Educación e inclusión cambio radical en el enfoque

Palabras que se vienen utilizando mucho en estos días de cambio de gobierno y que deben tener un contenido diferente de aquellos que el modelo económico nos ha querido saturar.

Debemos ser conscientes de que hasta ahora los prototipos que nos han inculcado en educación han sido la adopción de valores ajenos, extraños que han alterado los propios. Es común escuchar en las familias, en la sociedad, que “se han perdido los valores, que antes la jóvenes respetaban”, y otros dichos que demandan a valorar una forma y tipo de educación que hoy no concuerda con los nuevos tiempos y desarrollo de la sociedad.

La ausencia de valores tradicionales, los nuevos hábitos y desempeños en la sociedad se deben al tipo de educación que hoy el estado promueve. El educando ya no se preocupa de su propia educación, todo lo contrario, cada cual elige la forma de educarse en la familia, en la sociedad, en el ejercicio de una profesión.

Se le achaca a la educación que se promueve los desajustes que se patentizan en la falta de formación cívica, ciudadana, para la vida. Nadie se ha puesto a pensar sobre el tipo de educación que se ha venido ofertando. Todos critican la educación pública que el estado promueve, pero nadie trata de profundizar si es la que se adecúa a nuestro país diverso, a nuestra sociedad pluricultural y plurilingüe.

¿Hemos pensado alguna vez que el sistema educativo en el cual fuimos educados fue un cierto adoctrinamiento, y no un acto de afirmación en valores? Si analizamos hoy lo que recibimos y reciben nuestros alumnos vemos que no existe una relación global en el conjunto de contenidos educativos y la vida cotidiana. Los contenidos están diseñados pensando en una sociedad prototipo que no guarda relación con la diversidad de la que procedemos y vivimos. Está dirigida para conformar una sociedad cuyo prototipo no tiene nada de histórico ni guarda relación con nuestra identidad y cultura.

¿Qué valores se nos va inculcando? Valores que llamamos de la sociedad occidental, sin pensar que ellos deben tener un referente histórico que parte de nuestras raíces culturales. ¿Conocemos estos valores?

La educación actual se deriva de paradigmas ilustrados, europeos, de países desarrollados, sin pensar que la distancia no sólo es geográfica sino histórica. Los prototipos que nos ofrece el mercado van depredando la identidad que debe tener nuestro sistema educativo. Con ello no queremos dejar de reconocer los adelantos científicos y tecnológicos y la capacidad de los niños y jóvenes de conocerlos, asumirlos y desarrollarlos. Todo lo contrario, los valoramos. Pero lamentablemente no a todos se les da la misma oportunidad y menos se les oferta si no cuentan con los recursos. De ahí que las brechas no sean sólo sociales, sino económicas, culturales, éticas. Muchos ofertan hoy como prototipos de educación de calidad aquellas instituciones educativas en donde los niños y jóvenes pueden desarrollar sus capacidades y de hecho eso está muy bien, pero lamentablemente no puede ser ejemplo mientras existan fisuras en las oportunidades que se le brindan a una sociedad diversa.

¿Será que este tipo de educación de corte liberal es superior a cualquier otro tipo de educación pública? ¿Será que nuestros valores nativos no son capaces de erradicar los males de la sociedad moderna en la que vivimos? ¿Será que no podemos enhebrar teorías, enfoques y metodologías que se nutran de lo que nos brinda la sociedad actual y aquello que es nuestro? Esfuerzos ha habido, pero todos no continuaron, fracasaron porque no hubo voluntad política de darle continuidad a la oferta pedagógica que se iba construyendo. Fuerzas externas atentaron contra nuestros esfuerzos y así se fueron perdiendo propuestas pedagógicas del interior del país y de la misma capital.

En este escenario hoy se nos habla de inclusión. Otro elemento que quiere calificar la educación. ¿Qué significa la educación inclusiva? Puede decirse que es el modelo idóneo que acoge a todos los alumnos en las mismas aulas, poniendo especial énfasis en aquellos que tradicionalmente han sufrido alguna forma de marginación. En este sentido, cuando vemos que nuestra educación es excluyente, a pesar de contar con una Ley de Educación que quiere abarcar a todos los niños y jóvenes de nuestra realidad diversa, se empieza a hablar de educación inclusiva. Existe una voluntad política que ha puesto el énfasis en la asignación de recursos para que ellos se inviertan de manera especial en las zonas rurales y en las zonas en donde se desarrollan poblaciones en un contexto intercultural bilingüe. Pero ¿será eso suficiente? La inclusión no se realiza sólo con recursos, es algo más.

Consideramos que la educación inclusiva desde esta perspectiva y la voluntad política expresada debe constituirse en la base para construir una sociedad justa, democrática y solidaria donde se considere a la educación como derecho humano principal y elemento central para aspirar al desarrollo, la consolidación de la democracia y puede ser articuladora de las tendencias sociales en esta época de globalización en que pretendemos vivir.

En este sentido una educación inclusiva exige cambios radicales en el planteamiento del enfoque educativo, pues se trata de promover nuevos planteamientos extensivos a todos mediante el desarrollo de fórmulas que habiliten las escuelas para que puedan atender a la población estudiantil de cada comunidad como parte de un sistema integral e inclusivo. Esto es una invitación para recrear una escuela que no impone requisitos de entrada ni formas de selección o discriminación; que se fundamenta en el derecho a la educación, a la igualdad de oportunidades y a la participación.

A ello debe adicionarse que todos los alumnos y la comunidad se beneficien de una educación ajustada a sus necesidades. El discurso que promete alcanzar una educación de calidad, equidad y pertinencia, no sería posible si no abarcara a toda la comunidad respetando su condición y contexto.

La educación inclusiva debería llevarnos a repensar un modelo de escuela donde toda la comunidad educativa participe y desarrolle su sentido de colectividad. En este tipo de escuela el aula debería constituirse en la unidad básica de organización, de atención donde las clases deberían establecerse de manera variada, de forma que estimule a los alumnos y docentes a una interacción constante. En estas aulas se crearían redes de apoyo, de relaciones, de aprendizaje, de investigación. También debería comprometer a los maestros para que se constituyan en redes entre colegas y miembros de la comunidad.

La UNESCO en el año 2004 en un denominado “Temario Abierto sobre educación inclusiva”, decía que existen tres justificaciones que garantizan el avance hacia las escuelas. Consideramos importante recordarlas para tenerlas cuenta: a) desde el campo educativo: “la necesidad de que las escuelas integradoras eduquen a todos los niños juntos las obliga a idear modalidades de enseñanza que se adaptan a las diferencias individuales y, por tanto, benefician a todos los niños”; b) el campo social: “las escuelas integradoras pueden cambiar las actitudes hacia la diferencia educando a todos los niños juntos, sentando así las bases de una sociedad justa y no discriminatoria que anima a la gente a vivir junta en paz”. c) desde el campo económico: “es probable que resulte menos costoso crear y mantener escuelas que imparten enseñanza a todos los niños juntos que establecer un sistema complejo de distintos tipos de escuelas especializadas en la educación de determinados grupos de niños. Las escuelas integradoras que ofrecen una educación eficaz a todos sus alumnos constituyen un medio más rentable de garantizar la “Educación para Todos”

En síntesis la educación inclusiva es un proceso bastante amplio que supone la aceptación de todos los alumnos, valorando sus diferencias; la transmisión de nuevos valores, promoción de la participación activa, de forma que se vaya disminuyendo la exclusión que se da muchas veces en el aula con los alumnos que no son del barrio, con los que proceden de las zonas rurales. Se trata de crear un clima para el aprendizaje inclusivo a partir del PEI. Significa, en suma, una reestructuración de la escuela, del sistema educativo desde el marco del currículo nacional, regional, local. Es un proceso vivo que trasciende las rutinas escolares y se desarrolla en la vida ciudadana de los alumnos, de la comunidad.

En la 48º reunión de la Conferencia Internacional de Educación realizada en Ginebra entre el 25-28 de noviembre de 2008, se recomendaba a los Estados Miembros (tomado casi textual del ítem B. Conclusiones y Recomendaciones) 1.Que reconozcan que la educación inclusiva es un proceso permanente, cuyo objetivo es ofrecer una educación de calidad para todos, respetando la diversidad y las distintas necesidades y aptitudes, características y expectativas de aprendizaje de los educandos y de las comunidades, eliminando toda forma de discriminación; 2. Que luchen contra la desigualdad social y los niveles de pobreza como prioridades, puesto que constituyen serios obstáculos para la aplicación de políticas y estrategias de educación inclusiva; y que afronten dichos problemas en un marco de políticas intersectoriales; 3. Que promuevan culturas y entornos escolares adaptados al niño, que sean propicios para un aprendizaje efectivo y que integren a todos los niños y niñas, que sean saludables y protectores y que respeten la igualdad entre los géneros; asimismo que se promueva el rol activo y la participación de los propios educandos, sus familias y sus comunidades.

Quiénes ejercieron gobierno anteriormente si bien hablaron de inclusión en educación, consideramos que estuvieron ajenos a estas recomendaciones y a las políticas que debían diseñarse e implementarse. Por ejemplo en el campo de Políticas Públicas, la ya referida 48º Conferencia Internacional de Educación entre otras medidas recomienda (Punto II Políticas Públicas): que se formulen políticas para proporcionar apoyo pedagógico a las distintas categorías de educandos, con el fin de facilitar su desarrollo en las escuelas regulares; que consideren que la diversidad lingüística y cultural en el aula es un recurso valioso, y que promuevan el uso de la lengua materna durante los primeros años de escolarización; que insten a las partes interesadas en la educación a diseñar marcos curriculares efectivos, que incluyan todas las etapas, desde la infancia en adelante, adoptando al mismo tiempo un enfoque flexible para dar cabida a las necesidades y situaciones locales; y que diversifiquen las prácticas pedagógicas.

Además la Conferencia hace hincapié en que la promoción de la inclusión implica el compromiso activo de todos los actores sociales, en el que el gobierno desempeña un papel de liderazgo y las funciones de órgano normativo de conformidad con la legislación nacional, cuando proceda; que se refuercen los vínculos entre las escuelas y la sociedad, con el fin de permitir a las familias y a las comunidades de participar y contribuir en el proceso educativo; que desarrollen programas de atención y educación de la primera infancia (AEPI) que promuevan la inclusión, así como detecciones e intervenciones precoces relacionadas con todo el desarrollo del niño; que refuercen el uso de las TICs, con el fin de garantizar un mayor acceso a las oportunidades de aprendizaje, en particular en las zonas rurales, alejadas y desfavorecidas; que proporcionen oportunidades educativas no formales de gran calidad que puedan gozar del reconocimiento formal de las competencias adquiridas en estructuras no formales; que redoblen los esfuerzos para reducir el analfabetismo y así trabajar en aras de la inclusión, teniendo presente la importancia que tiene para la educación de los niños que padres y madres sepan leer y escribir.

En lo referido a los alumnos y docentes, la Conferencia recomienda que se refuerce el papel de los docentes mediante la mejora de su estatus y condiciones de trabajo; que desarrollen mecanismos y se seleccionen a los docentes calificados que estén sensibilizados con las distintas necesidades de aprendizaje; que formen a los docentes dotándoles de las capacidades y los materiales necesarios para enseñar a distintas poblaciones estudiantiles y satisfacer las distintas necesidades de aprendizaje de las diferentes categorías de educandos, mediante métodos como el desarrollo profesional a nivel de la escuela, la formación inicial sobre inclusión y una instrucción en la que se tenga en cuenta el desarrollo y los puntos fuertes de cada educando; que respalden el papel estratégico de la enseñanza superior en la formación inicial así como la formación profesional de los docentes sobre prácticas de educación inclusiva mediante, entre otros, la asignación de recursos adecuados; que promuevan la investigación innovadora sobre procesos pedagógicos y de aprendizaje relacionados con la educación inclusiva; que proporcionen a los administradores de las escuelas las capacidades necesarias para responder con eficacia a las distintas necesidades de todos los educandos y para promover la educación inclusiva en el seno de sus escuelas; que tengan en consideración la protección de los educandos, de los docentes y de las escuelas en situaciones de conflicto.

Es necesario traer a colación una última reflexión en el tema que podría convertirse en un error si no se analiza lo que sucede en esta sociedad de la información y nuevas tecnologías y que se produce al amparo de la globalización y que está ocasionando nuevas formas de exclusión. Inés Aguerrondo nos dice al respecto “El sistema educativo se ha quedado sin “sentido” porque un nuevo relato se impone desde el desarrollo de la sociedad de la información y de la comunicación, que conlleva una nueva definición de conocimiento, extraña a sus orígenes. La idea de “incluir” debe ser una idea-fuerza que se sostenga desde la necesidad de una sociedad más justa y democrática. Esto implica desarrollar diversos puntos de vista o dimensiones esenciales para hablar de educación inclusiva, tales como el político ideológico – desarrollar el ideal de justicia y democracia en el marco de la educación como un derecho –; el epistemológico – apoyar la nueva propuesta educativa en los novísimos desarrollos de la teoría de la complejidad-; el pedagógico – adoptar los avances las nuevas ciencias del aprendizaje para desarrollar una nueva “tecnología de producción de educación” (didáctica) que garantice la capacidad de pensar de todos – y el institucional – revisar la idea de “sistema escolar” y abarcar otros espacios institucionales entendiendo el conjunto de la sociedad como posibles “entornos de aprendizaje”. (Perspectivas 145, Educación Inclusiva, marzo 2008).

Sin duda la tarea de impulsar una educación inclusiva verdadera demanda esfuerzos, cambios, leer permanentemente los signos de los tiempos y darles críticamente una adecuación. Implica algo más de una mirada y un sentir piadoso por los marginados, por los excluidos. Implica hacer una revolución del sistema educativo. ¿Estamos en condiciones? (10.09.11)

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