un contacto con el otro porque eso permite abrirse, y evita que uno se encierre. Ello es un riesgo, sobre todo en una profesión como ésta, tan solitaria. Lo peor que puede ocurrirle a un narrador es repetirse a sí mismo. Suelo decir que el día que cuente un cuento y sienta que no me deslumbra como la primera vez dejaré de contarlo. Si no me sorprendo ya no funciona, no me sirve. Es ahí donde está esa constante búsqueda del maestro y a la vez la apertura y el crecimiento personal. Tiene que ser una dialéctica constante. El narrador debe abrevar en otras fuentes, ya que todo nutre. Yo hago cursos de todo tipo ?música, trabajo corporal, stand up, improvisación- porque creo, justamente, que suma. En mi caso, a mí me interesa innovar. Es como una necesidad personal.

 

F.L.: ¿Quiénes participan de sus talleres? ¿En qué otras prácticas se puede aplicar este aprendizaje?

 

A.P.: Los alumnos provienen de ámbitos diversos. Como sucede en todas las ramas artísticas, hay más mujeres que hombres. Los que se acercan no son muy jóvenes, aunque hay excepciones. Por lo general, es una actividad que interesa a personas de mayor edad. Una de las posibles razones que explique esto sea, quizás, el hecho de que contar implica un paso por la reflexión y por la experiencia de vida, algo que a lo mejor la gente joven todavía no realiza.

Por otra parte, hay varios espacios donde aplicarlo. Fundamentalmente en la escena, como viene sucediendo en estos últimos años, aunque en realidad la narración venga de lo cotidiano, del ámbito familiar y escolar. Pero se puede aprovechar en todos lados. Tengo alumnos que vienen a los talleres porque quieren contarles cuentos a sus nietos o en las fiestas, o maestros que quieren contar en sus escuelas y bibliotecas.

El aula es el lugar por antonomasia donde se puede aplicar, sobre todo porque se trata de un público cautivo. Esta actividad lleva, sin duda, a la lectura. Un narrador que no sea lector tiene una pata renga. De la lectura se pasa a la narración y viceversa, es un vínculo que se alimenta mutuamente.

 

F.L.: ¿Qué diferencia encuentra entre los diferentes públicos?

 

A.P.: Por lo general, es más fácil comenzar con niños porque se predisponen naturalmente a escuchar. Pero es el público más difícil de sostener. Con el adulto sucede lo contrario, es complejo atraerlo, pero si se llega a él, al menos por buena educación, se queda. Los más chicos, cuando la cosa les aburre y no la pasan bien, lo expresan de inmediato. Los adolescentes son los que más resistencias ponen.

 

F.L.: ¿Cuáles cree que son las claves para poder ser un buen narrador?

 

A.P.: Lo fundamental para contar un cuento es tener muchas ganas de hacerlo. Encontrar aquello que se quiere contar. Y para ello es necesario realizar un trabajo de búsqueda para encontrar el propio texto. Uno debe ?apropiarse? del texto, aunque no sea propio. Ese es un tema- el de la literatura- siempre en discusión. El narrador no ?es? la literatura escrita, sino que su presencia implica un trabajo sobre el texto, pero siempre con respeto. Por ejemplo, si se hace una versión propia, es importante aclararlo.

 

El autor debe estar mencionado de alguna manera.

 

El narrador debe tener ganas de comunicarse con otros a través de la palabra y ganas de poder crear un mundo de imágenes, sumergirse en él. Si uno no está metido en lo que cuenta, el otro no lo ve. Eso es mágico, no hay una fórmula. Soy una convencida de que cuanto más adentro y convencido esté el narrador, aunque incluso no lo mire, el público ve eso que pasa.

 

Después, está la voz, que es una cuestión que se debe trabajar técnicamente. Hay que cuidarla. El narrador debe tener buena modulación, proyectarse de modo correcto, articularse, entenderse, utilizar matices. O sea, contemplar todos los recursos escénicos que tiene. En fin, hay que trabajar?

 

ORGANIZACION DEL AULA (II)

16 octubre 2013

Begoña Salas / Inmaculada Serrano
Publicado en http://www.zarauzgune.com/..

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La organización de la clase para el trabajo en grupo.

El número de componentes del grupo: Será aquel que posibilite la mayor interacción, o logra mejor la finalidad de la tarea. Puede ser de dos, de tres o de cuatro personas, dependerá de la actividad y lo que se pretenda con ella.

Del mismo modo, los criterios de agrupamiento: por azar, mixto, segregado, voluntario, cambiando … Serán aquellos que en cada momento se necesite. Posiblemente habrá momentos para todo, pero siempre será bueno y necesario justificar cada tipo de agrupamiento.

Las funciones o roles del grupo

El trabajo en grupo requiere una estructura organizativa que lo facilite, y por tanto un reparto de tareas del que habrá de responsabilizarse la persona que lo desempeña. Poniendo como base el agrupamiento de cuatro personas, aunque varía según la actividad, los siguientes podrían ser roles, funciones o cargos negociados:

La persona que coordina, Coordinadora:

Se encarga de dar la palabra.
Recuerda el trabajo que hay que hacer y las pautas de convivencia. Pide la lectura de lo debatido o los acuerdos a la persona secretaria.

La persona portavoz y observadora, cuya función es:

• Contar en la puesta en común lo que ha trabajado el grupo. D Utilizar los apuntes de la persona secretaria como memoria
• Mostrar la máxima atención para poder transmitir en la puesta en
común o asamblea lo trabajado o acordado en el grupo.
• Preguntar, aclarar para llevar las ideas claras al grupo clase.
• Observar sin valorar el lenguaje utilizado: coeducativo, no
comparativo.

La persona secretaria:
• Es la que recoge por escrito lo que se debate y acuerda.
• Lee lo acordado al pequeño grupo y hace las modificaciones oportunas.
• Sirve de memoria colectiva a través del libro de actas.

Por último, la persona encargada de material:
• Es la que cuida, guarda y distribuye el material.
• Recuerda cómo hay que dejar las sillas y las mesas.
Cuando hay que hacer conferencias o talleres se responsabiliza de los
materiales.
La tarea en el trabajo en grupo requiere.

Lo primero una propuesta clara de trabajo. La confusión sobre lo que hay que hacer, crea desorden y desánimo.

Una concreción y limitación del tiempo. Es importante no repetir las ideas y limitar el tiempo a las personas que lo acaparan demasiado. Así como no pasarse en el tiempo del trabajo en grupo.

Los acuerdos tomados deben quedar reflejados por escrito, para que queden como memoria colectiva y optimizar el tiempo y no estar repitiendo siempre lo mismo.

EL TRABAJO DE ASAMBLEA O PUESTA EN COMÚN

La puesta en común: Todo trabajo en grupo requiere una puesta en común, puesto que, supone una gran motivación, el saber que lo que se está haciendo, es para compartirlo con las demás personas de la clase, y además se ve claramente, la utilidad del trabajo en grupo.

Cuando el entrenamiento de trabajar en pequeños grupos es poco, la puesta en común sirve de autocontrol y ayuda para los grupos que tengan dificultades, ya que, viendo como han resuelto los problemas de comunicación y de negociación de acuerdos los demás grupos, se podrá descubrir y solucionar las dificultades personales o grupales. Además debemos añadir la socialización del trabajo y el aprendizaje que esto supone.

Por supuesto las puestas en común requieren también un proceso y un aprendizaje que requieren el desarrollo de las siguientes habilidades fundamentalmente:

• Tener claro lo que se pone en común y el trabajo en grupo previo.
• Saber dar la palabra.
• Saber pedir la palabra.
• Hablar desde el Yo y no por boca de las otras personas.
• Saber resumir lo que se ha dicho.
• Levantar acta.
• Escribir el compromiso
• Tener una persona observadora.

No podemos olvidar que las puestas en común o asambleas se pueden volver un instrumento de poderío y marginación, si no se hacen respetando las reglas de la comunicación y con el trabajo previo anterior.

Organización del aula para la asamblea o puesta en común:

Consultoría Pedagógica Internaciona

HABILIDADES PARA LA ORGANIZACIÓN DEL APRENDIZAJE AUTÓNOMO

El desarrollo de la inteligencia global en el aula requiere de la adquisición de una serie de habilidades emocionales, sociales y cognitivas que lo posibiliten. Estas habilidades no se aprenden solas, hay que desarrollarlas.

Los requisitos que nos parecen fundamentales para construir el aprendizaje en el aula son:

• La implicación en la tarea haciéndola propia, es decir, asumir la tarea no como algo impuesto, sino necesario para llegar a la meta que me propongo y actuando desde la responsabilidad y no desde la obediencia, el premio o el castigo.
A Descubrir la utilidad y finalidad de lo que se está trabajando, poniendo en práctica lo que se sabe y en conexión con la vida cotidiana…
• Desarrollar la creatividad, sintiéndose protagonista, autovalorándose y construyendo la propia historia sin hacer cesión de la autoridad y poder personal.
• Establecer unas reglas de la comunicación, donde se hable desde el corazón, se canalicen las emociones, se comparta la sabiduría y se desarrolle la identidad personal.
• Desarrollar las habilidades cognitivas necesarias para trabajar de forma individual, en pequeño grupo y en el grupo clase.

Una organización del Centro, de la clase, y del área que posibilite todo lo anterioimente expuesto desde la autorregulación, el aprendizaje autónomo y el entrenamiento en las tutorías con el área de desarrollo humano. Para el aprendizaje autónomo hemos seguido el siguiente esquema de trabajo:

• Acercamiento a las propias concepciones a través de Lluvia de ideas.
• Trabajo con la información a través de trabajo individual, trabajo en grupo y puesta en común.

• Clasificación de las propias concepciones a través del mapa conceptual elaborado.

• Deseo y curiosidad por saber a través del Planteamiento de preguntas, elección del problema, formulación de hipótesis.

• El diseño de la investigación y su comunicación a través de elección de fuentes de información, interpretación, comunicación a través de una conferencia.

• El proceso de evaluación a través de la autoevaluación y el compromiso de mejora.

Las herramientas básicas que posibilitan la mejora la comunicación son precisamente los procesos que permiten el protagonismo y el compromiso personal desde la autovaloración y la confianza. Dada la dificultad que tiene el alumnado en hacer suyo lo que cree impuesto y ve sin sentido será necesario explicar cómo se desarrolla el pensamiento y la inteligencia a través de los pasos anteriores u otros.

La autorregulación de la convivencia necesita de una estructura organizativa de grupo de trabajo que lo hagan posible. En este caso presentamos los siguientes:
Grupo de convivencia.
Grupo de ciclo.
Grupos operativos de aula.
Grupo de tutoría.

ORGANIZACION DEL AULA (I)

15 octubre 2013

Begoña Salas / Inmaculada Serrano
Publicado en http://www.zarauzgune.com/..

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Hay que tener en cuenta que lo que llamamos autorregulación o disciplina, es decir, crear un ambiente en el aula donde se pueda trabajar, compartir ideas, sentirnos protagonistas, posibilitar la comunicación, hablar y escuchar desde el corazón, compartir el conocimiento a sabiendas que la inteligencia está repartida entre toda la clase, y no es un monopolio de unas cuantas personas, en definitiva, hacer posible la satisfacción personal y colectiva, es u n objetivo que todas las personas queremos.

Todo lo anteriormente expuesto, requiere de una forma de organización de aula y de tratamiento del conocimiento y de la comunicación que lo haga posible, ya que el aprender a aprender es complejo, teniendo en cuenta que es un acto personal que nadie puede hacer por otra persona y en el que tienen mucho que ver las propias creencias y experiencias personales sobre el aprendizaje y por tanto la teoría de enseñanza- aprendizaje en la que nos apoyamos.

El acto de aprender tiene mucho que ver también, con la experiencia personal de haber vivido el aprendizaje, será por tanto necesario, crear experiencias personales donde la idea de aprendizaje tiene que ver con la reflexión sobre lo que ya se sabe, la búsqueda de información, el trabajo personal y en grupo y su discusión, la organización de la información, la conferencia… porque la ciencia es algo abierto en continua reconstrucción. Por tanto, de esta forma estaremos facilitando la construcción del propio aprendizaje desde el desarrollo de la identidad personal y la reconstrucción de la cultura ejerciendo la responsabilidad y corresponsabilidad.

En primer lugar comenzaré por el protagonismo y el poder personal, que es necesario para aprender, es decir, el querer hacerlo y sentirse protagonista. ¿Cómo? El protagonismo requiere tomar parte activa en el proceso de enseñanza- aprendizaje y esto viene marcado por el proceso de comunicación que se crea en el aula. Si el proceso es unidireccional, es el profesorado o el libro de texto o la persona experta o la cultura dominante la única que habla, sin posibilidad de respuesta, sino sólo de repetición, copiado y acomodación, puesto que la ciencia se considera como algo cerrado que no permite réplica tendremos el primer obstáculo a salvar.

Para salvar este obstáculo propongo comenzar por descubrir lo que ya se sabe y así desde la autoconfianza y la recuperación del poder personal, ser consciente de cuales son las creencias personales que condicionan la visión que tenemos de la realidad cotidiana. La cantidad deinformación que se tiene requiere que sea ordenado dentro de un esquema de interpretación coherente.

La curiosidad y el deseo de conocer y leer el mundo a través de un proceso de escritura y lectura, requiere de un proceso democrático de comunicación. Debemos tener en cuenta que cuando sólo se expresa la persona emisora, la comunicación es autoritaria, ya que la información no es conocimiento. Este conocimiento se adquiere a través de un proceso de comunicación de ida y vuelta.

EMISIÓN RECEPCIÓN

La mayoría de las actividades pedagógicas están pensadas fundamentalmente desde la persona emisora sin tener en cuenta la respuesta de la persona receptora.

Por otro lado, debemos replantearnos cuales son las formas de comunicación que se dan en el aula que pueden generar conocimiento, que hagan que el alumnado procese y reconstruya su pensamiento. No podemos olvidar, que la tarea educativa tiene como finalidad la construcción de la identidad personal y la escuela debe encontrar las herramientas que lo hagan posible y faciliten la construcción del pensamiento para interpretar la vida cotidiana.

LAS HABILIDADES COGNITIVAS

Hemos visto que para desarrollar las habilidades cognitivas, era necesario un entrenamiento por parte del alumnado y del profesorado.

Comenzando por el profesorado ya que sobre él recae la responsabilidad de guiar, diseñar y estructurar el trabajo del aula, conociendo los conceptos clave del área con la que trabaja. Nos planteamos si teníamos claro cual era nuestro papel en el aula o si caíamos demasiadas veces en el error de pensar que éramos las únicas personas que podíamos enseñar y por tanto le dedicamos mucho tiempo a explicarnos y poco a que el alumnado se explique, reflexione, comente, y comparta.

Descubrimos que el aprendizaje requería un recorrido de trabajo individual, grupo y grupo aula, con el que se posibilitaba el protagonismo, la cooperación y así, optimizar los recursos humanos y materiales del aula.

EL TRABAJO INDIVIDUAL

El trabajo individual, es la base de la reflexión y el asentamiento de lo que se quiere interiorizar. Hemos visto que no puede desarrollarse un buen trabajo en grupo si previo no hay un trabajo individual y casi siempre son también la base de la satisfacción personal y de la autoestima.

Muchas veces caemos en el error de pensar que el trabajo individual ya se sabe y sin embargo vemos que hay dificultades de lectura comprensiva, de organizar la información, de estructurar un mapa conceptual, de presentar un texto limpio, de comunicar lo aprendido … Todo ello requiere de un proceso de aprendizaje con el que trabajaremos en el diseño de las actividades individuales.

La organización de la clase para el trabajo individual

Es importante que se descubra que para trabajar de forma individual se tiene que buscar un espacio personal que lo favorezca, por tanto cada persona procurará encontrarlo colocando la mesa de forma que le posibilite la reflexión, la interiorización, el aislamiento. Puesto que el aprender es un acto personal, que nadie puede hacer por otra persona y requiere de ese espacio propio.

Ejemplo de la clase repartida en espacio personal

Las habilidades necesarias para el trabajo ind

Las habilidades necesarias para el trabajo individual

• Tener clara la tarea: Descubrir no sólo lo que tengo que hacer sino para qué, finalidad y objetivo así como para qué lo necesito..
• Hacer ejercicios de relajación: Entender que el aprendizaje supone el esfuerzo de concentración y conexión con la propia sabiduría donde el cuerpo con la postura, las emociones y la mente entran en juego.
• Comprender el texto: (vocabulario, ideas principales, el mapa conceptual… )
• Controlar el tiempo: Un ejercicio importante es saber controlar el tiempo de que se dispone y saber priorizar las distintas tareas
• Trabajar en silencio: El silencio será necesario ya que estás haciendo ejercicios de introspección y estás en una sala colectiva.
• No interrumpir a las demás personas: Aprender a ver las consecuencias de los propios actos. (¿es necesario en este momento pedir una goma o dar un recado…. ?)
• Autoevaluación: Tener la sana costumbre de reflexionar sobre lo que he hecho, cómo lo he hecho, causas, consecuencias y propuestas de mejora, es decir, de qué me siento con más satisfacción y en qué necesito mejorar o seguir aprendiendo es quizá la mejor forma de seguir avanzando.

EL TRABAJO EN GRUPO

El trabajo en grupo es una de las herramientas más eficaces del aprendizaje compartido. Ayuda a aclarar conceptos, desarrolla el protagonismo, potencia la responsabilidad. Por otra parte, ya que el trabajo en grupo requiere trabajar con las ideas, sentimientos y emociones de cada persona, será necesario entrenar en las reglas de la comunicación, es decir: saber escuchar, saber intervenir, descubrir los sentimientos, utilizar un lenguaje apropiado «no comparativo y si coeducativo».

Tampoco podemos olvidar que el trabajo en grupo necesita una organización y distribución de funciones y roles que lo hagan posible con las reglas del juego correspondientes y la comunicación desde la cooperación donde se ponga en práctica el saber escuchar, saber intervenir…. (continuará)