Colegio Mayor Secundario: del capricho a la improvisación

NOTA. Sinceramente no hay derecho de que a los mejores alumnos del país se les trata de esa manera. Lo del Colegio Mayor es una muestra de cómo se improvisa para salir del paso y después disimuladamente pasa al olvido. Las fotografía de publicadas ayer distan mucho de los ambientes ofrecidos en el Prospecto. Las declaraciones últimas distan mucho del silencio oficial de ayer. Ni una nota de prensa, ni una reseña oficial. El Colegio mayor San Carlos al que tanto se recurre como modelo está a mucha distancia como concepción y desarrollo de este capricho presidencial. La mediocridad manifiesta en todo lo que es política educativa es evidente y el Colegio Mayor es la cereza de la torta.

Transcribimos a continuación el editorial aparecido esta mañana en el diario El Comercio. Saque cada cual sus reflexiones.

EL COMERCIO. Lima, 16 de marzo de 2010-03-16
EDITORIAL
Un colegio para los primeros puestos escolares
Martes 16 de Marzo del 2010
Expertos y educadores han destacado la importancia del Colegio Mayor Secundario Presidente del Perú, un centro educativo para los alumnos con mayor rendimiento escolar de tercero a quinto de secundaria, es decir, para aquellos estudiantes que ocupan los primeros puestos de sus escuelas, la crema y nata de las escuelas públicas del país.
Sin embargo, es importante que el Estado Peruano, como principal gestor de ese proyecto, tome todas las previsiones posibles para que la iniciativa se aplique correctamente y no se frustren las aspiraciones de los 900 alumnos que estudiarán allí, muchos de los cuales provienen de provincias.
La atingencia es necesaria ante el retraso de las obras de construcción del plantel ubicado en las antiguas instalaciones del centro recreacional de Huampaní, en Chaclacayo, un local que debía ser remodelado oportunamente para ofrecer condiciones mínimas de habitabilidad, más aun cuando funcionará como un internado. Mantener a los estudiantes en aulas prefabricadas en esta habitual zona calurosa de Lima tampoco es conveniente.
Resolver esta falta de planificación es indispensable para no desmerecer los objetivos del Colegio Mayor, para que pueda cumplir sus actividades programadas y lleve a la práctica una iniciativa que puede contribuir al mejoramiento de la calidad educativa. En principio, es positivo que el nuevo colegio apunte a desarrollar las habilidades, potencialidades, conocimientos y aptitudes de los escolares sobresalientes del país de manera más homogénea, evitando, como sucede ahora en muchos colegios estatales, que ciertas mentes brillantes se pierdan en el anonimato o carezcan de la motivación suficiente para explotar la inteligencia que poseen. Las posibilidades de que este exclusivo plantel sea un semillero de talentos son, pues, múltiples.
En segundo lugar, es claro que alentar a los alumnos con mejor rendimiento puede constituir, a la larga, un apropiado incentivo para el resto de la población estudiosa, mientras el Estado enfrenta el resto de problemas que azotan la educación peruana. Reconozcamos que la baja calidad de los servicios educativos es una doble exclusión para un importante y mayoritario sector de nuestra sociedad: de un lado, porque lo condena a recibir una formación deficitaria y, del otro, le impide su desarrollo.
En este sentido, el nuevo plantel de Huampaní debe funcionar bien porque, además, puede establecer un valioso precedente en la gestión pública, que históricamente no se ha distinguido, precisamente, por premiar la excelencia. Al mismo tiempo, puede instaurar en la escuela estatal un nuevo paradigma, por el cual se valore a quienes se esfuerzan por estudiar, salir adelante, sobresalir y recibir un reconocimiento por ello.
Una política nueva que apunte a desarrollar liderazgos desde la escuela estatal constituiría un cambio cualitativo que hasta el momento solo ha sido valorado en su real dimensión por las entidades educativas privadas.
Como hemos señalado en esta columna, los colegios estatales son los que abundan, los que acogen a la mayor población escolar y a una cantidad superior de maestros. Una manera de no defraudarlos es concederles un sistema educativo basado en méritos, como el que debe instaurar el Colegio Mayor.

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