Los valores morales en la escuela ¿Qué y cómo enseñar?

(Publicado en Zona Educativa, Agosto de 1998. Ministerio de Cultura y Educación de la Nación. Argentina.)

Una preocupación central de la educación ha sido establecer el modo como las personas se inician en la tarea de distinguir el “bien” y el “mal” entre lo “debido”, entre lo “justo” y los “injusto”, etc. La enseñanza y el aprendizaje de estas distinciones es una cuestión antigua y controvertida.
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A lo largo de la historia diferentes modos de entender la moral, la ética y la fundamentación de las normas jurídicas han determinado diferentes modelos de enseñanza y aprendizaje de los valores y las normas. En los extremos de esta diversidad de modelos se podrían situar diferentes formas de fundamentalismos y relativismos. El fundamentalismo se caracteriza por la intolerancia sobre el disenso moral. Las prácticas educativas correspondientes a estos modelos absolutizan la autoridad del docente quien utiliza su poder para imponer valores por adoctrinamiento.
El relativismo tiende a anular o a limitar en extremo el papel de la formación ética. El docente sólo puede colaborar en la clarificación de las preferencias del alumno. Desde esta posición resulta difícil sostener la necesidad de reconocer valores básicos para la convivencia como la vida, la libertad y las prácticas.
Es imprescindible que el docente pueda reconocer estas posiciones para poder desarrollar una actitud crítica sobre su propia práctica y las prácticas institucionalizadas.
De Aristóteles a Kant
Para una adecuada enseñanza de los valores morales es necesario conocer e integrar a las prácticas otros modelos que en la actualidad reciben aportes de dos tradiciones importantes de la historia de la ética.
“Uno de los
desafíos más notables
de la enseñanza
moral es el carácter
transversal de sus
contenidos.”

Para la tradición clásica (Aristóteles) existe en la persona un deseo natural del bien y de la felicidad. El aprendizaje moral consiste en adquirir el “arte” de la investigación y de la práctica del bien. La relación docente/alumno semeja a la del maestro de un oficio y su aprendiz. La recurrencia de prácticas guiadas acordes a la naturaleza racional y social del hombre permite adquirir las virtudes que conducen al bien y a la felicidad.
La tradición moderna (Kant) relacionada la fundamentación de los valores con la autonomía de la razón frente a los condicionamientos naturales y/o sociales. Las prácticas pedagógicas que siguen este modelo enfatizan la necesidad de que los estudiantes desarrollen su actitud crítica y reflexiva frente a los valores y normas hasta que alcancen a comprender la racionalidad básica del deber moral y de este modo ejercer y desarrollar su autonomía.
Valores transversales y controvertidos
Uno de los desafíos más notables de la enseñanza moral es el carácter transversal de sus contenidos. Esto debe ser entendido en tres sentidos:
 en sentido curricular en tanto los contenidos se encuentran presentes en el trabajo sobre contenidos de diversas áreas;
 en sentido institucional, en tanto la responsabilidad de su enseñanza compromete a todos los participantes de la comunidad escolar y a la institución misma en su organización, prácticas, gestos, normas, etc,
 en un sentido social, en tanto no son contenidos exclusivos del espacio escolar, sino que se aprenden en la vida cotidiana en la familia, en contacto con los medios masivos de comunicación, es las comunidades religiosas, etc.
Por eso las estrategias didácticas de la formación moral deben ir más allá de la actividad tradicional en el aula y articularse con el trabajo en las otras áreas, en la institución, en la realización de proyectos que integren la escuela a su comunidad de pertenencia.
Otro desafío importante para la escuela es enseñar a convivir democráticamente en una sociedad pluralista, donde simultáneamente se reconozcan y respeten principios básicos y comunes, y se dé espacio al compromiso y la coherencia de cada uno con sus opciones. Estas exigencias pueden comprometer en la práctica algún tipo de conflicto. La Constitución Nacional, las declaraciones internacionales de derechos humanos y el sistema jurídico argentino en su conjunto ofrecen esa base valorativa común que permite conjugar el reconocimiento de valores universales con el debido respeto a las convicciones y opciones personales de vida.

EN LA PRÁCTICA
La Escuela de Comercio Nº 9 “José Ingenieros” D.E. 11, llevó a cabo una interesante experiencia basada en la modificación de la enseñanza de las asignaturas jurídicas para acercar al estudiante a la realidad en la que vive y poder ayudarlo a comprender las situaciones problemáticas que se le presentan día a día.
El proyecto se realizó a partir de la utilización de algunos casos presentados en el programa televisivo “Justicia para todos”… Los objetivos principales fueron que el alumno lograra:
 reconocer los conflictos de valor;
 conocer normas jurídicas;
 diferenciar distintas funciones de los participantes de un proceso penal;
 manejar con habilidad el vocabulario técnico específico;
 valorar el sentimiento de justicia.
Luego de un primer intercambio de ideas, los docentes del área jurídica fueron delineando el trabajo a realizar. En primer lugar se plantearon la viabilidad del proyecto. Necesitaban un material que, además de ser acorde a los objetivos, fuera suficientemente atractivo para despertar el interés de los alumnos. Luego se seleccionaron los videos –proporcionados por la productora- en función de los contenidos que deseaban trabajar. Por último elaboraron materiales escritos para desarrollar guías de trabajo y la presentación de los contenidos conceptuales.

Estrategias didácticas
Hay una gran variedad de estrategias de enseñanza moral que en general son complementarias. Es importante seleccionarlas y adaptarlas a partir de la experiencias del docente y de las peculiaridades del contexto en el que desempeña su tarea.
 Ejercicios autobográficos: se trata de ejercicios narrativos que sitúan al alumno en la necesidad de reconstruir un sentido para su historia personal y la de sus grupos de pertenencia. En esta práctica de recuperación y de proyección, el sujeto construye una identidad moral dinámica, que le permite relacionar los valores y el sentido que éstos le dieron a su pasado, con lo que desea para su futuro.
 Clarificación de valores: con este método se pretende que los/as alumnos/as realicen un proceso reflexivo que les permita ser conscientes y responsables de aquello que valoran, aceptan o piensan. De este modo se pretende favorecer la coherencia entre la conducta y los propios pensamientos, sentimientos y valores.
 Discusión de dilemas morales: toma como base historias cortas que se refieren a hechos problemáticos de difícil solución porque obligan a optar por valores alternativos. Ante estas situaciones los alumnos argumentan y justifican su opción. La propuesta se basa en el supuesto de que a partir del conflicto cognitivo producido por la reflexión sobre el dilema, se intenta restablecer el equilibrio perdido con nuevos argumentos, lo que provoca, en los participantes del debate, un avance en el desarrollo del juicio moral.
 Dramatización (role – playing): esta técnica permite el desarrollo de la capacidad de ponerse en el lugar de otras personas y, en definitiva, salir de sí mismo y comprender a los otros, sus intereses y sus puntos de vista. La disposición para ponerse en lugar de otros resulta imprescindible para una percepción correcta de los conflictos morales.
 Ejercicios de presentación de modelos (role-model): la presentación de modelos describe actuaciones humanas que merecen ser conocidas e imitadas de este modo se pretende transmitir valores y comportamientos valiosos ampliamente aceptados y compartidos. En este tipo de ejercicio no se insiste en el factor cognitivo, sino que se tiende a un tipo de aprendizaje más intuitivo y global, sobre todo, emotivo.
 La prosocialidad: ante la necesidad de dar respuesta efectiva a problemas de agresividad, falta de afirmación personal, imposibilidad de relación y de cooperación que a menudo se presentan en las aulas, han surgido una serie de propuestas tendientes a promover las actitudes y conductas prosociales en los niños. Se entiende por conducta prosocial aquella que beneficia a otro u otros, realizada según los criterios del agente y sin mediar previamente refuerzos ni coacción externos. Entre tales conductas se encuentran las que manifiestan generosidad, altruismo, respeto a reglas, beneficio para el grupo, etc.
 “Filosofía para niños”: consiste en un conjunto de “novelas” a partir de las cuales se proponen desarrollar cuestiones morales como cuestiones filosóficas en un lenguaje accesible a niños y adolescentes. Con estos recursos se pretende constituir la clase de una “comunidad de investigación”, donde los alumnos y el docente adoptan al diálogo como forma de comunicación. Esta práctica tiene como punto de referencia las leyes de la lógica, que el profesor irá incorporando gradualmente desde el lenguaje cotidiano.

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